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Museo del Monasterio de las Conceptas Una historia que enamora

El Museo de las Conceptas se ubica junto al Monasterio de la Congregación de las Madres Conceptas, construido entre 1682 y 1729.

¿Hace cuánto tiempo funciona el museo y cuál es su relación con la comunidad?

Se inaugura en Cuenca en el año 1986, pero en 1981 se firmó un convenio con la Curia de la ciudad, el Banco Central de esa época, llamado “Mecenas”, que ha elaborado y creado diversos espacios culturales en el país entero y en Cuenca particularmente. Se estableció este convenio con la Curia y las monjitas dueñas del espacio y de la colección, que cedieron generosamente a la ciudad lo que se guardaba dentro del claustro, para que fuera difundido, exhibido y valorado por los cuencanos y todos los visitantes.

El 3 de noviembre de 1986 se inaugura el Museo de las Conceptas, desde ahí hasta el 16 de marzo de 2020, el museo ha venido prestando un invaluable servicio de reflexión sobre lo que ha sido el arte colonial y cómo se ha construido esta identidad ciudadana en paz y armonía, produciendo lo mejor que nos ofrece el arte, el sincretismo que hay entre el creador y su obra que, tomando como base modelos europeos, pone su alma en cada una de las obras.

La colección del museo proviene de las dotes que las religiosas aportaron, cerca de 250 esculturas de carácter religioso y costumbrista, además de juguetería y pesebres. Son 64 cuadros, mobiliario y artesanías que conforman el conjunto de obras de arte y reserva de este mágico espacio que resguarda la cultura de Cuenca. La arquitectura combina lo popular, neoclásico y barroco. Con la llegada de la pandemia, el museo se vio obligado a cerrar sus puertas debido a la falta de financiamiento. Después de tres años, con el apoyo de la Universidad de Cuenca, a través de la Dirección de Vinculación con la Sociedad, se suscribió un convenio de cooperación para que este espacio cultural e histórico pueda reabrir sus puertas el próximo 12 de abril. Conocimos más sobre la historia y propuesta de reapertura en un muy interesante diálogo con Mónica Muñoz, directora del Museo.

¿Cuál es el capital más importante del Museo de las Conceptas?

El patrimonio material que es claramente visible. Es este maravilloso edificio, que desde la Colonia es el único que se conserva con la misma vocación para lo que fue creado: un claustro de monjas. Este es el único edifico que queda y que guarda la construcción sin haber sido modificada.

En la década de los 80 se realizó una restauración preventiva del museo, pero además se restauró parte de la iglesia y del claustro de las monjas donde ellas todavía habitan.

Por otro lado, tenemos la colección de obras que es un muestrario de lo que representa el Barroco andino cuencano, que está lleno de los modelos que vinieron de Europa, esculpidos y pintados con el alma del artista andino. En cada cuadro vamos a encontrar su toque, por ejemplo, en el cuadro de la Virgen de la Merced se puede observar una pintura basada en un modelo europeo, pero el Niño lleva en su mano un colibrí, lo que lo convierte en un niño cuencano.

Tenemos como ícono principal del museo la escultura del Arcángel San Miguel, que es el representante de los ejércitos angelicales que desterró a los demonios al infierno. Es un guerrero europeo que tiene un casco metálico, y sobre el casco metálico un penacho de plumas, que nos recuerda a los guerreros andinos.

Así en cada una de las obras vamos a ver que, aunque las formas sean las que vinieron de Europa, el artista le colocó algún elemento de su alma andina.

Detrás de todo esto, también contamos con un patrimonio inmaterial extraordinario, que es la vida de las monjas, esa vida especial de unos seres que decidieron, algunas por vocación propia, otras influidas o impuestas por la familia, alejarse del mundo, encerrarse en un pequeño espacio para salvar al mundo, pero además de salvar al mundo, conservaron y fueron las grandes mecenas para crear grandes obras de arte que no han sido valoradas.

Existen obras reconocidas como la de la Virgen de la Merced, que es una pieza de “ARTE”, con mayúsculas como estaba concebido y constituido en esas épocas, pero también existen una cantidad de obras de ese pequeño arte, o arte menor que no son valoradas. Son esos bellos altares, las urnas que son una expresión de amor al Niño Jesús y a diversos Santos, los bordados que realizan las monjas para la ornamentación de la iglesia, la vestimenta de los sacerdotes, piezas para vestir a santos, ángeles y vírgenes, elaboradas con tela y papel, especialmente a los ángeles les visten con papel de plata dando la idea de que están vestidos con metal.

¿Cómo se encuentran distribuidas las áreas del museo?

El museo tiene 22 salas de exhibición propiamente dichas, en la parte baja tenemos ocho salas, y con la nueva distribución, estas van a estar destinadas a las exhibiciones itinerantes.

Contamos también con tres salas que rodean los patios, estas tendrán un tratamiento especial porque son parte de la historia de las monjas, como por ejemplo la cocina y cómo elaboraban los productos de la gastronomía cuencana. También tenemos la sala de bordados con la maquinaria que se usaba para confeccionar las diferentes prendas.

En la parte superior se encuentran diez salas de la colección del Museo de las Conceptas, en donde se exhiben las obras de arte que cuentan la historia de la Colonia a través de las diversas manifestaciones y de cómo se han venido conociendo e interpretando las diferentes formas en las que vivió la sociedad en esa época colonial.

Finalmente, en la parte posterior contamos con el cementerio que hoy en día es usado como un teatro en donde se desarrollan conciertos y se presentan obras de arte.

¿De entre sus bienes, qué piezas destacan? ¿Por qué?

Existen piezas que destacan por su valor estético, otras que destacan por el significado que tienen y otras simplemente por la maravilla que muestran, por ejemplo, la Sala de los Juguetes, no tiene un valor estético extraordinario, ni tampoco es una cosa que nos cuente una historia como nos puede contar El Risco o que sea tan importante históricamente como la Virgen de la Merced, pero, sin embargo, nos crea la sensación de maravillarnos con esa vida de las monjas desde hace 450 años, que siguen teniendo la misma ingenuidad y la misma dulzura que producen estos juguetes cuando los admiramos.

Luego está la gran obra “El Niño” de Miguel Vélez, que es la muestra de la capacidad de un artista de imprimir la emoción en un pedazo de madera, cosa que es realmente extraordinaria porque se puede ver a un Niño Dios que no solamente está sonriendo, sino que nos muestra una picardía, con el brillo de sus ojos y con la expresión de su rostro nos hace creer que acaba de hacer una travesura y está sonriendo con satisfacción.

Tenemos también El Calvario, son cuatro figuras creadas también por Vélez, que muestran en sus rostros esa desolación, el dolor, la constricción, la incredulidad de que algo de esa magnitud estuviera pasando. Entonces esa extraordinaria capacidad de imprimir emoción en un pedazo de madera, hace que admiremos a su creador.

¿Qué representa un museo de estas características en una ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad?

El Monasterio de las Conceptas en su integridad y el museo particularmente fueron íconos que sirvieron para justificar la declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad y que la ciudad reciba este reconocimiento por parte de la UNESCO.

Es decir que son elementos constitutivos de lo que significa la memoria fundamental de la ciudad, son esos valores patrimoniales tanto materiales como inmateriales, que obligatoriamente se tienen que conservar en la ciudad y tienen que ser compartidos con los habitantes.

El monasterio cerrado es una muestra de esa memoria de lo que fue la arquitectura y la construcción, pero también el significado de todo lo que conlleva ser un patrimonio, tiene que estar puesto al servicio de la ciudad y tiene que ser conocido por propios y extraños.

¿Cómo el museo fomenta el interés en la historia y la cultura?

La principal función de los museos, concebida en el siglo XXI ya no es simplemente la de museos de exposición, sino museos de reflexión. Tenemos que el arte que aquí se exhibe no solamente debe ser admirado a través de los ojos, sino que tiene que ser sentido, pero sobre todo tiene que aprenderse e interiorizarse lo que significa cada pieza de arte y su historia. De ahí la importancia de contar la historia de la ciudad a través de las obras de arte que se exhiben, no solamente como una muestra estética, sino como un proceso de memoria reflexiva, de cómo nos hemos construido como ciudad con la pretensión de que, al comprendernos, conocernos y valorarnos, podamos construir para el futuro una sociedad más armónica y más bella.

Este espacio tan valioso ha sufrido la desatención de las autoridades tanto nacionales como locales, ¿Cómo se dio el acercamiento con la Universidad de Cuenca?

La cultura en sí ha sufrido la desatención de autoridades nacionales y locales, y no es cuestión de la coyuntura política del momento, esta desatención a la cultura viene sufriéndose desde hace décadas, entonces el museo no podía ser una excepción y desgraciadamente al ser un espacio de servicio público pero de administración privada, no hemos conseguido llegar y sensibilizar a las autoridades sobre la obligación que tienen de conservar y contribuir para que estos espacios funcionen, acciones que están escritas en la Constitución y en las leyes.

En octubre de 2022 se firmó el convenio de cooperación con la sensibilidad de que este espacio es de la ciudad, no uno exclusivo de las monjas, ni es responsabilidad de ellas mantenerlo; si bien la Fundación es un ente privado, cumple una función pública.

La Curia, el Municipio de Cuenca y la Fundación Museo de las Conceptas, hicieron un primer acercamiento, desgraciadamente los trámites burocráticos que conlleva la administración pública hacen que se enfrente muchas trabas para que pueda ejecutarse, es ese contexto la Universidad de Cuenca con entusiasmo muy generoso, vio la manera de contribuir para empezar a dar pasos en firme para que la reapertura del museo se haga una realidad.

Se trata de una contribución material e intelectual, que ha permitido tener mano de obra de calidad en diferentes áreas logrando abastecer las necesidades del museo y que no tengamos que esperar que algún día nos escuchen los entes políticos que están en la obligación de financiar estos espacios.

¿Cuáles son las expectativas respecto de la intervención de la Universidad de Cuenca?

Esperamos que esta entusiasta participación sea de largo alcance, en este momento necesitamos adecuar el museo físicamente acorde a la calidad que requiere para su apertura, y para cumplir este objetivo es necesario realizar acciones físicas en las diferentes áreas en donde la Universidad de Cuenca se encuentra trabajando.

Por otro lado, consideramos que la Universidad de Cuenca puede aportar en todo lo referente a investigación, y esto necesitamos que sea a largo plazo, porque la investigación es un trabajo de mucho tiempo, existen muchas cosas por investigar y quizás este museo pueda ser un centro de interpretación del arte colonial, del arte sacro que se produce en la región, especialmente enfocado en el arte de las mujeres, porque este es un espacio construido, creado y mantenido por mujeres, por lo tanto creemos que es el espacio ideal para que ese grupo de formadoras de la sociedad tengan aquí un reconocimiento.

Se han realizado acercamientos con algunas investigadoras en las diferentes ramas de las artes. Por ejemplo, con Janeth Alvarado se han realizado algunos trabajos y estos quisiéramos que se promuevan y sigan difundiéndose en el marco de lo que ha sido la creación musical. También se han realizado algunas aportaciones de la Cátedra Abierta de Historia, con la investigación de algunas obras principalmente de mujeres.

Consideramos que estos trabajos deberían seguirse desarrollando, y justamente la primera exposición con la que se reabrirá el museo es con el tema: Las primeras mujeres que estudiaron en la Academia de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca.

Esperamos mantener exposiciones permanentes fundamentalmente, no exclusivamente, de obras femeninas.

¿Qué servicios a la ciudad, al arte y a la cultura se retomarán?

Se tiene pensado varios proyectos que ya venían funcionando y que los vamos a retomar. Talleres de bordado, para que no se pierdan esos saberes que fueron mantenidos por las monjas durante varios años y que ahora con la evolución de la sociedad y la facilidad de hacer obras textiles industrialmente se van perdiendo. Esos saberes que son arte, que son ciencia, queremos que se mantengan aquí, en este espacio del Museo de las Conceptas.

Se retomarán los talleres de cocina tradicional, para elaborar esos platos que van desapareciendo, justamente porque son demasiado complicados en su elaboración, pero que no podemos perder la memoria, porque la cocina también es parte de la cultura, de los bienes patrimoniales que nos constituyen.

Por otro lado, tenemos un proyecto que dio buenos resultados: “Sábados de familia en el museo”. Constituye una actividad lúdica, jugar aprendiendo a hacer alguna cosa, por ejemplo, representaciones de ángeles, caretas de papel maché como se hacía en la antigüedad, pequeñas obras de escultura con masa; en diciembre podemos aprender a hacer nacimientos con materiales reciclables y muchas actividades más.

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