HISTORIA DE
Éxito
María Guadalupe Zepeda Castañeda
Nacimiento de una empresa
AMOR AL REBOZO
Cuando llegué a este mundo lo hice envuelta en un rebozo de Santa María que mi padre le había regalado a mi madre para cargar a sus hijos. Desde muy pequeña estudié baile, me enamoré del folklore mexicano y de los rebozos de todas las épocas y todas las partes de México.
Cada región utiliza diferentes materiales y diseños. Los hay de seda, algodón, lana y artisela. Aprendí el proceso de elaboración de esta prenda tradicional, que es más que una banda alargada con nudos en las puntas; es una sombra que refresca, es un abrigo que cobija y enlaza con amor a las familias que proporciona calor. Antes de la venida de los españoles, los indígenas usaban una prenda larga tejida en telar de cintura y fue el mestizaje lo que dio a luz el rebozo que ha servido de cuna; para cargar, alimentar y cobijar a los hijos; para aligerar el peso de la carga; para cubrirse del frío; pero sobre todo para engalanar la figura. De manera breve les diré que el proceso de elaboración es largo y complejo, pero en pocas palabras les diré que se inicia enredando el hilo en un urdidor, que es un armazón donde se
enreda el hilo para formar la madeja de lo que va a ser un rebozo; se le hacen unos pequeños atados o nudos en ciertos hilos para que a la hora de teñir ahí no penetre la tinta. Se utilizan tintes de origen natural y esta técnica se llama IKAT. Los hilos teñidos quedan con unas manchas (granizo o jaspe) y se acomodan en el telar, combinándolos con hilos de un solo color para lograr el diseño deseado. Se teje la trama del rebozo en telares eléctricos, de pedales, mecánicos o de cintura. Después las empuntadoras hacen nudos a mano, contando los hilos, para formar el rapacejo, son verdaderos encajes hechos a mano. Es así como nace un rebozo de bolita. El nombre proviene porque originalmente se hacían