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Lugares de luz

Por Boris Lara Escritor y cineasta

Televisión Nacional de Honduras

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Llegué a Gracias con la idea de hacer un programa de televisión para el canal del Estado, basado en niños artistas, invitado por Salvador Madrid de Plan Internacional. Salvador me había prometido que en la gira por las bibliotecas Blue Lupin iba a conocer gente excepcional, haciendo arte desde su experiencia y contexto, contando las historias de su gente a través de la poesía, teatro y quien sabe que más, inspirados por los libros de la biblioteca. Mis expectativas eran altas, conozco el valor de la lectura para impulsar la creatividad entre los niños. Pero, la verdad, yo no estaba preparado para lo que iba a vivir entre las montañas azules del departamento de Lempira. Llegué a la Aldea Mercedes, en el municipio de Las Flores, acompañado de mi �iel camarógrafo, Rodolfo y el personal de Plan Internacional. Fuimos directamente a conocer la biblioteca, instalada en el colegio de la comunidad. La pandemia del nuevo coronavirus comenzaba su paso terrible por nuestro territorio y los estudiantes recibían, de alguna forma, sus clases fuera del colegio.

Nos recibieron las aulas vacías del instituto. Aunque resentí la ausencia de los niños, al fondo del edi�icio, los colores de la biblioteca iluminaron de esperanza nuestra visita. El maestro Edgardo Javier Aguilar nos abrió las puertas de la biblioteca Blue Lupin. Adentro, un mundo maravilloso nos esperaba. No se trataba solamente de una colección de libros, entramos a un universo palpitante en la ansiedad de la espera. Los niños iban a regresar, eso era seguro. Mientras tanto, la biblioteca estaría ahí mismo, lista, expectante. “Desde que la biblioteca abrió, la vida de los niños de Mercedes ha cambiado”, nos dijo el maestro Aguilar. “Y no es solo que les guste leer, los libros les mejoraron la vida.” Además del progreso en temas como ortogra�ía y habilidades de lectura, los niños estaban expuestos a mundos distintos, de aventuras, de ciencia, de historia, nos contaba el orgulloso maestro. “Y de arte.” Así conocimos a una de las asiduas visitantes de la biblioteca, una niña poeta, Lixy. “Empezó interesándose en los libros de poesía, después fuimos al Festival de Los Con�ines” nos dijo su profesor. “Ahí, encontró una pasión por lo que los poetas escribían”.

La niña se dio cuenta de que ella también tenía algo que decir, tenía poemas que escribir, historias que contar. De su casa, de su familia, de su comunidad. “Mi primera experiencia con los libros fue cuando abrieron la biblioteca Blue Lupin” nos contó la niña poeta. “Fue impresionante, teníamos problemas con el aprendizaje, pero cuando vino la biblioteca empezamos a leer y a integrarnos en los grupos de arte que se abrieron aquí.” Conversamos acerca de la historia de la biblioteca y la comunidad, de los niños, de sus familias y de la in�luencia positiva de los libros en cada uno. Cuando veníamos de regreso por la carretera de tierra hacia la ciudad, no podía dejar de pensar en el milagro que acababa de presenciar. Salvador, a mi lado, compartía conmigo una sonrisa cómplice, como diciendo “Te lo dije.” Esa fue mi primera aventura en el mundo de las Bibliotecas Blue Lupin. Por suerte, no fue la última. Desde entonces he visitado varias de las bibliotecas en distintas ocasiones, he conversado con muchos de los niños y niñas cuyas vidas han sido transformadas por los libros. Hemos hecho entrevistas, hemos contado las historias de estos niños maravillosos. Kerin, Yeyry, Ana Gabriel, Jorge y muchos niños más han compartido con nosotros no solo sus historias, si no sus esperanzas, sus anhelos, sus sueños de ser cada día mejores.

Cada programa que he realizado me ha dejado nuevas experiencias, perspectivas frescas que me han enseñado a ver de otra manera el mundo. Sí hay esperanza, doy fe. He visto los ojos de los niños cuando entran a la biblioteca, cuando abren un libro. He visto sus sonrisas cuando deslizan la mirada por las páginas de colores. He visto el orgullo de sus maestros, de sus familias. He tenido la oportunidad de visitar estos lugares asombrosos, donde se cambian vidas. He estado en estos lugares de luz, que tienen por nombre Bibliotecas Blue Lupin.

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