4 minute read
Pan y libros para dibujar un país
Por Mito Galeano Artista plástico
El otro día buscando unos poemas en el internet encontré sin querer el discurso que dio el poeta Federico García Lorca un día del mes de septiembre de 1931 con motivo de la inauguración de la biblioteca pública en Fuente Vaqueros, su pueblo natal. Fue algo bonito descubrir este texto y me conectó directamente con la invitación que me hicieron para visitar otra vez las bibliotecas Blue Lupin que fundó mi tatita Jim Martin y mi nanita Lynda Martin en Lempira. He tenido la oportunidad de conocer las bibliotecas Blue Lupin desde que eran un sueño, pues Salvador Madrid, un poeta atarantado se sentaba noches enteras y horas a ver el cielo en el centro de mi casona de Gracias y tejía esas bibliotecas imaginarias con todas las pláticas que hacía con las niñas y niños patrocinados por Plan International Honduras, con las palabras de los hombres y las mujeres, de los profesores y profesoras del monte y con lo que le decían los viejitos y viejitas de las montañas, además de las palabras de nosotros los artistas de Gracias que he tenido una relación
Advertisement
muy fuerte con nuestra cultura lenca y mestiza y también con las bibliotecas Blue Lupin. Yo creo que por eso todos sentimos que en las bibliotecas Blue Lupin están nuestras ideas, nuestras opiniones, pues el poeta que sabe tanto de libros no propuso una idea autoritaria, sino que tomó los sueños de todos, incluso de gente que según la academia “son analfabetas”, pero que pueden leer el cielo, las semillas, el viento, o sea que pueden leer la vida. Yo mismo soñé esas bibliotecas y por eso me fui de voluntario a dibujar con las niñas y niños; hacíamos jornadas para platicar de las leyendas, de las alegrías y los pesares. Fue un tiempo muy bonito ver aquellos primeros lectores que hoy son miles. Hicimos centenares de dibujos y con ellos se me ocurrió una idea estupenda: tomar sus trazos e ideas y hacer una colección de dibujos que se llamó “Pichinguitos” donde yo me volví niño y dibujé por meses. Hoy esa colección está considerada por la crítica de arte como una de las mejores muestras de arte de Honduras. Y eso se lo debo a los niños y niñas de las bibliotecas Blue Lupin. Pues estaba contando antes que me invitaron de Plan para que cuente mi experiencia en las bibliotecas Blue Lupin “Leer para empoderar” y oyendo a Federico García Lorca, pensé: “pero diónde me va salir tantas letras a yo, que pienso en pichingos”. Dijo Federico García Lorca en ese memorable discurso:
«No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría pan, si no que pediría medio pan y un libro (…) Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social». Después de visitar, ahora y durante otros tiempos varias comunidades donde se han construido y habilitado bibliotecas Blue Lupin, he aprendido que las bibliotecas traen muchos bene�icios. Son un soporte para la educación de los cipotes y cipotas. Fomentan el hábito, disfrute de lectura. Dan a niñas, niños y jóvenes un espacio para estudiar. También brindan la posibilidad de entretenimiento de calidad, se forman niñas y niños de todas las edades, incluidos a padres y padres. Son como un lugar más de la familia. Las bibliotecas Blue Lupin son una gran oportunidad para aprender y desarrollarse. Son lugares abiertos para socializar con otras personas, al ofrecer actividades relacionadas con el liderazgo, el ocio, el entretenimiento, el aprendizaje a través de sus talleres, exposiciones, clubes de lectura, actividades literarias y artísticas. Otro bene�icio de las bibliotecas Blue Lupin es que cuenta con personal voluntario que siempre trata de ayudar a las personas. También son los únicos lugares en muchos casos con acceso a la tecnología (computadoras, internet, impresoras, etc.).
Las cipotas y cipotes aprenden a respetar normas básicas como compartir los libros y entregarlos en la fecha indicada. Fomentan el respeto al cuidar los libros que son de todos. Se estimula la imaginación despertándoles y cultivándoles su gusto por la lectura recreativa. Las bibliotecas Blue Lupin empoderan a niñas y niños. Preservan el patrimonio cultural de nuestra nación. Protegen nuestro derecho al conocimiento. Propician la información de ciudadanía, la formación de la identidad y por ende la participación ciudadana. Sin lugar a dudas, podemos concluir, que las bibliotecas Blue Lupin ocupan un espacio dentro del corazón de la comunidad, por eso funcionan, por eso están vivas. Ya dije que yo no escribo bien y que me comunico mejor con mi arte de trazos y color. Un día mi tatita Jim Martin me mandó un recado, decía que yo debía pintarle un cuadro sobre las bibliotecas Blue Lupin. Lo hice. Es muy simple, una niña y niño imaginando todo, además de un ambiente amoroso donde se sienten seguros y apreciados, donde les escuchamos sus historias, donde vivimos en armonía. No estoy hablando de ningún sueño, hablo de lo que es posible cuando las cosas se hacen bien como se hicieron estas bibliotecas que ojalá lleguen a cada aldea de este país, tal como lo dice el poeta Garcia Lorca «¡Libros, libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir amor, amor y que debían pedir los pueblos como piden pan o como anhelan la lluvia de sus sementeras».