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El deber llama

LISTOS PARA TODO Miembros del Cuerpo Especial Comando de Montaña con todo su equipo incluyendo lentes de visión nocturna

Foto: Benjamin Guindre

El DEBER LLAMA

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Puede que haya habido tranquilidad en los Alpes franceses, pero no quiere decir que nadie haya volado. El fotógrafo Benjamín Guindre nos cuenta del grupo élite de comandos franceses de montaña que se especializan en volar bajo el radar

Cuando alguien me pregunta cómo empecé a volar parapente respondo, “¡Gracias al ejército! Hace falta explicar un poco. Quizás el ejército francés sea el único en tenerla, pero existe una unidad especializada que practica parapente. Cuando tenía 18 años, hice servicio militar con ellos y me dieron a conocer el parapente. Casi 30 años después, el vuelo libre sigue siendo parte de mi vida.

La unidad en la que serví se convirtió posteriormente en el Cuerpo Especial Comando de Montaña. Hoy en día, unos 180 hombres sirven en la unidad con sede en los Alpes franceses.

Estos soldados élite llevan a cabo tres tipos de misión. Primero, son especialistas en inteligencia humana y están entrenados para esconderse durante muchos días detrás del frente enemigo. Segundo, realizan acciones comando como recuperar rehenes o capturar personas específicas. Y tercero, ayudan a otros soldados a viajar por ambientes extremos como las montañas. Sus habilidades han sido de gran utilidad en lugares como Afganistán en donde el paisaje es accidentado, montañoso y muchas veces hostil.

Aunque todos son soldados experimentados, los comandos de montaña son principalmente profesionales de la montaña. Entrenan y dominan todas las técnicas de montaña; es decir, esquí, escalada y algunos, parapente.

El parapente despierta curiosidad e interés en el ejército, pero a veces también celos y burla. Pierre, piloto comando, explica, “En el batallón todos saben que entrenamos más, que somos más exigentes y que prestamos más atención a los detalles. Pero los demás no saben exactamente lo que hacemos. Tienen una visión tergiversada de nuestro trabajo”.

A veces puede causar un poco de tensión. “Algunos días salimos con el parapente y los demás se imaginan que volamos tranquilos. Pero nadie nos ve haciendo operaciones de vuelo nocturno, con nuestras mochilas pesadas y armas. En ese momento, es una prueba para todos, incluso para los soldados en mejor forma”.

El Cuerpo Especial Comando de Montaña reconoce varios intereses clave en el parapente. Primero, la disciplina es exigente. Pasan horas aprendiendo, corriendo con el ala, analizando el clima, dominando la técnica, evaluando el riesgo, se levantan tras una caída, llevan un plan de vuelo.

Además, los pilotos comando son independientes. Deben asumir la responsabilidad de todo solos: desde preparar su equipo en el despegue, volar y aterrizar. Son los únicos que pueden analizar qué salió bien o mal durante un vuelo.

Gatien, otro piloto comando, dice que “Entrenar solos es un punto fuerte” de la unidad. “Lo vemos en el vuelo libre. En parapente, los pilotos comando desarrollan un verdadero conocimiento y podrían instruir a sus oficiales. Para ellos, es un valor agregado, un reconocimiento como soldado”.

VISIÓN NOCTURNA Los soldados en la unidad están entrenados especialmente para volar de noche usando lentes de visión nocturna. Los pilotos comando han sido desplegados en regiones con conflictos activos incluyendo Afganistán

Foto: Benjamin Guindre

Vuelos nocturnos

El ejército ha descubierto poco a poco que el parapente también tiene una función operativa. “Cero controversia”, dice Gatien, “¡se ha demostrado el uso operativo del parapente!”

El parapente encontró su nicho en el ejército francés en 1993. En aquella época, el ejército compró 300 monoplazas Gypaaile Carlit y biplazas Swan.

El parapente se desarrollaba a ritmos diferentes a nivel internacional. Gran parte del personal militar francés estaba calificado pero no existía el concepto de despliegue operativo. Después, en 1997 la Brigada de Infantería de Montaña llevó a cabo una campaña de vuelo de crepúsculo seguido de experimentación táctica. Se fijaron entonces las bases del vuelo operativo y empezó a surgir la idea del vuelo nocturno.

Dentro de la Brigada de Infantería de Montaña, la Unidad de Investigación Humana especializada en inteligencia, desarrolló el uso del parapente y lo incluyó en ejercicios e incluso operaciones externas. A partir de 2001, se exploró el potencial del vuelo nocturno y en 2003, se validó el uso operativo del parapente.

Desde entonces, el parapente se ha usado en escenarios militares como en Afganistán, a veces en condiciones extremas. Hoy en día, el ejército francés sigue creyendo en la efectividad del parapente, aunque sigue estando sujeto a limitaciones topográficas y meteorológicas. Su uso operativo ahora está reservado estrictamente para el Cuerpo Especial Comando de Montaña.

En el campo de batalla, el parapente tiene doble atractivo. Facilita establecer o extraer grupos; también permite cubrir largas distancias y cruzar obstáculos naturales mucho más rápido que por tierra. Por último, los pilotos pueden cuidar y transportar pasajeros.

Los comandos despegan con 40kg de equipo, además de las armas. Y a diferencia de nosotros, se les permite volar de noche, dentro de nubes y con lluvia. De noche, los comandos generalmente despegan con viento de cola y después vuelan y navegan con GPS y lentes de visión nocturna. “Estas misiones nocturnas son en realidad nuestra especialidad”, explica Pierre.

Foto: Benjamin Guindre

Uso operativo

El entrenamiento de estos comandos es por selección. Los comandos de montaña primero se reclutan entre los mejores de los rangos y luego de pruebas físicas y psicológicas tensas. Una vez que son comando de montaña participan en entrenamientos y pruebas para ver quiénes demuestran predisposición al vuelo.

Los soldados seleccionados empiezan su formación de piloto. Con el tiempo, pueden obtener una insignia A después de 20 vuelos, una B después de 50 y por último, una de instructor después de 150. Sin embargo, generalmente su pasión por el vuelo les permite progresar más allá y la mayoría vuelan en su tiempo libre.

Samuel, tercer piloto comando explica, “Ya era piloto antes de empezar el curso con el Cuerpo Especial, así que le saco provecho en el trabajo”. A propósito, si un piloto comando quiere volar fuera de las operaciones oficiales y entrenamientos, deben comprar su propio equipo.

Al momento de una misión operativa, los pilotos reciben instrucciones rigurosas antes de cada vuelo. Evalúan los despegues y aterrizajes, previsión, dirección del viento y patrón de aterrizaje. Todos estos elementos se analizan para asegurar la mayor seguridad posible. Además, los vuelos nocturnos se hacen siempre en pareja.

El tema del equipo sigue siendo clave. Un ala para uso militar debe ser sólida en vuelo, bastante tolerante y no muy pesada. Debe permitir un buen PTV y ser de un color discreto.

Tras haber usado Gypaaile Carlit para los soldados y Epsilon de Advance para instructores, se han usado recientemente alas y arneses ligeros de Nervures.

El mantenimiento del equipo se hace en un taller en Varces, cerca de Grenoble, Francia. Los cinco soldados en el taller, hacen los controles y reparaciones de las alas, así como de los paracaídas. Luego de una operación, se secan e inspeccionan las alas antes de volver a empacarlas. Realizan controles de entre cinco y diez alas diarias.

Luego de casi tres décadas desde que el parapente llegó al ejército francés, hoy en día es parte pequeña pero firme de su ADN de montaña.

Benjamin Guindre es fotógrafo profesional francés y excomando. Fue invitado a fotografiar el Cuerpo Especial Comando de Montaña hace seis años, benjaminguindre.com

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