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AL DESNUDO VESO OVCHAROV

AL RITMO Veso en El Hierro en marzo

Foto: Ivaylo Donchev / Archivos Red Bull

AL DESNUDO

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VESO OVCHAROV

Me gusta donde vivo. Vivo en Sofía, Bulgaria y tenemos una montaña de 2000m a las afueras de la ciudad. Toma 30 minutos llegar al despegue desde la ciudad. La carretera está cerrada, pero podemos caminar.

Se puede hacer esquí, snowboard, bicicleta de montaña y volar. Es un oasis. Aprendí a hacer snowboard ahí de niño y aprendí a volar también ahí a finales de la década de 1990.

Volé por primera vez a los 17. El primer día estaba con dos amigos esperando al instructor en un estacionamiento diminuto. Estaba retrasado y mis amigos querían irse, pero les dije, “Esperen, va a llegar en cualquier momento, lo sé. Va a aterrizar aquí”. Sentía que si perdía esa oportunidad, nunca volaría. Unos minutos después, vi una sombra y cuando miré había un parapente con un logo de Red Bull. ¡Y aterrizó justo en frente de nosotros! Fue la primera y última vez que lo hizo. Quedé enganchado.

Aprendí con un ala de 12 cajones, una Condor. Era como una canopia de salto BASE. Las instrucciones fueron, “¡Corre!” y “Frena”. Si el día estaba fuerte decía “¡Aférrate!”

Después de 12 vuelos, un amigo me vendió una Nova Vertex. Así que mi primera ala fue una DHV2/3, como una EN D actual. Fue emocionante porque era un ala de verdad y yo volaba bien, pero recuerdo haber besado el suelo algunas veces después de aterrizar. Tenía asimétricos enormes y terminaba en autorrotación. Por suerte, siempre tenía suficiente altura para salir. La tuve tres años.

Tuve una Gin Bonanza tres meses y después una Boomerang 3. Todos estaban seguros que me mataría con esa ala. Tenían miedo. Estaba aprendiendo demasiado rápido, pero me emocioné. Fui a mi primera competencia en Serbia y gané.

Cuando empecé a viajar sentí que había encontrado mi estilo de vida. Me tomó tiempo pero en 2010 empecé a vivir del vuelo. Doy cursos, hago biplazas, SIV, exhibiciones, comerciales de TV y tengo patrocinantes. Pero el mayor de los apoyos es de los pilotos.

En 2006 tenía planeado ir al famoso mundial en Australia, en el que a Ewa Wisnierska se la tragó una tormenta. Esperaba que la federación me financiara, pero le dieron los fondos a los pilotos de precisión. Fue el destino - estoy seguro que me habría metido en esa nube. En aquella época me encantaba volar en nube.

En cambio, fui a Nepal y empecé a hacer acro. Volar distancia es genial, es el pináculo del deporte. Pero es como una historia de amor: hace falta estar en el lugar indicado, con la persona indicada, todo tiene que salir bien. El acro es como una droga, funciona donde sea.

Mi primera ala de acro fue una Supersonic de Sol, y aprendí a hacer infinity con ella en 2007. Sigo volando la Supersonic. Para hacer distancia intenté volar con otras alas pero volví a Ozone. Vendí mi Enzo el año pasado, pero ya pedí otra. ¡Es como volver con una ex!

Mi proyecto para este año es lanzar un arnés. He estado trabajando en prototipos durante dos años. Es estilizado, compacto, con buena protección, seguro, rígido, pero con opciones adicionales y avanzadas. Los pilotos de distancia tienen arneses impresionantes, como autos de lujo. Queremos traer el mismo concepto a la acrobacia.

También me gustaría volver a romper el récord mundial de infinity. Hice el récord mundial en septiembre de 2018 con 613 vueltas, pero quiero subir en globo a 8000m y volver a hacerlo. Creo que podré hacer 900 rotaciones. ¡Creo que es posible!

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