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Vuelo de ensueño
Vuelo Soñado
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'¡Inglaterraes el paraíso del paramotor!’ le dijeron a Adi Geisegger. Así que sacó la furgoneta y viajó 1200km para volar en la isla de Wight
La isla de Wight en Inglaterra ha tenido un papel importante en la historia del vuelo libre. Fue sede de Airwave, el fabricante de ala delta y parapente más grande a mediados de la década de 1990, y tiene un despegue de hierba en todas las direcciones de viento. La primera vez que supe del lugar fue por Michel Carnet, varias veces campeón de paramotor de Reino Unido, quien me contó su amor por esta y otras zonas de Inglaterra.
A diferencia de países con más regulaciones en los que los pilotos de paramotor deben despegar y aterrizar en aeródromos, o está prohibida la práctica, las reglas en Reino Unido son más relajadas. Si el dueño del terreno te da permiso, puedes despegar, y siempre y cuando no estés dentro de un espacio aéreo puedes volar como quieras. ¡Me dijeron que Inglaterra es el paraíso del paramotor!
Pasaron varios años hasta que decidí hacer el largo viaje por tierra a través de Europa desde mi hogar en el sur de Alemania y lo que me motivó fue la situación delicada en torno a Brexit. Decidí que quería ir de visita antes de que hubiera cualquier cambio político o controles fronterizos. Así que le dije a Melanie Weber, una vieja amiga aviadora, de la idea de ir a Inglaterra en auto con un remolque para irnos de aventura de vuelo. Se interesó inmediatamente, pero al mismo tiempo le preocupaba un poco el clima. Pero mi lema era, “Si no lo intentas, no lo lograrás”.
Por casualidad, también conocí a Jack Pimblett, la estrella de acro de Gran Bretaña. Tiene 23 años y también vuela paramotor y cuando le conté mi idea me ofreció ayuda inmediatamente. Conocía bien la zona y tenía muchos amigos ahí. Así que ese era el plan. Inglaterra, ¡vamos en camino!
Ventana de clima
El viaje desde Allgau en Alemania era de 1200km y nos tomó día y medio. La furgoneta estaba llena con tres paramotores Miniplane y parapentes, pero el cruce de frontera transcurrió sin problema: cruzamos “volando”.
Una vez seguros dentro de Reino Unido, el plan era volar hacia la isla de Wight desde tierra firme, que implicaría cruzar el Solent, el canal que divide a la isla de tierra firme. Nuestra idea estuvo basada en una ventana de clima de unos dos días en la que se anunciaba poco viento.
Pero a la 1am, cuando finalmente caímos rendidos en el hotel en Lymington, el pueblo portuario en tierra firme en Inglaterra del otro lado de la Isla de Wight, llovía a cántaros. Me quedé dormido esperando que los meteorólogos no se equivocaran.
No se equivocaron. El día de vuelo prometido había llegado y nos levantamos y salimos rápidamente. El plan era primero volar sin motor en la costa, en la llamada Costa Jurásica. Esta extensión de costa rocosa de 150km es famosa por sus riquezas geológicas. En este sitio Patrimonio de la Humanidad, las rocas se colocaron hace 185 millones de años y se han encontrado fósiles importantes durante los últimos 200 años.
Al igual que los pterodáctilos del cretáceo, no tardamos en flotar por los acantilados sobre el paisaje. Empecé a pensar en la extinción y en cómo estamos cambiando el planeta actualmente. Solo
podemos esperar, pensé, que en algún momento recordaremos que debemos conservar el ambiente para asegurar nuestro propio futuro.
Cuando bajó el viento, aterrizamos, empacamos y nos fuimos a una playa cerca. Estuvimos listos para despegar en paramotor unos minutos después. A pesar de ser estrecha, la playa era un despegue seguro con la brisa marina suave. Pasamos el resto de la tarde volando por la costa al atardecer. Después aterrizamos y fuimos a tomar cerveza y cenar en un bar cercano.
El cruce
La mañana siguiente, los primeros rayos de sol atravesaban la ventana del hotel: ¡el cielo estaba azul en Inglaterra y no había casi viento! Cada minuto contaba porque teníamos grandes planes.
Jack llamó a un amigo, Aidan, que ofreció conducir la furgoneta y el remolque hasta la isla de Wight mientras volábamos. Nos llevó a un campo enorme a las afueras de Lymington en el que el granjero estaba de acuerdo que despegáramos.
Ya que íbamos a volar sobre agua un buen rato, llevamos salvavidas y cortalíneas para poder liberarnos en caso de acuatizar.
Melanie y Jack despegaron después de dar unos pasos y volamos juntos por la costa hacia Lymington. Nos desviamos tierra adentro para volar alto sobre New Forest, hogar de 3000 ponis. Desde Lymington, regresamos por la costa hacia el castillo de Hurst, una antigua fortaleza que bordea la transición más estrecha hacia la isla. En este punto, la tierra se extiende hacia un cordón y el canal se estrecha a solo dos kilómetros.
Cruzar el Solent fue un momento emocionante. Tuvimos que volar bajo por el espacio aéreo, a 560m AGL máximo, así que no teníamos mucha altura sobre el mar en caso de que fallaran los motores.
Pero no hubo por qué tener miedo y todo salió a la perfección. Debajo de nosotros, Aidan estaba en el ferry viendo mientras avanzábamos hacia la isla. Una vez que llegamos a tierra, seguimos volando hacia The Needles, unos stacks y acantilados de creta que sobresalen del mar como si fueran monumentos en el extremo oeste de la isla.
El contraste me impresionó, pero la gente que estaba en tierra hizo una ola que nos permitió relajarnos y disfrutar del vuelo. Desde tierra Aidan, que tuvo una escuela de parapente en la isla, nos indicó dónde podíamos aterrizar. Al principio, pensé que estaba bromeando: ¡el aterrizaje era un campo de golf!
Pero no, se aterrizaba donde daban el primer golpe. El campo estaba vacío a mediodía, así que aterrizamos en un green perfecto con vista al mar.
Habíamos cumplido nuestra misión de volar a la isla de Wight, pero no habíamos terminado. Esa tarde, volvimos a volar aprovechando las condiciones tranquilas para volar al atardecer sobre The Needles. El sol que se ponía bañaba la isla con tonalidades impresionantes de luz. La mezcla de campos verdes, acantilados blancos y el mar interminable era indescriptible.
Cuando bajó la temperatura, la ascendencia en la punta de la isla estaba rodeada de una niebla poco densa. En el lugar, hay un monumento a uno de los poetas más queridos de Inglaterra, Alfred Lord Tennyson (1809-1892), que vivió años en la isla. Mientras volábamos por este paisaje de ensueño entendí por qué escribía poesía como: “Los sueños son verdad mientras duran; y ¿no vivimos nosotros en sueños?”
Sentimos que estábamos en un sueño que trataba de haber intentado algo y haberlo logrado. Cuando nuestros pies tocaron el suelo, sentimos que éramos los más ricos del planeta.
GUÍA DE LA ISLA DE WIGHT
Club de Parapente y Ala Delta de la Isla de Wight flywight.extremelynice.net
High Adventure, escuela de parapente highadventureparagliding.co.uk
Butterfly Paragliding, hospedaje y escuela paraglide.uk.com
Consejos para visitantes, incluyendo restricciones por coronavirus tinyurl.com/bhpa-visiting