Editorial
L
as exigencias sociales han cambiado durante la última década. ¿Qué duda cabe? Lo que era aceptado hace diez años, hoy recibe una gran desaprobación por parte de la opinión pública en todos los estratos sociales. Esto es aplicable en la industria en diversas áreas, como son en el área de recursos humanos con la equidad de género en todas las áreas del quehacer
productivo, o en materias medioambientales, relacionamiento comunitario y cómo no, el bienestar animal. El concepto de bienestar animal, si bien es algo que está en la discusión pública hace prácticamente 200 años, cuando se ingresaron los primeros proyectos de ley en esta materia en el Reino Unido, es un elemento que en la salmonicultura no es fácil de aplicar, en tanto los peces, a diferencia de los mamíferos, no muestran el dolor o el discomfort de una manera que sea evidente para quienes trabajan con ellos. Sin embargo, como sabemos hoy, esto no significa que no carezca de importancia. De hecho, si se cuidan los peces de manera que su estrés sea bajo, y sus condiciones de bienestar sean óptimas, entonces serán menos susceptibles a cursar un cuadro de enfermedad y pueden llegar a tener hasta un 30% de crecimiento mayor que aquellos individuos que se desarrollan en ambientes estresantes, lo cual influye directamente en que disminuyen los costos de producción y aumentan las ganancias. Hoy tenemos la capacidad técnica para llevar el seguimiento del bienestar de los peces a niveles que hace unos años era imposible. Las nuevas tecnologías de inteligencia artificial y machine learning,
Bienestar animal 4.0
R E V I S T A
A Q U A
como clave de la licencia social permiten hacer seguimiento del movimiento de los peces en la columna de agua, detectando automáticamente cambios en éstos que pudieran ser indicador de algún problema o afección. Asimismo se mide el oxígeno, salinidad, presencia de parásitos, bloom de algas, etc. Es decir, tenemos hoy al alcance de nuestras manos la capacidad técnica y el conocimiento basado en ciencia para poder asegurar el bienestar animal en la producción. Esto es lo que se denomina el bienestar animal 4.0. Además, la normativa y la industria han ido avanzando cada vez a ser más exigentes y autoexigentes en esta materia, lo que nos permite cumplir con estándares internacionales, como son las certificaciones BAP, GlobalGAP, ASC, Freedom Food, entre otros. Sin embargo, la presión de la sociedad se ha vuelto cada vez más exigente, y es vital para obtener legitimidad a la producción que entregue la llamada “licencia social” que permita a la industria operar en nuestro país con la venia de las comunidades y de la población. El comunicar cada vez con más fuerza, cercanía y claridad que se están tomando las acciones que entrega hoy la ciencia y la tecnología para llevar el sufrimiento animal al mínimo posible lo que nos permite obtener un producto de calidad mundial, es clave para obtenerla y, considerando los cambios que hoy están en juego en materia legislativa y constitucional, no es algo que se pueda dejar para después. Todavía queda camino por recorrer para ser líderes mundiales en bienestar animal, pero es un fin que es alcanzable, y que comunicándolo bien, podría darnos como regalo inesperado un apoyo de la ciudadanía a las operaciones de la salmonicultura.
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