¿El poder de las imágenes?1 Alfons Freire Coordinador de CUBO y editor de Tantas Imaxes
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A lo largo de los últimos treinta años, el interés por las imágenes y su estudio ha crecido enormemente. Sin lugar a dudas, uno de los motivos que lo ha propiciado ha sido el aumento furioso2 de las imágenes que se producen y que se comparten. Las nuevas tecnologías de la imagen han facilitado ese crecimiento sin parangón, pero, como siempre en casos semejantes, tenemos que recordar que la tecnología nunca puede ser la causa, sino más bien el efecto de una demanda. No podemos responsabilizar de esa aceleración, que se da en el mundo de las imágenes, a los descubrimientos técnicos, puesto que esa aceleración la encontramos en los ámbitos más diversos de la vida humana. Es fácil considerar a la ciencia o a la técnica como responsables del aumento desmedido de las capacidades humanas, pero, precisamente como actividades humanas que son, creo que solo responden a un impulso humano más amplio y fundamental. Su deriva viene marcada por nuestra avidez. Avidez, para mi, esa es la palabra clave que define al ser humano en general. Frente a otros tipos de afanes, de deseos, o de avaricias, la avidez se muestra sobre todo por la urgencia, por la impaciencia. En definitiva, es la pasión que no solo quiere, y quiere más, sino que es la pasión que lo quiere todo y ahora.3 Y justamente esa avidez es la que compromete la estabilidad del planeta y, como consecuencia, la propia continuidad de la especie humana.
La producción política de las imágenes En ese renovado interés por el estudio de las imágenes del que hablaba al empezar este texto, encontramos, entre otras, la obra de Jacques Rancière, un filósofo fran1
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Este número de Tantas imaxes tenía que haber salido hace ya unos seis meses. Justo estaba entrando en imprenta cuando se desató la fuerza del virus COVID-19 que nos llevó al confinamiento y a una situación de extremo desconcierto. A lo largo de estos meses apenas se ha reflexionado sobre las condiciones que han favorecido el salto y adaptación del virus al cuerpo humano (zoonosis). La ruptura de la mayoría de las barreras naturales que impedían hasta ahora ese tipo de contagios parece ser la causa útima. La presión de la actividad humana sobre el medio natural, la deforestación o la progresiva y acelerada pérdida de biodiversidad, la misma globalización, entre otros factores, han sido, sin duda, las condiciones de posibilidad de esta terrible situación. Y parece que este ejemplo no va a servir para poner freno al uso abusivo de esos recursos naturales que es el tema último de este mismo cuaderno. Por utilizar la expresión del título del magnífico libro de Joan Fontcuberta, La furia de las imágenes. Sobre la aceleración y el papel que juegan los avances científicos y técnicos es fundamental el libro del filósofo y sociólogo alemán Hartmun Rosa publicado por Katz editores en castellano con el título Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía. Tiene que quedar claro que considerar la ciencia o la técnica como efecto y no como causa no significa que no sean responsables de las consecuencias que producen. Simplemente se trata de marcar con claridad el orden de los procesos. Rosa, muy crítico con la modernidad tardía, recupera el concepto de alienación con mucho acierto, pero no deja de ser un hijo de la ilustración alemana y posteriormente ha empezado a hablar de una vía positiva y alternativa: la resonancia, como la manera de estar en el mundo frente a ese afán de acumulación sin fin. !Buena suerte con eso!