piet heyn, el afortunado
En 1628, con 24 barcos, 2.300 marinos y mil soldados, capturó la Flota de Indias en Matanzas (Cuba). El botín ascendió a 12 millones de florines.
má) y Cartagena de Indias (Colombia), entre otros, las riquezas americanas eran enviadas mediante flotas fuertemente custodiadas a La Habana, en Cuba. Alrededor de junio, la Flota de Indias o del Tesoro zarpaba de esta isla escoltada en vanguardia por la nao capitana, a retaguardia por la almiranta y a un costado por los galeones de barlovento. De este modo, las carracas y naos mercantes quedaban a salvo de los ataques, mientras que la mayor parte del oro y la plata se transportaba en las bodegas de galeones fuertemente artillados. En estas condiciones, las reglas del juego cambiaron y la Flota de Indias sólo fue capturada en dos ocasiones: por el holandés Piet Heyn en 1628 y por los ingleses Blake y Stayner en 1657.
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Drake, un pirata de leyenda
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En total, Florin se hizo con 58.000 barras de oro y el tesoro personal del emperador azteca, que incluía su famoso penacho de plumas. Por si fuera poco, se apoderó de otro barco proveniente de Santo Domingo, añadiendo 20.000 pesos en oro y perlas al botín. La acción de Juan Florín tuvo la virtud de abrir los ojos a las naciones europeas, que tomaron conciencia de las riquezas del Nuevo Mundo. En pocos años, las costas americanas se vieron inundadas de corsarios y piratas, unos intentando resarcir a sus reyes del monopolio español y portugués, otros trabajando por cuenta propia. Dejaban pasar a los barcos mercantes a la ida para asaltarlos a la vuelta cargados de riquezas. Con el incremento de las capturas se apoderaron también de las cartas con las rutas de navegación, y desde entonces los ladrones del mar ya supieron dónde buscar. Ante la amenaza de los piratas, pronto se hizo patente la necesidad de un sistema de convoy con escoltas. Desde los puertos de Veracruz (México), Portobelo (Pana-
Ante la eficacia del nuevo sistema de convoyes, piratas y corsarios se centraron en atacar las posesiones españolas en tierra firme, la gran mayoría poco pobladas y peor defendidas. Uno de los primeros en utilizar esta táctica fue el pirata inglés Francis Drake.