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ace ocho años, en busca de un nuevo hogar, Claudia Aldana y Rafael Otálora decidieron arrendar su casa en Chía para mudarse a un entorno más abierto y campestre. Con hijos creciendo y un espacio que se quedaba pequeño para las necesidades y aspiraciones familiares, la pareja decidiò planear y construir una nueva casa. Fue así como encontraron un lote a las afueras de Cajicá que les permitiría explorar su gusto hacia la arquitectura moderna y la conexiòn con un estilo de vida más natural. La residencia de la familia Otálora Aldana, o Villa Claudia como fue nombrada por sus dueños, se encuentra en una zona poco habitada de la sabana de Bogotá. El altiplano cundiboyacense, la ausencia de los altos edificios citadinos, y un pequeño vecindario de villas campestres, conforman un panorama típicamente colombiano que sirve de paisaje para la casa. Rafael relata que la arquitectura fue uno de sus sueños frustrados, que ha logrado materializar a través de sus viviendas. Siempre ha estado al frente de la planeaciòn y construcciòn de los lugares donde ha vivido, tomándolos como un proyecto de vida. En cierto sentido, Villa Claudia
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M O R A D A