Los cuatro hijos de la reina Isabel II: Carlos III, Ana, Andrés y Eduardo, durante una vigilia en el funeral de su madre, en la catedral de San Giles, en Edimburgo
El día que finalmente
fue proclamado rey Tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, el príncipe Carlos, de 74 años, se convirtió automáticamente en el nuevo rey del Reino Unido, en medio de una dolorosa pérdida Por Kemberlyn Reyes / Fotos: AFP
L
uego de ponerle fin a la segunda era “isabelina”, como le llamaron al reinado de Isabel II, quien ejerció este cargo durante 70 años, su primogénito y heredero, Carlos, finalmente llegó al poder para cambiarlo todo y, según sus planes, tratar de modernizar a la monarquía. “La reina Isabel II murió en paz, en Balmoral, esta tarde”, fue el comunicado del Palacio de Buckingham el jueves 8 de septiembre, para confir36|Especial BOHEMIA
mar lo que tanto se temía, pues hubo días de tensión y de muchos rumores con respecto a su delicada salud esos últimos días. La noticia, inmediatamente, acaparó los titulares de todo el mundo; y luego todo se centró en su familia, que viajó a despedirla y a rendirle los honores pertinentes. El rey Carlos y su esposa Camila, pasaron esa noche en Balmoral, junto a sus familiares más allegados y, al día siguiente, partieron a Londres, debido a que el rigor del protocolo real, “a rey muerto, rey puesto”, debía
cumplirse. Ese acontecimiento monárquico activó el plan “Puente de Londres”, que consiste en una serie de actividades a seguir, ideadas muy específicamente, para despedir a la reina por todo lo alto. Horas después, se emitió un emotivo discurso de Carlos por televisión, dirigiendo las primeras palabras a la nación que empezaría a reinar. La primera decisión que tomó el nuevo monarca fue escoger el nombre que deseaba como rey: Carlos III. Aunque al morir su madre se
Una de sus primeras apariciones, tras darse a conocer la muerte de la reina Isabel II, para saludar a la gente en los alrededores del Palacio de Buckingham
convirtió inmediatamente en rey, fue hasta dos días después que oficializó su ascenso al trono. El soberano fue proclamado por el Consejo de Ascensión, en una ceremonia en el Palacio de St. James en Londres, donde prestó juramento, siguiendo con las tradiciones de la casa real. Este acto fue televisado por primera vez en la historia; y las banderas, que se encontraban en esos días a media asta por el duelo, se izaron para celebrar al nuevo rey.