VOCACIONAL
EXPERIENCIA
VOCACIONAL Mons. Ruy Rendón Leal, Arzobispo de Hermosillo
EL CAMINO DE MI VOCACIÓN SACERDOTAL
1. La Familia y la parroquia (1953-1970) Mi experiencia vocacional nace en dos ámbitos importantes. Por una parte, el núcleo familiar, mi familia de origen, donde yo recibí los primeros ejemplos, las primeras palabras que fueron formando mi fe y acrecentando el amor a Dios y al prójimo. Mi familia no fue una familia extraordinaria, sin embargo, cuando hablo de mis papás y de mi hermano siempre recuerdo cosas muy positivas de ellos. De mi madre, por ejemplo, aprendí las primeras oraciones que yo le dirigí a Dios nuestro Señor; de mi padre aprendí a poner los pies en la tierra, tratando de ser siempre responsable de mis compromisos diarios; y de mi hermano, aprendí a ser una persona austera y sencilla. De alguna forma, en la familia va fortaleciéndose la inquietud vocacional de servir a Dios en la Iglesia. Y el otro lugar importante para mí, donde se fue gestando la vocación a la vida sacerdotal, fue la parroquia. En la parroquia de mi pueblo yo encontré el
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ambiente favorable para descubrir que Dios me estaba llamando para este servicio especial: dedicar y entregar mi vida al servicio del pueblo de Dios, al servicio de la Iglesia. Yo debo mi vocación a los dos sacerdotes de mi parroquia, el párroco y el vicario, que recuerdo con mucho cariño. De alguna forma, ellos inspiraron mi vocación, por el estilo de vida, por sus palabras, por sus acciones, sus actitudes y el testimonio sacerdotal que me dieron. Pero también dentro del ambiente de la parroquia había varios grupos, organismos laicales, donde yo fui cultivando, precisamente la vocación a la vida sacerdotal. Los grupos de jóvenes, de catequesis, de misión, la misma adoración nocturna, todo en conjunto fue un espacio favorable para que la inquietud vocacional se fuera clarificando; así como también, la presencia de seminaristas; seminaristas de la parroquia de mi pueblo, que de alguna forma me motivaron para tomar la decisión de ingresar al seminario. Así fue como surgió mi vocación a la vida sacerdotal.
2. Acompañamiento vocacional (1970) En algún momento platico mi inquietud con el párroco, un sacerdote muy estimado por un servidor y él me pone en contacto con el Centro Vocacional de la ciudad de Monterrey, que es mi diócesis de origen. Empiezo mi proceso vocacional, que en aquellos años era muy sencillo: los muchachos de las