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2) Los recientes avances territoriales colombianos y sus nuevas aspiraciones

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Fuentes

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experiencia acumulada por el trabajo conjunto y a bordo de buques venezolanos y estadounidenses le dio la visión y experiencia necesaria a toda una generación de jóvenes oficiales para emprender los cambios necesarios en la Armada en la década siguiente. 41

Pasada ya la Segunda Guerra Mundial y con ella el peligro de los submarinos alemanes, el Estado venezolano pudo centrarse en su consolidación y desarrollo, especialmente el de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, para Estados Unidos la lucha no había terminado ni era tiempo para relajarse, ya que en el horizonte se levantaba la silueta del nuevo enemigo: la Unión Soviética. Así, los norteamericanos fueron imponiendo rápidamente su doctrina de Seguridad Hemisférica en América Latina. El nuevo enemigo soviético, como se revelaría en las siguientes décadas, heredó de Alemania la vocación por la guerra submarina para contrarrestar la superioridad occidental en medios navales de superficie.

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La Junta Militar de Gobierno, en el poder desde 1948, quizá haya podido darse cuenta de que aunque el “peligro común” que la Unión Soviética y el comunismo internacional representaban para el Hemisferio Occidental, tal como sostenían los norteamericanos, no tocaba directamente a Venezuela ni era una de sus principales amenazas, podía ser utilizado beneficiosamente por nuestro país como una excusa o tapadera para armarse adecuadamente en el marco del Sistema Interamericano, a fin de defenderse de las amenazas que sí consideraba reales.

2) Los recientes avances territoriales colombianos y sus nuevas aspiraciones

En 1941 Colombia y Venezuela firmaron el – hasta ahora – último gran tratado de delimitación de fronteras. Como se ha hecho mención, este tratado causó un gran impacto en Venezuela. Nieves-Croes nos explica bastante bien el asunto:

41 Pérez Lecuna, Roberto. Apuntes para la Historia Militar de Venezuela, 1º de enero de 1936 – 18 de octubre de 1945, pp. 745, 811 y 931

“El día 5 de abril de 1941, en acto solemne celebrado en el Templo del Rosario, en Cúcuta, Colombia, los Presidentes de Venezuela, Eleazar López Contreras y Eduardo Santos de Colombia presenciaron la firma del Tratado sobre Demarcaciones de Fronteras y Navegación de los Ríos Comunes… Nunca un acuerdo internacional había levantado tanta polémica como este Tratado. Posiblemente el acuerdo más lesivo a los intereses nacionales que haya celebrado Venezuela, desde su presentación ante el Congreso Nacional, su contenido fue discutido y rechazado con gran fuerza por sus opositores. Fue la primera vez que el tema territorial tuvo una amplia discusión a nivel de la opinión pública. El Tratado de 1941 hasta fue objeto de numerosas demandas ante el máximo tribunal de nuestro país, ninguna de las cuales dio fruto… …Venezuela renunciaba así a todos los argumentos y posiciones sobre la injusticia e inequidad que provenían del Laudo Arbitral sobre la Cuestión de Límites de 1891 y de la Sentencia del Consejo Federal Suizo de 1922. El Laudo español está plagado de errores, omisiones y defectos que lo hacían susceptible de nulidad. Tan consciente estaba Colombia de ellos, que había aceptado la idea venezolana de proceder a rectificaciones territoriales basadas en la equidad a cambio del derecho a la libre navegación… Lo cierto del caso, es que con esta afirmación se inhabilita jurídicamente en forma irrevocable cualquier revisión de los Laudos Arbitrales de 1891 y 1922…”42

¿Y por qué el Gobierno venezolano aceptó firmar un tratado tan desventajoso para los intereses nacionales?...

“Los argumentos expresados por el General Eleazar López Contreras, el Canciller Gil Borges y los Senadores y Diputados oficialistas en el Congreso Nacional sobre la amistad, la hermandad y el origen y destino comunes suenan a falso, ante el inmenso sacrificio de los intereses nacionales.

Los diplomáticos que intervinieron en la negociación, particularmente el Canciller Gil Borges, eran hombres profundamente conocedores del Derecho

42 Nieves-Croes, Francisco. Ob Cit, pp. 185 - 186

Internacional y de los problemas territoriales y hábiles y avezados negociadores… Si bien el principal negociador, el Embajador José Santiago Rodríguez, deja traslucir a lo largo de su libro sobre el tema su simpatía por el vecino país y su profunda creencia en el grancolombianismo y la hermandad de las dos naciones…

…De acuerdo con algunos diputados, el Tratado de 1941 era el recurso supremo para evitar la guerra entre Venezuela y Colombia….

…También puede señalarse el oficio Nº 2505, de fecha 1º de julio de 1935, del Ministerio de Guerra y Marina, firmado por el entonces General de Brigada Eleazar López Contreras, mediante el cual se remiten al Ministerio de Obras Públicas… el plano y las instrucciones que trazó el Servicio de Ingenieros del Ejército para la construcción de un reducto fortificado (…) destinado a la defensa de un cañón Schneider-Canet de 15 cm. La obra se alzará en San Cristóbal, ciudad capital del Estado Táchira… La pregunta que surge de inmediato es cuál era el enemigo a enfrentar en San Cristóbal que ameritaba el traslado de uno de los cañones de defensa de costas a esta ciudad?...

…Por las mismas fechas advertía el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de Italia, Caracciolo Parra Pérez, sobre una supuesta compra de armamentos del gobierno colombiano a ese país y la necesidad de no permitir la inferioridad militar ante Colombia, ya que ésta se encontraría en mejor posición para presionar las cuestiones limítrofes.”43

“El gobierno venezolano había tomado nota, cuidadosamente, del proceso militar colombiano. Un testigo directo de ello fue Caracciolo Parra Pérez, quien observó, desde Europa, las compras de armamento que desde 1933 había hecho Colombia”44

¿De qué armas estaría hablando Parra Pérez?... antes de contestar, presentamos un balance de las fuerzas militares de Colombia y Venezuela tomado del trabajo de NievesCroes, quién a su vez refiere al trabajo de Roberto Pérez-Lecuna.45 (Ver Anexo I)

43 Ibídem, pp. 197 - 198

44 Pérez Lecuna, Roberto. Apuntes para la Historia Militar de Venezuela…, p. 589

45 Pérez Lecuna, Roberto. Ob. Cit.

Evidentemente, para 1941, Colombia tenía una manifiesta superioridad en poder militar sobre Venezuela, de al menos 2 a 1 en muchos aspectos. Pero revisemos un poco las compras de armamento naval que Colombia realizó antes de la Segunda Guerra Mundial. Una primera vista nos la da una fuente colombiana.

“A medida que los esfuerzos del gobierno del presidente Olaya fueron cubriendo las primeras necesidades para atender el conflicto en la zona amazónica (la guerra colombo-peruana de 1932 – 1933), se siguió insistiendo, ahora con mayor empeño, en lograr dotar al país de material naval que pudiera defender las costas oceánicas del Pacífico y del Atlántico. A pesar de haber fallado las tentativas de adquirir unidades de guerra en varios países, se siguió insistiendo y, en afortunado momento, se iniciaron con el gobierno de Portugal las diligencias para adquirir dos modernos destructores, de cinco que las firmas Vickers Armstrong y Yarrow Company estaban construyendo en Lisboa para ese país. Las dos unidades tenían los nombres de DOURO y TAJO (Duero y Tajo), y aunque en un principio hubo reacciones contrarias a su venta, ésta se logró culminar con gran diplomacia y habilidad. Gracias a ella Colombia tuvo a su servicio dos excelentes buques que, con su poder de fuego, velocidad de 36 nudos y características marineras, le dieron la fuerza necesaria para hacer respetar sus mares y para iniciar una Armada basada en excelente tecnología. Las dos nuevas unidades fueron bautizadas ANTIOQUIA (ex-Duero) y CALDAS (ex-Tajo) y estaban dotadas del siguiente armamento: cuatro cañones Vickers de 120 milímetros, tres piezas antiaéreas de 40 milímetros, dos torres lanzatorpedos Weymouth y rieles para lanzamiento de cargas de profundidad… …Los buques, después de exitosas pruebas en aguas portuguesas, y tripulados por 25 oficiales y 231 suboficiales de la reserva naval inglesa, zarparon para Colombia, a donde arribaron el 14 de mayo de 1934, dirigiéndose posteriormente al océano Pacífico, iniciando el 24 de mayo la presencia del poder naval colombiano en esas vastas aguas. Durante muchos años estas dos unidades fueron la columna vertebral de nuestra fuerza naval. En ellas la tripulación inglesa fue enseñando y entrenando a nuestros marineros y junto con su tecnología fueron entregando, como valiosa herencia, su mística marinera, sus tradiciones y cultura profesional.”46

46 Ospina Cubillos, Carlos E. (Vicealmirante). “La Armada Colombiana – Su formación y desarrollo” en Histamar. Disponible en: http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-5/ArmadaColombia-Formacion.htm (Descargado online el 02 de julio de 2014 a las 9:45 pm.)

Conocemos más detalles sobre estos dos destructores: el “Antioquia” y el “Caldas”; fueron construidos en Astillero Real de Lisboa, Portugal. El primero fue botado el 10 de mayo de 1933 y el segundo el 18 de noviembre del mismo año, siendo completados el “Antioquia” en febrero y el “Caldas” en abril de 1934. Estas naves tenían un desplazamiento de 1219 toneladas, que llegaba a 1563 a plena carga; una eslora máxima de 98,5m, manga de 9,44 m, y calado de 2,74 m; propulsadas a su vez por dos propelas movidas por dos turbinas de vapor Parson alimentadas por 3 calderas Yarrow, que generaban una potencia de 33.000 CV, logrando una velocidad máxima de 36 nudos. Tenían una autonomía máxima de 5400 millas náuticas navegando a 15 nudos. Su armamento consistía en cuatro torretas de Armstrong Mk G de cañón único de 120/50 mm, tres torretas antiaéreas de 40 mm QF Mk II, dos tubos cuádruples lanzatorpedos de 533 mm, 20 minas y lanzador de cargas de profundidad. Su tripulación era de 140 hombres.47 48(Ver Anexo II).

Antes de 1947 lo mejor con lo que podía contar Venezuela para enfrentar a estos destructores eran los dos cañoneros Clase “Ostia” adquiridos a Italia: el “General Urdaneta” y el “General Soublette”, justamente comprados como respuesta a estos destructores colombianos, aunque netamente inferiores en todos los aspectos49; y hasta la llegada de la Clase “Nueva Esparta” en 1953, con las seis corbetas Clase “Flower” mencionadas anteriormente. Además de estos destructores de la Clase “Douro”, Colombia también contaba con tres fragatas Clase “Tacoma”, veteranas de la Guerra de Corea.50 En resumen, hacia 1951 Colombia no sólo gozaba de una clara superioridad naval sobre Venezuela, sino que además contaba con tripulaciones más experimentadas. La amenaza colombiana para Venezuela era de primer orden. Reproducimos este análisis de Nieves-Croes, que es bastante elocuente:

47 Sin Autor. “Colombian Navy, Torpedo ships, Antioquia destroyers (1934)”. Disponible en: http://www.navypedia.org/ships/colombia/col_dd_antioquia.htm (Revisado online el 11 de febrero de 2015 a las 10:37 pm)

48 http://marinas1939.blogspot.com/2008/10/destructor-clase-antioquiacolombia.html

49 Blanco Carrero, Edgar. Ob. Cit., pp. 275 y 279

50 Scheina, Robert. Ob. Cit., pp. 177 - 178

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