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Viernes 16 de diciembre
Con las familias…
Nuevas historias y rostros nos esperaban este día. Una característica particular de estaexperienciadeprácticaerajustamente que de un día para otro podíamos encontrarnos con niñas y niños diferentes. Amuchoslos veríamos sólounavez,pues ya habrían regresado a su casa; a otros los podríamos ver al día siguiente; e incluso a algunos sólo por un par de horas. Muy diferente a la experiencia en el entorno escolar, en donde el desarrollo era continuo con un determinado grupo, y había mayor posibilidad de procesos de reconocimiento entre los niños y nosotras como practicantes.
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Lo anterior nos permitía tener a nuestra disposición la planeación propuesta para este día y la anterior, llevando a cabo la nueva planeación con quienes nos encontráramos por segunda vez, y teniendo la posibilidad de elegir cuál desarrollar con quienes apenas conoceríamos.
Nos encontramos con Johan, Liam y María,peronosóloconellossinotambién con sus familias. Cada una de sus acompañantessevinculóactivamentealos trucos de ciencia, se mostraron sorprendidas y animadas. La capacidad de asombro que solemos atribuir a niñas y niños perecía intacta en ellas. Sus ojos expresaban sorpresa, preferían sonreír porque no tenían respuestas a aquello que observaban, los experimentos parecían inexplicables: ¡Magia! Creo que su niña interior las habitó plenamente por un momento.Niñosyadultosseolvidaronpor un rato del lugar en el que estaban y se dejaron sorprender. Fue muy grata la disposiciónquemostraronylamaneraque madres e hijos se vincularon.
El trabajo con familias siempre me ha parecido uno de los mayores retos en la labor de maestra. Creo que nada nos prepara lo suficiente para no sólo acompañar a niñas y niños, sino también a sus familias. Cada una con su propia historia de vida, costumbres, prácticas de crianza, creencias, dificultades, metas comunes, cosmovisiones. Estas particularidadescomplejizannuestratarea, pues nos pone el reto de implicarnos con cada familia atendiendo justamente a su singularidad. Es la práctica misma, la cotidianidad, el relacionamiento con las familias, lo que poco a poco nos va permitiendo encontrar más y mejores estrategias de trabajo.
En esta ocasión, las madres se vincularon entusiasmadas y lo hicieron por su propia iniciativa. Les resultó muy natural hacer parte de la actividad de la que sus hijos estaban participando. Esto hizo más significativo el espacio vivido, pues sirvió comopretextoparaintegrarse,inclusocon las otras madres.
La presencia y acompañamiento de los adultos significativos, frente al proceso que viven niñas y niños es fundamental, más aún en contextos de hospitalización, cuando esa presencia significa respaldo, cuidado, atención y amor en medio de una situación de enfermedad. Al mismo tiempo, este asunto me generó preguntas en torno al acompañamiento que se les da a los padres y acudientes en el hospital, pues el estar allí no sólo afecta a los niños sinotambiénasunúcleofamiliaryaquien permanentemente está con ellos mientras regresan a casa. Además de temas relacionados con la alimentación y la posibilidaddehospedarseenlahabitación, me pregunto si recibirán algún tipo de apoyo de profesionales en psicología o trabajo social, con quienes puedan contar durante su estancia en el hospital.
Si partimos de una concepción en salud integral,nosólo elcuerpo,sino tambiénel bienestar mental se ve afectado por la presenciadeenfermedad,yesnecesariono pasarloporalto,sinobrindarleslaatención adecuada a niñas, niños y sus familias, para que la estadía en el hospital no comprometa aún más su desarrollo y las relaciones familiares.
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