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economía
Opinión
Mgs. Aldo Abram Economista y Director de la Fundación “Libertad y Progreso”.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el gobierno cifran sus expectativas de salir del “cepo” en un futuro con un mayor ingreso de divisas. El problema es que no parece factible que, con control de cambios, vayamos a ver un incremento sostenido de recursos del exterior. En principio, nadie va a traer sus ahorros e inversiones del extranjero si no sabe con certeza si podrá llevárselos. De hecho, son frecuentes las restricciones a girar dividendos o pagos de otros compromisos al exterior por el mercado cambiario oficial. Incluso se ha avanzado sobre la operatoria con dólares paralelos legales, como los que recientemente implementó el BCRA y que afectó particularmente al “Conta-
Más exportaciones para poder salir del cepo, un perro que se muerde la cola do con Liquidación”, donde operan empresas y grandes ahorristas. El problema con el “cepo” es que los gobiernos usan este tipo de instrumentos cuando no quieren que se refleje en el dólar oficial todo lo que se está depreciando el peso. Cosa que en general sucede porque el BCRA emite para financiar el exceso de gasto del gobierno, y como la gente no demanda esa moneda local poco confiable, su precio baja, como pasa se produce de algo más de lo que la gente quiere. Estamos hablando de que los pesos en los que ahorramos y cobramos nuestros sueldos pierden poder adquisitivo, del que se apropia el BCRA para dárselo al gobierno para que gaste más. Mientras tanto, la gente tendrá menos con qué comprar, empobreciéndose. Cuando una moneda pierde valor, se refleja inmediatamente en el tipo de cambio, lo que preocupa a los gobiernos; ya que todos los bienes que están en las góndolas de los supermercados se pueden exportar o importar y, por ende, su valor depende del valor del dó-
Desafío Exportar | Agosto 2021
lar oficial. Por eso intentan evitar su alza y una de las formas para lograrlo es poner un cepo. O sea, restringir el acceso de empresas y personas a dicho mercado para poder fijar un valor artificialmente barato del dólar oficial. De esta forma, se logra que los precios de la gran mayoría de los bienes que consume la gente suban menos de lo que deberían. Así que está en la naturaleza del cepo que el valor de la divisa estadounidense que paga a quién se la vende no refleje la verdadera depreciación de nuestra moneda; pero ésta sí se observa en los mercados paralelos libres. Por ello, también la historia muestra que en el largo plazo la brecha entre ambas cotizaciones tiende a agrandarse, más allá de coyunturales reducciones. Así podemos decir que cualquiera que está obligado a entregar sus divisas extranjeras al BCRA sufre una quita, equivalente a la diferencia entre lo que recibió de pesos y lo que le saldría volver a recomprar esa moneda en los mercados libres. En la actualidad, esa diferencia implica una pérdida del 40%.