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transporte
Opinión
La digitalización marca un punto de inflexión en la industria de cargas aéreas Marcelo Rafael Ricciardulli Especialista en cargas aéreas, Fundador de aircargolatinamerica.com y VP Business Development LATAM para CargoAi.
Haciendo un poco de historia reciente, podemos afirmar que la irrupción de la pandemia causada por el Coronavirus, declarada a mediados de marzo de 2020, generó un colapso en casi la totalidad de las industrias y las actividades productivas a nivel global. Mucha tinta (real y digital) se utilizó en infinidad de artículos y notas explicando el impacto sin precedentes sufrido por las cadenas de suministro; y la logística, integrante muy importante de esas cadenas de suministro, se enfrentó a la mayor crisis de que se tenga registro en la historia. En las semanas siguientes a la de-
claración oficial de la pandemia por parte de la OMS, para limitar la propagación territorial y así intentar controlar la potencial catástrofe que se avecinaba, los distintos Estados adoptaron diversas medidas. En el frente interno, fronteras adentro, las principales medidas fueron los testeos de la población, el aislamiento y la restricción a la circulación (en mayor o menor grado, dependiendo de los distintos países). En el frente internacional, los distintos Estados adoptaron medidas de restricción a la circulación intrafronteriza de viajeros. En este sentido, la gran mayoría de los países llegaron a la medida extrema de cerrar totalmente las fronteras, o en su defecto, cerrarlas en forma selectiva, restringiendo el arribo de pasajeros provenientes de países donde el Coronavirus estaba impactando más fuertemente. Al reducirse el flujo de pasajeros a la mínima expresión, las aerolíneas comenzaron a cancelar frecuencias. La sequía de pasajeros llegó a un extremo tan serio que para mediados del 2020 más del 90%
Desafío Exportar | Junio 2022
de la flota global de aviones de pasajeros, combinando todas las aerolíneas, tuvieron que permanecer en tierra (grounded). Esto desató el apocalipsis (literal) en casi la totalidad de las aerolíneas del mundo, enfrentando pérdidas multimillonarias, al punto que algunas desaparecieron, otras debieron recibir fuerte asistencia financiera de sus gobiernos y algunas otras acogerse al capítulo 11 de la ley de quiebras de los EEUU (como en nuestra región fue el caso de LATAM, Avianca y Aeroméxico), para extender un paraguas protector a su actividad y poder encarar un proceso de racionalización y restructuración. Ante esta catástrofe, la industria de la aviación en su totalidad (organismos, aerolíneas, Estados, entes reguladores, agentes de carga, aeropuertos, etc.) comenzaron a trabajar hombro a hombro para, primero, intentar minimizar los efectos del derrumbe de la actividad y, en segundo lugar, trabajar en la reconstrucción de esta. Así como la industria del transporte de pasajeros se llevó la peor parte, los volúmenes globales de carga aé-