En busca del impacto creativo. El valor de las economías creativas en el medio rural, en lo marginal y en lo social Ana Revilla ■ Comisaria y Crítica de arte
Libertad, pluralidad y convivencia son condiciones necesarias en nuestra sociedad y en el arte. Los encuentros de creadores plásticos y visuales, permiten intervenciones artísticas en lugares que no han sido diseñados para ellas. Permiten al espectador conocer mejor los usos del arte contemporáneo y de los espacios que ocupa, la relación con nuestra sociedad. Reflexionar sobre la libertad, los flujos humanos, los lugares con memoria, la naturaleza, la identidad, el recuerdo, la historia y los símbolos. Ya he hablado en otras ocasiones de la evolución de los contextos expositivos y de producción de la sociedad contemporánea. Las obras de arte provocan una confrontación con la naturaleza simbólica y el visitante puede encontrar las conexiones y transmisiones que estos espacios posibilitan, al mismo tiempo que aprende a impregnarse de las diferentes formas de subjetividad que emanan de las piezas artísticas, a las que descubrirá en un nuevo contexto. El creador de nuestra época indaga en nuevas formas de expresión, innova en la habilidad técnica y busca alternativas diferentes para interactuar con el espectador. El lugar donde se presenta una obra de arte o un objeto producido en el contexto de una cultura específica puede cambiar sus posibilidades de interpretación, ampliándolas o reduciéndolas. Contextualizar, recontextualizar, interrogar la historia, descubrir en ella sus pulsos, sus conflictos, pensarlos en un presente en el que otras tensiones se revelan, son dilemas y nos hacen plantear nuevas visiones.1 Es importante desarrollar el pensamiento disruptivo, que tenga la capacidad de innovar, para generar productos de valor y alto impacto social. Actividades que fomenten una actitud curiosa. La investigación con empatía y la experimentación, son fundamentales. La curiosidad por sí sola no es suficiente para generar ideas. Las ideas se adquieren a través de procesos de investigación, acumulando información de diferentes fuentes. A través de un proceso convergente se empezarán a conectar hasta plantear y materializar una propuesta innovadora de valor. Finalmente, es necesario validar las ideas a través de la experimentación. La propuesta no solo tiene que gustar, tiene que ser útil hasta llegar a ser óptima y que genere el impacto que buscamos. La creatividad se erige como una habilidad trascendental para innovar y asumir nuevos retos, tanto para empresas como para profesionales. Ser capaz de poseerla y fomentarla en las instituciones permitirá incrementar las soluciones de valor en un mercado cada vez más competitivo y abierto a la sociedad e intereses de la economía creativa.. Encuentra satisfacía estos fines artísticos, sociales y culturales, y reinterpretaba el concepto de “espacio” productivo y expositivo. El creador y la obra convivían con el espectador y se establecía una secuencia vivencial, desde el proceso creativo hasta la contemplación de la obra de arte, donde hacerse realidad el placer de aprender. Pero a la vez se reactivaba el entorno rural: la participación, la actividad social, económica y cultural, la interacción, el flujo económico, la diversión y el emprendimiento. Encuentra promocionó y favoreció la presencia equilibrada de hombres y mujeres, de acuerdo con los “Por eso se habla tanto hoy de descolonizar el museo o de representar la creación artística de las mujeres, de asumir las identidades antropológicas que definen una cultura popular, de presentar obras que asumen las identidades de género sexual, social o político tantas veces discriminadas en el pasado y en el presente; cuestiones que no pueden permanecer ajenas a los que trabajan o piensan en el museo contemporáneo” (Joao Fernandes, El poder del arte. Obras de la exposición del Museo Reina Sofía. 1dic- 2 marzo 2019, p 20-23) 1