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segundo tercio del siglo XX, por Carles Sudriá
LAS TRANSFERENCIAS DE ENERGÍA ELÉCTRICA ENTRE ARAGÓN Y CATALUÑA EN EL SEGUNDO TERCIO DEL SIGLO XX*
Caries SuDRIÁ**
INTRODUCCIÓN
El objeto de este trabajo es estudiar las transferencias de energía eléctrica que tuvieron lugar entre Aragón y Cataluña durante los veinticinco años posteriores a la Guerra Civil (1940-1965). No creo poder aportar al tema novedades realmente importantes. Mi objetivo no es otro que ofrecer ordenados y relacionados entre sí los datos conocidos y presentar, a la vista de ellos, algunas consideraciones de carácter general.
Empecemos señalando que el suministro de electricidad fue un aspecto de la máxima importancia dentro de la gravísima depresión que tuvo que soportar la economía española durante los años que siguieron a la contienda civil. He analizado en otros trabajos la magnitud que alcanzaron las restricciones eléctricas y el impacto que tuvieron sobre la actividad económica española y catalana.' Sólo es necesario recordar aquí que la insuficiencia de la oferta de electricidad se dio de forma sistemática entre 1944 y 1955, que en la etapa comprendida entre 1944 y 1951 más de un diez por ciento de la demanda quedó insatisfecha, y que Cataluña fue con mucho la región más afectada. Los
* La redacción final de este trabajo se ha beneficiado grandemente de la animada discusión que tuvo lugar en el marco del simposio. Con la voluntad de no olvidar a ninguno de los muchos participantes que intervinieron, quiero mostrar aquí mi agradecimiento a todos ellos. ** Universidad de Barcelona. 1. Para España en su conjunto, véase SUDRIA, Carles: «Un factor determinante: la energía», en NADAL, J.; CARRERAS, A., y SUDRIA, C., eds.: La economía española en el siglo XX. Una perspectiva histórica. Ariel, Barcelona, 1987, pp. 333-335; y «La industria eléctrica y el desarrollo económico de España», en GARCÍA DELGADO, J. L. (director): Electricidad y desarrollo económico: perspectiva histórica de un siglo. Hidroeléctrica del Cantábrico, Oviedo, 1990, pp. 169-176. Para Cataluña, SUDRIA, Caries: «L'energia: de l'alliberament hidroeléctric a la dependéncia petroliera», en História Económica de la Catalunya Contemporánia. 5. s. XX. Població, agricultura i energia. Enciclopédia Catalana, Barcelona, 1989, pp. 251-263.
efectos de las restricciones fueron especialmente graves en la industria. Un cálculo aproximado sitúa en un 8 por ciento el producto industrial perdido por falta de electricidad entre 1944 y 1950.2 En definitiva, el tema aquí tratado es importante, en tanto que afecta a uno de los factores clave de la grave crisis que sufrió la economía española en su conjunto y la catalana en particular durante los años 1940 y 1950.
Establecer el monto de la producción, distribución y consumo de electricidad en los años que aquí estudiamos no es una tarea fácil. El problema no proviene de la escasez de fuentes sino más bien de su multiplicidad. Para determinados años pueden hallarse hasta cuatro o cinco estimaciones de la producción eléctrica española, todas ellas oficiales y todas diferentes. Algunas de estas diferencias están relacionadas con la inclusión o no de los autoproductores, pero otras carecen de explicación aparente. Esto significa, como es natural, que las cifras que voy a manejar son tan sólo aquellas que me han parecido más sólidas, no forzosamente las correctas.
El método empleado para establecer la producción de energía eléctrica en Cataluña ha consistido en agregar las producciones de todas las compañías comerciales y estimar luego de forma separada la producción autoconsumida. Ha sido necesario excluir de estas cifras la energía producida por empresas catalanas fuera de Cataluña. Para calcular el consumo bruto se han agregado igualmente los datos de todas las empresas que comercializaban electricidad en Cataluña, teniendo en cuenta que algunas de ellas distribuían energía fuera del Principado y vendían fuera parte de su producción.
La fuente básica utilizada ha sido la publicación del Sindicato Nacional (antes Vertical) de Agua, Gas y Electricidad titulada Datos estadísticos técnicos de las centrales eléctricas españolas, de periodicidad anual. Esta estadística era heredera de otra anterior publicada por la Cámara de Productores de Electricidad. Debo advertir que la información que contiene parece fiable para lo referido a la producción, incluso a nivel de central, pero poco segura en lo referido a las compras y ventas de fluido realizadas por las diversas empresas. En concreto, resulta poco tranquilizador comprobar que a menudo las cifras de las compras correspondientes a una empresa no coinciden con las de las ventas de la empresa que consta como vendedora.
2. SUDRIÁ, C.: «Shortage of electricity and industrial depression in Spain, 1944-1957». Inédito.
Tabla 1 CONSUMO, PRODUCCIÓN Y TRANSFERENCIAS DE ELECTRICIDAD EN CATALUÑA
CONSUMO TOTAL MWh PRODUCCIÓN IRDROELEC MWh PRODUCCIÓN TÉRMICA MWh ELECTRICIDAD IMPORTADA MWh
% 'IMPORT. SOBRE CONS. TOTAL PRODUCCIÓN EMPRESAS CATALANAS EN ARAGÓN MWh
COMPRAS FUERA DE LA ZONA CATALANA MWh
COMPRAS EN ARAGÓN (ESTIMACIÓN) MWh
1940 1.327,6 1.118,7 3,8 205,1 15,4 100,3 104,8 1941 1.335,4 1.126,5 3,8 205,1 15,4 100,3 104,8 1942 1.343,6 1.134,7 3,8 205,1 15,3 100,3 104,8 39,7 1943 1.403,9 1.198,0 8,1 197,8 14,1 119,6 78,2 35,5 1944 1.429,3 1.223,4 59,4 146,5 10,2 94,9 51,6 28,4 1945 1.219,1 775,4 260,4 183,3 15,0 98,0 85,3 40,9 1946 1.466,6 1.075,3 196,9 194,5 13,3 106,6 87,9 49,9 1947 1.566,8 1.233,9 126,6 206,3 13,2 121,8 84,5 53,0 1948 1.603,1 1.267,3 151,3 184,4 11,5 112,3 72,1 1949 1.382,9 887,1 280,7 215,2 15,6 111,4 103,8 1950 1.739,7 1.340,6 173,0 226,1 13,0 133,4 92,7 1951 1975,3 1.561,9 123,3 290,1 14,7 1952 2.298,2 1.786,3 180,6 331,2 14,4 1953 2.334,6 1.658,8 228,3 447,5 19,2 156,6 1954 2.360,3 1.667,8 229,2 463,3 19,6 217,5 1955 2.611,7 1.748,2 195,8 667,7 25,6 284,9 382,8 321,1 1956 3.015,1 2.164,7 167,5 682,9 22,6 294,3 388,6 318,7 1957 3.182,0 1.921,8 281,8 978,4 30,7 218,2 760,2 775,6 1958 3.363,0 1.900,6 200,0 1.262,4 37,5 279,3 938,1 1959 3.609,4 2.902,2 181,4 525,8 14,6 303,1 222,7 228,3 1960 3.694,4 3.172,9 152,0 369,6 10,0 335,4 34,2 17,4 1961 4.134,4 3.006,0 371,3 757,1 18,3 357,5 399,6 300,6 1962 4.416,2 3.006,7 614,0 795,6 18,0 447,1 348,5 447,8 1963 4.968,0 3.445,1 414,2 1.108,7 22,3 482,4 626,3 697,7 1964 5.484,2 3.464,7 755,6 1.264,0 23,0 537,2 726,8 1965 7.980,7 3.128,0 3.313,3 1.539,3 19,3 1.031,4 507,9
Una segunda consideración previa en relación con los datos utilizados debe referirse al carácter puramente formal de algunos criterios de clasificación. Una serie de centrales eléctricas de la denominada zona catalana se sitúan en el tramo de la Noguera Ribagorzana que sirve de límite entre Cataluña y Aragón. En este caso, la adscripción a una u otra región depende de un factor irrelevante: la orilla en la que está situada la central.
Hechas estas salvedades, podemos pasar a comentar las cifras que se contienen en la tabla 1, referidas al consumo total bruto de energía eléctrica en Cataluña y a su distribución según procedencia. Desde una perspectiva global destaca, en primer lugar, la existencia de diversas fases en el ritmo de incre-
mento del consumo. Entre 1940 y 1950 el consumo bruto de electricidad aumentó a una tasa anual acumulativa del 2,7 por ciento. Un crecimiento muy lento marcado además por profundas fluctuaciones en especial en 1945 y 1949. Como ya se ha comentado, a partir de 1944 el consumo se situó por debajo de la demanda, dando lugar a las restricciones. Entre 1950 y 1965, en cambio, el ritmo de aumento del consumo alcanzó el 10,7 por ciento anual. Las últimas restricciones graves se dieron en 1953 y 1954, aunque siguió habiendo problemas hasta 1957. Habrá que tener presentes estas dos etapas diferenciadas al estudiar la participación exterior en el suministro.
Las importaciones de electricidad han sido significativas en el mercado catalán desde el inicio mismo de la producción hidroeléctrica a gran escala. Su estudio para el período anterior a la Guerra Civil es el objeto del estudio de Jordi Maluquer de Motes. Durante el período que aquí estudiamos, las cifras del cuadro nos permiten distinguir diversas situaciones. Durante una primera larga fase, desde 1940 hasta 1952, la participación de las importaciones en el suministro total se mantuvo estable en torno a un 13-15 por ciento. Queda claro que no pudo recurrirse a las importaciones para paliar los gravísimos problemas de insuficiencia de la producción que se dieron en esos años.
Esta situación se altera durante el período comprendido entre 1953 y 1958. En esos años, las importaciones de electricidad aumentan de forma substancial, llegando a representar más de un tercio del suministro total. Como veremos más adelante este incremento se debe tanto a la construcción de nuevas centrales en Aragón por parte de empresas catalanas como a la adquisición de fluido a empresas no catalanas. Podemos afirmar pues que las importaciones sí tuvieron un papel destacado en limitar, primero, y eliminar, después, la penuria eléctrica en Cataluña en la década de 1950-60.
A partir de 1959 se abre una tercera fase en la cual el incremento de la producción catalana hace menos necesarias las importaciones, que se reducen tanto en términos absolutos como relativos. A partir de 1963 las importaciones vuelven a aumentar, aunque su importancia relativa no recupere las cotas anteriores.
En definitiva, se mantuvo la tradicional participación de las importaciones de electricidad en el suministro catalán. Sin embargo, sólo en la fase final del período de escasez —entre 1953 y 1957— contribuyeron de forma efectiva a reducir las restricciones que paralizaban la actividad económica de Cataluña.
LAS FORMAS DE ADQUISICIÓN DE ENERGÍA
La mayor parte de la energía eléctrica importada por Cataluña procedía de Aragón. Aunque en este caso nuestras fuentes son menos precisas, las cifras no dejan lugar a dudas. De hecho hasta mediados los años 1950 no hubo conexión con la zona levantina y sólo se obtenía electricidad de Aragón y de Andorra.
Hay que distinguir dos formas diferentes de obtención de energía eléctrica fuera del ámbito territorial catalán por parte de las compañías que distribuían en Cataluña: la instalación de centrales en territorio aragonés y la adquisición de energía a empresas ajenas al mercado catalán. Ambas formas se habían desarrollado ya en el período precedente, aunque con características distintas.
Inmediatamente antes de la Guerra Civil las relaciones eléctricas externas de Cataluña estaban articuladas de la siguiente forma. Existían en primer lugar una serie de centrales sobre los ríos Cinca y Ésera construidas en su momento por Catalana de Gas y Electricidad y que eran explotadas por la Cooperativa de Fluido Eléctrico. En segundo lugar, las compañías catalanas adquirían de forma regular los excedentes productivos de dos empresas situadas fuera del Principado pero vinculadas al capital catalán: la Electro Metalúrgica del Ebro —instalada en Sástago— y Fuerzas Hidroeléctricas de Andorra.
A partir de 1940 ambos tipos de relaciones cambiaron. Se construyeron nuevas centrales en territorio aragonés, que correspondieron casi exclusivamente a una nueva empresa pública: la Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana (ENHER). De hecho, al margen de las centrales construidas por ENHER, sólo se registran la de Castillonroy sobre la Noguera Ribagorzana —perteneciente a Explotaciones Hidroeléctricas— y la de Aragoné construida por Hidroeléctrica de Cataluña sobre el Ésera.3
ENHER, protagonista principal de esta historia, fue fundada por el Instituto Nacional de Industria en 1946. La gestación del proyecto fue compleja. Se partía, claro es, del gravísimo problema de suministro que estaba experimentando Cataluña y de la peculiar situación que atravesaba el grupo de empresas que, bajo el control de la Barcelona Traction, Light and Power, casi monopolizaba el suministro.
La Barcelona Traction —la «Canadiense»— era un conglomerado financiero con sede en Toronto que había desplazado a otros competidores en la batalla por el control de mercado eléctrico catalán entablada en los años 19101920. Despúes de la Guerra Civil, este conjunto de empresas se encontró en una situación extremadamente delicada. Buena parte de los capitales que tenía invertidos los había conseguido en el mercado financiero internacional, y debía realizar el consiguiente servicio de intereses y principal en moneda extranjera. El gobierno español, enfrentado a graves problemas de disponibilidad de divisas, denegó repetidamente las solicitudes de la empresa para transformar sus beneficios acumulados en España en libras u otra moneda fuerte extranjera. Así las cosas, la Barcelona Traction no pudo hacer frente a sus compromisos en el exterior, acumulando una deuda considerable. En esta situación, la empresa dejó de lado cualquier esfuerzo inversor, con lo que la insuficiencia productiva llegó a Cataluña antes y con mayor fuerza que al resto de España.
3. Hidroeléctrica de Cataluña fue creada en 1946 por Catalana de Gas, que le transfirió la propiedad de sus centrales y el control sobre la empresa explotadora, la Compañía de Fluido Eléctrico, antigua Cooperativa.
Esta anómala situación halló salida en 1951 cuando un grupo financiero español, encabezado por Juan March, instó la quiebra de la empresa canadiense y consiguió hacerse con el control de sus activos en España. Así nació Fuerzas Eléctricas de Cataluña (FECSA). La actividad inversora de la nueva empresa fue en los primeros años muy moderada. Hasta la segunda mitad de los años 1960 no construye nuevas centrales de dimensiones apreciables.
El hecho relevante, pues, es que durante más de veinte años la principal compañía eléctrica catalana no realizó ningún esfuerzo para cubrir la creciente demanda de electricidad.
La creación de ENHER hay que relacionarla con la existencia previa de otra empresa, la Minera Industrial Pirenaica, participada por el INI desde 1943 y que contaba con diversas concesiones sobre la Noguera Ribagorzana. El mismo 1946, el INI consigue concesiones sobre el conjunto de la cuenca, y con unas y otras y ante la urgente necesidad de paliar la escasez de electricidad, se funda ENHER.
Empezando por Senet y Bono y siguiendo por Llesp, Pont de Suert, etc., ENHER fue creando nuevas centrales a ambos lados del límite entre Cataluña y Aragón. Entre 1951 y 1962 puso en explotación 320.000 kW, de los que cerca de 80.000 estaban ubicados en la provincia de Huesca. La potencia hidroeléctrica instalada por ENHER alcanzaba en 1962 casi el 30 por ciento del total instalado en la denominada zona catalana. En ese mismo año la potencia instalada en Aragón (ENHER más Hidroeléctrica de Cataluña) era de 120.000 kW, algo más de un 10 por ciento del total (Tabla 2).
La estrategia de ENHER tuvo una segunda fase centrada en la explotación de las cuencas del Cinca y del Ebro. En 1964 se inauguró la central de Mequinenza, una de las mayores de España (312.000 kW), a la que siguió la de Riba-roja (ya en Cataluña) sobre el Ebro. Entre 1967 y 1969 entraron en funcionamiento las centrales de Grado I y II y Mediano, sobre el Cinca. En 1980, ya fuera del ámbito temporal de este trabajo, ENHER explotaba un total de 1.100.000 kW hidráulicos, de los que 500.000 estaban establecidos en Aragón.
La segunda forma de obtención de energía foránea era la compra a compañías que no distribuían en Cataluña. Ya se ha señalado que en este aspecto los datos disponibles son poco fiables. Sólo la consulta de la documentación de las empresas permitirá verificarlos. En cualquier caso, las cifras de la Tabla 1 permiten distinguir dos fases bien diferenciadas. El punto de inflexión debe situarse en este caso en 1952, con la entrada en funcionamiento del primer grupo de la central térmica de Escatrón, en la provincia de Zaragoza, construida por otra sociedad del INI, la Empresa Nacional «Calvo Sotelo» (ENCASO). En 1955 entró en funcionamiento un segundo grupo y en 1958 el tercero. Una parte substancial de la producción de esta central, especialmente hasta 1958, fue vendida a FECSA o a Hidroeléctrica de Cataluña.
Al margen de esta nueva vía de transferencia, se mantuvo y amplió la tradicional conexión entre la Electro Metalúrgica del Ebro y el mercado catalán. A la antigua central de Sástago se añadió en 1957 el salto de Menuza, en la misma zona del Ebro, lo que permitió ampliar las ventas a FECSA y ocasionalmente a ENHER.
Es preciso destacar también que en 1953 se crea a través de Unidad Eléctrica (UNESA) —entidad creada en 1944 para coordinar los intereses de las compañías privadas— el Repartidor Central de Cargas para fomentar la interconexión entre las diversas zonas eléctricas. La imposibilidad de transferir energía entre las distintas redes regionales había impedido aliviar la escasez sufrida desde 1944. La conexión entre las zonas catalana y del norte se efectuó por la parte septentrional de la provincia de Huesca en 1959.
En el marco de las transferencias de energía eléctrica entre Cataluña y Aragón, la relación con las empresas específicamente aragonesas —Eléctricas Reunidas de Zaragoza y Energía e Industrias Aragonesas— fue muy débil. Sólo Eléctricas Reunidas estuvo recibiendo energía de forma regular de FECSA y ocasionalmente de ENHER.'
CONSIDERACIONES FINALES
De todo lo dicho hasta aquí podemos extraer algunas conclusiones. En primer lugar, parece claro que la aportación aragonesa al suministro de electricidad a Cataluña fue en todo momento relevante, pero que sólo tuvo valor decisivo en los años 1953-1958.
Hay que destacar, en segundo lugar, la notable expansión de las instalaciones eléctricas propiedad de empresas catalanas sobre tierra aragonesa. Las cifras elaboradas por Vicente Pinilla indican que estas empresas disponían en 1959 del 15 por ciento de toda la potencia eléctrica instalada en Aragón y del 25 por ciento de la potencia hidroeléctrica.'
Para valorar el impacto que pudo tener para la economía aragonesa esta transferencia de energía habría que tener en cuenta diversos factores. Hay que considerar, primero, qué parte del valor añadido incorporado a la electricidad transferida quedaba en Aragón. En tanto en cuanto la transferencia era realizada por empresas no aragonesas cabe pensar que una parte de ese valor pasó a otras zonas. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que entre los costes de la energía transferida el más importante era sin duda el derivado de las inver-
4. Sobre la evolución de la producción y el consumo de energía eléctrica en Aragón debe consultarse el trabajo de PINILLA, Vicente: «Crisis, cambios y expansión en el sector eléctrico en Aragón entre 1940 y 1960», dentro del volumen Eléctricas Reunidas de Zaragoza (1910-1986). El desarrollo del sector eléctrico en Aragón. En prensa. Agradezco a Vicente Pinilla que me permitiera consultar este artículo antes de su publicación. 5. Ibidem.
siones realizadas en la construcción de las centrales. Estas inversiones movilizaron sin duda un volumen muy considerable de mano de obra y servicios radicados en Aragón. En el caso de la electricidad térmica es preciso considerar la actividad inducida sobre las minas turolenses de las que procedía el combustible. Finalmente, y en el plano negativo, habría que valorar los costes económicos, ecológicos y humanos que se derivaron de la inundación de valles y pueblos. Parece claro que las indemnizaciones concedidas no cubrieron los daños ocasionados ni tan sólo en lo referido a la propiedad individual. En el mismo renglón negativo es preciso considerar el coste de oportunidad de la opción adoptada. La utilización del agua para la generación de electricidad se hizo en buena parte a costa de su posible uso para el riego.
En definitiva, una evaluación correcta del impacto que tuvieron y tienen las transferencias de energía para las dos regiones resulta extremadamente compleja, aunque no cabe duda de que —al menos en el período aquí considerado— el balance aragonés sería menos positivo que el catalán. Esto mismo obliga a llamar la atención sobre la necesidad de evaluar de forma muy cuidadosa los costes de este tipo de actuaciones, más allá de los intereses estrictamente económicos a corto plazo de unos y otros.
Tabla 2
CENTRALES ELÉCTRICAS CONSTRUIDAS POR COMPAÑÍAS ELÉCTRICAS CATALANAS EN ARAGÓN (1940-1970)
AÑO CENTRAL COMPAÑÍA POTENCIA (kW)
1948 Aragoné Cía. Fluido Eléctrico 7.200 1951 Senet ENHER 8.640 1953 Bono ENHER 3.800 1955 Escales ENHER 36.000 1962 Santa Ana ENHER 30.400 1964 Mequinenza ENHER 312.000 1967 Grado I ENHER 18.080 1968 Grado II ENHER 27.200 1969 Mediano ENHER 66.400
Fuentes: Sindicato Nacional de Agua, Gas y Electricidad, Datos Estadísticos Técnicos de las Centrales Eléctricas Españolas. Memorias estadísticas de Unidad Eléctrica, S. A.; y Vicente Pinilla (trabajo citado en nota 4).
I
I I I I I
CONSUMO BRUTO TOTAL DE ELECTRICIDAD EN CATALUÑA Y ELECTRICIDAD IMPORTADA (Miles de MWh)
19(4
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1956
1952
1948
1944
1940 - ELECTRICIDAD IMPORTADA
- - CONSUMO BRUTO TOTAL
PARTICIPACIÓN DE LA ELECTRICIDAD IMPORTADA SOBRE EL CONSUMO TOTAL (%) 1964
1960
6 19
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1940