todavía no cruzábamos con los líderes, por lo que pensé que íbamos bien, ya nos habíamos acoplado como grupo y veníamos rodando sin mayor complicación.
Una de las mayores alegrías de esta primera vuelta fue ver que en los 20 o 30 que íbamos juntos, hubo cierto entendimiento, los más jóvenes escuchaban y atendían los consejos de los que somos ya más veteranos; un compa sudamericano mucho colaboró en organizar al grupo, sobre todo en la zona de viento. Me encantó que el 40 % (aproximadamente) del grupo eran mujeres, muy fuertes, rudas y entronas. Con Laura, de SLP, número 2715, algo puedo dialogar a la hora del “metete”, “dale”, “que no se te vayan”, “pasas y te quitas”, me preguntó sobre mi tiempo estimado y como siempre digo: “disfrutemos y démosle lo más duro posible, el resultado lo sabremos al cruzar la meta”. Me comentó que su objetivo eran 4 horas 15, pasamos los primeros 80 km en 2 horas 3 minutos, por lo que le comenté que a ese ritmo lo iba a lograr sin problema. El clima fue benévolo para todos, sobre todo en la primera vuelta, misma que dimos muy compactos, y cuando llegamos a la zona hotelera por el aeropuerto
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Faltando unos 300 o 400 metros para la vuelta en “U” del Hotel Cozumeleño, entonces nos cruzamos con los tres líderes fugados, que ya le sacaban unos 200 metros al grupo perseguidor, al que no vi muy alterado y pensé que la larga fuga podría coronar. Cruzando la meta, el grupo de 40 se convirtió en 20, la mitad iba por el Medio Fondo y los que iniciamos la segunda vuelta seguimos trabajando bien, aunque a un ritmo menor. Nos alcanzó un grupo pequeño al que nos adherimos, hasta que en la zona del “túnel” de plantas, antes de llegar al KOW, vino la temida caída: una distracción, toque, y unos 10 colegas al suelo, esto fue a mi derecha, logré pasar, pero detrás se hizo medio la pelotera. Como es costumbre, tengo la dicha de rodar con Iker, mi hijo, que venía unos 10 metros atrás en el mismo
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