antes DEL AULA
Historia de América Latina: ENTRE LO REAL Y LO FICTICIO Juan Gerardo Paredes Orea
El presente artículo tiene el propósito de externar la imperiosa necesidad de fomentar en los alumnos de secundaria el interés por la historia latinoamericana. Propiciar en los alumnos el análisis, la comprensión y la investigación de la historia de nuestro continente, así como desarrollar y reforzar en los alumnos la cultura, la identidad, la unidad latinoamericana y la defensa cultural ante la penetración de otros países. Detalle del Códice Dresde de la cultura maya.
I. Planteamiento
II. Para pensar la Historia
A dos siglos de distancia de la emancipación, se abre un paradigma en lo concerniente a la cultura, a la identidad y a la unidad americana. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Son dos preguntas sencillas y a la vez complicadas que, lejos de darle vuelta, el sistema educativo debería estar preocupado por planteárselas y asumir una responsabilidad en la formación de las conciencias históricas de los alumnos. ¿Somos americanos, latinoamericanos, hispanoamericanos, iberoamericanos? En el artículo plantearé la necesidad de que las aulas de secundaria sean espacios en donde los alumnos desarrollen y refuercen la cultura, identidad y unidad americana, como defensa ante la penetración cultural de otros países.
La historia de Europa ocupa un lugar preponderante en el programa curricular de secundaria, mientras que la de los pueblos latinoamericanos solamente tiene un espacio breve y se da en la medida en que entran en contacto con la cultura occidental. Pareciera que fuéramos una extensión de la historia occidental. A esta visión histórica se le llama eurocentrismo y no es más que una manipulación de los hechos para resaltar la historia europea. Un caso común del eurocentrismo es el llamado “Descubrimiento de América”. Antes de que llegaran los europeos, el continente americano ya estaba poblado por pueblos que habían alcanzado un alto grado de civilización. Es decir, lo que hubo en realidad fue un encuentro
26
CORREO del MAESTRO
núm. 192 mayo 2012