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Kennedy y el caldo tlalpeño
from El Taquito
“El Taquito”: una historia que contar
kenneDy y el calDo TlalPeño el PresiDenTe lóPeZ maTeos lo agasaJó con un banqueTe serviDo Por el TaquiTo
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La visita del presidente estadounidense John F. Kennedy del 29 de junio al 1 de julio de 1962, marcó uno de los hitos en la historia mexicana de la segunda mitad del siglo XX.
Aunque acostumbrado al baño de multitudes, el mandatario -quien tenía entonces 45 años-, no esperaba que se le fuera a dar una recepción tan cálida.
A lo largo de su recorrido, desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hasta el centro de la capital, un millón y medio de personas, alineadas en vallas a su alrededor, lo saludaron, lo mismo desde la calle que trepados en balcones, estatuas, árboles y arbotantes. Al paso de su auto Lincoln descapotable, algunas mujeres le arrojaban flores y, según las crónicas de la época, durante su recorrido pudo deleitarse con la música de numerosos grupos de mariachis. Cuando desembocó en la Avenida Reforma, unos 10 mil soldados le presentaron armas y al arribar al Zócalo, las campanas de
Una imagen del fotógrafo Robert Knudsen, sobre la visita del presidente Kennedy y su esposa Jacqueline, captada el 30 de junio de 1962
La revista Life se ocupó de reseñar la visita de Kennedy y su esposa Jacqueline. Abajo, una imagen de su ejemplar. Arriba, el sarape de bienvenida de El Taquito
Catedral doblaron como parte de la estridente bienvenida, mientras una lluvia de confeti se desparramaba sobre su cabeza.
Sin duda su anfitrión, don Adolfo López Mateos, no reparó en gastos para impresionar a su amigo con tal recepción.
No podía dejar de mencionar, en esta parte, la formidable comida que el gobierno de México ofreció al presidente de Estados Unidos, J. F. Kennedy y a su esposa, Jacqueline, en el Castillo de Chapultepec.
Al banquete para 200 personas y servido por El Taquito, asistieron el presidente López Mateos con la primera dama, Eva Sámano, su gabinete en pleno y empresarios de todo el país.
El menú consistió en caldo tlalpeño y de plato fuerte, filete de res a la tampiqueña; además, canastitas con dulces mexicanos preparadas por mi prima
Conchita, quien se lució con ese detalle, al que colocó, como pequeño recuerdo, un sarape en miniatura con un grabado donde se informaba a los señores Kennedy que la comida era servida por nuestro restaurante. En él, se les deseaba una feliz estancia en México. Fue un evento realmente inolvidable.
“El Taquito”: una historia que contar
una cena real Para el PrínciPe carlos
Conocer y entender a México pasa necesariamente por dos de sus bastiones históricos: el Puerto de Veracruz, punto neurálgico del encuentro de dos mundos y por el Centro Histórico de la Ciudad de México, síntesis de culturas que entrelazan al norte con el sur.
Ambos, con todo su esplendor, recibieron el 17 de marzo de 1992 al heredero de la corona británica, el príncipe Carlos de Gales.
Enmarcada en la celebración de los 100 años de la modernización del puerto de Veracruz, la visita del heredero al trono de Inglaterra, estuvo salpicada de los colores y sabores de México.
Fue precisamente nuestro restaurante, el encargado de mostrar parte de la riqueza culinaria mexicana, al servir en el Museo Franz Mayer,
una cena de gala para el distinguido visitante, quien probó lo mismo el picosito sabor de los antojitos, que el internacional coctel Margarita, elaborado con el no menos tradicional y emblemático tequila.
El banquete, servido para 200 personas, consistió en delicadas tostaditas de pata y pollo y los imprescindibles sopecitos, ricamente condimentados con lechuga, crema y queso; las quesadillitas de rajas, chicharrón y huitlacoche.
Asimismo, taquitos dorados, pambacitos compuestos y pellizcadas, todos platillos que El Taquito ha confirmado como sus especialidades a lo largo de décadas, lo que le ha dado el sello característico de la buena cocina mexicana.
Fue durante esa visita cuando el Príncipe se mostró impresionado por el plan de renovación del Centro Histórico y expresó su deseo de retornar cuando este programa concluyera.
Un presente para el Príncipe Carlos de Inglaterra. Con él, Marcos Guillén y el embajador de México ante el Reino Unido, Antonio Armendáriz
Ilustración de Luis Borja