El pincel taurino de Pancho Flores

“El Taquito”: una historia que contar

Francisco Flores Montes, pintor mexicano de gran fama, mejor conocido como Pancho Flores, quizá fue el más destacado artista taurino del país.

“Tenía unas facultades artísticas extraordinarias; en esos años era muy joven y bien podía aventajar hasta al mismo maestro Ruano Llopis”, aseguraba uno de los cronistas de la época, al referirse al connotado artista.

Comentaba que esta definición provenía de Antonio Navarrete, “un gran pintor y el mejor discípulo del llorado artista valenciano” y por ello adquirían “toda la fuerza que emana del saber y la autoridad, para convertirse en el mayor elogio y el retrato más fiel del genial Pancho Flores.

“Dueño del movimiento en cua-

Uno de los magníficos óleos de Pancho Flores

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252 Los niños Rafael y Marcos Guillén Hernández, el pintor Pancho Flores y Manolo Martínez. 1967

dros y apuntes, que es lo más difícil en pintura y escultura taurinas, y de una acusada personalidad, tiene puntos de referencia con la obra de Ruano Llopis, pero se bifurcó cada vez más, en la medida en que avanzó en su pintura” .

el arTe Taurino sobre rueDas

En una de las visitas de este pintor al restaurante, dio la casualidad de que se había adquirido una camioneta Chevrolet, modelo 57, blanca, lista para ofrecer los servicios de banquetes a domicilio.

Pancho Flores le dijo a los hermanos Guillén que deseaba rotular algún pase taurino en esa camioneta; por supuesto que su propuesta fue aceptada de inmediato. Se la llevaron a su taller y en menos

Algunas de las suertes de la tauromaquia, en el inigualable estilo del connotado pintor mexicano

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Detalle de una de las obras de Pancho Flores

“El Taquito”: una historia que contar

de dos días el vehículo dejó de ser tal para convertirse en una verdadera obra de arte sobre ruedas. Él había pintado en uno de sus costados a Silverio Pérez y en el otro a don Rodolfo Gaona con su montera en alto.

La camioneta terminó su vida útil y sus láminas fueron recortadas con cuidado, enmarcadas y alguna vez estuvieron expuestas a la entrada de la planta alta.

un Diálogo con los Pinceles

La crónica sobre el trabajo del artista, apuntaba también que “fue el maestro Ruano Llopis quien animó a Pancho Flores para seguir pintando; de igual manera el maestro Antonio Navarrete, con quien tomó clases de retrato.

“Decía que en partes de su obra hay cierto parecido con el trabajo de Llopis, pero que ése era un parecido a fuerzas.

“Un triunfador como lo fue Ruano, tenía forzosamente qué influir en los demás, máxime si todavía no se ha llegado a dominar la técnica y se tiene pocos años en el oficio”, aseguraba.

Igualmente, la reseña mencionaba que “los toreros que más le gustaban a Flores fueron Lorenzo Garza con la muleta y Chucho Solórzano con el capote, pero habría que conocer la postura actual del artista”.

Finalmente, se explicaba que “otros cuadros más, como el Par de Pamplona de Rodolfo Gaona, el Pase por alto de Luis Procuna u otro de Alfredo Leal”, daban esa misma impresión.

Sin embargo, la poca producción de obra de este género hace muy codiciadas las pinturas y esculturas que lo representan, por lo que son pocos los lugares donde pueden admirarse”.

Dentro del acervo de obras pictóricas, entre otras, que son propiedad de la familia Guillén, se encuentran diversos cuadros pitados con motivos taurinos por este artista mexicano, quien realizó dichos trabajos por encargo de don Rafael Guillén Rioja, y los cuales en diversas épocas han engalanado las paredes de El Taquito.

De hecho, la propiedad de esas obras por parte de la familia Guillén, fue reconocida por Pancho Flores, pues éste en su momento las vendió a don Rafael Guillén Rioja, de lo que en su momento tuvieron conocimiento los actuales herederos del pintor.

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