La banalidad del bien
La certeza de ser escritor exig e la condición de lo esencial: la libertad. Escribir es un compromiso, no una “componenda ideológica” —zalamería permisible que traduce su “Populismo cultural” en beneficio de canallas y gandallas—. Donde la servidumbre desacredita el riesgo incómodo de la responsabilidad intelectual —fomentando la confusión social—, las palabras sobran y los premios son inútiles.
La libertad, concebida como autodeterminación y, a la vez, entendida como emancipación; sobre todo, ante las comparsas políticas, los vicio religiosos o los endulzamientos económicos que, en la evidente práctica del “Populismo cultural”, se transforman en peligrosos “altares de sacrificio” para los sueños, el arte y el pensamiento. Un precio civil caro a pagar.
Insuflada de hambre de absoluto, se ha vendido la idea de que la “presea oficial” avala oficios y certifica profesiones como lo ha ofertado también la fallida universalidad académica—, queriendo así “garantizar” sus prácticas (con “vidas” plagiadas, hacia el corral del voto). La “banalidad del bien”, arrastrada por una ingenua moral feliz o una aséptica bondad sagrada, mancilla la dignidad y devalúa los esfuerzos personales. El “Populismo cultural”, a través de su seducción oficialista, instaura las decepcionantes “esclavitudes” culturales de nuestro tiempo.
Y, de igual manera, hay que entenderlo en la lírica de Nikos Kazantzakis: “Cogidos por las redes de la carne, luchan por librarse, por salvarse, y caen en redes más espesas, en las redes del entendimiento; y a eso le llaman salvación. Cambian de prisión, ya los muros no son de piedra y cal y hierros, sino de esperanzas y sueños; cambian de prisión, ¡y a eso le llaman LIBERTAD!”
R.S.
Redes, pantallas y poder real / Sergio Gómez Montero págs. 3 a 5
Crisis actual de la modernidad tardía / Fernando Mancillas Treviño págs. 6 a 8
Un selfie con Pessoa / Daniel Salinas Basave pág. 9
Prensa y publicidad: la literatura infomercial fronteriza /
Gabriel Trujillo Muñoz págs. 10 a 12
La crítica / Carlos Mongar págs. 13 y 14
Placeres contemporáneos / Enrique Botello pág. 15
El Morrison que muchos llevamos dentro / Eduardo Cruz Vázquez págs. 16 y 17
Rocío Caballero exhibe en el norte mexicano / Carlos-Blas Galindo págs. 18 y 19
Crea comunidad a través del muralismo / Jeanette Sánchez págs. 20 y 21
Memoria de un espacio físico: “El barranco” en la colonia Guaycura a finales de los años setenta / Iliana Hernández Partida págs. 22 y 23
Old Ez: Luces en la eternidad / Rael Salvador pág. 24
Palabra no responde a colaboraciones no solicitadas ni asume como propias las opiniones de sus columnistas y comentaristas. La opinión de la revista literaria se encuentra reflejada en su editorial.
Todas las imágenes y fotografías que aparecen en la presente edición son utilizadas con fines informativos. El equipo editorial se ha dado a la tarea de indagar los derechos de autor correspondientes o su procedencia, consciente de su obligada autoría. En caso de omitir algún crédito, ofrecemos una disculpa y agradeceremos la información brindada para incluirla en una posterior edición.
raelart@hotmail.com / editores@elvigia.net
Director General
Arturo López Juan
Director de Información
Enhoc Santoyo Cid
Director Editorial
Gerardo Sánchez García
Gerente Administrativo
Alfredo Tapia Burgoin
Coordinadora de Publicidad
Ma. Del Socorro Encarnación Osuna
Coordinadora de El Vigía Digital
Sandra Ibarra Anaya
Editor PALABRA
Rael Salvador
Corrector
Manuel Quintero
Diseño Editorial
Arturo Corpus
Fotograf ía
Enrique Botello
Colaboradores
Carlos Mongar, Sergio Gómez Montero, Gabriel Trujillo Muñoz, Federico Campbell (†), Daniel Salinas Basave, Leobardo Sarabia, Santiago M. Zarria, Manuel Quintero, Enrique Botello, Héctor García M., Óscar Ángeles R., Fernando Mancillas T., Iliana Hernández Partida, Jazmín Félix, Herandy Rojas, Francisco Moreno, Fernando Reyes Trinid, Joatam de Basabe, Iván Gutiérrez, Rubén Rivera, Miguel Lozano, Carlos-Blas Galindo, Alberto Manguel, Janette Sánchez, Martín Caparrós, Alfonso Lorenzana, Marcela Danemann, Eduardo Flores Campbell y Eduardo Cruz Vázquez.
Corresponsales en el extranjero
Ferdinando Scianna (Italia); Cony Mollet-Sigüenza (Francia); Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” (Chile); Patrick Liotta (Argentina); Héctor García Mejía (Los Ángeles).
Corresponsal en Tijuana
Enrique A. Velasco Santana
Dirección: Av. López Mateos, No. 1875. Ensenada, Baja California. México.
Teléfonos para publicidad: 120.55.55, extensión 1023.
2 Febrero 2023 / Número 15
Entretelones
Redes, pantallas y poder real
Inicios
Una de las cosas más significativas de la postmodernidad contemporánea es, sin duda, el manejo del ciberespacio, el que, desde su aparición hoy remota (por poner una fecha arbitraria: mediados de los años cuarenta del siglo pasado), registra, por un lado, una aceleración creciente de su perfeccionamiento tecnológico, a la vez que, por otro lado, una vinculación estrecha con el poder ideológico del capitalismo, lo que lo ha convertido en una de las armas letales de dicho poder.
Si bien el ciberespacio ha sido objeto de atención extrema (desde Wittgenstein, hasta Eco y Bauman han incursionado al respecto, y bien vale la pena leer el artículo “Filosofía de las redes sociales y sus posibles efectos en la sociedad del siglo XXI”, en Filosofía de la Red del 24/XII/2021 o, también, leer a ByungChul Han con Capitalismo y tensión de muerte, entre otros), habría que seguir profundizando en ello para borrar así muchas falsas ideas que, se considera, rondan las temáticas complejas que tienen que ver con el manejo del ciberespacio (“Benditas redes”, calificarlas así, como alguna vez las calificó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), debe considerarse un grave error o una inocentada no justificable).
Muchas, y muy complejas, son pues las implicaciones que hoy tiene el manejo arbitrario que caracteriza el uso de la red (otros y otras dicen, en plural, las redes) y que, aquí, da origen a las siguientes reflexiones.
Lo remoto-cercano
Lo remoto de la red es el nacimiento de la computadora, que en sentido estricto tuvo fines militares, al igual que la aparición del internet, cuya intención exacta sólo el Pentágono la puede establecer, aunque su diseño fue responsabilidad de un grupo de tecnócratas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para, durante la denominada Guerra Fría, garantizar los intereses militares del gobierno de Estados Unidos. ARPANET fue el nombre que originalmente se le dio a esa red militar así creada, que luego, por razones hasta hoy difíciles de precisar, quedó, en apariencia, al arbitrio de quien la quisiera utilizar virtualmente a nivel mundial, contando, claro, con la capacidad técnica requerida para acceder a lo que hoy se denomina ciberespacio, el cual se ha venido extendiendo de una manera exponencial tanto desde el punto de vista tecnológico (sus vinculaciones con la nueva revolución industrial y la IA -Inteligencia Artificial- son cada vez mayores e igualmente oscuras, en muchos sentidos) y de manejo de la conciencia humana. Pero, ¿ese paso de lo militar a lo público fue tan arbitrario y casual como se cree? Al respecto, para entender los intríngulis de esa acción bien vale la
pena leer a Franco Berardi (Bifo) y su libro Generación Post-Alfa (Tinta Limón, España 2010) para encuadrar con precisión qué es en realidad el ciberespacio y de cómo, hoy, se ha convertido en una de las armas predilectas, insustituibles, de la ideología capitalista sobre todo, precisamente, porque permite el manejo de la conciencia humana de una manera si no total, sí muy extendida, toda vez que es muy difícil resistirse a sus mecanismos de atracción —que rondan, indistinta y confusamente, entre la adicción y la comunicación—, aunque tomando en consideración, sin duda, que para contrarrestar sus efectos perversos es necesario conocer a fondo los múltiples mecanismos que utiliza para concretarse.
3
POR SERGIO GÓMEZ MONTERO*
Al respecto, previo a las redes, no hay que olvidar cómo las pantallas (primero el cine y luego la TV sobre todo) desde un poco antes comenzaron a ejercer sobre el ser humano efectos perversos que afectaron, en particular, los procesos de socialización y conocimiento y modificaron así la cotidianidad (ubicando allí, en particular a la educación) en la que se movía ese ser humano, lucha que hoy, luego del surgimiento de las redes, se ha intensificado de manera sensible (luego de la pandemia reciente, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés)
«“Ese libre acceso, al convertirse en adicción anula la conciencia y por ende anula a la libertad y, contradictoriamente, somete a los usuarios de la red»
ha estimado que en términos concretos, a nivel mundial, los procesos escolares han perdido un promedio de dos años de enseñanza, con todo y la intervención que tuvieron las pantallas, no se sabe hasta ahora si para bien o para mal, en esos procesos).
No trataré aquí ningún aspecto tecnológico de la concreción del uso y manejo del ciberespacio (un tema de extravagante complejidad), sino sólo ver de qué manera, casi subrepticiamente, ese manejo complejo de la tecnología ciberespacial (que hoy, lo mismo se concreta en Estados Unidos que en Rusia o China, aunque
sólo el primer país mencionado utiliza el manejo del ciberespacio con fines abiertamente ideológicos).
Por donde se vea, pues, es muy complejo abordar el análisis de la red sin tomar en cuenta las múltiples tramas tecnológicas e ideológicas que atraviesan esa temática.
La falsa dualidad
Una de las primeras cosas que hoy de manera obligada hay que tomar en consideración al analizar a la red (o uso comunicacional del ciberespacio, de manera más precisa) es la falsa dualidad que la envuelve: consideran muchos que es absolutamente libre dado que nadie, aparentemente, la cubre ni la controla. ¿Pero
4
es en realidad libre o esa libertad es una engañifa de los verdaderos controladores del ciberespacio para apoderarse y manipular la conciencia de sus usuarios? Desde luego, esa pregunta no se la formulan, ni mucho menos, los usuarios de la red, pues para ellos es una especie de deidad incontrovertible. Para ellos, la red es libre y funciona sin control por la cantidad de basura (eso sí se sabe) que circula por ella: desde fake news, bots, montajes, hasta pornografía del más bajo nivel, junto con todo un conjunto de contenidos (música, canciones, discursos diversos) que de manera incansable se mueven por sus múltiples canales para expresarse y a los que uno puede acceder libremente o con pagos publicitarios unos, en efectivo otros. Si bien lo anterior es cierto, es que ese libre acceso, al convertirse en adicción anula la conciencia y por ende anula a la libertad y, contradictoriamente, somete a los usuarios de la red. Ese es el juego de la ideología capitalista: volver en sus esclavos a los usuarios de la red.
Esa carrera del ser humano por informarse, es decir, por saber más allá de lo que sensorial o mentalmente puede captar, es la base de despegue del ciberespacio y lo que explica, además, el crecimiento de la red, fuente inagotable de “información” de naturaleza múltiple que virtualmente agobia a sus usuarios: ¿cuánto de lo que hoy se recibe como información de la red tiene un sentido de utilidad verdadera para sus receptores? ¿Alguien tiene una idea de ello? Pero la utilidad no es la razón de ser de la red. Su verdadera razón es meter en su circuito de operación al mayor número de usuarios/esclavos cuya razón de ser es convertirse en verdaderos adictos de la red, que es la que finalmente consume a sus usuarios. Ese es hoy el verdadero juego perverso del ciberespacio: restarle poder de discernimiento al mayor número de seres humanos que sea posible.
de conciencia (de poder conocer) casi total, descubriéndose así el fin último de este juego que plantea la red: conocer o no conocer, ése es el dilema (conocer los fines y razones de la hermenéutica ayuda a descifrar tal dilema o más sencillo, leer el texto de Carlos Mongar “Sobre la estupidez 2.0”, en el número 11 de Palabra, de octubre de 2022, que en mucho ayuda también a ese desciframiento).
Así de simple, así de sencillo.
El poder real
le imprimen a la tecnología una velocidad acelerada para ir perfeccionando sus mecanismos de funcionamiento. Pero, por el otro, un control enfermizo de la conciencia de los seres humanos, son hoy las tendencias opuestas que caracterizan a la red y que llevan a uno a preguntarse: ¿a qué entonces apostar al respecto? (leer el escrito de Peio H. Riaño “Pantalla, la única realidad que no contagia”, en Nueva Sociedad del 12/I/2023).
“Lo que conlleva la ideología capitalista: falsa conciencia, consumo, destrucción del ambiente, patriarcado, racismo, destrucción de culturas ancestrales y otros vicios”
¿Cuál es entonces el poder real de la red? Desde luego, la pregunta si bien se plantea con relativa facilidad, su respuesta es de una complejidad apabullante pues en ella se entrelazan asuntos embrollados y muy complicados que tienen que ver con algo ya mencionado (la cuarta revolución industrial y la inteligencia artificial) cuyo uso y manejo, hasta hoy, está reducido a la sabiduría de think thanks que se reserva sus saberes de forma muy estricta, aunque uno de los objetivos de la red sea, contradictoriamente, involucrar al mayor número de usuarios…, que no tienen idea de en qué están metidos.
El dilema hoy, de esta manera, no es libertad plena o control de los medios, sino el enunciado en el párrafo anterior, que lleva, entre otras cosas, a preguntarse si puede uno, en su sano juicio, oponerse a los avances verdaderos de la ciencia expresados en la tecnología, al margen de que ello, hoy, implique el sometimiento de los seres humanos a todo lo que conlleva la ideología capitalista: falsa conciencia, consumo, destrucción del ambiente, patriarcado, racismo, destrucción de culturas ancestrales y otros vicios de la misma naturaleza.
Caer en el juego de la falsa dualidad (libertad plena o sumisión plena) es caer en la trampa ideológica de esta arma letal (el ciberespacio) que el capitalismo utiliza para someter a millones de usuarios a una pérdida
Por un lado, pues, un uso y manejo de la tecnología por parte de equipos de expertos altamente capacitados (el MIT o Silicon Valley, por ejemplo, ambos muy supervisados por el poder militar de Estados Unidos), que
No es pues de corto plazo ni sencilla la batalla que hay que dar en contra de la red y las pantallas. Todo lo contrario, al respecto es aún largo el camino a recorrer y muy arduas las contiendas a dar para evitar ser dominados por los efectos perversos de ellas. Mucho también es aún lo que hay que reflexionar al respecto.
gomeboka@yahoo.com.mx
*Sólo estructurador de historias cotidianas. Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
5 Fo to: Archivo Pa labr a
Sergio Gómez Montero dialogando con el escritor Carlos Mongar
Crisis actual de la modernidad tardía
*
Ya definí yo lo moderno como la contradicción fisiológica con uno mismo. Friedrich Nietzsche, El ocaso de los ídolos
Ya con una profunda y extensa obra filosófica y sociológica, Andreas Reckwitz (1970, Witten, Alemania) y Hartmut Rosa (1965, Lörrach, Alemania), son actualmente dos de los científicos sociales más eminentes de Europa, con su investigación sobre el desarrollo y crisis multidimensional de la Modernidad Tardía Contemporánea.
En la primera parte de la obra, Andreas Reckwitz presenta su propuesta teórica como un ensamble de prácticas reflexivas que pone a prueba un conjunto de conceptos, categorías e información empírica recopilada en el decurso de la investigación social, confrontando diversas perspectivas interpretativas de la realidad social. En este sentido, establece una teoría de la sociedad como una constelación de herramientas que permite analizar el cambio social y las interconexiones globales, desde las antiguas sociedades hasta la actualidad, diseñando sistemáticos contrastes entre diversos tipos de sociedad.
Desde su perspectiva, Reckwitz considera que: “La teoría de la sociedad se encuentra en una relación doble con el análisis empírico. Por un lado, se apoya en la investigación y la experiencia empírica; para obtener un anclaje en el mundo depende de observaciones e investigaciones acerca de transformaciones concretas de estructuras económicas o sistemas políticos, relaciones familiares o corrientes culturales. Una buena teoría de la sociedad debe reprocesar exhaustivamente el conocimiento existente acerca de diferentes aspectos parciales de la sociedad; por ejemplo, acerca de cuestiones económicas, políticas,
culturales, etc. La teoría de la sociedad, entonces, reúne investigaciones y observaciones provenientes de diferentes dimensiones de la sociedad que generalmente son tratadas por la investigación empírica de manera completamente separada; las pone en relación unas con otras y elabora a partir de ello una síntesis que hace visible el nexo entre diferentes fenómenos y estructuras particulares. En cierto modo, la teoría de la sociedad reconoce el bosque donde en general sólo se ven árboles. Respecto de la Modernidad, puede esperarse idealmente que la teoría de la sociedad —para obtener una visión de conjunto— se exprese acerca de las estructuras y transformaciones de la economía, el Estado y la política, la estructura social (el entramado de grupos sociales), la cultura (los sistemas de ideas y órdenes de conocimiento) y las tecnologías. También puede esperarse que se ocupe de la relación entre la sociedad y los individuos, es decir, de las formas sociales de subjetivación y, con ellas, de las prácticas típicas de la conducción de vida”. No obstante, la teoría de la sociedad no sólo descansa en la investigación empírica, sino que también permite orientar investigaciones empíricas, a través de sus hipótesis explicativas, así como conceptos y categorías fundamentales, en un contexto macrosociológico más extenso que guíe investigaciones específicas. De esta forma, la teoría de la sociedad alumbra teóricamente nuevas indagaciones empíricas y promueve futuras investigaciones, por medio de un programa de investigación científico empírico como una herramienta heurística.
También la teoría de la sociedad, para ser fructífera, requiere una perspectiva interdisciplinaria que integre los aportes de la antropología social y cultural, la economía, la ciencia política, la psicología social, la ciencia de la cultura, las disciplinas históricas (historia de la literatura y el arte), entre otras. Además, en Reckwitz, la comprensión de la teoría de la sociedad como caja de herramientas o toolkits interpretativos, es fundamental por sus alcances en la investigación empírica. La validez de una teoría
social-como-herramienta se delimita no sólo por lo que sabe, sino por lo que puede saber. En este sentido, “la praxis de esta teoría tiene siempre el carácter de un experimento en el que se refinan y ponen a prueba los conceptos y las conexiones teóricas a través de un diálogo con los objetos. […] En estos contextos experimentales, se modifican a modo de prueba herramientas conceptuales y se recurre a diferentes materiales empíricos para que la teoría permanezca ‘ en flujo’. […] Se espera de ellas flexibilidad analítica y maniobrabilidad. Las herramientas son buenas cuando confirman su utilidad en las más diferentes situaciones y ayudan a generar ideas interesantes en constelaciones totalmente nuevas”.
El núcleo del paradigma de la teoría de las prácticas sociales en Andreas Reckwitz se constituye en la premisa de que “el mundo social se compone de ensambles de prácticas que constantemente se reproducen y modifican a sí mismas. Las prácticas son actividades que se repiten en el tiempo y se extienden en el espacio, siendo portadas tanto por actores humanos en su corporalidad como por entidades inorgánicas u orgánicas, es decir, por artefactos. Estas prácticas, constantemente en devenir procesual, presuponen órdenes de conocimiento, esto es, órdenes culturales de lo pensable y lo decible; los mismos son procesados discursivamente, están incorporados en los actores humanos y posibilitan la organización significativa de la realidad”.
En su perspectiva praxeológica, Reckwitz contribuye al análisis del doing singularity en la lógica social de las particularidades que devienen singula-
6
POR FERNANDO MANCILLAS TREVIÑO
res dado el contexto de una determinada forma de configuración de prácticas sociales. Esto ocurre en cinco elementos de la sociedad: 1)- “bajo la lógica de lo singular, las cosas y objetos son percibidos como no intercambiables (ya sea como obras de arte, fórmulas religiosas o mundos de marcas); 2)- los sujetos son visibles en su individualidad única, la cual es además valorada positivamente e incluso deseada (ya sea en los otros amados, estrellas o líderes carismáticos); 3)- los espacios son valorados en su carácter único (sean ciudades, paisajes o construcciones arquitectónicas extraordinarias); 4)- las unidades temporales se convierten debido a la singularización en acontecimientos, eventos y momentos especiales; 5)- también los colectivos se singularizan en virtud de algunas de sus características, convirtiéndose en comunidades (pequeñas o grandes) con una identidad propia”.
El sociólogo Andreas Reckwitz establece tres periodos fundamentales de la Modernidad. El primero es la Modernidad burguesa que se origina en Europa donde se desplaza la economía agraria feudal, pasando del capitalismo comercial al industrial. Asciende la clase burguesa como nueva clase hegemónica y tiene al proletariado industrial urbano como contraposición social. Se generan las revoluciones científico-tecnológicas en la temprana etapa de industrialización. Se configura el Estado nacional burgués conformando democracias parlamentarias con la dirección política hegemónica de la burguesía, desarrollando una estatalidad liberal defensiva, hacia el interior, y una expansión imperialista, a través
del colonialismo, al exterior. Asimismo, se establece una cultura de la autonomía, autorresponsabilidad y autoconducción soberana que se fortalece con un autodisciplinamiento, sustentado en una cultura del racionalismo moral e individualista.
La Modernidad industrial u organizada se consolida apartir de la década de 1920, desarrollándose durante sesenta años basada en una economía industrial. Se estructura como un capitalismo organizado cimentado en una economía de las corporaciones burocráticas y un patrón económico del fordismo que integra la producción con el consumo de masas. Las democracias parlamentarias burguesas se reconvierten en democracias de masas con partidos de masas. El Estado se erige como un instituto rector de la economía y la sociedad consolidándose como un Estado de Bienestar.
Reckwitz sitúa desde la década de 1970 un periodo del nuevo presente denominado al inicio “alta modernidad” y actualmente como Modernidad Tardía o tardomodernidad (Spätmoderne), donde se han generado nuevas estructuras societales, integradas por procesos de postindustrialización, digitalización liberalización y globalización que provocan cambios sustanciales en los procesos contemporáneos de individualización, racionalización, secularización y diferenciación funcional.
A lo largo de su historia la Modernidad es fundamentalmente una sociedad en constante revisión y, por ende, transcurre en crisis continuas, donde sus
déficits y contradicciones en diversas etapas desembocan en procesos de transformación y cambio estructural. Los ciclos de ascenso y descenso de crisis son consustanciales a su naturaleza social.
El autor detecta tres momentos de crisis en la Modernidad Tardía: 1)- Una crisis de reconocimiento social en la expansión de los mercados de singularidad en distintas dimensiones de la sociedad. Como un modelo de expectativas sociales a través de tensiones de competitividad que deviene en profundas asimetrías, entre los actores que son valorados como singulares en los mercados de reconocimiento y los actores que son excluidos, generando una aguda polarización entre triunfadores y perdedores; 2)- Una crisis de la autorrealización del sujeto que impacta en el centro de la cultura de la Modernidad Tardía, en “la medida en que la cultura tardomoderna espera de sus sujetos ya no primariamente que cumplan con sus deberes sociales y sigan su conciencia moral, sino que realicen la particularidad de sus existencias, los somete a una presión expectacional interna que, en casos extremos, produce enfermedades de incapacitación”, patologías sociales como el “sí mismo agotado”, en Alain Ehrenberg o la sociedad del “Burnout”, en Byung-Chul Han; 3)- Una crisis de lo político donde ocurre una erosión del espacio público general ante una diversidad de microespacios públicos. En el marco de un mercado económico global de singularidades, el Estado de Bienestar reduce su capacidad de conducción social ante la dinámica de particularidades.
Finalmente, Andreas Reckwitz asume la teoría de la sociedad como una analítica crítica en la exploración de la dialéctica de aperturas y clausuras de contingencia de la Modernidad en sus diversas fases. En el camino de la tarea científica el investigador siempre vislumbra “una llave para la comprensión de la sociedad o busca inspiración para el propio pensamiento o la propia investigación. Se busca un nuevo punto de vista, una nueva perspectiva, que haga aparecer las cosas bajo una luz diferente. En la actitud experimental uno no quiere defenderse de algo, sino conocer algo; uno no va contra la teoría, sino que se abre a las posibilidades de pensamiento que ella ofrece para así penetrar mejor en los fenómenos sociales. La teoría es entendida como una invitación a un experimento intelectual, a una suerte de disposición experimental para entender la realidad”.
Por su parte, Hartmut Rosa bosqueja una teoría sistemática de la sociedad moderna, como un Best Account, en el sentido de una exploración de nuestros horizontes de sentido y autointerpretación, a través de un proceso, no sólo de entendimiento, sino también de cambio social.
7
Fo tos: Archivo Pa labr a
Andreas Reckwitz.
Desde una perspectiva interdisciplinaria Rosa recupera la concepción de una teoría de la sociedad en el análisis de su complexión sociocultural y su situación histórica, tal como lo señala Max Horkheimer (1895-1973) en su discurso inaugural, al asumir la dirección del Instituto de Investigación Social de Frankfurt, en 1931, cuando afirma que lo que se pretende es: “organizar una serie de investigaciones estimuladas por cuestiones filosóficas en las cuales participen filósofos, sociólogos, economistas, historiadores y psicólogos unidos en una comunidad de trabajo para realizar juntos […] lo que todos los investigadores verdaderos han hecho siempre: abordar las grandes preguntas filosóficas a través de los nuevos métodos científicos más refinados para revisarlas y transformarlas, para desarrollar nuevos métodos de análisis, pero sin perder jamás de vista la generalidad a la que apuntan esas preguntas. De este modo, las cuestiones filosóficas ya no podrán responderse simplemente con un ‘sí’ o con un ‘no’, sino que deberán ser integradas dialécticamente a los procesos de investigación empírica”
Hartmut Rosa, en su teoría crítica de la sociedad, analiza fundamentalmente los elementos estructurales y culturales de la Modernidad a partir de cuatro vectores. El primero se observa en la estabilidad dinámica como elemento constitutivo de la sociedad moderna y sus instituciones, en el cual su estructura sólo puede sostenerse en modo del incremento, a partir del crecimiento económico, la aceleración tecnológica y la innovación cultural como constantes para su reproducción institucional. El segundo aparece con el incremento del alcance de mundo, cuando las interconexiones humanas con el mundo social son constreñidas por corrientes de atracción y rechazo, por tendencias del deseo y el temor, produciendo actores anhelantes y recelosos, así como segmentos del mundo atractivos y hostiles. El tercer problema fundamental de la sociedad moderna es el del aumento escalatorio del desarrollo económico, que conlleva una desestabilización dinámica y una desincronización que genera paulatinamente una crisis económica, política, psicológica y ecológica, dado que con la determinación del incremento se reducen los espacios libres y los márgenes de maniobra, y los ecosistemas naturales, la psique humana, la política democrática y el sistema económico son erosionados y quebrantados por una superposición progresiva. El cuarto es la alienación y el silenciamiento del mundo cuando la
disponibilidad económica, política, tecnológica y científica se hace indisponible para los individuos de forma externa e interna.
Sin embargo, el autor plantea varias alternativas cuando las personas mantienen estables ejes de resonancia en cuatro dimensiones: 1)- Ejes sociales de resonancia al existir relaciones responsivas con los otros individuos; 2)- Ejes materiales de resonancia, a través de relaciones responsivas con aspectos materiales del mundo; 3)- Ejes existenciales de resonancia, al establecerse una sensación de relación responsiva con el conjunto del mundo, por medio de actividades artísticas, religiosas o de comunión con la naturaleza; 4)- El eje subjetivo [Selbstachse], al establecer resonancia con lo otro indisponible en nuestras emociones, sentimientos, corporalidad o propia historia de vida.
de la Fundación Volkswagen. En 2019, recibió el Premio Gottfried Wilhelm Leibniz de la Fundación Alemana de Investigación y en 2021 se le otorgó la Medalla de la Academia de Ciencias de Heidelberg. En su abundante obra Andreas Reckwitz ha publicado: Estructura: Sobre el análisis científico social de las reglas y regularidades, 1997; La transformación de las teorías culturales. Desarrollo de un programa teórico, 2000; El Sujeto híbrido. Una teoría de las culturas del sujeto desde la modernidad burguesa hasta la posmodernidad, 2006; Fronteras difusas: perspectivas sobre la Sociología Cultural, 2008; La invención de la creatividad. Sociedad moderna y la cultur a de lo nuevo, Polity, Cambridge, 2017; La Sociedad de las Singularidades. Sobre el cambio estructural de la modernidad, Polity, Cambridge, 2020; El fin de las ilusiones. Política, Economía y Cultura en la Modernidad Tardía, Polity, Cambridge, 2021.
Hartmut Rosa nació el 15 de agosto de 1965 (57 años), en Lörrach, Alemania. Es sociólogo y filósofo de la cuarta generación de la Escuela de Frankfurt, cuya investigación se orienta a la Sociología del Tiempo y a las Relaciones de Resonancia en la Modernidad Tardía. Es catedrático en el Instituto de Sociología de la Universidad Friedrich-Schiller de Jena y director del Max Weber Center for Advanced Cultural and Social Studies de la Universidad de Erfurt. Ha sido profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York.
“Reckwitz presenta su propuesta teórica como un ensamble de prácticas reflexivas que pone a prueba un conjunto de conceptos, categorías e información empírica recopilada en el decurso de la investigación social”
Andreas Reckwitz nació el 18 de marzo de 1970 (52 años), en Witten, Alemania. Estudió Filosofía, Ciencia Política y Sociología en las Universidades de Hamburgo y Cambridge, donde se graduó en 1994, bajo la dirección del célebre sociólogo británico Anthony Giddens (1938, Londres, Inglaterra). En 2005 fue profesor titular de Sociología General y Sociología de la Cultura en la Universidad de Constanza. De 2010 a 2020 fue profesor de Sociología de la Cultura en la Universidad Europea Viadrina, en Frankfurt (Oder), Brandeburgo. En 2020 obtiene las cátedras de Sociología General y Sociología de la Cultura en la Universidad Humboldt de Berlín. Ha sido invitado a estancias de investigación en las universidades de Berkeley, Viena, Heidelberg, Bielefeld, Friburgo y Londres (LSE).
A partir de 2011 Reckwitz es miembro del Consejo Asesor de “Ciencia y Actualidad” del Instituto Goethe. En 2015 obtuvo la beca “Opus Magnum”
Entre otras distinciones, ha recibido el Premio Tractatus en 2016, el Premio Erich Fromm en 2018, la Medalla Werner Heisenberg, por la Fundación Alexander von Humboldt en 2020 y el Thuringian Research Prize, en 2021. Asimismo, desde 2020 es miembro de la Academia Europea de Ciencias. De su prolífica obra, se encuentra traducida al español: Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía, Katz, 2016; Remedio a la aceleración. Ensayos sobre la resonancia, NED, 2019; Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo, Katz, 2020; y Lo indisponible, Barcelona, Ed. Herder, 2021.
La versión en inglés de la presente edición: Late Modernity in Crisis, por Polity Press, Cambridge, se encuentra programada para el 7 de agosto de 2023, siendo traducida primero del alemán al español: Andreas Reckwitz y Hartmut Rosa, Tardomodernidad en crisis, Madrid, 2022, 301 páginas.
fernamancillas@yahoo.com *Profesor-Investigador de la Universidad de Sonora
8
Hartmut Rosa
Una selfie con Pessoa
POR DANIEL SALINAS BASAVE *
Hay ciudades marcadas por las obras literarias y los escritores que las narraron. De repente, los entornos reales que fungen como escenario de una trama de ficción acaban por transformarse en atractivo turístico. Que el recuerdo de un escritor se convierta en postal o suvenir no me parece tan mala idea. Los puristas dirán que el turismo lo banaliza o lo convierte en una caricatura. Yo pienso que, pese a todo, lo mantiene vivo. La estatua de Fernando Pessoa en el Café de la Brasileira de Lisboa nunca está sola. Frente al monumento llegan a formarse largas filas de turistas que buscan tomarse su foto compartiendo un café con el poeta de bronce. Es posible que muchos de los visitantes nunca antes hayan leído a Pessoa, pero posiblemente algunos de ellos sientan curiosidad por leerlo después de tomarse la selfie.
El rostro de Franz Kafka es omnipresente en Praga y lo encontramos en llaveros, tazas, gorras, camisetas y los guías ofrecen tours kafkianos por la ciudad, esa Praga que nunca es nombrada en su obra y que sin embargo es omnipresente. Es obvio que el asunto molesta a personajes como Milan Kundera, quien considera esta mercadería algo banal, sin embargo Kafka no es el único monstruo sagrado cuyo destino ha sido ir a parar a la camiseta de un turista que nunca lo ha leído.
Hay urbes cuyas calles están impregnadas por la esencia de los escritores que las habitaron (o que aún las habitan). Muy pocos de los turistas que celebran en Dublín el Bloomsday bebiendo cerveza oscura y comiendo riñones fritos, se han animado a entrarle a ese reto de lectura olímpica llamado Ulises. Da lo mismo; con o sin lectores reales, Joyce ha creado el día más largo de la literatura universal y el 16 de junio es, después del Día de San Patricio, la segunda gran fiesta de Irlanda.
“Frente al monumento llegan a formarse largas filas de turistas que buscan tomarse su foto compartiendo un café con el poeta de bronce”
La Taberna de Auerbach, en Leipzig, es el sitio en donde Fausto y Mefistófeles inician su recorrido por el mundo sensual y en donde el tentador brinda y dialoga con unos parroquianos. Esta taberna, que fue frecuentada por Goethe en sus tiempos de estudiante, fue también visitada (cuenta la leyenda) por el original doctor Johan Faust (inspirador de la figura de Fausto en Marlowe y Goethe).
Los ejemplos son inagotables. En Londres hay un parque temático llamado Dickens World, mientras que la única razón que puede llevar a un turista a navegar en Mississippi a bordo de un vapor en Hannibal, es sumergirse en el mundo de Mark Twain con niños vestidos de Tom Sawyer. También los escritores vivos y activos inspiran peregrinajes por las calles de sus novelas. Tal vez el extremo de la cuerda sea el turco Orhan Pamuk, que no conforme con impregnar Estambul con su narrativa, ha abierto un museo real para escenificar su locura de amor reflejada en el Museo de la Inocencia, una casa de tres pisos cercana a la Plaza Takzim, escenario recurrente de su obra. En Brooklyn existe un tour para contemplar escenarios de las novelas de Paul Auster, quien ha habitado y sigue habitando ahí, mientras que el Tokio de Haruki Murakami empieza a convertirse en recorrido obligado para sus miles de lectores alrededor del mundo. Lo cierto es que esnobismos aparte, poder recorrer el espacio donde transcurre una novela que ha sido significativa en nuestras vidas trae consigo su dosis de magia y embrujo.
danibasave@hotmail.com
*Ensayista y periodista Reside en Tijuana desde 1999. Autor de Juglares del Bardo, El lobo en su hora, El samurái de la Graflex.
9
Fo to: Daniel Salinas / Cortesía
Prensa publicidad la literatura infomercial fronteriza
En la historia de la literatura es ostensible que, ya sea en forma de prosa poesía, se establece un vínculo entre intereses del escritor y su postura ante las lidades de su entorno. De esta forma, la literaria expone la posición de su autor mundo y a la vez impone un comentario nal acerca de lo que sucede en su tiempo, sus circunstancias de vida. Los ejemplos abundan y más en el siglo XX, centuria que tuvo a representantes de todas las ideologías en la creación de novelas, ensayos y poemas. Pensemos en el fascismo con poetas que suscribieron tal visión brutal de la realidad, como Gabriele D´Annunzio, el poeta italiano que tanto contribuyó a la formación del fascismo como credo ultranacionalista, o el poeta estadounidenPound, quien durante la Segunda Guerra undial suscribió una ideología antisemita y llecabo propaganda radiofónica fascista. Y no olvidemos otras ideologías, como el comunismo soviético, tal y como lo promocionara el poeta ladímir Mayakovski, o como el capitaliscomo ideal egoístamente individualista, cuyo estandarte lo enarbolara la narradora ruso-ameAyn Rand.
o de ntre los reaobra ante el persoen s
siempre está relacionada con propagar ideas políticas, con impulsar partidos en activo, con defender gobiernos o mandatarios), la literatura que se escribe tiene como fin la publicidad? No es algo que los escritores divulguen mucho o que los poetas incluyan en sus obras completas. Y sólo para poner un ejemplo, recordemos el poema publicitario que creara Fernando del Paso, connotado narrador y poeta mexicano, para una marca comercial de productos Del Fuerte: “Estaban los tomatitos/ Muy contentitos,/ Cuando llegó el verdugo/ A hacerlos jugo./ No me importa la muerte/ Gritan a coro,/ Si muero con decoro/ En los productos Del Fuerte” Este poema fue visto y escuchado por la gran mayoría de los mexicanos en los años setenta del siglo pasado.
Visto así y centrándonos en los poetas exclusivamente (aunque hay ejemplos de sobra en creadores de otros géneros literarios y artísticos), se puede afirmar que hay poetas que suscriben una ideología y hacen propaganda de con o sin menoscabo de la calidad intrínsesus respectivas obras. ¿Ejemplos? Bertolt Brecht, Nazim Hikmet, Miguel Hernández o mencionados Pound y Mayakovski. Pero, pasa cuando en vez de propaganda (que
Pero si queremos buscar antecedentes del trabajo de los poetas en el ámbito publicitario, lo que más se difunde es la labor de Salvador Novo, integrante de los Contemporáneos, que fue fundador en 1944 de una agencia publicitaria, Publicidad Augusto Elías, donde trabajó para firmas como Bacardí, Cervecería Modelo y Habaneros Ripoll (con su eslogan “De los astros el sol. De los habaneros, Ripoll”). Tómese en cuen-
POR GABRIEL TRUJILLO MUÑOZ*
Salvador Novo
sa
10
Facundo Bernal López.
ta que la primera agencia publicitaria en México apenas se había inaugurado en 1928 con Gándara Publicidad. Estas agencias contrataban escritores para inventar estribillos publicitarios (entre los más famosos estuvieron el premio Nobel Gabriel García Márquez y Ricardo López Méndez, autor del famoso poema que tantos recitaron en concursos de oratoria: México. Creo en ti). Esta relación de los literatos con la publicidad duró hasta finales del siglo pasado, cuando los egresados de las carreras de marketing y publicidad los hicieron a un lado.
Pero en los orígenes de la literatura y la publicidad, debemos mencionar a lo llevado a cabo en Baja California, a principios de la década de los años veinte del siglo XX, mucho antes que se fundaran las compañías publicitarias de la Ciudad de México. Hablo, por supuesto, del poeta Facundo Bernal López (Hermosillo, 1883-Mexicali, 1962). Don Facundo primero llegó, huyendo de la Revolución Mexicana, a Los Ángeles, California, y luego se pasó a vivir a la ciudad capital del Distrito Norte de la Baja California, donde su hermano Pedro tenía un negocio, la tienda Bernal Hermanos, fundada en 1916. Como periodista, Bernal fungía como corresponsal en Mexicali del periódico La Prensa de Los Ángeles, desde agosto de 1921. Casi siempre, al final de sus noticias varias sobre este pueblo fronterizo, don Facundo anunciaba el negocio familiar. Así, en el número del 13 de noviembre de 1921 y bajo el título de “Grandes baratas”, informaba a los lectores que: “Todas las tiendas de ropa de Caléxico abren grandes baratas, anunciando trajes de pacota a bajos precios; pero las personas de buen gusto y que saben patrocinar los negocios establecidos en territorio nacional, ordenan sus TRA JES SOBRE MEDIDA en la casa BERNAL HERMANOS, que se dedica exclusivamente a este ramo desde hace cinco años en el Distrito. Trajes de $24.75 estrictamente A LA MEDIDA. Especialidad en uniformes para la policía, Bandas de Música, y para el Ejército”. Hasta aquí, todo era una publicidad sin rasgos literarios. Pero el 20 de noviembre, Bernal López comenzó a incursionar en el relato de nota roja que encubría un propósito distinto al de simplemente informar a los lectores:
los concurrentes a la audición que se daba, eran numerosísimos. Uno de los rijosos reclamaba al otro algo, y éste se negaba a las demandas de aquél. Por fin, jadeantes y sudorosos, sin sombrero y despeinados, celebraron un armisticio, viniendo ambos a la conclusión de que un lamentable error había originado la pelea. H. reclamaba a X el traje que aquél portaba, confundiéndolo con uno suyo de la misma finísima tela y hechura irreprochable, ambos ordenados en la CASA BERNAL HERMANOS, la más antigua en Mexicali y la única que garantiza la corrección de sus modelos. Trajes SOBRE MEDIDA desde $15.50. Cortes de casimires: para traje entero: $10.00; cortes de casimires ingleses: $15.00»
“Una literatura de la que Facundo Bernal fue uno de sus más connotados representantes entre nosotros, hace ya más de un siglo. El pionero de una forma de hacer literatura, periodismo y publicidad en un mismo texto, enriqueciendo con su ingenio a las letras mexicanas”
Como se ve, don Facundo buscaba ir más allá de lo publicitario a secas y buscaba dar algo de intriga a los lectores de La Prensa, que pensaran que seguían leyendo las noticias más recientes de Mexicali hasta que se daban cuenta que era todo un ardid publicitario, como pasaba con el artículo titulado Lo engañaron como a un chino, publicado el 24 de noviembre de 1921:
«Un conocido caballero de esta localidad se queja amargamente del timo de que fue víctima, por parte de un agente desconocido, quien le mostró algo muy atractivo, por el precio y la calidad. El cándido señor, entregó al recién llegado una cantidad de dólares a cuenta del articulo ordenado, el cual debe llegar el día del juicio. Se trata aquí de uno de tantos agentes de trajes que explotan a los cándidos; presentándoles hermosos muestrarios de casas imaginarias, con el fin de estafarles su dinero. No nos cansaremos de recomendar a las personas de buen gusto, la CASA DE BERNAL HERMANOS, como la más segura y eficaz en el ramo de TRA JES SOBRE MEDIDA. La única que compite con las casas de Caléxico. Trajes sobre medida desde $8.50»
rácter informativo sobre un producto o servicio. Para el 27 de noviembre de 1921, nuestro autor continuaba, en las páginas de La Prensa, con su faena de crear un género literario que combinaba la imaginación y el mercadeo al mismo tiempo. Bajo el título de Un divorcio sensacional informaba:
«Por ser el primer caso de divorcio en Mexicali, ha causado vivísimo interés el de que voy a dar cuenta a los lectores de LA PRENSA. Se trata de un matrimonio muy conocido en los círculos sociales de esta población; ambos cónyuges se han hecho notar por su fino trato y refinada educación, y; particularmente por la buena armonía en que siempre han vivido. Lo que más ha llamado la atención en este caso rarísimo, es que la distinguida consorte sea la que ha solicitado el divorcio; sin que hayan podido hacerla desistir de su propósito los ruegos de sus hijos, ni la diplomacia de las amistades. Después de leer lo anterior, figúrense los lectores el asombro que habrá causado en la sociedad mexicalense, el ver a los divorciados esposos, tras de varias semanas de separación, nuevamente reconciliados. Tras de mucho investigar, venimos a saber que la dama en referencia solicitó el divorcio, porque su cónyuge había dado en comprar trajes de pacota al otro lado; cesando su enojo cuando aquél se presentó a ella vistiendo un correcto TRA JE SOBRE MEDIDA de la CASA BERNAL HERMANOS, única que garantiza la hechura de sus trajes, por su corte irreprochable y acabado perfecto. Trajes desde $18.50, EN ABONOS Y AL CONTADO. Especialidad en uniformes»
«Dos conocidos jóvenes de la localidad, cuyos nombres callo por ahora, riñeron en el parque “Héroes de Chapultepec”, en momentos en que
No sabemos si porque las ventas aumentaron en el negocio familiar por la campaña publicitaria de don Facundo o a éste ya le había gustado recrear historias reales o imaginarias que le sirvieran para llevar agua a su molino comercial, el caso es que continuó desarrollando este género literario que hoy podríamos denominar como literatura infomercial, es decir, una obra literaria que funciona como un comercial de ca-
Para el primero de diciembre, Facundo Bernal decidió hacer de su relato publicitario una crónica social titulada Para Noche Buena, donde comentaba que: “En Mexicali y Caléxico se organizan grandes bailes, cenas y conciertos para celebrar la próxima Noche Buena. Los jóvenes se aprestan a hacer sus conquistas. o a reafirmarse en lo dicho, y los viejos, para parecer jóvenes, se preparan a dar a su c uerpo la elegancia de otros tiempos; y unos y otros, para lograr su objeto, ordenan sus TRA JES SOBRE MEDIDA en la acreditada casa BERNAL HERMANOS, única que garantiza la perfección de sus modelos” y que contaba, según lo aseguraba nuestro poeta, con el respaldo de “las mejores sastrerías de Lo s Ángeles, Chicago y Nueva York, a elección de su numerosa clientela”. Tres días más tarde, el 4 de diciembre de 1921, don Facundo volvía a la carga con un texto de tono tremendista y titulado “Iba a morir de frío”:
11
«Un rico agricultor y ganadero, muy conocido por su caballerosidad y arraigado amor al dinero, fue encontrado antenoche casi agonizante, víctima del frío intenso que se ha venido sintiendo en los últimos días. Después de ingerir una regular dosis de whiskey, el enfermo recobró el sentido; y tiritando todavía confesó que aquello le pasaba nomás por no ordenarse un abrigo en la CASA BERNAL HERMANOS, el cual iba a pedir inmediatamente. Trajes para caballeros y señoras, SOBRE MEDIDA. Al contado y EN ABONOS. Contamos con las mejores sastrerías de Los Ángeles, Chicago, y Nueva York. Trajes y abrigos $25.00, estrictamente a la medida. BERNAL HERMANOS, Avenida Madero 205»
Lo que ya era obvio, para entonces, era que los precios en la tienda Bernal Hermanos iban en aumento mientras el año iba entrando a la temporada de invierno. Por otra parte, las ambiciones literarias de nuestro poeta iban también en aumento, como era visible en su infomercial del 15 de diciembre de 1921, titulado Drama de amor, celos y venganza, que otra vez parecía indicar una nota policiaca y acababa en simple melodrama fílmico:
«Mucho ha llamado la atención en esta cabecera, el argumento de una película mexicana que se anuncia con toda profusión, a razón de una cuarteta por cada episodio como sigue:
Él; un apuesto doncel de alma grande y sangre ardiente.
Ella : un ángel inocente; y un abismo entre ella y él. Son las once de la noche.
Todo duerme... Todo calla,
Una dama se desmaya...
Se oye un grito de reproche.
Un hombre salta ligero, por la tapia del jardín; y la dama exclama al fin: “en el pabellón te espero.”
Una sombra se desliza por los muros del castillo...
(Un fuerte olor a zorrillo boga en alas de la brisa).
—¡Huyamos! ¡ El triunfo es nuestro!
—¡Mi padre! ¡Suerte fatal!...
Ladra un perro, y un puñal brilla con fulgor siniestro.
Ya se hunde el arma homicida en el pecho del doncel.
Un hombre celoso y cruel va a arrebatarle la vida.
La virgen puesta de hinojos alza una plegaria al cielo, y el dolor y el desconsuelo llenan de llanto sus ojos.
FIN DEL DRAMA
—¿Muere el joven? ¡No! El puñal salta al herir Se embotó en el paño SIN IGUAL del TRA JE que aquél compró a LOS SEÑORES
BERNAL de Mexicali, Baja California. México. La casa más antigua en la Baja California y el Valle Imperial. Única que garantiza el buen corte y correcto acabado de sus trajes. Gran barata de Navidad. Trajes y abrigos a $25.00 sobre medida. Visítenos o escribamos. BERNAL HERMANOS. Edificio del “Teatro Edén”. Mexicali, B. C., México. P. O. Box 903 Caléxico, California»
Aquí hay que reconocer que Facundo Bernal López no era el único vate empeñado en una cruzada comercial para beneficio familiar y personal. Si el Teatro Edén era la ubicación de la tienda de los hermanos Bernal, es necesario señalar que su competidor era el edificio del Teatro México, del que el poeta Amado G. Burrola decía en el periódico El Clarín, hacia 1922 y en un poema publicitario titulado Gran salón de billares, que:
En este nuevo salón, El mejor y más decente
De toda la población
Encuentra Usted lo siguiente: Fino trato, precios módicos, Barbería, Bolería, Frutas y Refresquerías
Y Revistas y Periódicos
A rodas horas del día.
Pasen al nuevo salón
Que compite con Caléxico. No olviden la dirección: Al entrar al Teatro México.
Si hay que rastrear los orígenes de la literatura infomercial, aseguro que se debe indagar en los relatos y poemas publicados en los periódicos de ambos lados de la línea internacional, que la poesía publicitaria tuvo su auge en Mexicali, en el Distrito Norte, ya que fue un instrumento para competir con las tiendas del “otro lado”. Esto es particularmente indicado si se ve que tanto don Facundo como Burrola hacían hincapié en ello en sus versos. En todo caso, la prosa y la poesía infomercial debe verse, en la era de la globalización virtual, como un género literario que, aunque poco se menciona en la literatura mexicana (con las notables excepciones de Eulalio Ferrer y Gabriel Zaid), siempre ha estado presente en la vida nacional y, sobre todo, en la cultura fronteriza, en sus poemas merolicos, en sus ofertas versificadas para atraer a propios y extraños.
Una literatura de la que Facundo Bernal fue uno de sus más connotados representantes entre nosotros, hace ya más de un siglo. El pionero de una forma de hacer literatura, periodismo y publicidad en un mismo texto, enriqueciendo con su ingenio a las letras mexicanas. El precursor de ver el mercadeo de la vida urbana como un tema válido para escribir prosa y poesía. Y esto, hay que precisarlo, continuó durante el resto de su vida y la de su hermano Francisco Bernal (Hermosillo, 1896-Mexicali, 1978), pues ambos fueron, como periodistas y como poetas, los promotores de lujo, los infatigables publicistas de la tienda Bernal Hermanos, luego Zapatería Bernal y tienda La Cadena. ¿O hay algo más poético que un traje a la medida en el escaparate de una tienda, en una ciudad de frontera donde los sueños se pagan en abonos?
angel.gabriel.trujillo.munoz@uabc.edu.mx
12
*Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas
Fo tos: Archivo Pa labr a
La cr ítica
La crítica siempre llega, surge, aparece para incomodar, como las visitas indeseables o las gaviotas insoportables que nadie invitó. La crítica es como la mosca en la sopa; es el blanco de los dardos que nadie quiere sostener o vestir porque aterroriza saberse foco de su atención. Cierta especie de creadores podrían sobrevivir mucho tiempo sin esa vieja latosa, pero paradójicamente la creación surgiría y se desarrollaría en forma más vigorosa si la praxis crítica iluminara nuestro mundo.
El poeta Octavio Paz (premio Nobel de Literatura en 1990), reprochó siempre la falta de crítica en México, y es que en países como el nuestro, los mismos creadores tienen que erigir su poética y su estética al mismo tiempo que su creación, ante la inexistencia de un intercambio enriquecedor y constante de ideas que puede darse sólo cuando la crítica es original y desmistificadora, ajena a los vicios de la ignorancia, la mediocridad de la percepción o subterfugios ideológicos moralizantes. La crítica surge con la creación, no
después poeta poema mismo tiempo que establece su poética.
A pesar de todo, en nuestro país, hemos tenido en Alfonso Reyes, Octavio Paz y José Emilio Pacheco, entre otros, a críticos de la talla de Baudelaire, Ezra Pound, Walter Benjamin o Paul Valéry; pero desafortunadamente, en México lo que ha prevalecido es una crítica crítica, es decir una crítica visceral, fraudulenta que ha desembocado en el ninguneo, el chisme, la calumnia, en síntesis, en la deformación de la realidad y en el entorpecimiento de la creación.
Coincido con el poeta Xavier Villaurrutia, que en alguna ocasión señaló que, la verdadera crítica “es siempre una forma de autocrítica”, es decir, la mejor de las críticas posibles es el espejo; ese diálogo del hombre creador consigo mismo, con sus circunstancias y sobre todo con sus posibilidades en todos los sentidos hacia todos los sentidos, es decir, con el hombre o los hombres que le acompañan en su paso por la vida. “El crítico —apunta Octavio Paz— es aquél que no sólo es capaz de ver mejor, más claro y más hondo, que
“Se afirma que hay varias formas de crítica. Yo reconozco dos: la crítica destructiva sin finalidad constructiva y la crítica creativa que ilumina, revela y enriquece nuestra visión del mundo”
otros, que prever La crítica es visión y adivinación”. El crítico desea (en el sentido que el filósofo Gilles Deleuze caracteriza el deseo; y ¿cuál es ese sentido? El mismo que señalaba Arthur Rimbaud a su madre, que no entendía Una temporada en el infierno: “He querido decir lo que eso dice, literalmente y en todos los sentidos”). El auténtico crítico es un creador e iluminador de realidades. Desea predecir no sólo comprender, interpretar y alcanzar un sentido hermenéutico; y es allí donde radica su máximo desafío; desea descubrir y revelar valores y elementos comunicantes que otros no han podido, o no han sabido percibir en el texto o contexto del poema, la novela, la obra de arte, la política, la filosofía y sobre todo, la vida cotidiana.
En países como el nuestro la hipocresía y la cobardía ahogan la crítica, país de simuladores el nuestro; Octavio Paz lo señaló lúcidamente: “El simulador jamás se entrega y se olvida de sí, pues dejaría de simular si se fundiera con su imagen. Al mismo tiempo, esa ficción se convierte en una parte inseparable —y espuria— de su ser:
POR CARL
Fo togr a a : Pa u lina La vi st a. D e iz quier da a d er echa:
Xi ra u, O ct av io Paz, J uan Ga rc ía P once, Salv ador E liz o ndo y Manuel Fe lgué re z (9 d e agos to de 1973)
está condenado a representar toda su vida, porque entre su personaje y él se ha establecido una complicidad que nada puede romper, excepto la muerte o el sacrificio. La mentira se instala en sus ser y se convierte en el fondo último de su personalidad”. Por eso el simulador repudia la crítica. Oculta y se oculta y con este ocultamiento da origen al imperio de la mixtificación; termina confundiendo el rostro con la máscara.
El pasado fin de semana, un escritor talentoso y amigo me comentó que había asistido a una relevante presentación cultural donde sólo se permitió la asistencia a los mortales que acreditaron tener su credencial VIP$, y a lo más selecto del Olimpo cultural nacional; me compartió algunas observaciones críticas sobre el evento. Los señalamientos me parecieron agudos y oportunos, nunca recurrió a la descalificación o al cotilleo artero, por lo que le comenté: “Lo que dices me parece muy interesante, ¿por qué no escribes un artículo al respecto?”; automáticamente me respondió desde el fondo de su armadura: “Me mal interpretarían, pensarían que los estoy atacando… no soportarían la verdad”; y no se dijo más sobre el
asunto, el fingió que nada había dicho, y yo fingí que nada había escuchado; y, seguimos charlando, mientras en un breve lapso de silencio, cruzó el ángel tuerto de la modernidad haciendo un gesto, no supe si de asombro o de asco.
En este país, una característica de nuestra vida social y política es la incapacidad para discutir abierta y públicamente nuestras diferencias, nuestros problemas, nuestras contradicciones, como si el prestigio o autoridad de nuestros funcionarios, jefes o nuestro prójimo en general no pudiera tener otro fundamento que la omnipotencia e infalibilidad; y, toda crítica desmistificadora y bien intencionada se interpreta como un ataque personal.
Se afirma que hay varias formas de crítica. Yo reconozco dos: la crítica destructiva sin finalidad constructiva y la crítica creativa que ilumina, revela y enriquece nuestra visión del mundo. En su excelente ensayo Aristarco o anatomía de la crítica, Alfonso Reyes aclara que: “la crítica no es necesaria censura en el sentido estricto. La crítica también encomia y aplaude. Más aún, explica el encomio y enriquece el disfrute”
La torpeza y miopía crítica son hermanas de la incapacidad creativa. “Para ejercer la crítica no bastan los dones nativos, por más altos que sean —apunta Octavio Paz—; hace falta también la cultura. El trato frecuente con las obras artísticas y literarias no sólo nos pule sino que nos cambia al grado de que llegamos a adquirir una segunda naturaleza. Hay un instinto crítico, quiero decir, un instinto que no es natural pero que llega a fundirse con nuestros sentidos y se vuelve natural. Ese instinto se llama gusto y es, a un tiempo, el fundamento y el límite de la crítica. El fundamento porque sin el gusto, sin la relación afectiva con la obra, no es posible que se realice la experiencia estética; el límite porque todas las obras de arte que cuentan trascienden siempre el gusto de su época”.
La crítica es el cerbero del buen gusto y de la mente despierta, es la simbiosis de la filosofía, el arte, la ciencia y la valoración de la creación. La crítica es el reconocimiento luminoso de la creatividad humana.
14
Octavio Paz, Mario Vargas Llosa y Fernando Savater.
mongar66@hotmail.com
*Poeta y ensayista, autor de Fragmentos sin fondo
Fo to: Archivo Pa labr a
Placeres contemporáneos
POR ENRIQUE BOTELLO*
El ojo, como todos los sentidos, se educa. Se educa para crear, se educa para disfrutar, se educa para consumir placeres, se educa para distinguir, se educa para elegir
Entre toda la marea de reactivos visuales a los que estamos expuestos, la mayoría basura digital, podemos encontrar verdaderas joyas, imágenes que saltan y se muestran como remansos de luz en la oscuridad virtual.
Hace unos días, de extraordinario frío, mientras daba los primeros sorbos al café al tiempo que revisaba las redes sociales básicas, en Facebook, me aparece una imagen del gran fotógrafo y amigo Alfonso Lorenzana, una foto de su serie Las Torres, me atrapa, la disfruto y luego la reviso con minucia, me gusta todavía más.
Es una foto de fragmentos de las Torres de Tijuana tomada desde adentro de un transporte público, se distingue a contraluz la ruta: PRESA-CENTRO acompañada de las tarifas; es un día nublado, se observa la atmósfera en blanco y negro, una foto muy local, pero que trasciende. Me remite a Elsa Medina, con su fotografía del limpiador de vidrios, una imagen que, en su momento, cambió la forma de mirar a muchos.
La mirada de Alfonso, es una mirada educada, es una mirada ecléctica y que está en constante ejercicio. Lo conozco desde mis inicios (a mediados de los años 80 del pasado siglo) y siempre le he seguido la huella. A diferencia de otros fotógrafos tijuanenses, Lorenzana es discreto, no se mueve con las “corrientes”, no le apuesta a los premios y reconocimientos: vive la fotografía, respira la fotografía, es el fotógrafo de Tijuana, es la cauta mirada local que reconoce y se reconoce en su imágenes; no se conmueve con el “muro”, como los extranjeros o los chilangos; no se entusiasma con los migrantes, lo conmueve su entorno personal, sus viajes en transporte públi-
co, sus caminatas por las calles alternativas de la Tijuana tan manoseada por propios y extraños.
No me resisto, cojo el móvil y le marco: le refrendo mi admiración; platicamos sobre la imagen y me dice: “Tienes un gusto oscuro”, inmediatamente regreso a la foto y sí, es un tanto lúgubre, me encanta todavía más. Le encargo una copia, la quiero tener cerca, la quiero ver siempre.
“Mientras daba los primeros sorbos al café al tiempo que revisaba las redes sociales básicas, en Facebook, me aparece una imagen del gran fotógrafo y amigo Alfonso Lorenzana”
El gusto obedece a experiencias pasadas, a referencias vividas, esos placeres contemporáneos nacieron de un tiempo anterior Por eso no a todos nos detona de la misma manera, sin embargo hay patrones estéticos que embelesan, que atraen, que se disfrutan y sienten.
El otro día en mi museo favorito, Los Globos, compré un póster enmarcado, era el retrato de Hyacinthe Gabrielle Roland —de la pintora francesa Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun—, por su tamaño lo dejé unos minutos en el piso, recargado contra un poste, en ese breve tiempo un par de decenas de transeúntes se detuvieron a admirarlo, en sus caras se podía ver el extrañamiento y al mismo tiempo gozo de enfrentar la mirada Roland.
El analfabetismo visual, un mal del presente que se debe combatir. Es de celebrarse el trabajo de creadores visuales que aportan a favor de una estética que trastoca lo común. Lorenzana es uno de ellos.
15
chocorrol_@hotmail.com
*Fotógrafo y docente de la Facultad de Artes (UABC)
: Al fo nso Lo re nz an a
Rael Salvador:
El Morrison que muchos llevamos dentro
MEXICALI. el frío fragmento desde Ensenada, Un vuelo mañanero, como el de la portada del libro, En lo más alto que es posible transitar rrestre común y corriente, abro las a dejarme envolver por El Rey L tador bajacaliforniano.
Advierto una evocación apasionada; monial literario con múltiples consistencia a la obra del poeta mericano. De precisión contundente, es una pequeña sinfonía, quizá una cantata, rockera en 16 movimientos. Cabe pautado de cuartillas de 73 páginas.
Se trata de la obra Kata ton daimona cuerdo del héroe llevado por su demonio vador; pero en esas páginas habita con las fotografías de Héctor García edición del periódico El Vigía, en su Colección P bra, del año ido de 2022.
En efecto: dos en uno. Y por como el aceite de usos múltiples 1994. Así son las piezas que engranan: Son Jim Morrison, Rael Salvador Mejía.
Escribe el editor de la revista Palabra, del periódico El Vigía: “Hay una versión siempre anterior a nosotros mismos. No son pocos los libros antiguos que hablan de Jim Morrison (1943-1971) de ahí también que se equipare su imagen con la de Alejandro Magno y su discurso con el de Sófocles. Y uno se pregunta. ¿Qué batallas, qué triunfos, qué conquistas fueron las de sus noches saturnales en este planeta?”
Sentenciados por el mediador, lo demás es la minuciosidad del conocedor para bien del lector común. No estrictamente del melómano, pues en su amoroso alegato, no entra a la crítica musical.
Es la tarea, cual relojero, del escritor, crítico y poeta que es Rael Salvador. Lo tengo por amigo, subrayo de una vez. Admirado analista en La Jornada Baja
En griego Kata ton daimona eaytoy. A la letra nuestra Recuerdo del héroe llevado por su demonio (Daimon, espíritu). Cierto: es la inscripción en el sepulcro de Morrison en un rincón del camposanto parisino de Pere Lachaise, ahí donde yacen los restos del joven que, al decir de Rael Salvador, “fue asistido por la misma fortuna que acogió los cadáveres de Mozart y Paganini”
Voy a miles de metros “sobre el nivel medio del mar”. Al vuelo vienen entonces mis pasos por Pere Lachaise, quizá en 1991. De la mano de Beatriz, mi entonces esposa, en diciembre. Antes que a ningún otro de los famosos ahí enterrados, es ver a Jim Morrison. Con la mirada sorprendida y en silencio “aquí estamos”, en el devocionario que es Catedral ya, en esos años, tatuada por la fanaticada insaciable en su culto.
Y regreso a Rael Salvador: “Sólo Jim Morrison es
vatar
¿Qué sería del vocalista de The Doors si se le venerara cada año los días 1 y 2 de noviembre?
Vertebrar la poesía morrisoniana Además de componer, en clara secuencia creativa con su obra narrativa y poética desde muy joven, Rael Salvador es tejedor Así como las inteligentes abuelitas de entonces: las bolas de estambre, las agujas para variados puntos y engarces, inspirado en el diseño propio para una medida ceñida a la intensidad discursiva.
Crear la prenda para apropiarnos del motivo de su arrojo biográfico: “Ray Manzarek (el tecladista) apuntó en su biografía esta especie de reivindicación: ‘Si Kerouac no hubiera escrito el libro (On the Road) seguro la banda (The Doors) nunca hubiese existido’”
16
POR EDUARDO CRUZ VÁ ZQUEZ*
Y cita Rael a Jim Morrison, en una declaración que cae como anillo al dedo de estos tiempos mexicanos: “Siempre he estado atraído por las ideas que se rebelan contra la autoridad, cuando haces las paces con la autoridad te conviertes en parte de ella. Me gusta la idea de romper o destruir el orden establecido. Estoy interesado en todas las revueltas, desorden, caos, especialmente en actividades que parecieran tener ningún significado. Piensen en nosotros como unos políticos eróticos”.
Al llevar la música y el ensamblado de la cobija en honor de su ídolo, de nuestro héroe inmortal, atreve en la ficción: “Creo que debería abrir una botella de vino y poner un disco de The Doors -Essential Rarities- y avalar su mágica escaramuza escénica como un festival de realidades y certezas”.
del héroe llevado por su demonio, distintas arremetidas críticas de Rael Salvador: “Si podemos regurgitar brumas ácidas desentrañando el subconsciente a partir de la pulsión de muerte, es posible que la insensatez de la humanidad también se repita periódicamente hasta el hartazgo”
Además, “De no ser así, romanticismo revolucionario, caeremos en la trampa que advierte Albert Camus al escribir El hombre rebelde: moriremos ‘a los cincuenta años de una bala de nostalgia que nos disparamos al corazón de los veinte’”
Antes que a ningún otro de los famosos ahí enterrados, es ver a Jim Morrison. Con la mirada sorprendida y en silencio “aquí estamos”, en el devocionario que es Catedral ya
Entonces, agrega Rael Salvador, “Ahora, después de tantos años, el vinilo ronda de nuevo la consola y, como saliva médica, hipnótica, refulge la música en la vivacidad del diamante. La estridencia es confeti que sofoca el verso”
Y añade: “Cuando los románticos The Beatles tocaban sus cursis rolitas de amor, James Douglas Morrison nos mostró el lado oscuro del hombre… Siete años antes que Pink Floyd (…) Ella exhaló el humo y con lasitud musicalizada profetizó…”.
“Volví a tomar otro trago. Y vi la bala venir, porque era como dispararle al espejo y nada más”
La poética del Rey Lagarto impulsa, a lo larg o de las páginas de Kata ton daimona eaytoy. Recuerdo
Conforme la lectura avanza, se van presentando las siete fotografías de Héctor García Mejía, que al cierre de la obra da el título: Well, I just got into town about… Y cuenta: “A la ciudad de Los Ángeles, California, llegué hace una hora y 30 años atrás”.
El fotógrafo se dio a la tarea de buscar las huellas del imaginario morrisoniano: “Desde 1991, Morrison te mira desde el mural que Rip Cronk pintó en Venice. ¿Qué miras en el 2022, Jim? ¿La poca gente en las calles o la mariguana legal que ahora se puede comprar en las tiendas que tú visitabas?”
Son las imágenes de García Mejía un testimonio que redondea el viaje. Es también su periplo interno: “José Vicente Anaya abrió esa puerta, Rael Salvador y yo nos asomamos a ver qué había al interior; compartimos con ustedes lo que Jim les dejó a todos”.
Es señalada la labor del escritor y traductor José Vicente Anaya en la edición del poemario Las nuevas criaturas, de Morrison, editado en 2019.
Morrison estuvo ahí
“Era el tiempo —mucho antes de los conciertos aztecas— en que Jim Morrison, Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger venían a Ensenada con Blanquita y Los Láser, y recorrían la ciudad con un Luis Pavía irradiado de la Era de Aquarius, quien nos ofreció clases en versos, flores y hierbas en la Escuela Normal de los años setenta”, relata Rael Salvador
Y nos ofrece la lanzada literaria de Jim a Ensenada:
“Ensenada, la foca muerta./ El perro crucificado./ Fantasmas de sol en el automóvil muerto./ ¡Detén el auto!/ Me voy, no puedo soportarlo más./ Oye, cuidado, viene alguien./ Y no hay nada que puedas hacer al respecto…”.
“La poética del vocalista de The Doors es un rito de iniciados, ambigüedad de lo clásico en lo moderno, encomio de un tiempo dentro de otro tiempo, oro de luz en el vuelo del chamán, versos de referentes, road movie y cadencia en las apologías de los contrastes”, señala el escritor bajacaliforniano.
Al final, Rael Salvador ofrece en el apartado 14 una “Coda. Apocalipsis ahora”
Invita a recitar unos versos del admirado objeto de su labor: “Soñé que tenía 27 años/y como Jim Morrison/prefería morir/dejando mi cuerpo/como un poema./ Y era suave/como el peligro/ de vivir de nuevo la vida”.
Coda (mía): De las músicas que no son cosa suya El 13 de junio de 2022 elaboré un recuento sobre ciertos influjos musicales en mi vida. Cito las primeras líneas y dejo la liga a quien guste leer el texto.
“Me veo tirado debajo de la consola que se encuentra en la sala. Mi hermano Miguelito dice que el grupo se llama Las puertas. Hace calor. De reojo advierto la ventana que alumbra el sol, me alcanzan los ecos del mercado de San Juan. Estamos en Morelia, en la casa de los compadres.
“Las carcajadas de los adultos se disuelven mientras más me acerco a la bocina de uno de los extremos. Ajusta mi cuerpo del cabo al rabo en el mueble donde caben las bocinas, el tocadiscos, la radio y varios de esos cartones con muchas imágenes, tan bonitos, de tan peculiar consistencia.
“De una de esas piezas negras que gira y gira nace un arrebato por la música”: https://pasolibre.grecu. mx/de-las-musicas-que-no-son-cosa-suya/
angol97@yahoo.com.mx
*Periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural
17
Fo tos: Archivo Pa labr a
Fotógrafo Héctor García Mejía.
Rocío Caballero exhibe en el norte mexicano
POR CARLOS-BLAS GALINDO*
Dado que el lenguaje artístico que Rocío Caballero practica es el de una figuración naturalista o verista, sus obras generan, en las sensibilidades estéticas de los públicos, reacciones opuestas que pueden ocurrir de manera simultánea o bien en forma progresiva o incluso alternada, dependiendo de un sinnúmero de factores, entre los que cabe señalar a los marcos referenciales de cada persona que entre en contacto con ejemplos de la producción de esta autora. Entre tales secuelas descuellan los pares admiración-rechazo y asombro-elusión. Asimismo, sus pinturas (y también sus obras gráficas, tanto como sus esculturas) suscitan, entre otros efectos sensibles, los de sorpresa, entusiasmo, seducción y azoro. Todo lo anterior, debido a que los públicos no especializados están más habituados a reconocer formas
que a interpretar imágenes, sobre todo si —como es el caso— se trata de obras no complacientes y de una elevada elocuencia, fuerza expresiva, ésta, con la que la mencionada artista consigue intrigar, inquietar, conmover e inclusive agredir nuestras capacidades de reaccionar en cuanto a lo sensible. Caballero consigue los resultados descritos mediante una hábil elección y combinatoria de recursos estéticos tales como los de lo abyecto, lo bello, lo grotesco, lo ominoso (opción tan de suyo presente en obras figurativas veristas), lo rudo, lo sarcástico, lo siniestro, lo terrorífico y lo típico.
De una manera general es posible afirmar que la temática por la que Rocío Caballero se interesa es la de los roles sociales de las personas, dependiendo de si somos mujeres u hombres. Al ahondar en los asuntos que ella aborda, resalta que, cuando representa mujeres, éstas son muy jóvenes y se asume que solteras, pues esta autora hace referencia al engañoso espejismo que, para quienes integran la población femenina heterosexual (aunque no solamente para ellas) constituye el amor romántico. A juzgar por la manera en la que esta artista resuelve las figuras masculinas, trátese de niños o de varones jóvenes, se infiere que plantea un cuestionamiento a la organización social hegemónica, que es el patriarcado, a la vez que establece una crítica al sistema económico capitalista, con el que la citada hegemonía está indisolublemente vinculada (sin que esto signifique que, en donde han existido o existen otros sistemas económicos no prevalezca el patriarcado). Como tema preponderante, Caballero trabaja en el de un sector masculino específico que desde el comienzo del decenio de los 80 del siglo pasado descuella al interior de la clase dominante, misma que es la de la burguesía: el de los hombres jóvenes que cuentan con una formación universitaria, que viven y trabajan en áreas urbanas, y que tienen un alto poder adquisitivo: esto es, en el de los varones yuppies
Rocío Caballero ha consolidado del todo su lenguaje individual, por lo que sus obras son indudable e inmediatamente reconocibles como de su autoría. Posee constantes iconográficas vinculadas de manera directa con sus temas, entre las que por su frecuencia resaltan las máscaras que portan algunos de sus personajes masculinos. Como se sabe, el simbolismo de la máscara es complejo; empero, en Occidente sobresale la alusión al uso escénico de la máscara, originario del teatro griego (amén de su uso ritual, del funerario, del votivo y de disfraz, sea éste carnavalesco o de alguna otra índole), con lo que se alude a la asunción temporal de las características de aquel personaje que es identificable con el de la máscara con la que se inviste. Sin embargo,
18
Lección 33.
mo; esto es, como un portavoz de las tendencias oscuras. Tanto es así que su consumo como alimento está prohibido por ciertas normativas religiosas.
Especial énfasis hace esta artista en la formación de la niñez masculina de la clase dominante, pues si por ahora toda educación constituye una acción política tendiente a imponer en niñas y en niños los intereses de la burguesía, el estudiantado que forma parte del sector específico al que ella se refiere recibe una educación que es todavía más rigurosa que la del resto de la población que tiene acceso a la instrucción escolar, y con la que desde el poder se pretende garantizar la continuidad del actual estado de las cosas. Algo que sin duda conviene explicar es la presencia de tiras de figuras antropomorfas recortadas que algunos de los personajes que Caballero representa sostienen entre sus manos y, muchas veces, miran. Se trata de un uso sígnico de esas siluetas, con las que esta autora se refiere a la manera en la que los yuppies nos consideran a las demás personas, a las otras personas; a quienes no formamos parte de su colectividad. No somos para ellos seres, sino formas deshumanizadas y cosificadas que desde luego contrastan de una manera por demás enfática con la escrupulosidad con
y de José Clemente Orozco (1883-1948), al tiempo que consigue una muy feliz glosa de una pintura de Julio Galán (1959-2006).
“Rocío Caballero utiliza de una manera por demás acertada los recursos de la apropiación, la cita y la glosa, que han sido características de los posmodernismos”
Cabe celebrar que la madurez expresiva que Rocío Caballero ha logrado no ha impedido que continúe desarrollando su estilo personal. Ella hace uso de su amplio acervo técnico de una manera que es tan vigorosa como osada; la calidad de factura que es tan patente en su producción resulta asombrosa; el virtuosismo que ha alcanzado es notorio e incluso hace gala de esta capacidad suya. Asimismo, trabaja con un esmero pletórico de audacia. Y lo hace de una manera por demás infatigable. Estructura sus obras procurando la armonía, el equilibrio y el orden, e incluso ha recurrido, para algunas de éstas, a la simetría axial. En sus trabajos son distinguibles señales del empleo de la perspectiva lineal, marcas que en ocasiones incluso enfatiza. En cuanto a su filiación estilística, a la producción visual de Rocío Caballero cabe ubicarla dentro de la vertiente contracultural de la post vanguardia (corriente del arte contemporáneo en la cual he centrado mi interés en fechas recientes), de ahí que su aproximación a sus motivos sea glocal —esto es, desde un punto de mira local para asuntos globales
frenasí de la indiviCenprehihuahua, desde el 10 de noviembre del año en curso y hasta el 13 de febrero de 2023, misma que está conformada con 25 pinturas de su autoría, fechadas entre 2005 y 2019, provenientes de colecciones privadas, piezas que han sido facilitadas en préstamo temporal a fin de integrarlas a la presente exhibición. Para esta individual suya, Rocío Caballero me solicitó el texto de sala y para catálogo, escrito que retomo y amplío en esta colaboración para Palabra Asimismo, ella tuvo a bien invitarme, con la anuencia de Elia Fernández, directora de Casa Chihuahua, y de Alexis Esparza, coordinador de curaduría de ese recinto, a fungir como orador durante el acto inaugural de su exposición, encomienda que acepté gustoso y que, desde luego, cumplí. La presentación de Fábulas distópicas en Casa Chihuahua está resultando favorable para el impulso al desarrollo de la cultura artística del norte mexicano. Sería formidable que la titular de la Dirección de Museos y Galerías de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Baja California se interesara por exponer esta individual de Caballero en alguna (o en más de una) de las sedes expositivas con las que se cuenta como parte de la infraestructura para la distribución de la cultura artística en esta entidad.
carlosblasgalindo@yahoo.com
*Profesor-investigador de arte, crítico de arte, curador independiente, artista visual y conceptual
Fo tos: Cortesía
DESPIERTA EL SENTIDO DE IDENTIDAD EN SAN QUINTÍN
Crea comunidada a través del muralismo
Rogelio Santos analiza su experiencia de vida como migrante y destaca el positivo impacto que tuvo en su desarrollo como ser humano y como artista plástico
Experimentar un torrente de sentimientos y sensaciones poco comprensibles cuando aún no se alcanza una década de vida, puede detonar la necesidad de expresarse más allá del lenguaje oral, y en el caso de Rogelio Santos fueron las artes plásticas la herramienta para comunicar sus ideas.
Originario de Oaxaca y criado en Baja California, la familia de Rogelio emigró a San Quintín cuando él apenas alcanzaba los 5 años de edad.
“Mi familia, como muchas, vino en busca de mejores oportunidades, la migración nos enseñó a ver otro panorama de la vida, otra oportunidad de trabajo, otra visión; nos fortalecimos, nos ayudó a apreciar lo que tenemos en nuestro lugar de origen y a enfrentar problemas sociales”.
Atraídos por las oportunidades laborales en los campos agrícolas ensenadenses, Rogelio recuerda que, si bien hubo mejoras en su estilo de vida, hubo también una fuerte sacudida en sus formas de socializar y de integrarse como comunidad.
“Llegamos en los noventa, era un tiempo en el que había mucha discriminación, yo tenía unos 5 años, y recuerdo que incluso dejamos de hablar, vivía un acoso constante, yo siempre pintaba, hacía dibujos, y con eso me fui ganando a los amigos. Nunca pensé que me iba a dedicar a eso, para mí era algo que hacía de forma natural”
“Trabajé en los campos agrícolas desde niño, estuve cortando tomate, pepino, chile, calabaza, fresa, de todo, porque era normal que los niños
trabajaran con sus familias en el campo, eso me dio la idea de estudiar para ingeniero agrónomo, pero la vida me llevó al camino del arte, a encontrarme a mí mismo, era algo que ya de por sí hacía; le tenía mucho cariño al trabajo agrícola, me gustó mucho haber conocido ese proceso, vivir de esa manera, aprender con mis padres, para ellos esa era la vida, no tenían otras posibilidades, su mundo era el campo”.
Rogelio analiza su experiencia de vida y destaca el positivo impacto que tuvo en su desarrollo como ser humano.
“A mí me fortaleció, sé que a muchos la idea de que los niños trabajen les parece algo incómodo, pero en los pueblos trabajamos desde niños, en nuestras comunidades la costumbre es esa, llegamos a ser independientes desde temprana edad”.
Tras decidirse por estudiar la Licenciatura en
Artes en la Universidad Autónoma de Baja California, en Ensenada, Santos experimentó lo que él llama una metamorfosis donde trabajó para reevaluar sus orígenes, las costumbres de sus antepasados y confrontarlos con su nueva realidad, con su presente y su futuro, con la amalgama social y cultural de la comunidad a la que ahora pertenecía.
“Yo estudié la licenciatura en Ensenada, además hice un intercambio en Bellas Artes de Oaxaca, en ese tiempo aún estaba en una construcción personal de mis cuestionamientos sociales, en una metamorfosis social, pero c uando ya volteo a ver realmente mis raíces es cuando empecé a estudiar el arte, porque me empecé a cuestionar quién soy, de dónde vengo y a darle más valor”.
“De hecho me siento muy afortunado de pertenecer a este hermoso estado donde estamos llenos de cultura”.
Las posibilidades de expresión que le dieron las artes plásticas motivaron a Rogelio a ir más allá de su sentir como individuo y creó procesos que involucraran y permearan en la comunidad.
“Era una comunidad un tanto conflictiva, donde muchos empezaban a negar su origen, a negar su estado, su pueblo, eso se me hacía triste porque creo que negar tu origen es hacer
20
POR JEANETT E SÁNCHEZ*
“Color de mi entorno”, expresión comunitaria a través de murales.
que se pierda tu historia, así que me puse a idear un proyecto comunitario, que lo hice a través del Programa de Acciones Culturales, Multilingües y Comunitarias (PACMyC), es ahí donde inicié con el proyecto de murales, llamado “Color de mi Entorno”, trabajando con la comunidad, con muralismo sobre la transculturalidad”.
“Vi la oportunidad de poder compartir y hacer presentes a personas que han tenido relevancia en sus espacios, jóvenes y señoras que han trabajado por su comunidad, es así que empiezo a reconocer a esas personas que emigraron por diferentes circunstancias de la vida, pero que siguen con sus costumbres, con su gastronomía; hay que aplaudirlos, tomarlos en cuenta, los plasmé en los murales y así la comunidad empezó a tener sentido de pertenencia, una identidad”.
generar un diálogo que permita la expresión comunitaria a través de los murales.
“Platicar con estas personas es algo complicado, pero al trabajar en equipo para el mural se crea otro ambiente donde uno convive, la plática se va dando, uno va conociendo sus vidas. El trabajo comunitario une, aunque es complicado lograrlo. Yo vi la oportunidad de aportar a través del arte, quizá no vamos a cambiar el mundo, pero sí logramos un impacto en la gente de la comunidad”.
“Vivir en un lugar con tanta pluralidad étnica como San Quintín te permite conocer mucho sobre otras costumbres, otras formas de vida”
Rogelio reconoce que el trabajo no ha sido fácil, pues se debe tener el tacto para irrumpir en los círculos familiares, adentrarse en costumbres
hallar
“Es una labor muy bonita porque ahora veo que ya hay más personas que les gusta la poesía, la pintura, las artes plásticas, esas actividades ayudan mucho y más a los niños, ellos peligran mucho, hay que apostarles a ellos porque son quienes van a tomar las decisiones en un futuro”.
“Vivir en un lugar con tanta pluralidad étnica como San Quintín te permite conocer mucho sobre otras costumbres, otras formas de vida, cuando inicié el proyecto del mural en la
muy enriquecedor, en San Quintín se logran acuerdos importantes entre comunidades de distintos pueblos como triquis, zapotecos, mixtecos, purépechas, hay temas sociales o políticos donde hay diferencias, pero uno se puede abrazar como hermano, convivir”.
“He tenido la oportunidad de explorar mucho en el arte, aún soy joven en esta carrera, he trabajado con material reciclado, con pintura en canva, litografía, todo lo que tiene que ver con la gráfica y casi en todos he podido tener mis obras expuestas en un espacio”
“A consecuencia de toda esta reflexión sobre el rescate de la memoria estoy en el proceso de trabajar en los petates, yo no conviví con mi abuelo, tengo una foto con él, pero casi no lo recuerdo, así que retomo estas piezas que se usan en nuestra cultura, recuerdo que cuando mi abuela fallece la envuelven en un petate y así la entierran”. periodistajsg@gmail.com
21
Fo tos: Cortesí a
Ar
sta plás co Rogelio Santos.
Memoria de un espacio físico: “El barranco” en la colonia Guaycura a finales de los años setenta
vivimos en “el Guaycura” ese precipicio que nos acompañó por muchos años.
En La historia o la lectura del tiempo (2007), Roger Chartier pretende establecer una línea de contacto en el que se alimentan y establecen puntos de encuentro frente a un hecho dado: historia y memoria. En defensa de la memoria, como fuente de registro válido para la compilación de hechos históricos, Chartier afirma que expresa desde la íntima experiencia de lenguajes, ritos y prácticas del mundo social los eventos de una comunidad. Por lo anterior la memoria se vale de la literatura para dar cuenta de los hechos y fijarlos contra el olvido.
Según Pierre Nora, Les Lieux de mémoire (1984), “los lugares de la memoria nacen y viven del sentimiento de que no hay memoria espontánea, de que hay que crear archivos, mantener aniversarios, organizar celebraciones, pronunciar elogios fúnebres, labrar actas, porque esas operaciones no son naturales” Esto es que del recuerdo que cada uno ha sembrado en la memoria, nace un rito al que se puede acudir para mantener vivo el espacio del pasado y describirlo a detalle: yo rememoro lugares de mi infancia a través de la narrativa oral para que mis hijas acudan a estos espacios en los que fui feliz. A través de estas pequeñas historias ellas pueden asomarse a otra Tijuana, son capaces de acompañarme a corretear por esas desérticas planicies en las que mi hermano y yo inventamos juegos con palos y piedras.
El espacio físico en el que centraré esta memoria es lo que llamamos en aquellos años “El barranco”, ya que a la distancia puedo darme cuenta de su importancia como un territorio en el que se resolvían múltiples necesidades de vecinos de los alrededores y de qué manera marcó las prácticas de convivencia entre chicos y grandes. Habita pues, en mi memoria y en la de aquellos que
“El barranco” es una sección de aproximadamente cuatrocientos metros de precipicio en la calle Cadeje, debo decir que en la actualidad existe una serie de condominios en su ala derecha, lentamente este barranco ha sido rellenado con materiales, tierra y rocas. Se puede apreciar que los vecinos han cubierto las orillas del despeñadero para adaptar metros útiles como estacionamiento frente a sus casas, hay también algunos pirules que pronostican sombra a futuro.
No hay en la actualidad amontonamiento de basura ni restos de carros, sólo maleza y en la superficie la misma calle de tierra. En 2023 todavía no hay pavimento en calle Cadeje.
Conservo de 1976 una foto en la que mi hermana Vicky y yo venimos subiendo por la calle Calamajué, la llevo de una mano y con la otra sostengo una cuerda que jala una caja de cartón. Subimos la pequeña cuesta a casa, habíamos tirado la basura del día en “El barranco” “El barranco” era el basurero vecinal, pero de eso yo me di cuenta hasta que pasaron muchos años.
Nunca escuché a nadie llamar basurero a nuestro espacio de juegos, a la orilla en la que nuestros vecinos cholos se sentaban a platicar en cuclillas a fumar y escuchar música de The Creedence Clearwater Revival o los Moonlights, todo lo que se desechaba de las casas (que viéndolo bien no era mucho) iba a parar al barranco; partes de carros, ropa, zapatos gastadísimos, mascotas.
“Yo rememoro lugares de mi infancia a través de la narrativa oral para que mis hijas acudan a estos espacios en los que fui feliz”
“El barranco” fue un espacio en el que subía y bajaban chicos y grandes. Recuerdo que mi hermano y yo llevábamos tiras de cartón para deslizarnos desde la orilla más pronunciada y resbalarnos a toda velocidad hasta el fondo; en
el trayecto perdíamos bajo nuestras piernas los cartones y no era raro que termináramos llenos de raspones y cortadas. Todo era mínimo porque el juego se repetía una y otra vez hasta que llegaba la noche. Nuestros padres nunca se enteraron que en cada aventura en “El barranco” nos jugábamos también la vida. Los chiquillos no estábamos en nuestras habitaciones sino para dormir o hacer la tarea, no había en mi casa ni en la de los vecinos espacios privados, uno entraba y salía de cocina, sala o habitaciones sin preocuparse por tocar. La mayoría de las familias compartían un solo cuarto, con el tiempo se fue adquiriendo el sentido de privacidad y los padres tuvieron su propia recámara, aunque los menores, fueran pocos o muchos seguían compartiendo una sola habitación.
22
POR ILIANA HERNÁNDEZ PA R TIDA*
“El barranco” era un espacio de sociabilidad vecinal porque era depositario de lo que salía todos los días de nuestras casas, pero a la vez era el lugar de encuentro de parejas, ahí se reunían pandillas a beber cerveza, escuchar música. Incluso fuimos testigos de varias tragedias; en tiempo de lluvia las calles del Guaycura eran un pantano lodoso que todo lo entorpecía, cierta noche un carro perdió el control y fue a dar al fondo del barranco, los tripulantes murieron como fallecieron varios drogadictos que amparados en esa cañada de desperdicios se drogaban a cualquier hora del día.
Las familias que recuerdo venían principalmente de Michoacán y Jalisco. Mis padres dejaron su vida y parientes en Nayarit y buscaron lo que los migrantes: un terreno propio, trabajo y oportunidades para sus hijos. Mi hermano Mariano tenía casi dos años y yo 6 meses de vida cuando llegamos a la colonia Buena Vista, mi papá comenzó a trabajar en una tapicería en el centro y muy pronto se enteró de la venta de terrenos por parte de la Inmobiliaria del Estado, le vendió el lote el señor Carlos Martínez, mejor conocido por mucha gente como “El Charlie” quien por ironías del destino, fue mi compañero de trabajo ya que en mi adolescencia trabajé en el Departamento de Trabajo Social de la Inmobiliaria del Estado, en 1990.
Según anota, Pierre Nora, los lugares de la memoria pueden ser lugares materiales, pero también simbólicos. Para mí y para los que crecimos alrededor de ese barranco y las interacciones que ahí se daban fueron parte fundamental de la construcción de nuestra identidad. Provenientes de
Nayarit, a una edad en que los recuerdos apenas se van forjando, mis hermanos y yo no tuvimos el paisaje verde de San Cayetano, o la playa de Guayabitos o ese Tepic en el que mi padre tuvo una panadería heredada de su propio padre; nosotros tuvimos la ilusión de todo lo que fuera estadounidense: la ropa, los tenis, los Levi´s, la música pop, las caricaturas de Bugs Bunny.
Muchos jóvenes pronto fueron consumidos por las maquiladoras que rápidamente se instalaron en diferentes áreas de la ciudad. Las vecinas de “la traila” salían muy de mañana, entraban a las siete y salían a las cinco o seis de la tarde. Me di cuenta que pronto sus ojos se comenzaban a llenar de cataratas, “nube” le llamaban ellas, su vista se cocinaba todos los días bajo lámparas incandescentes que trataban de hacer más accesible el armado de diminutos componentes electrónicos. De niña me parecía que ese debía ser un gran trabajo porque las muchachas gastaban en ropa bonita y pulseras de oro, maquillaje y perfumes. Pronto se casaban con compañeros de las fábricas y comenzaban a tener muchos hijos. Entonces se veían cansadas, tristes y daba la impresión que siempre estaban embarazadas.
La colonia Guaycura semeja esa metáfora del migrante y su búsqueda por comenzar otra vida. Hablo de la Tijuana de los años setenta del siglo pasado, territorio al que llegan familias cargando su cultura pero para quienes que no existe la obligación de sostener el rito o la tradición porque ya no están los otros, los viejos para vigilar que se cumplan.
De mi madre y su abuela heredé el animismo de las culturas indígenas, esa cualidad de “ver y sentir” por los objetos como si fueran personas, creo que eso me lleva a darle al barranco una personalidad; una hondonada amable en la que por muchos años transitamos en el juego a las escondidas, a sentarnos en una de sus piedras a imaginarnos siempre como posibilidades: seríamos cantantes, astronautas, estrellas de Hollywood, bomberos, médicos.
Recuerdo los viernes por la tarde en la iglesia, era un cuartito pequeño de madera donde había función de cine, por un peso pagabas tu derecho a ver la última película de Cantinflas y por otro podías comprar palomitas. En ese pequeño santuario de Nuestra Señora de la Merced y el cine, oramos por varios días para que se salvara la gente que vivía en el cauce donde desembocó el agua de la presa L. Rodríguez.
Entiendo que memoria e historia son senderos que se unen en ciertos puntos y en otros se alejan, estoy de acuerdo que la lupa del historiador debe ajustar cierta bruma que de la memoria nace, pero estoy segura que sin esos lugares simbólicos como, en mi caso, “El barranco”, no tendría la necesidad de entender y poder explicar qué de bueno y malo se puede sacar de las profundidades de quienes me rodean y de mí misma.
“El barranco” es un punto del que me surgen muchas reflexiones, muchas de ellas cuando viajo a otros estados de la república y veo grandes catedrales barrocas, plazas y palacios coloniales que son patrimonio simbólico de sus pobladores porque han unido sus recuerdos a muros y callejones, monumentos y fuentes. La gente elabora su recuerdo, lo fija y transmite a través de estos espacios que si bien son bienes de todos los mexicanos inciden como memoria inmediata en quienes han convivido con ellos de manera cotidiana. Es su herencia intangible.
Alejada en el tiempo y ayudada de la memoria extiendo la noción de barranco como un perfil de tierra que ajusta esa dualidad que nos cimbra a los que crecimos en Tijuana: la posibilidad de recrearnos y la certeza de que también aquí somos herederos de una identidad, que rica y abierta a los demás, nos ha permitido tener un discurso fresco, otra mirada sin prejuicios o lastre del deber ser.
premoniciones@hotmail.com
*Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía
23
Fo tos: Archivo Iliana Hernánde z
OLD EZ:
Luces en la eternidad
POR RAEL SALVADOR *
“Tarde, muy tarde te he conocido, tristeza”, responde con humana grandeza Ezra Pound —una llama que su propia poesía hace levantar de la ceniza de sus años—, para que Pasolini, en entrevista, continúe con versos de diamante, coronando este momento inolvidable…
“Aquello que verdaderamente ames no te será arrebatado”, escribió en el aire mucho antes que intentaran humillarlo —regresando al carbón sus libros y exhibiéndolo en una jaula (por haber denunciado, desde “la otra orilla”, a los usureros del alma)—; cantares invaluables que, en su fulgor prevaleciente, iluminarán los senderos de todo aquel de la tribu que se encamine a la poesía.
pasearnos por la llanura viscosa y pantanosa de Baraba, como si la estepa fuera una teoría de la violencia… Aparecerá entonces la Rusia asiática, la que página a página se transforma al cirílico (naciente de Bulgaria) y se ancla en los sinogramas (caracteres chinos), de los trazos de donde viene y a los meandros por donde nos lleva…
“Sólo sucederá algo, una magia de cenizas imprevista, si Old Ez se digna a pasearnos por la llanura viscosa y pantanosa de Baraba, como si la estepa fuera una teoría de la violencia…”
Martin Heidegeer, sin los límites de un mundo personal, hizo hablar al lenguaje: «Ich bin “das Haus des Seins”» («Yo soy “La casa del Ser”»). El viejo Pound —quien ya había pastoreado la música del Edén económico y danzado con Wittgenstein al filo de los sueños de la lógica— respondió que “si no hay amor en la casa no hay nada”, entonces pudimos observar, después de muchos errores y un poco de gratitud, como en un film de Pier Paolo Pasolini, un “paradiso” silencioso por sobre los escombros de nuestra Tierra prostituida... entendiendo que nada se levanta desde el vacío, sino el perdón, el “Perdón” que en sí mismo es un verso en los labios.
A veces nuestros cuerpos se encuentran desechos por las ratas o por las llamas o por las lágrimas. Los poetas leemos mucho a Pound, sí. Lo procuramos como quien asciende por las escabrosas rutas que imperceptiblemente llevan a lo que realmente es o significa una montaña, un moño, una mañana...
Durante 200 años podemos rondar las faldas de esa mujer; con vana exasperación tomar puños de tierra de su vientre e intentar cifrar el espíritu del tiempo en las alas del viento… Sólo sucederá algo, una magia de cenizas imprevista, si Old Ez se digna a
Para abrevar del conocimiento, sin lugar a dudas, uno de los senderos es la lectura; a veces el interesado (tú, yo, éste o aquél) aparece por esos manantiales y lee lo que es práctico estudiar de las emociones sin la pretensión de sustituirlas porque reconoce que son las mismas que plasmó Homero y esas que también elevaron a Shakespeare a la condición de Maestro—. Sabe que el fruto de la sabiduría se ofrece en las diversas fuentes y que lo universal se concentra también en la agitada particularidad de unas cuántas páginas —lo sabe, porque conoce lo que es una obra maestra y ésta muchas veces es como las bifurcaciones de un rosal: si todas las rosas se encuentran en la imagen de la rosa, no todas las rosas florecen en un solo lugar— y con ello, con ese oro místico, vuelve a la calle…
La fantasía de la riqueza fondea la imaginación, porque al ir hacia el interior donde lleva todo libro, que no es otra cosa que la revuelta permanente de los abecedarios, el lugar donde el piso del abismo se abre— le ofrece la “otredad” (una playita del cosmos, cercana, por dar un nombre) desajustándolo de las cansadas convenciones: ya no es lector, ya no es artista, ya no es sabio… ¡La libación de esos espíritus le hacen bailar en la despreocupación de otros mundos!
En la ebriedad de la vida... ¿tú conoces este diálogo con los dioses?
Pero, digo, con ello —con ese oro—, se vuelve a la calle… Como, después de tres lustros en el psiquiátrico —efectos especiales de todas las desgraciadas guerras—, Pound se liberó, se libró.
24
raelart@hotmail.com *Escritor y editor