OLVERA ︱ REVISTA DE LA REAL FERIA DE SAN AGUSTÍN
ISABEL VILLABA PÁRRAGA, Isabel “La Tejera”. NUESTRA POETA DE LA CALLE PILAR (A sus hijos e hijas, nietos y nietas, biznietos y bisnietas.) (Texto: José Medina Cabeza) (Fotos: Remedios Cabeza Villalba)
inspiración su gente, su calle ( Decía García Lorca- “ La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas.), su familia, la Virgen,… Plasmando sus sentimientos en forma de poesía, que es la forma más bella de presentarlos, con delicadeza, simpatía y cariño. Gustaba de recitar a la vecindad, esperando hacerla disfrutar y llevarle un poco de dulzura. Conocí a Isabel desde que tuve capacidad de distinguir a mis vecinos y vecinas, ella a mí desde que nací. La recuerdo siempre vestida de negro, de luto, (había demasiado luto/ (Medio, riguroso,… ¡qué susto!)/ Vestir de negro oscuro /De la cabeza a los pies/ Era un duro castigo/Que mortificaba a la mujer) siempre amable y cordial. Mujer de los tiempos que le tocó vivir: fuerte, trabajadora, madre, esposa, ama de casa, ¡heroína!. Mujer de gran sensibilidad y delicadeza que llevó a su poesía. Flor rara en aquel desierto de la palabra. Las vecinas y vecinos hablaban con admiración de las cosas tan bonitas que decía
Isabel Villalba Párraga hija de Antonio e Isabel, nació el 11 de diciembre de 1912, en el “Tejar1”. El 28 de octubre de 1933, contrajo matrimonio con Antonio Cabeza Guarino. Recién casados, vivieron una temporada en la calle Vieja, más abajo de la fuente. Pronto trasladaron su hogar a la calle Pilar en parte del actual núm. 14. Tuvieron 6 hijos (Pedro, Isabel, Remedios, Antonio (Murió a los 7 años), Mª Luisa y Ana). Isabel falleció2 el 7 de Junio de 1991.
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Isabel, como muchas de las niñas de aquella época, asistió muy poco tiempo a la escuela lo que no fue óbice para que amara desde pequeñita la palabra. Isabel, mientras se dedicaba a mantener la casa, atender a los hijos, trajinar entre cacharros, mantener el poyo de hornilla, guisar, planchar, remendar pantalones, camisas ,… preparar la taleguilla , ayudar en algunas tareas del campo… y ¡Cómo no tenía bastante!, poner en su lugar algún que otro hueso de la chiquillería de la calle; era visitada por las musas : hilvanaba las palabras , cocinaba los versos , hacía su poesía, siendo su fuente de
Isabel la Tejera: - Hay que ver las palabras tan bonitas que dice Isabel. - Y cómo las dice, que parece que bailan y cantan. - Eso es lo que llaman poesía. ¡Cómo en los libros¡ Isabel, como tantas otras mujeres de aquella época y anteriores, forma parte de ese grupo numeroso de personas sensibles, de poetisas anónimas. Hacer poesía era todo un mérito y una temeridad en aquellos años de incultura, sin libros en las casas3, sin maestros, de censura, de chivatazo,… y en una mujer, más difícil todavía. Conocemos varios de sus poemas por su colaboración con la revista La Jornada de Olvera en varios de sus números (2.- Poesía de Olvera. 4.- El viejo de la leña. 7.- El barro. 11.- El mejor oficio) En sus poemas aparece Su Virgen primorosa y redentora, (…/ que entre sus muros encierra/ ese esplendor de los cielos/ esa