Granada Turismo 2017

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EL CENTRO El Centro

A

sí se ofrece el caminante que puede elegir alternativas en las que algo tienen que ver la hora del día y la estación del año. En épocas cálidas, la vida de la ciudad vuelve sus ojos hacia plaza Nueva y su entorno, Calderería, calle Elvira y, sobre todo, el más hermoso de los paseos, el que sigue la ribera del río Darro hasta el puente de los Tristes con el que coincide en el nombre. Allí, bajo la colina de la Alhambra, una pequeña plaza se llena, durante el día y hasta altas horas de la noche, de mesas y veladores donde se puede hacer casi de todo, pero más que nada, huir del calor de la ciudad en las noches de verano o buscar el sol del mediodía en el invierno. Ya viniendo desde Plaza Nueva, conviene detenerse en algunos puntos de interés: en la propia plaza, la Real Chancillería de Granada, una de las pocas estructuras del incipiente estado que intentan crear los Reyes Católicos y que en la actualidad es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. El edificio, de la primera mitad del siglo XVI y de claro acento clasicista, se integra en la línea de fachadas que dan al río sin romper en exceso los contornos visuales del Albaicín que queda a sus espaldas. El uso de la teja en las cubiertas refuerza ese sentido de integración visual que sólo se interrumpe en su fachada, más claramente representativa de su función política, y en los muros laterales que mediante sólidos sillares adquieren un cierto aire de fortaleza. También en la plaza, donde el rio se oculta, una de las más hermosas iglesias de Granada, la de Santa Ana, que acentúa su carácter mudéjar en contraposición al clasicismo de la Chancillería y, desde allí hacia el paseo de los Tristes, el Bañuelo, el convento de Santa Catalina de Zafra, la iglesia de San Pedro, la casa de Castril, los puentes sobre el río y, sobre todo, el puente del Cadí, que la imaginación nos permite reconstruir sobre sus restos. Un salto, no demasiado largo para el paseante, nos lleva a otro paseo irrenunciable; el que, desde la plaza Romanilla o desde plaza Bibarrambla, en los aledaños de la Catedral, nos conduce por la calle San Jerónimo hasta la plaza de la Universidad, aunque también se pueda llegar a ella desde la plaza de la Trinidad por el Jardín Botánico. Ya en la plaza, la

facultad de Derecho y la iglesia de los Santos Justo y Pastor, forman el antiguo núcleo de intervención urbana de la compañía de Jesús en el siglo XVII. La calle de San Jerónimo, que continúa hasta el hospital de San Juan de Dios, se ennoblece con edificios de enclaustrados patios como los de San Bartolomé y Santiago, el Conservatorio o el Colegio de Notarios, y va dejando a su izquierda el antiguo barrio de la Duquesa, al que dio nombre la muy digna esposa del Gran Capitán que allí vivió mientras veía crecer el convento de San Jerónimo que mandó construir como humilde sepultura para su marido y que, como otros edificios de la ciudad, aúna partes góticas con otras de renacimiento. Sus claustros y su capilla merecen una visita detenida. Del conjunto que forman el hospital y la iglesia de San Juan de Dios, casi colindantes con el compás de San

GRANADA

es el motivo

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