Matices sevillanos en la Semana Santa sahagunense:
La Virgen de las Amarguras y Jesús Nazareno “el Pobre” Mª Carmen Rebollo Gutiérrez
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a Semana Santa sahagunense encierra una diversidad conceptual tan dispar que oscila por momentos desde lo austero y devoto, caracterizado por el más estricto rigor del obligado decoro, hasta una paraliturgia visceral no ausente de cierta irreverencia. Asimismo, en lo formal también podemos apreciar matices y estéticas híbridas, tan asimiladas por el imaginario colectivo, que estamos obligados a hacer un ejercicio de reflexión para reconocerlos y apreciar toda su riqueza. Es precisamente ese carácter plural, al que se siguen sumando enriquecedores elementos musicales, patrimoniales y organizativos, el que aquí queremos abordar tomando como asunto concreto de nuestro interés cierto elemento andaluz que, sutil e inesperadamente, se esconde en la Semana Santa de esta villa. Tal vez pueda pasar desapercibido, pues si bien, esa contribución de la Semana Santa sevillana a la nuestra es algo tangible y constatable, hay que reconocer que, intencionadamente o no, aparece mitigada, por lo que merece una detenida aclaración. En la iglesia de San Tirso de Sahagún se conservan dos tallas procesionales, propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz, hoy incorporada a la de Jesús Nazareno, cuyas características se asemejan entre sí de forma evidente. Se trata del paso de la Virgen de las Amarguras y del paso de un Nazareno, popularmente conocido como Jesús el Pobre. Ambos están realizados en terracota y madera, y muestran una fisonomía de bellos rasgos, ojos grandes, nariz recta y labios carnosos y proporcionados que se expresan con gestos dolientes atemperados por cierta dulzura.
Se procesionan juntos, primero en la tarde del Jueves Santo, cuyos actos tradicionalmente habrían venido siendo organizados a cargo de la Cofradía de la Vera Cruz, a la cual pertenecen ambas imágenes, y por segunda vez, el Domingo de Resurrección cuando, también juntos, protagonizan el acto que, antes de la misa, cierra la Semana Santa sahagunense y en el que Jesús Resucitado se aparece a su madre en todo su esplendor.
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Las dos figuras fueron encargadas al taller del imaginero hispalense Manuel Galiano, el mismo del que salieron las Vírgenes sevillanas de la Candelaria para la Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre de la Salud, o la de los Desamparados, titular de la Cofradía de San Esteban. No es de extrañar que muestren una evidente semejanza con las imágenes de Sahagún, algo que principalmente resulta manifiesto en el caso de la Virgen de las Amarguras,