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Arte expositivo en la magia de hacer vino
UVA BLANCA
ALBILLO
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El Museo del Vino de Peñafiel lleva al visitante a conocer el proceso de elaboración de los caldos de una manera amena y práctica. Todo ello ubicado en el Castillo de Peñafiel, un barco en la meseta castellana.
Peñafiel es una villa histórica vallisoletana que se ubica en el centro de la provincia. Su suelo está bendecido por una combinación única de tierra, microclima y una uva autóctona que produce unos magníficos y complejos vinos tintos, siendo la principal variedad el Tempranillo.
Una uva que ha visto nacer al Museo Provincial del Vino que tiene una especial relevancia, no solo por su contenido, sino también por su continen-
te. Y es que nadie duda de que vino e historia se entretejen formando una tela de cultura difícil de dividir. Fue en el siglo X cuando comenzó a construirse este castillo aunque su aspecto actual surge de las intervenciones de los siglos XIV y XV. Su planta alargada le hace parecer un barco en medio de la meseta castellana, el buque insignia del vino del Duero. Desde 1917 es Monumento Nacional y su interior acoge, desde 1999 el Museo Provincial del Vino, convirtiéndose en un referente enoturístico para la Ribera del Duero. Y es que, desde el cerro en el que se ubica el castillo, dominaba los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, y protegía a la población. Actualmente, el castillo recibe unas 100.000 visitas anuales siendo una reseña imperdible para los amantes no solo del turismo cultural sino también del vino. En sus salas, los visitantes realizarán un recorrido tanto por la historia como por la cultura del vino. Desde las técnicas de producción y elaboración hasta catas guiadas por vinos de la DO Ribera del Duero.
El diseño expositivo es de una cuidada calidad lo que lleva, tanto a legos como a doctos, a no perder interés a través de la historia, los procedimientos, los tipos de prensas utilizadas, las herramientas, los útiles de medida, las botellas o la cata. Un diálogo perfecto entre la tradición, a la hora de elaborar el vino, y las más modernas técnicas expositivas. Paneles interactivos, piezas, réplicas de utensilios y vídeos explicativos van llevando al visitante por un más que interesante recorrido.
Y es que el Museo del Vino de Peñafiel deja atrás lo local para hablar del vino de una manera mundial, desde las cepas, hasta su paso por la barrica y el embotellamiento. Un proceso en el que varias figuras autómatas presentan diversos oficios ligados al mundo del vino, como el tonelero o el vidriero.
Además, los salones suelen acoger cursos y catas profesionales que se complementan con otras dependencias como la biblioteca, la tienda o el salón de actos así como una sala para los más pequeños donde ellos podrán disfrutar mientras los adultos conocen cómo el ser humano ha perfeccionado, a lo largo de los siglos, la técnica de hacer vino. Entre las propuestas para los más pequeños destaca “Los sentidos del Castillo”, un juego interactivo en el que tendrán que resolver preguntas sobre la visita, adivinar olores y sabores, cantar, catar... o “La vida en el castillo”, donde los visitantes realizarán el medallón de los viajeros.
Para finalizar la visita con estos pequeños intrépidos, la organización propone más diversión en el Parque infantil tematizado del castillo, en el que podrá protagonizar su propia aventura como caballero medieval.
La visita también puede incluir otra parte destinada a conocer el castillo en sí. Sin duda, una gran experiencia para los amantes del vino pero también para aquellos que quieran conocer los escenarios de la historia y sin duda, como el ser humano ha evolucionado a medida que precisaba sus técnicas de producción y cultivo.