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Serrada. Cosechando éxitos

UVA BLANCA

VERDEJO

Hay ayuntamientos que se vuelcan en sus productos, en fomentar el consumo de los mismos y también en que sus vecinos puedan vivir de ellos.

Ese es el caso del consistorio vallisoletano de Serrada, situado en Tierra de Pinares, en plena denominación de origen Rueda. Y es que Serrada se protege a sí misma. Y lo hace incluso con su geografía ya que una pequeña vaguada le impide ser vista hasta que no se llega a este paraje de 1.127 habitantes.

La visita por el pueblo no solo va a pasar por bodegas o viñedos, sino que las personas que decidan acercarse también podrán disfrutar de exquisitos quesos artesanos o de una gastronomía variada y tradicional,

todo, por supuesto, regado con vino Verdejo. Y es que la cultura del vino está muy arraigada en el lugar, tanto que la gran mayoría de las casas cuentan con su propia bodega.

Pero lo mejor de Serrada es pasear por sus calles, conocer a sus gentes y también sus productos elaborados allí mismo. La visita puede comenzar, a las afueras donde se encuentra Quesos Félix. Un lugar de lo más tradicional en el que el visitante podrá ver cómo, una empresa familiar, sigue luchando por la manufactura del queso de leche de oveja.

En la visita, el curioso viajero podrá conocer el proceso de elaboración de todos los quesos curados y semicurados. En realidad de todos no. El “secreto de Armando” es el queso del misterio. Armando es el único que conoce el proceso de elaboración. Un queso que logró en 2008 el Cincho de Oro al Mejor Queso de Pasta Blanda, otorgado por la Junta de Castilla y León.

Aunque el proceso de elaboración es desconocido, si se puede probar este queso que en su interior esconde una crema casi líquida. Un exquisito tentempié para tomar con un vino de Rueda. En la propia fábrica, que cuenta con tienda, se pueden adquirir todos estos productos.

Además de bienes gastronómicos manufacturados, Serrada también guarda su propio paseo de arte. Una galería al aire libre donde disfrutar del sol castellano. Diversos artistas de Castilla y León e internacionales son los que han

contribuido a este magnífico lugar que ningún visitante se puede perder.

Integrado en el arte urbano, paseando, el turista puede deleitarse con murales y esculturas del autor italiano Mario Bedini, del cubano Francisco Rivero, del español Francisco Barón o de los vallisoletanos Concha Gay o Lorenzo Duque, entre otros muchos.

El objetivo que persigue el ayuntamiento es resguardar las obras de estos artistas, al tiempo que divulgar y avivar su experiencia estética hasta el punto de que su arte, actual, se vea como un hecho habitual y próximo a la gente y no como algo cerrado y vinculado a unos pocos.

Sin duda, Serrada guarda en su ser la esencia de la uva. El verdejo es su bandera y las bodegas su hogar natural. Sobre ellas se ubica “La Bodega de Alberto”. Antiguas reservas del siglo XVII que han sido recuperadas para guardar un laberinto subterráneo.

Pero, Bodegas Alberto es historia en sí misma. Su sede se ubica en una antigua casa de labranza fundada por los Dominicos. Las galerías son bóvedas de cañón de ladrillo con más de un kilómetro de longitud, constituyendo un laberinto que recorre el subsuelo.

La visita guiada incluye un recorrido por las galerías subterráneas, así como por la planta de elaboración de la bodega además de una cata, una visita a la enoteca y conocer el proceso de elaboración.

Arte y urbanismo

Un buen punto para comenzar el paseo es el Museo Iglesia de San Pedro.

Data del siglo XVII y como las bodegas de esa época está construida en ladrillo, con una sola nave. Destaca el retablo mayor, formado por cuatro columnas salomónicas, así como la figura de San Pedro en Cátedra. Entre lo más destacado también se encuentran las casonas típicas del siglo XVIII, repartidas por todo el pueblo. Una de ellas está en la misma plaza, en ladrillo de una sola planta con un arco en la puerta de entrada. Otra es la Casa-Palacio de la familia de César Medina, también conocida como “la casa del Obispo”, de ladrillo y sobre zócalo de piedra, con dos plantas y escudo nobiliario

sobre la puerta. También merece ser mencionada la de la familia de Víctor de Castro Bocos, de ladrillo con una esquina cilíndrica que hace de contrafuerte.

Otro de los lugares, de “foto típica”, es el Pozo Bueno, construcción de arraigo popular y el lugar desde donde se bendicen los campos. El pozo en sí, se encuentra cubierto por un pequeño edificio cuadrado, cuyos lados son cuatros grandes arcos de ladrillo.

Serrada, así, es un sinfín de frutos. Uvas y racimos que han dado lugar, precisamente, al Premio Racimo. El Ayuntamiento de Serrada otorga estos galardones a personas destacadas en el mundo de las Artes. Un ayuntamiento, en definitiva, volcado en sacar lo mejor de su tierra y sus gentes.

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