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La Milla de Oro del vino
Quince kilómetros en pleno corazón de la Ribera del Duero. Una visión de campo, vid, arte, que dan como resultado, vinos de excepcional calidad.
Son unos escasos kilómetros que se pueden recorrer a pie, en bicicleta o en coche. Pero son dignos de admirar pues en ellos se asientan algunas de las mejores bodegas de la Ribera del Duero, una de las Denominaciones de Origen más afamadas de España.
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Entre Peñafiel y Tudela de Duero se encuentra este trayecto que no dejará indiferente a nadie y es que a ambos lados del camino se suceden las emblemáticas bodegas como Pago de Carraovejas, Vega Sicilia, Dominio de Pingus, Bodegas Aalto, Emilio Moro, Hacienda Monasterio, Abadía Retuerta, Dehesa de los Canónigos, Mauro, Bodegas Arzuaga, Protos, Finca Villacreces, Pago de Carraovejas, Pesquera, Bodegas y Viñedos Alión, Matarromera y Legaris.
Aunque la varietal dominadora es el Tempranillo todas estas bodegas cuentan entre sus viñedos con más tipos de uva, amparados en la denominación de origen. Un lugar único al que dirigirse en visita enoturística ya que se conjuga la uva y la arquitectura, siendo la bodega un espacio abierto donde dar a conocer esta parte de la cultura.
El diseño está presente también en su arquitectura. Un ejemplo es la bodega Aalto donde el arquitecto Jesús Manzanares ha firmado un espacio distribuido en cinco plantas, que suman 16 metros de altura. En dicho diseño se ha intentado primar los procesos de elaboración del vino por lo que el transporte se hace por gravedad de tal manera que se elimine, en lo posible, medios mecánicos que golpeen la uva.
Algunas de ellas han pasado a ser hoteles como Bodegas Pesquera y Vino Arzuaga, así como las salas de cata modernas de Pago de los Capellanes, Legaris, Protos, Comenge y Bodegas Portia que ofrecen a los enoturistas una variedad de vinos y experiencias enorme.
Entre los hoteles, como señalábamos, se encuentra Arzuaga Navarro. Un total de 1.400 hectáreas dedicadas al vino en Quintanilla de Onésimo donde se une la naturaleza, los viñedos, la gastronomía y la vinoterapia. En contraste con esta bodega se mantiene Matarromera, inalterable al paso de tiempo y donde los verdaderos protagonistas son la uva y la tierra que la abona. La Planta es la finca donde podrán ver la fauna salvaje de la zona así como recorrer los viñedos a orillas del Duero.
La bodega permite al visitante conocer, de manera muy visual, el proceso de elaboración del vino. Comienza con el trabajo de los vendimiadores cuando recogen la uva Tempranillo hasta que sale en botellas para su distribución y venta. La visita puede tener hasta tres horas de duración y es que la elaboración del vino no es un proceso rápido, propio de tiempos modernos, sino que es un balanceo de la naturaleza en el que, poco a poco, los aromas, texturas y propiedades se van entremezclando para realizar un producto de calidad. Y así se realiza la visita. Conociendo sus afamados pagos y sus vinos más reseñados.
Y en esta Milla de Oro se asienta, nada menos, que la creación de un Premio Príncipe de Asturias de las Artes. El afamado arquitecto británico Norman Foster creó una estrella de tres puntas en pleno corazón de la Ribera del Duero. Bodegas Portía guarda sus vinos bajo el hormigón, la madera, el vidrio y el acero de esta estrella que, al igual que sus vinos, brota de la tierra. En 2011, el Royal Institute of British Architects, la reconoció como la Bodega con mejor Diseño de Europa.
Las bodegas, además de guardar exquisitos caldos, también cuenta con exposiciones y muestras uniendo el arte de la arquitectura con otro tipo. Ejemplo de ello es la muestra del escultor José Manuel Robles, denominada “Del mar a las estrellas”. Se trata de una exposición del artista granadino, ahijado de la hermana de Federico García Lorca. Absorbe en esta muestra la esencia artística del poeta. La exposición puede disfrutarse de manera gratuita durante la visita a la bodega. La experiencia continúa con la cata de sus cinco reconocidos vinos: Portia Verdejo, Portia Roble, Portia Crianza Portia Prima y Triennia. Completa la propuesta el Triennia Gastrobar que permite disfrutar de la alta cocina.
El recorrido por la Milla de Oro, es como pasear por una galería de arte pero oliendo los frutos de los viñedos. Bodegas Protos forma también parte de esta visita inolvidable, en este caso, fruto del Diseño del Arquitecto Richard Rogers. Una reinterpretación de las Bodegas con Encanto Tradicionales.