ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA) ISSN 1666-6682
Julio 2013
Nº 33
“Lección de anestesia raquídea” obra de Fantuzzi La revista Isis (dedicada a historia de la ciencia) cumple 100 años A 200 años del nacimiento de Claude Bernard, pionero de la medicina experimental Breve historia del centro de investigaciones en reproducción fundado por Roberto E Mancini
Comentario de libros
La despedida a un Maestro
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on la humildad que siempre lo caracterizó, el profesor Emérito Dr. Alfredo Buzzi, en una entrevista que se le realizó mientras ejercía su cargo como decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en su segundo período, expresó que Maestro es una categoría que dan los otros, eludiendo así la pregunta de la periodista de qué si se sentía como tal. Pero aquellos que estuvimos a su lado sabemos que era un Maestro. Pero no solamente un Maestro de la Medicina sino un Maestro de la Vida. Era reflexivo, afectuoso, trabajador, buen padre y buen amigo pero, sobre todo, una buena persona. Nos conocimos, mucho tiempo atrás, más de medio siglo porque tuvimos la suerte de llegar a viejos, como tantas veces me lo había dicho Alfredo. Curiosamente mantuvimos una gustosa inclinación por los mismos temas, las mismas vocaciones: la medicina ante todo, la clínica médica, la cardiología y la historia de la medicina. Fue esta última la que nos unió formalmente porque de nuestras plumas mancomunadas salieron una docena de libros, alguno de semiología pero la mayor parte de historia de la medicina. Tenía un especial afán por recordar a los grandes maestros. Y era otra muestra de su gratitud. La sangre irlandesa que también corría por sus venas le había transmitido, además de la fe cristiana, una gran fortaleza de espíritu que le permitió soportar los grandes avatares de su vida. Se me ha ido un interlocutor válido, tal vez el más cercano, añoraré sus conceptos valiosos, las charlas, en fin, Alfredo te extrañaré. Una de tus últimas fotos ilustra esta despedida: los 150 años de la Biblioteca Central de nuestra amada Facultad.
Tu amigo Federico
ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA)
VOL. X - Nº 33 - Julio 2013 - Buenos Aires ISSN 1666-6682 Director
Federico Miguel Pérgola
Sumario
Subdirector
A 200 años del nacimiento de Claude Bernard, pionero de la medicina experimental)
Editora
ALGUNAS REFLEXIONES OPINABLES SOBRE LA DOCENCIA EN LA CARRERA MÉDICA
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Secretaría
La revista Isis (dedicada a historia de la ciencia) cumple 100 años
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ERRORES FRECUENTES EN LA ESCRITURA DE MONOGRAFÍAS, TESIS Y OTROS TEXTOS
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BREVE HISTORIA DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES EN REPRODUCCION (1966-2011)
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HISTORIA DE LA ANALGESIA EN GRECIA Y ROMA Capítulo IVº - PEDANIO DIOSCÓRIDES
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ANHELADO PARADIGMA “DIALISIS PERITONEAL”
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COMENTARIO DE LIBROS
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Carlos C. Castrillón Laura Pérgola Agustín García Puga Emilce Iervolino Laura Pérgola Comité de Honor
Norma Acerbi Cremades José Emilio Burucua Alfredo Eugenio Buzzi Alberto Carli Christiane Dosne Pasqualini Adolfo Kalinov Manuel Luis Martí Norma Isabel Sánchez Florentino Sanguinetti Juan Carlos Stagnaro Adolfo Venturini
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Comite Editorial
María Teresa Di Vietro Beatriz Kennel Laura Moratal Ibañez Marcelo Figueroa Francisco Rubio
Diseño y diagramación
Eric Geoffroy ericgeof@gmail.com
La revista Médicos y Medicinas en la historia es una publicación trimestral. Registro de la propiedad intelectual Nº 188920. Propietarios Laura Andrea Pérgola y Federico Miguel Pérgola. Impresa en julio de 2013. Tirada de esta edición 500 ejemplares. Las opiniones que los autores vierten en los artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las de la revista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, aun mencionando la fuente. Esta publicación es una realización de:
EGE - El Guion Ediciones Martín Coronado 358 (Acassuso) - Tel: 4792-1132 Celular: 15-5-640-4792 elguionediciones@fibertel.com.ar www.elguionediciones.com.ar |3
Editorial
Un congreso: tres mosqueteros
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ara el desarrollo de este editorial invertiré el orden del título. Tres mosqueteros (en realidad una mosquetera) mancomunaron su inconsciente colectivo y decidieron que, ante los 150 años que cumple la Biblioteca Central “Montes de Oca” de la Facultad de Medicina de Buenos Aires y el 140ª aniversario de la Sociedad Científica Argentina, se realizara el 1º Congreso Iberoamericano de Historia de la Ciencia y la Tecnología. El Diccionario del uso del español de María Moliner expresa muy bien qué es un congreso: “Reunión de personas procedentes de distintos sitios para tratar asuntos importantes de interés general, aportando cada uno su conocimiento del asunto. Este nombre alterna en distintas ocasiones con los de <asamblea, conferencia> o <reunión>, siendo empleado preferentemente en el caso de tratarse de una reunión de personas dedicadas a la misma profesión o actividad científica, para tratar cuestiones relacionadas con esta: ‘Congreso de Neurocirugía’”. Es curioso pero, en este caso, como una excepción, las personas no pertenecerán a una misma profesión, como serían los componentes de ciencias de la salud. La simbiosis entre estas últimas y la historia de la ciencia y de la técnica hace posible que sean historiadores, sociólogos, abogados, físicos, químicos, matemáticos, etc., los que compongan tal congreso. Por otra parte, con lo de iberoamericano unimos, si bien no distintas culturas porque nos aúnan los mismos intereses pero sí diversas historias. Los libros de medicina que llegaron al Río de la Plata fueron escasos. Un par de ellos que pertenecían a Manuel Belgrano, bien leídos por sus anotaciones marginales, sumaron a los que posteriormente donó Gorman junto con tres onzas de oro, a raíz del pedido de Mariano Moreno a través del Plan de Obras y Contribuciones para crear la Biblioteca Pública. De esta forma se fue reuniendo material de información médica que se sustancian formalmente, en 1863, cuando Juan José Montes de Oca fundó la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. La biblioteca se fue enriqueciendo, sobre todo, con las donaciones de profesores de la casa y médicos que lo hacían al cesar sus actividades, con motivo de mu-
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danzas y, eventualmente por sus deudos en caso de fallecimiento. Algunas bibliotecas importantes, como las de José Arce, permaneció varios años sin ser catalogada en virtud del trabajo abrumador. Es indudable que el libro de medicina, a excepción de aquellos de anatomía e historia de la medicina, tiene una vida efímera para los fines para los que han sido escritos. Cada dos o tres años nuestra ciencia reaviva sus conceptos. Túmburus, que fue bibliotecario cuando su sede se hallaba en la actual Facultad de Ciencias Económicas, decía que un decano la clasificaba como “la joya de la Facultad” y relataba su estado en 1925, cuando su capacidad había aumentado a más de 350 asientos, por un “grandioso salón de lectura”. La Sociedad Científica Argentina fue fundada el 28 de julio de 1872. La atmósfera científica estaba impregnada por el afán sarmientito. Fueron estudiantes del Departamento de Ciencias Exactas, recién habilitada por sugerencia del rector de la Universidad de Buenos Aires, Juan María Gutiérrez, quienes pensaron en tal fundación: Juan Dillon, Santiago Barabino, Valiente Noalles, Estanislao S. Zeballos y Luis A. Huergo. Este último, en una reunión realizada en el Colegio Nacional Buenos Aires, fue nominado como su primer presidente. En la década del 20 del siglo homónimo, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires le cedió el terreno para su sede actual y el Congreso Nacional los fondos necesarios para las obras que comenzaron en 1927. Por su Comisión Directiva pasó lo más granado de la ciencia argentina y durante su larga vida realizó cinco congresos de gran jerarquía. Las autoridades de este Primer Congreso Iberoamericano de Historia de la Ciencia y la Tecnología son, compartiendo ambas instituciones, los profesores Norma Isabel Sánchez y Carlos Camilo Castrillón. No me caben dudas que el buen éxito está asegurado como lo ha demostrado el interés, que resalto, de intelectuales de países amigos que han recibido con beneplácito la convocatoria. Espléndida oportunidad para establecer lazos de fraternidad e intercambio de conocimientos. Federico Pérgola
A 200 aĂąos del nacimiento de Claude Bernard, pionero de la medicina experimental Federico PĂŠrgola y Adolfo HĂŠctor Venturini
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xisten verdades irrebatibles. Una de ellas es que el avance de la medicina del último siglo ha producido intervenciones quirúrgicas indoloras y perfeccionadas al máximo, mientras que la clínica médica y todas las especialidades que surgieron por la necesidad de abarcar los nuevos conocimientos lograron –junto con el confort– que la vida del hombre se extendiera como nunca había ocurrido hasta entonces. Otra de ellas es que este avance fue producto de la labor creativa de quienes brillaron por emprender un camino que no es otro que el recoleto de los laboratorios de investigación científica. Tal vez, una tercera verdad sea que de grandes maestros han surgido grandes discípulos aunque debemos reconocer que esta consecuencia no siempre se cumple. Muchas veces depende de la capacidad inspiradora del profesor.
jores fisiólogos de su país. Después de estudiar el jugo gástrico y concluir que su influencia era preparatoria para el resto de la digestión, descubrió la importancia del jugo pancreático, basando sus estudios en una fístula pancreática experimental.
Un notable fisiólogo francés, fundador de la toxicología, fue François Magendie (1783-1855) quien en 1828 publicó el Compendio elemental de fisiología1 y ya en 1822 había demostrado que las raíces anteriores de la médula espinal son motoras y las posteriores sensitivas. Fue un exigente, duro formador de discípulos y maestro de Claude Bernard.
Especialmente interesado en el metabolismo de los carbohidratos (azúcares) demostró la función glucogénica del hígado –que denominó secreción interna– y, consecuentemente, descubrió el glucógeno, sistema molecular para el depósito de azúcar en el hígado y en los músculos. Con estas investigaciones originó la creación de dos conceptos que son las columnas del edificio humoral de la fisiología moderna: el de la secreción interna y el de la química biológica.
Claude Bernard, fundador de la moderna fisiología y de la farmacología, nació el 13 de julio de 1813 en el corazón de Beaujolais, en la aldea de Saint-Julien, no lejos de la Saôna, Borgoña, en un hogar humilde, con un padre vitivinicultor. Ayudado, dada la situación económica de la familia, por los eclesiásticos pudo estudiar en los colegios de Villefranche y de Thoissey. Viajó siendo muy joven a Vaise, suburbio de Lyon, como aprendiz de un boticario. Pero no surgió aquí su vocación médica sino que comenzó a escribir obras de teatro. Compone un drama en prosa que titula Arthur de Bretagne. Parte hacia París a la conquista de la Comedia Francesa (primero compuso una comedia que tuvo cierto éxito en un pequeño teatro). Pero llegó la decepción: un brillante crítico de arte, Saint-Marc de Girardin, leyó la obra y le recomendó que dejase la labor literaria y emprendiera el estudio de la medicina. Es difícil sospechar qué inclinación vocacional le habrá notado al novel escritor pero lo cierto es que acertó plenamente con su sugerencia. Magendie lo tomó como asistente en el Hotel-Dieu y poco después como ayudante de trabajos prácticos en el Collège de France. Hasta el apogeo de Magendie la fisiología francesa se hallaba orientada con un sentido fuertemente vitalista por Bichat. A partir de su magisterio se orienta hacia el positivismo. Es en esta rígida escuela experimental donde Bernard se forma. En 1843 se gradúa, a los 30 años de edad. Su tesis se refiere al jugo gástrico y su papel en la digestión. Tras ella, se suceden largos años de incesante labor científica en condiciones poco favorables: trabaja en una oscura y húmeda sala del referido Collège de France. Construye sus propios aparatos destinados a la investigación con animales vivos que atraen la atención policial y el horror de sus familiares que temen por él. Todos los lunes, se reúne con un pequeño grupo de amigos en su laboratorio para escuchar sus propias conclusiones experimentales. No todos son médicos: Berthelot es químico y Paul Janet y Ernest Renan filósofos2. Muy pronto se ubica entre los me6 | Médicos & Medicinas
Singer y Underwood3 refiriéndose a Bernard expresan: “Su inteligencia pertenecía al tipo especial de mentalidad francesa que está totalmente libre de tendencias místicas. Tuvo pocos discípulos eminentes directamente relacionados con él, pero la influencia de sus ideas, a través de sus escritos, ha sido auténticamente extraordinaria. Bernard fue el creador de la medicina experimental, es decir, de la producción artificial de enfermedades por medios físicos y químicos. Este es uno de los más importantes movimientos científicos que nos atañen”.
En 1948, efectuó punciones en el cuarto ventrículo, especial región del cerebro, y obtuvo aumento de la glucosa sanguínea y urinaria, llegando de este modo a la diabetes mellitus experimental. Comprobó que era consecuencia de la estimulación del sistema simpático y, a partir de este hallazgo, se dedicó a su estudio y a su influencia sobre los otros órganos y los vasos sanguíneos. Por otro lado, su pasión por la investigación lo condujo –en 1856– a estudiar la naturaleza del curare y su acción sobre los nervios motores (demostró que el efecto del curare era debido al bloqueo funcional de los nervios motores) como así también investigó los efectos del monóxido de carbono. Sería su discípulo Félix Alfred Vulpian (1826-1881) quien explicó que el curare actúa en la placa motora (placa neuromotriz). Obtuvo una valiosa conclusión: los venenos no actúan sobre la totalidad del organismo sino que cada sustancia tóxica tiene un sitio específico de acción, lo cual consideró válido también para las sustancias medicamentosas que, en su época, se reducían a unos pocos elementos. De esta forma nacería la farmacología como una verdadera ciencia experimental. En 1855 sucedió a Magendie en el Collège de France. En ese entonces ya era miembro de número de la Academia de Ciencias y poco tiempo después ocupa la cátedra de Fisiología Experimental, especialmente creada para él. “La historia de todos sus trabajos y hallazgos de este infatigable investigador y de sus misterios biológicos presenta el atractivo de una aventura sorprendente. Estudia la cuerda del tímpano, el jugo gástrico (sujeto de su tesis para el doctorado en medicina), los secretos del calor animal y del páncreas y pone en relieve la influencia del sistema nervioso sobre la circulación local gracias al descubrimiento de los nervios vasomotores, aclarando así el modo de acción de algunos venenos (por ejemplo el curare de las flechas indígenas y el óxido de carbono). Claude Bernard da la impresión que fuerza a la naturaleza a responder a las preguntas que le formula.
The Lesson of Claude Bernard (1813–1878) by Léon Augustin L’hermitte
“También se comprende el entusiasmo con el cuál generaciones de estudiantes de todo el mundo, del Colegio de Francia (en donde el asume la sucesión de Magendie) y del Museo de la Sorbona, siguen las experiencias de este maestro que hasta llega a manifestar ante sus auditores un descubrimiento sin previo aviso. “Ellos veneraban al maestro, pero también amaban la causa por su benevolencia, su noble carácter, su radiante figura, su majestuosa estatura, su mirada velada de melancolía… Melancolía muy natural en un hombre atormentado por su mujer, que desafortunadamente no amaba, y que terminaría por quitarle sus dos hijas acusándolo además de maltrato a los animales, de no practicar la religión y de no tener la voluntad para volverse un médico rico y mundano”4. En 1875 estudió la acción de los anestésicos en la rana y comprobó sus efectos inhalatorios sobre el sistema nervioso central. Bernard, luego de ligar la pata de una rana la sumergía en un recipiente con agua y cloroformo. Aunque la circulación no llegaba al miembro con el lazo, esta tenía el mismo comportamiento que el resto del organismo. Sus primeras experiencias las realizaba en ranas para repetirlas en pájaros y mamíferos. Es por ello, que en la estatua que se halla en el frente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, donde lo acompañan las figuras de Hipócrates y Pasteur, entre otras, Bernard tiene una rana en sus manos. (ver figura pág. 9) De robusta contextura física que contrastaba con su sencillez, su palabra persuasiva no carecía de firmeza. Fue un hombre
genial y revolucionario que introdujo el determinismo como base de la investigación. Sus obras sentaron precedente: Leçons de Physiologie expérimentale appliqueé a la Medicine; Nutrition et developement; Physiologie génerale; La Science expérimentale; Leçons de Physiologie opératoire, entre muchas otras. Una de sus mayores contribuciones a la fisiología fue el concepto de la constancia de los fenómenos vitales independientemente de los factores externos que denominó el milieu intérieur, con lo cual estableció el principio biológico de la homeostasis. Dice Laín Entralgo5: “Para Cl Bernard, la base de la investigación fisiológica es lo que él llama ‘el razonamiento experimental’, que consta de tres tiempos. En el primero concibe el espíritu una ‘idea a priori’ de la realidad que observa; en el segundo construye intelectualmente una elaboración racional de la ‘idea a priori’; en el tercero confirma o desecha esa construcción racional mediante el experimento. Este experimento debe ser analítico. Guiado siempre por sus previas interpretaciones racionales, el investigador va descomponiendo la realidad en los diversos momentos que la integran, suprimiendo o alterando todos ellos uno a uno y observando atentamente el resultado de su intervención. Mediante el experimento, en suma, el fisiólogo trata de conocer la relación entre todos los fenómenos naturales y las condiciones que determinan su existencia. Tal relación es constante y necesaria en sí misma y para el espíritu humano se expresa de modo propio en la ‘ley’ del fenómeno en cuestión; la palabra ‘excepción’ es, pues, rigurosamente anticientífica. A esta visión de la realidad y de nuestro modo de |7
conocerla por la vía de la ciencia es a lo que Claude Bernard llamó ‘determinismo’. Pero la ciencia, piensa el gran fisiólogo, no podría alcanzar conocimientos válidos sin ayuda de la filosofía: ‘Esta unión sólida de la ciencia y la filosofía es útil a las dos; eleva a la una y contiene a la otra’. Cuando se rompe el lazo que las une, la filosofía ‘se extravía entre las nubes’ y la ciencia, ‘privada de dirección y sin aspiración elevada, cae, se detiene o boga a la ventura’”. Palabras estas que dan cuenta del porqué las verdades de la ciencia muchas veces son provisorias y de esa unión –vista por los grandes pensadores– de la filosofía con la ciencia experimental. Sus propias palabras son elocuentes en cuento al significado de la investigación médica: “El sentimiento engendra la idea o la hipótesis experimental, es decir, la interpretación anticipada de los fenómenos de la Naturaleza. Toda la iniciativa experimental está en la idea, porque esta es la que provoca la experiencia. La razón o el razonamiento no sirven más que para deducir las consecuencias de esta idea. “Una idea anticipada o hipótesis es, pues, el punto de partida necesaria para todo razonamiento experimental. Sin esto no podría uno hacer ninguna investigación ni instruirse; solo se podrían acumular observaciones estériles. Si se experimentase sin idea preconcebida, se iría a la ventura; pero, por otro lado, como lo hemos dicho ya, si se observase con ideas 8 | Médicos & Medicinas
preconcebidas, se harían malas observaciones y estaría uno expuesto a tomar las concepciones de su propio espíritu como realidad”6. Podemos decir que su Introducción al estudio de la medicina experimental más que una obra médica constituye un instrumento filosófico de primer orden llamado a sentar los fundamentos de la experimentación moderna y abrir el cauce de una nueva corriente renovadora7. En esa misma obra Bernard se muestra hasta en cierto aspecto ingenuo, sin embargo debemos ubicarnos en la época de iniciación de la medicina experimental. Así dice: “El experimentador que se encuentra frente a fenómenos naturales se parece a un espectador que observa escenas mudas. Es, en cierto modo, el juez de instrucción de la Naturaleza; solo que en lugar de habérselas con hombres que traten de engañarle con confesiones mentirosas o con testimonios falsos, tiene que ver con los fenómenos naturales, que son para él personajes cuyo idioma y costumbres no conoce, que viven en medio de circunstancias que le son también desconocidas, y cuyas intenciones, no obstante, quiere saber. Para ello emplea cuantos medios están a su alcance: observa sus acciones, sus marchas, sus manifestaciones, y procura discernir cuál es su causa, por medio de diversas tentativas llamadas experiencias. Emplea todos los artificios imaginables y, como se dice vulgarmente, sostiene con frecuencia lo falso para saber lo verdadero. En todo esto el experimentador raciocina necesariamente conforme a si mismo y presta a la Na-
turaleza sus propias ideas; hace suposiciones sobre la causa de los actos que pasan delante de él, y para saber que la hipótesis que sirve de base a su interpretación es justa, se las arregla para hacer que ofrezca hechos que en el orden lógico pueda ser la confirmación o la negación de la idea que ha concebido. Ahora bien, lo repito, esta comprobación lógica es la única que puede instruirlo y darle experiencia”8. Dice Millet9: “Muchos otros honores –a los cuáles no daba mayor trascendencia– llegaron a su frío laboratorio en donde contraerá la afección renal, la que sumada a otras miserias físicas le producen la muerte el 16 de febrero de 1878. Había sido nombrado para presidir el Senado imperial por Napoleón III poco tiempo antes del desastre de 1870, hecho que lo resintió profundamente como lo prueban sus cartas de una gran y admirable amiga de sus últimos años: la señora Raffalovich. “Alrededor de su tumba (que se encuentra en Père Lachaise), se produce a veces enconos entre ateos y creyentes, ya que en las proximidades de la muerte Bernard se inclina hacia la religión tal como lo hace pensar una conversación que mantiene con el padre Didon. El famoso ‘determinismo’ de Claude Bernard prohíbe a la fisiología hacer intervenir en sus investigaciones argumentos de orden religioso o metafísico, y por consiguiente incontrolables a la hora de experimentar. Sin embargo, Bernard, hacia el fin de su carrera se encuentra tanto contra las doctrinas materialistas como contra las espiritualistas. El mismo escribe que admite una causa inicial del mundo [...]” Así lo describe Papp10: “Los resonantes éxitos de Pasteur, que se iniciaron cuando los sustancial de la obra de su gran compatriota ya habían alcanzado su término, eclipsaron un tanto, sin llegar a hacerlo olvidar, el magno legado del genial fisiólogo. Sin embargo, Bernard pertenece a la estirpe de aquellos inmortales cuya figura –al retroceder en el tiempo– se agiganta. Su ideal de liberar el arte de curar del mero empirismo, anclándolo en el experimento fisiológico y patológico, está transformándose actualmente en firme realidad, y en el vasto campo de las ciencias biológicas, nuestra centuria (se refiere al siglo pasado), aun más que su propio tiempo, reconoce en Claude Bernard al insuperable maestro del método experimental”. Pi-Sunyer11 también se ocupó de este notable sabio. En el prefacio de la segunda edición de su obra El pensamiento vivo de Claude Bernard enumera algunas de las obras que lo recuerdan: Hiel y miel de Claude Bernard de Miralta (1948), La philosophie de Claude Bernard de Serillanges (1944), Dos biólogos: Claude Bernard y Ramón y Cajal de Pedro Laín Entralgo (1949) y Bernard, creador de la medicina científica de Izquierdo; luego expresará: “Hemos presenciado muchos cambios durante los últimos tres lustros (nota de los autores: se refiere a 1944), pero el significado de la obra de Claude Bernard se mantiene firme. A medida que miramos la figura del fisiólogo del Collège de France con perspectiva más remota, nos parece más eminente. Esta es la razón de que sigan publicándose libros sobre su pensamiento, y la que justifica esta segunda edición […]”
Con Bernard comienza el verdadero Renacimiento de la MeBibliografia dicina. 1. François Magendie. Aparato de la voz, MD en español, Buenos Aires, 11 (Nº 5): 159-172, mayo 1972. 2. Pérgola Federico y Okner Osvaldo H, Historia de la medicina, Buenos Aires, Edimed, 1986. 3. Singer Charles y E Ashhworth Underwood, Breve historia de la medicina, Madrid, Guadarrama, 1966. 4. Millet R, “Claude Bernard”, en Les Medicins Celebres, Genève, Lucien Mazend, 1947 5. Laín Entralgo Pedro, Historia de la medicina moderna y contemporánea, Barcelona, Editorial Científica Médica, 1963 6. Bernard Claude, Introducción al estudio de la medicina experimental, Buenos Aires, Emecé, 1944. 7. Buzzi Alfredo y Pérgola Federico, Breve historia de las especialidades médicas, Buenos Aires, Ediciones Médicas del Sur, 2012. 8. Bernard Claude, op. cit., supra, cita 5. 9. Millet R, “Claude Bernard”, op. cit., supra, cita 4. 10.Papp Desiderio, C. Bernard, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968. 11.Pi-Sunyer Jaime, El pensamiento vivo de Claude Bernard, Buenos Aires, Losada, 1944. |9
ALGUNAS REFLEXIONES OPINABLES SOBRE LA DOCENCIA EN LA CARRERA MÉDICA
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Alberto Enrique D’Ottavio1
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El docente mediocre narra; el bueno, explica; el superior, demuestra y el grande, inspira William Arthur Ward •
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Profesor Titular Ordinario de Histología y Embriología (Medina, UNR) e Investigador Superior de la Carrera del Investigador Científico de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina
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a madurez etaria, un recorrido por la docencia universitaria que frisa los 50 años y algunos escritos particulares entre los hechos durante esa andadura1,2,3, me han llevado a percibir contraposiciones conductuales docentes que me he atrevido a listar a fin de facilitar su visualización y análisis por parte de los generosos lectores. Salvo en la última de las mismas, donde el contraste surge sólo en casos extremos, son confrontados en ellas comportamientos deseables con modos objetables de proceder. Además, todas pretenden, mediante el cultivo de las primeras, que, a la postre, prevalezcan los intereses institucionales por sobre los personales o grupales, ••Docentes entrenados sistemáticamente vs docentes improvisados (puestos a docentes) ••Docentes comprometidos con la institución en la que se desempeñan vs los que la transitan sin hacerlo ••Docentes conscientes de que los alumnos son sus determinantes vs quienes están convencidos de ser determinantes de éstos ••Docentes-investigadores vs docentes que hacen escasa o nula investigación e investigadores que realizan poca o ninguna docencia ••Docentes que asumen las cargas (responsabilidades) de su cargo y dedicación vs los que no lo hacen ••Docentes que dan cuenta de su proceder asumiendo fortalezas y debilidades vs quienes lo omiten o, lo que es peor, lo evitan ••Docentes con comportamientos sociables no exentos de firmeza para con sus alumnos vs los que les imponen sus ideas y pareceres ••Docentes que saben de sus limitaciones y buscan superarlas vs quienes se auto-valoran depositarios de la verdad revelada ••Docentes que sirven y honran a su menester vs los que se sirven y se honran con él ••Docentes creativos que indagan distintos modos y maneras de facilitar el aprendizaje adecuando a este proceso el suyo de enseñanza vs docentes repetitivos y estereotipados que recorren siempre la misma senda sin suponer siquiera que existe variabilidad biológicoambiental en sus alumnos y, por ende, tanto diversidad de ritmos cuanto de formas de aprendizaje ••Docentes con eros pedagógico vs docentes con tánatos pedagógico ••Docentes que, ante eventuales transformaciones curriculares, las enfrentan crítica, sustentable y racionalmente vs aquéllos que se entregan acríticamente a ellas por ignorancia o por conveniencia, sacrificando sus principios y su dignidad en el ara del oportunismo ••Docentes que se expresan y actúan según piensan predicando con el ejemplo vs quienes recomiendan qué hacer sin hacer lo que proclaman ••Docentes que exceden culturalmente su asignatura (“El
médico que sólo de Medicina sabe ni de ella sabe” – Mark Twain y José de Letamendi -) vs los que se ciñen a ella por limitaciones culturales ••Docentes veteranos, lúcidos, idóneos y activos que pueden permanecer en las instituciones sin obstruir la promoción de jóvenes competentes vs los que se eternizan estérilmente en sus cargos bloqueando legítimos ascensos ••Docentes ubicados en los inicios de los ciclos de aprendizaje que tratan con adolescentes inexpertos e inseguros vs quienes lo hacen con alumnos de mayor edad, con fundamentos ya adquiridos y más seguros de sí mismos. Esta realidad puede devenir realmente antitética si los primeros, como es deseable, se comportan como verdaderos progenitores expertos, conteniendo, guiando y generando competencias y los segundos, por hallarse en años avanzados, valoran equivocadamente que la dureza y la exigencia desmedida foguean al alumnado para su práctica profesional Sin pretender agotar la totalidad de alternativas posibles a este respecto, desde que otras con igual propósito fueron ya expuestas oportunamente 2, resulta permisible concentrar el grueso de lo presentado en un único contraste: docentes profesionales vs docentes que distan de serlo y, por consiguiente, concluir estas reflexiones opinables sobre la docencia en la carrera médica con una pregunta de abierta respuesta: ¿se agota lo reseñado en esta carrera de grado?
Referencias Carrera LI, Tellez TE, D’Ottavio AE. Implementing a problem - based learning curriculum in an Argentinean medical school: implications for developing countries. Acad. Med. 2003; 78: 1-4 D’Ottavio AE. On being a doctor. Thinking about medical formation and practice (In Spanish). In: Pérez JN, Riestra, G (eds.) Rosario, Argentina: Homo Sapiens, 2001 Carrera LI, Barragán J, Díaz A, D’Ottavio AE: La docencia profesional en la educación superior. Un estudio exploratorio en el Área de la Salud (Professional teaching in Higher Education. An exploratory study in Health Areas) (In Spanish). Contexto Educativo [on line] 2005; 35: 20-5. Available at http://contextoeducativo.com.ar/2005/2/nota-05. htm [Acceso 15 octubre 2012]
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La revista Isis (dedicada a historia de la ciencia)
cumple 100 años Norma Isabel Sánchez1
RESUMEN: Han trascurrido 100 años desde que el belga George Sarton diera a conocer el primer número de la revista Isis. No es un dato para dejar pasar: por su continuidad y su calidad. Una vista rápida por sus índices permite encontrar los nombres de algunos de los principales historiadores de la ciencia. Mantiene la tendencia a publicar artículos del ámbito anglosajón y su apertura a mencionar o ubicar producciones del ámbito latino es limitada. Aun así, le rendimos nuestro homenaje. ABSTRACT: 100 years have passed since the Belgian George Sarton had issued the first number of the magazine Isis. There is data for passing: by continuity and quality. A quick view by index to find the names of some of the leading historians of science. Maintains the tendency to publish articles of Anglo-Saxon and openness to locate productions mention or Latin scope is limited. Even so, we pay our homage.
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Departamento de Humanidades Médicas. Facultad de Medicina (UBA). Directora de la Biblioteca Sarmiento (SCA).
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stamos en el año del centenario de la revista que creara George Sarton, una de las más prestigiosas dentro de la especialidad. Antes de tal aparición, no existía una cantidad significativa de publicaciones con tal orientación. Si bien la ciencia (en sentido amplio) tiene una gravitación de miles de años y han existido libros y series de revistas que de ella se ocupan (algunas de difusión) no son muchas las tiradas periódicas de tal tenor y mantenidas en el tiempo De ahí, el mérito de esta. George Sarton (Bélgica, 1884-EEUU, 1956) Fue un hombre de dos continentes. Estudió en la Universidad de Gante (Flandes) y se doctoró en matemáticas con una tesis sobre la mecánica newtoniana (1911). Al tiempo, con 30 años, funda la revista que nos ocupa. La nota editorial, del número uno, L´histoire de la science, le insumió 43 páginas y la dató en diciembre de 1912. Salió al año siguiente y en la tapa apareció el grupo de sus patrocinadores (marzo de 1913)2. Poco después, se cierra la etapa belga de esta serie pues, invadido su país natal, por los episodios propios de la Primer Guerra Mundial, Sarton se muda a Gran Bretaña y, a continuación, a EEUU, a donde llegó en 1915. Vivió fuera de su
Que hemos leído en la ilustración de la tapa de la edición del año 1979, vol 70, nº 255. De ahí al confusión entre 1912 y 1913. Esta última es la fecha que debe aceptarse.
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patria el resto de su vida. Se instaló en Massachusetts y se vinculó con el Carnegie Institut, con una oficina en la Universidad de Harvard. En esta casa de estudios dictará Historia de la Ciencia (entre 1916 y 1951), en una época en que la cátedra no estaba totalmente institucionalizada, sino más bien, se enseñaba a través de cursos, en ocasiones discontinuos. Será un programador de la enseñanza y un sólido y consecuente difusor de la historia de la ciencia3. Con su traslado, comienza un segundo momento para la publicación. En 1924, al crearse la History of Science Society (HSS, de la que han sido algunos de sus directores: Henry E Sigerist, I Bernard Cohen, Charles G Gillispie, Tomas S Kuhn, además del mismo Sarton), la revista Isis pasó a ser su órgano oficial4.
En 1941 se creó en Madison (Wisconsin) el primer Departamento de Historia de la Ciencia, pero permaneció inactivo hasta el final de la guerra. Sólo entonces llegaría a generalizarse esta iniciativa (muy pronto imitada en Gran Bretaña) y la nueva disciplina adquirió carta de naturaleza en las universidades anglosajonas. En 1947, I Bermard Cohen alcanzaría por vez primera el grado de doctor en historia de la ciencia con una tesis sobre Franklin que había supervisado el propio Sarton.
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Al tiempo, en 1928, se constituyó la Académie Internationale d’Histoire des Sciences, que se presentó “en sociedad” con el Primer Congreso Internacional de Historia de la Ciencia (París, 1929). La
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Sarton la dirigió por cuatro décadas e hizo las notas editoriales hasta 1952. Había llegado e instalado en el país que, neutral solo al principio de la gran contienda, emerge de este conflicto bélico, robustecido y deseoso de apoyar las manifestaciones de la ciencia en general (algo equivalente acontecerá después de la Segunda Guerra Mundial). Aun así, no puede olvidarse que tuvo que transitar (tanto Sarton como su cara creación) el período difícil de la década de 1930. Alguna marca dejó la posterior etapa de la Guerra Fría, cuando los dos bloques antagónicos se medirán en todos los ámbitos. Algunos dicen ver rastros de tales situaciones al pasar la vista por los índices de la colección completa de Isis Nuestro referente integrará la Unión Internacional de Historia de la Ciencia y otras sociedades con equivalente orientación, de Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, Suecia e Israel. No debe olvidarse que también fundó Osiris (esta, con una edición anual y aquélla, trimestral). Los estudios de historia al principio del siglo XX La centuria se inauguraba con un cierto interés por la historia como ciencia, como reconstrucción rigurosa del paso del tiempo, aun reconociendo que siempre resultará imposible cubrir las mil y una circunstancia que explican un suceso o cambio y que es necesario romper con la concepción estereotipada de la ciencia y sus protagonistas como herméticos e inalcanzables. - Se mantiene el atractivo por Augusto Comte, autor del Discurso sobre el espíritu positivo (más defensor de las generalidades que de las especialidades) y por el marqués de Condorcet (autor de El progreso del espíritu humano); quienes aceptan, como innegable, el progreso científico, en tanto colectivo, objetivo, acumulativo, de encadenamiento, de descubrimientos. - Irrumpe con fuerza Henri Berr, responsable de Revue de synthèse historique, fuente de inspiración de los Annales franceses, que tanta gravitación tendrán para una posterior revisión de los enfoques históricos. - Otro, no de menor gravitación, fue Moritz Cantor: matemático, filósofo e interesado por la historia de la ciencia. - Se difunden los postulados de Ernest Mach, defensor del empirocriticismo: para la ciencia solo vale lo empíricamente comprobable, que toma con simpatía la “mejora continua” (sin que sea ciego para reconocer la existencia de las discontinuidades). - A esto se va a sumar la propia impronta y reflexión sartoniana, que aparece claramente delineada en afirmaciones (que, a veces, tomamos textualmente y, otras, parafraseamos) como: a) Mi “vida fue dominada por dos pasiones: el amor por la ciencia, o, si se prefiere, el amor por la racionalidad, y el amor por las humanidades”5. Académie publicó asimismo Archeion, luego bautizada Archives Internationales d’Histoire des Sciences. 5
(Sarton) “Prefacio”, en: Historia de la ciencia. Bs As, Eudeba,
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b) Ciencia y civilización: conforman una unidad. Puede aceptarse que el hombre -antes de entrar en la civilizaciónhaya fabricado algunos utensilios y mirado el cielo para comprenderlo, los ríos para analizarlos, los factores climatológicos. Pero, ciencia, ciencia (en sentido más o menos estricto) no se logra hasta el asentamiento de los pueblos. c) La historia de la ciencia (que es historia de la verdad), es un método de investigación. Es, “el relato de una prolongada lucha, que no ha de tener fin, en contra de la inercia de la superstición y de la ignorancia, en contra de los hipócritas y de los mentirosos, en contra de los engañadores y de los que se engañan a si mismo, en contra de todas las fuerzas de la oscuridad y el desatino6. d) En verdad, la actividad científica es la única que, evidentemente, e indudablemente, es acumulativa y progresiva7. Por “poco que sepamos, por pequeño que sea el poder que poseemos, somos deudores de los esfuerzos acumulados de nuestros antepasados”8. e) “La curiosidad científica, por ser la principal fuente del progreso, es también por esencia el principal motivo de cambio del mundo”9. f ) “Es infantil suponer que la ciencia comenzó en Grecia; el ´milagro´ griego fue preparado en Egipto, Mesopotamia y, posiblemente, en otras regiones por una obra de varios milenios” (como la del Mediterráneo oriental). Por eso, considera la ciencia helénica, más que una invención, un renacimiento. g) Todo buen historiador de la ciencia, para no decir todo historiador de la medicina, es necesariamente un historiador de la sociedad, un historiador social. No se puede dejar de valorar a las creencias (tan presente en muchas culturas cuando hacen la relación: pecado humano/castigo divino), a la medicina popular, a las disputas teológicas, a las tendencias de moda y sus opuestos. Sarton conocía muy bien el griego y el latín (además de otras lenguas), tenía marcado interés por ser riguroso con los datos, las referencias espaciales, la filología …; lamentamos que tanto tiempo le llevaran aquellos siglos y no haya avanzado hacia etapas más cercanas.
1965, 2º tomo (o tercer volumen), p XV. (Sarton) “La historia de la ciencia y los problemas contemporáneos”; en: Historia de la ciencia y el nuevo humanismo. Rosario (Argentina), Editorial Rosario, 1948, p 153.
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(Sarton) Historia de la ciencia y el nuevo …, p 23. Sus contemporáneos y/o coetáneos (al modo de Rey Pastor, Mieli, Papp, Babini, para citar sólo los que trabajaron entre nosotros), adherían a esta mirada; las nuevas camadas de los que hacen historia de la ciencia, disiente parcial o totalmente de tal aseveración.
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8 (Sarton) “La fe de un humanista”; en: Historia de la ciencia y el nuevo …, p 16. 9
(Sarton) Historia de la ciencia y el nuevo …, p 50.
Libros y revistas de Sarton - 1912: prepara Isis (que sale en marzo del siguiente)10. - 1927-1948: Introducción a la historia de la ciencia (3 vol; completa solo hasta finales de la Edad Media/co mienzos del siglo XIV) - Elabora artículos para la Enciclopedia Británica - 1931: Historia de la ciencia y el nuevo humanismo11 - 1936 aparece la revista Osiris, que daba espacio a artículos más técnicos. También pertenecería a la HSS12 - La vida de la ciencia - 1936: El estudio de la historia de la matemática - 1952-1959: edita el primer tomo de Historia de la ciencia (que concibe completar con unos cuantos más); en 1956 terminó el segundo (que cerró en la ciencia y cultura helenística)13.
En el Departamento de Humanidades Médicas (Instituto y Cátedra de Historia de la Medicina; FM/UBA) hay un número pequeño de esta serie.
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Entre nosotros, José Babini fue el responsable de la traducción al castellano. También, de La vida de la ciencia (1952).
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No es un dato menor que para las dos revistas eligió nombres de dioses egipcios. 12
En sus páginas, en el aparato erudito, hay referencias reiteradas a artículos aparecidos en Isis. Incluye una bibliografía general y un índice alfabético. Fue Babini el encargado de la traducción al
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- 1956: tiene listos dos tomos de su intento de una historia de la cultura desde la mirada de la ciencia, que iría desde la Antigüedad hasta el 1900. - 1957: Seis alas14 Alguna vez escribimos (y mantenemos esta afirmación): su enfoque ha sido, injustamente acusado “de datista o de escasa conceptualizad. Una lectura serena de la producción … no permite aceptar ese simplismo. Es más, en sus escritos están insinuadas o anticipadas algunas ideas que otros autores, considerados ´conceptuales´, levantan o desarrollan”15. Isis En la línea de esta revista, hay pocos antecedentes. Algunos han sido: Archiv für die Geschichte der Naturwissenschaften und der Technik (Archivos de Historia de la Ciencia y la Tecnología; nacida en 1909) y Rivista di storia critica delle scienze mediche e naturali (Revista de historia crítica de las ciencias médicas y naturales; también de 1909). Después, castellano que publicó Eudeba (con una primera edición en 1965 y otra en 1970). La empresa editora argentina pasaba por un momento destellante, donde mucho tenía que ver este historiador. 14
Publicada por Eudeba.
Kohn Loncarica, Alfredo G y Norma Isabel Sánchez, “In memoriam. Kuhn y Popper ¿La epistemología huérfana?”; en: Anales de la Sociedad Científica Argentina. Bs As, 1998, vol 228, nº 1, p 1-27.
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diferente será la situación; valga como ejemplo que, poco después, nació Archeion. Le llega el turno a Isis. Dijimos que tiene una etapa belga y otra americana y se transformó en el órgano oficial de la HSS. Sarton hizo las notas editoriales hasta 1952, con un total de 43 volúmenes. Fue su continuador inmediato I Cohen Bernard, que cubrió el período 1953 a 1957, con los volúmenes 44 a 48. En una tapa leemos: Isis. An International Review devoted to the History of Science and its Cultural Influences; Official Quarterly Journal of the History of Science Society. Founded in 1912 by George Sarton16: “This is the first issue of Isis, since the establishment of the journal in 1912, to be published under an editorship other than that of its distinguished founder, George Sarton”. Después la dirigieron Harry Woolf, Robert P Multhauf, Arnold Thackray En 2009 llegó al número 100 y continúa: en el año 2013 editó el 104. Sarton consideraba que hay, desde el punto de vista de la ciencia y su complejidad (que lleva a un espacialismo), dos tendencias: una analítica (propia de la decimonónica centuria) y otra de síntesis (como la de la antigüedad griega, el Renacimiento y el cartesianismo). Desea que la revista sea de síntesis y crítica (esta, en particular, elaborada desde el editorial). Hace esfuerzos por mantener una mirada generalista, por defender la unidad (por eso insistía en historia de la ciencia y no historia de las ciencias). Pasado un tiempo, como es común y aceptado que acontezca, llegaron nuevos enfoques, kuhniano, foucaultiano, mertoniano, el de Koyré, … ¿y hoy? La misma Isis, con sus cambios y transformaciones potsartonianas, sustenta algunos de sus postulados, dado que complementa el ¿quién? con el análisis de la comunidad, del campo social, institucional, de las competencias. Bueno es tener en cuenta tal mirada; dado que vemos aparecer intentos (varias veces, poco valioso) de hacer historias de hospitales, de instrumentos, de políticas de Estado … donde, nos parece advertir que, si bien tienen pomposos títulos, están algo lejos de ubicar el asunto en contextos amplios, que permitirían sacar conclusiones más sesudas y no tan precipitadas, apresuradas; tal vez, porque hay un afán, casi desmesurado, por “ser original”, por “decir algo nuevo”, cuando todavía no comprenden la sociedad -mediata e inmediata- en su conjunto. Al localismo le falta lo universal; no meditan que, sólo las cosas bien hechas, bien pensadas y estructuradas, derrotan la destrucción del tiempo. En la historia de Isis, hubo, en un principio, pocas referencias a publicaciones o personalidades latinoamericanas o extranjeras/radicadas en esta gran región; situación que cambió. Lo mismo puede decirse de la presencia femenina: de
Firmada por Dorothy Stimson (presidente de la HSS). EEUU, Cambridge (M), Harvard University, vol 44, parts 1 & 2, nº 1356, June 1953, p 3. 16
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nula al principio (en tanto poco interesadas en este tipo de disciplinas) a, después, muy considerable. Novedad fueron las primeras menciones: al libro de Juan R Beltrán (sobre el Protomedicato, al que mucho criticó), al mexicano Enrique Beltrán, a los brasileños Carlos Chagas y Pedro Nava; el obituario de Aldo Mieli; el detalle de las traducciones al castellano de José Babini; las reseñas realizadas por Sarton a los libros: de Julio Rey Pastor y José Babini, Historia de la matemática (Espasa Calpe, 1951), de Julio Rey Pastor, La matemática superior. Métodos y problemas del siglo XIX. Introducción a la ciencia actual (Iberoamericana, 1951). Le llegó el turno al húngaro, residente en la Argentina, Desiderio Papp y la mención de su libro Ideas revolucionarias de la ciencia, su historia desde el Renacimiento hasta promediar el siglo XX. Sarton escribió, asimismo, el prólogo para el libro de Cortes Plá, El enigma de la luz (Kraft, 1949). Recién en 1964 Babini publicó en Isis una breve nota (en castellano) sobre el matemático Valentín Balbín. En estas pocas últimas líneas, nos han aparecido los nombres de algunos de los más prolíferos y viejos historiadores de la ciencia, con producción en la Argentina en alguna parte de sus vidas. Por extensión, también en nuestro país, la historia de la ciencia conocía un primer conato de institucionalización La Argentina: receptora de estas ideas En nuestro país existe, desde 1933, el Grupo Argentino de Historia de la Ciencia, que se organizó como una filial de la entidad internacional: Académie Internationale d´Histoire des Sciences (que, anticipamos, nació en 1929). En su incipiente estructura se destacó el matemático español Rey Pastor17, secundado por el químico Umberto G Paoli. Se afianzó, aún más, con la llegada al país de otro químico e historiador, el italiano Mieli18 (quien era en esos años se-
Rey Pastor (España, 1888-Argentina, 1962) llegó invitado por el Instituto Cultural Español de Bs As; colaboró en la reorganización del plan de estudios del doctorado de la UBA y fundó el Instituto de Matemáticas de Bs As, que dirigió durante 35 años. De 1943 a 1952 fue profesor de Epistemología e Historia de la Ciencia (FFyL, UBA, cátedra creada en 1927 y de la que fueron los dos primeros profesores Alfredo Franceschi y Rey Pastor). En 1953 regresó a España y dirigió el Instituto Nacional del Cálculo (dependencia del CSIC: Consejo Superior de Investigación Científica, de España).
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Mieli (Italia, 1879-Argentina, 1959). Fue un temprano colaborador de Isis. Inspiró el periódico internacional Archivio di storia della Scienza (1919), que cambió de nombre en 1927 por Archeion. Llegó a la Argentina en 1938 (donde trabajó en la UN del Litoral) y mantuvo esta revista con la leyenda: Publicación del Instituto de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. Órgano oficial de la Academia Internacional y Centro Internacional de Historia de las Ciencias. Sacó un total de 12 ejemplares (tomos XXII a XXV, 1940-43). Después reapareció en París como: Archives Internacionales d´Histoire des Sciences (Publication
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cretario de la citada academia). El consorcio inicial estuvo integrado, además, por Gregorio Aráoz Alfaro, Bernardo A Houssay, Juan R Beltrán y algunos otros. Es entonces cuando el GAHC pasó a denominarse Junta Argentina de Historia de la Ciencia; finalmente se impuso el viejo nombre19
trimestrielle de l´Union Internationale d´Histoire des Sciences, con subvención de la Unesco). Cfr.: La Semana Médica. Bs As, año LXXXIII, nº 4.955, tº 149, nº 6, 12 agosto 1976, p 209-11 (crónica, firmada AGKL). Nota: En el Departamento de Humanidades Médicas puede verse (en el área Archivo) un pequeño material original que está relacionado con la etapa de la Junta Argentina de Historia de la Ciencia. Nota: Sus presidentes: Rey Pastor (1933-9), Gregorio Aráoz Alfaro (1940-55, cuando se llamó Junta …), Jose Babini (1956-84), Desiderio Papp (1984), Alfredo G Kohn Loncarica (1985-93), Carlos D Galles (1994-8), César J Lorenzano (1998 hasta hoy).
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y se sumaron nuevos integrantes, como Cortes Pla, Papp20, Babini21. En 1953 se incorporó a División Historia de la Ciencia de la Unión Internacional de Historia y Filosofía de Papp (Hungría, 1895-Chile, 1993). Profesor de Historia de la Ciencia en las Universidades de Santiago y de Concepción (Chile). Profesor Emérito extraordinario de la UBA (Argentina). Colaboró desde el tomo 6º con el Panorama general de historia de la ciencia (que inició Mieli). Participó de más de un congreso de la IHS (por ejemplo, sabemos que lo hizo en 1968 y en otros). Fue miembro de la Académie Internationale d’Histoire des Sciences. 20
Babini (Argentina, 1897-1984). Matemático e ingeniero civil; sólido colaborador de Rey Pastor y de Mieli. A la muerte de éste, junto a Papp completó el Panorama general de historia de la ciencia. Integró el directorio del Conicet, fue el primer presidente de Eudeba. Numerosos han sido sus artículos y libros; algunos referidos a la ciencia argentina (a diferencia de Rey Pastor, Mieli y Papp, que se dedicaron, preferentemente, a la ciencia universal).
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las Ciencias (que más tarde, pasó a ser integrante del ICSU (International Council of Scientific Unions) y organismo consultivo no gubernamental de la Unesco. ¿Cuánto gravitó Sarton e Isis entre nosotros? Lo primero que ignoramos en cuántos habrán estado suscriptos a Isis, o la habrán leído con continuidad. Nos constan unos pocos nombres. ¿Y hoy? Algunos critican las convicciones universalistas que guiaron al belga y que inspiraron a un puñado de “nuestros” primeros historiadores de la ciencia (Ya Mieli y Papp, ya …), quienes, por su parte, tuvieron interés por ser “reconocidos” por Sarton (con poco éxito) y, tal vez, quien más lo logró fue Babini. Lo valioso está en que todos estos fueron capaces de evitar la rebanada entre cultura científica y cultura humanística. En general, en la actualidad (con excepciones) hay una tendencia a hacer análisis puntuales, de corto tiempo. Desconocemos las razones: una, puede ser la moda; pero otra, tal 18 | Médicos & Medicinas
vez la verdadera, lo complejo que resulta brindar panoramas amplios (no imposible; sí, seguramente, de un esfuerzo muy demandante). Hay una permanente crítica a los trabajos de los “viejos” historiadores de la ciencia y nos preguntamos ¿ha aparecido la obra que los mejore, los actualice, los complete, con rigurosidad y calidad? De ser así, estamos deseosos de poder disponer de ella o ellas, para reemplazar a los textos “perimidos”. Esta irónica pregunta no implica ignorar que aquellos libros pertenecen a otra época, que son perfectibles; y, de igual modo, que algunas de las producciones actuales son menores, repetitivas, reelaboradas (que aparecen en más de una revista y/o libro, con pocos cambios), casi sin consulta de fuentes y documentos. En resumen: son de difusión, para un público que desea “un barniz”, aspira a una lectura rápida. Estamos en la postmodernidad, en el mundo líquido, en la era del vacío. Aun así, no bajemos los brazos: para los entendidos (o aspiran a serlo) está faltando un panorama sesudo.
ERRORES FRECUENTES EN LA ESCRITURA DE MONOGRAFÍAS, TESIS Y OTROS TEXTOS Dra. Laura Pérgola
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n la actualidad, los seres humanos nos comunicamos mayormente de forma escrita y, especialmente, a través de nuestras computadoras. Por tal motivo, el uso correcto de los signos de puntuación o de las reglas de ortografía, como también el empleo de un lenguaje conciso y claro, son fundamentales para la escritura de cualquier tipo de texto. En la educación que hemos recibido en la escuela primaria, durante años, se les ha enseñado a los niños que la puntuación tenía una íntima relación con la entonación. Se ha intentado demostrar que una pausa breve se representa con una coma y una larga con un punto. Es decir, se enseñaba a escribir usando como reflejo el habla. Por lo tanto, ese ha sido uno de los puntos clave para que los niños, y luego como adultos, cometieran numerosas errores. Veamos el siguiente ejemplo: *Los estudiantes de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, realizan sus prácticas en diferentes hospitales. Seguramente, la gran mayoría de los estudiantes, y también de los docentes, colocará la coma luego de “Buenos Aires” porque posiblemente si realizaran una lectura en voz alta de esa oración, entenderán que la pausa breve debe ir en ese lugar. Sin embargo, si deciden
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colocarla ahí cometerán un error sintáctico, ya que uno de los usos incorrectos de la coma es el de separar sujeto y predicado. Según Cassany, “la escritura es una comunicación básicamente muda. La mayoría de textos que redactamos están destinados a ser leídos en soledad y en silencio. […] el autor construye su texto -¡debería construirlo!siguiendo las reglas internas del discurso escrito, que son ajenas e independientes de la comunicación oral”. El uso correcto de los signos de puntuación permite no solo elaborar un texto coherente, sino también un texto que pueda ser bien comprendido por el lector. Es decir, que no tenga diferentes interpretaciones. Para la Real Academia Española (1999), “la puntación organiza el discurso y sus diferentes elementos y permite evitar la ambigüedad en textos que, sin su empleo, podrían tener interpretaciones distintas”. Para lograr un texto legible, conciso y claro, no solo hay que usar correctamente los signos de puntación, sino también hay otros elementos del lenguaje, cuyo uso correcto es indispensable. Conocer nuestro lenguaje en profundidad, reflexionar acerca de los cambios que se producen en el uso de nuestro idioma nos permitirá elaborar textos sin errores que puedan ser entendidos por nuestros posibles lectores. Y esto incluye desde la redacción de un correo electrónico, las respuestas escritas de un parcial hasta la elaboración de una tesis. Cualquier tipo de texto escrito libre de errores (de ortografía, de puntuación, de coherencia, etc.) es la mejor carta de presentación para cualquier autor. Predispone de otra manera al lector y le brinda la seguridad de que quien escribe no solo conoce el tema que está tratando, sino tiene las herramientas necesarias para hacerlo. A modo de ejemplo, aquí listaremos algunos de los errores más frecuentes en los diversos textos escritos. 1. El mismo/la misma/los mismos/las mismas tienen dos significados: expresan igualdad o identidad y refuerzan el significado de algunos sustantivos, pronombres o adverbios para dar énfasis a ciertas expresiones. Este es el mismo libro que le regalé a mi prima. (indica igualdad) El uso de los sintagmas el mismo, la misma, los mismos y las mismas con valor pronominal para referirse a un elemento citado con anterioridad, a pesar de uso cada vez más generalizado, es incorrecto. *Allí podrá leer un texto extraído de un libro de Ernesto Sábato. El título del mismo se leerá en la
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primera columna del primer crucigrama. Allí podrá leer un texto extraído de un libro de Ernesto Sábato, cuyo título se leerá en la primera columna del primer crucigrama. *Estaba analizando las características y las causas de los mismos. Estaba analizando sus características y sus causas. El uso de el mismo, la misma, los mismos y las mismas pueden reemplazarse por pronombres, una palabra sinónima o una conjunción. 2. Sobre la base de, basado en En general para indicar que algo está compuesto por ciertos materiales o ingredientes se suelen usar expresiones tales como: *preparación a base de leche y harina *mezcla a base de cal, arena y cemento Esta construcción también se usa para afirmar algo. *En base a lo dicho, lo aceptaremos. El sustantivo “base” significa ‘fundamento o apoyo’, por lo tanto, es incorrecto combinarlo con las preposiciones a y en. En su lugar deben usarse las siguientes formas: sobre la base de o basado en. Por lo tanto, los ejemplos dados deben corregirse de la siguiente forma: Preparación sobre la base de leche y harina Mezcla sobre la base de cal, arena y cemento. Sobre la base de lo dicho, lo aceptaremos. 3. De acuerdo con Es una locución preposicional que significa “conforme a o según”. En América, por influencia del inglés, suele usarse de acuerdo a (according to), que solo es admitida por la RAE cuando lo que introduce se refiere a cosas. *De acuerdo a lo expresado por el médico, su salud empeoró. De acuerdo con lo expresado por el médico, su salud empeoró. 4. No bien No bien equivale a “tan luego como”, por lo tanto es incorrecto usar la forma ni bien en su lugar porque la conjunción copulativa ni une palabras o frases y tiene carácter negativo. *Ni bien llegue, lo atenderá. No bien llegue, lo atenderá. 5. Primera vez/primer vez El adjetivo numeral primero se apocopa cuando precede
“la puntación organiza el discurso y sus
diferentes elementos y permite evitar la ambigüedad en textos que, sin su empleo, podrían tener interpretaciones distintas”
a un sustantivo masculino, pero no cuando modifica a un sustantivo femenino. Por lo tanto, es incorrecto *la primer vez, *la tercer dosis. Debe decirse: la primera vez, la tercera dosis. 6. Lapso/*Lapso de tiempo Cuando nos referimos a lapso, se infiere por su significado (“curso de un espacio de tiempo”) que aludimos al tiempo. Por lo tanto, es incorrecto: *En ese lapso de tiempo, estuvo internado. Debe decirse: En ese lapso, estuvo internado. 7. Paradójico/*Paradojal Es frecuente el uso incorrecto del adjetivo *paradojal, ya que no existe. Lo que encierra una paradoja es paradójico. Es incorrecto: *Es paradojal tu actitud. Debe decirse: Es paradójica tu actitud. 8. Y con coma Dado que los incisos explicativos van entre comas, su uso puede aparecer antes de “y”. Pero no es correcto el uso de la coma en combinación con la y cuando se trata de enumeraciones. Es incorrecto: *El decano, el vicedecano, y los secretarios inaugurarán las sesiones del Congreso de Medicina Interna. Debe decirse: El decano, el vicedecano y los secretarios inaugurarán las sesiones del Congreso de Medicina Interna. Pero es correcto el siguiente ejemplo: Mario Sábato, el hijo del escritor Ernesto Sábato, y Elvira se encargarán de reeditar las obras controvertido escritor. 9. La forma verbal en –ría Las oraciones condicionales (que comienzan con si, con tal que, siempre que) llevan indicativo o subjuntivo, nunca condicional. Aunque es una forma muy usada. Es incorrecto: *Si tendría tiempo, lo recibiría. Debe decirse: Si tuviera tiempo, lo recibiría.
10. Uso de relativos cuando, donde, quien y cuyo Los pronombres relativos cuando, donde, quien y cuyo suelen utilizarse en oraciones en las que el antecedente no se corresponde con el uso de estos relativos. Por ejemplo: *Esos días interminables donde el sol apenas se asomaba, me sentía particularmente angustiada. Esos días interminables cuando el sol apenas se asomaba, me sentía particularmente angustiada. *El gato, quien lo acompaña, es siamés. El gato, que lo acompaña, es siamés. *El informe, donde señalaba su complicada situación, fue destruido. El informe, en el que señalaba su complicada situación, fue destruido. *Ese departamento, que los muebles fueron donados por Raúl, será usado por la Fundación. Ese departamento, cuyos muebles fueron donados por Raúl, será usado por la Fundación. * Así lo relató Juan Alonso que fue el elegido para dar la conferencia. Así lo relató Juan Alonso quien fue el elegido para dar la conferencia. Como bien señalan las coordinadoras, Silvia Mateo y Alejandra Vitale en el prólogo del libro Lectura crítica y escritura eficaz en la universidad (Buenos Aires, Eudeba, 2013), “El acceso que hoy tienen los estudiantes a las nuevas tecnologías de la información, tanto para utilizarlas como fuentes informativas o como herramientas para la escritura, suma desafíos a la tarea y hace necesario reconsiderar las formas de acceder, valorar y reelaborar por escrito la información con la que toman contacto. Se torna imprescindible, entonces, que conozcan los propios procesos cognitivos que subyacen a la escritura y de qué manera las configuraciones de esta tienen un papel decisivo en la construcción de los conocimientos (Olson, 19094)”. Este libro resultará de interés para aquellos que deseen lograr una escritura clara, legible y concisa.
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BREVE HISTORIA DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES EN REPRODUCCION (1966-2011) FUNDADO POR ROBERTO E MANCINI FACULTAD DE MEDICINA/UBA Alberto J Solari
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Entorno nacional, social y universitario al tiempo de su creación El Centro de Investigaciones en Reproducción, cuya sigla es CIR y llegó a ser conocido en el mundo científico internacional por sus centenares de publicaciones científicas en las revistas más prestigiosas, fue creado en 1966 por la Universidad de Buenos Aires. El contexto de ese tiempo es de interés, dados los grandes cambios sucedidos desde entonces. Se trataba de los tiempos de la presidencia de Arturo H Illía. En la UBA, al igual que en las demás universidades nacionales, se había tomado como eje doctrinario, un regreso a los postulados de la Reforma Universitaria de 1918. Esto fue especialmente notorio durante el rectorado del Risieri Frondizi (1957-62) y en la redacción de los nuevos Estatutos de la UBA, que dieron impulso a la investigación científica e instituyeron la dedicación exclusiva de los profesores y docentes auxiliares. Por otra parte, el gobierno había creado en 1958 el CONICET (por decreto-ley nº 1.291/58) -a instancias de Bernardo A Houssay-, como basamento de una política de promoción de la investigación científica. La Facultad de Medicina de la UBA reflejó estos cambios en una renovada actividad científica, en la creación de un considerable número de posiciones de dedicación exclusiva, en el retorno de destacados investigadores como Eduardo De Robertis y el propio Bernardo Houssay, en la renovación de los programas de estudio y también en la creación de sus propios centros y laboratorios de investigación. De esta manera, en el año 1966 ya había una nutrida cantidad de jóvenes doctorandos, becarios del CONICET y auxiliares docentes y profesores con dedicación exclusiva, que tenían como meta el avance de la ciencia y del arte de la medicina.
Creación del CIR Este centro fue creado por la resolución nº 2228/1966 del Consejo Directivo de la Facultad de Medicina, previa consideración de la Comisión de Enseñanza de la misma. El CIR fue destinado a funcionar en los locales de la 2ª Cátedra de Histología, independiente de las funciones docentes, en el piso 10º, por el lado de la calle Paraguay. El director del CIR es el profesor Titular de esta cátedra, como modo de vincular continuadamente el centro con la cátedra. Roberto Eusebio Mancini, había sido nombrado profesor Titular de la 2ª cátedra, con dedicación exclusiva, por concurso de oposición y antecedentes realizado en 1956 y en el cual también fueron postulantes Eduardo De Robertis (nombrado titular de la 1ª Cátedra) y otros destacados científicos, como David Brandes (docente en EEUU) y Mario H Burgos (que realizó luego una vasta obra en la Universidad Nacional de Cuyo). Mancini había planificado la creación del CIR como un centro de investigaciones básicas y aplicadas al estudio de la reproducción humana, basándose en su propia experiencia, ya suficientemente reconocida, sobre la patología testicular humana, sus estudios sobre niños con criptorquidia (realiza-
dos en colaboración con los profesionales del Hospital Ricardo Gutiérrez, entre otros), sus estudios sobre enfermedades autoinmunes y sobre colagenopatías, y los de sus colaboradores, entre ellos Oscar Vilar, Juan Carlos Lavieri, Livia Lustig, Juan C Calamera, Roberto Ponzio y muchos otros, que devendrían en miembros del CIR. Un testigo de esas épocas podría decir que en los salones de las materias básicas de la Facultad había habido sorprendentes cambios en las actividades y en el ánimo de las gentes. Un entusiasmo arrollador pobló entonces las aulas y laboratorios.
Objetivos del CIR Mancini diseñó los siguientes objetivos para el CIR: a) Estimular, desarrollar y difundir todo tipo de investigación básica relativa a los procesos reproductivos en la especie humana y animales de experimentación. Los resultados de estas investigaciones serían transferidos a la clínica, en especial la prevención, el diagnóstico y la corrección de la esterilidad masculina. b) Formación de investigadores en el campo de la reproducción, mediante cursos de adiestramiento e investigación para graduados argentinos y latinoamericanos, y cursos de perfeccionamiento, con la intervención de profesores argentinos y extranjeros. c) Dirección de tesis de doctorado en el campo de la reproducción, que estarían abiertas para argentinos y latinoamericanos, y para médicos, veterinarios y bioquímicos. También se proponía dar lugar de trabajo a becarios e investigadores del CONICET y de otras universidades. d) Colaborar con y asesorar a unidades hospitalarias y otros centros de salud, en el área de la reproducción. Estos objetivos, tan amplios, fueron adecuadamente alcanzados en las primeras épocas del CIR, aunque luego las perturbaciones políticas y sociales del país interfirieron con su desarrollo, al igual de lo ocurrido en muchas otras instituciones argentinas. En este desarrollo fue esencial el carisma de Mancini, su afabilidad inconmovible que le permitía relacionarse fácilmente con profesionales de cualquier área y especialidad, su amplitud de miras y su visión generosa para difundir todo lo que el CIR poseía como bagaje científico.
Recursos y organización del CIR La resolución de creación del CIR de 1966 no especificaba la existencia de partidas presupuestarias. Esto no desalentó a Mancini, quien en realidad ya venía tanteando las posibilidades de asistencia financiera proveniente de entidades privadas y de instituciones extranjeras. Así fue como consiguió donaciones y subsidios del Fondo de Investigación Científica de la UBA, del CONICET (que también contribuyó ampliamente con sus becas y cargos en la carrera del investigador) y especialmente de varias instituciones académicas extranjeras de prestigio, tales como el Instituto Nacional de la Salud de EEUU (NIH) , la Organización Mundial de la Salud
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(WHO) y el Consejo de Población (Population Council), de EEUU. Es de señalar que el éxito obtenido por Mancini estaba basado sólidamente en los numerosos trabajos científicos de alta calidad que estaban emergiendo de la Facultad de Medicina en esos años, y en la novedad absoluta de la creación de un centro multidisciplinario sobre reproducción (que luego fue replicado en otros países y en diversas instituciones). También el momento internacional fue favorable, dada la tendencia en EEUU -en ese tiempo- a aplicar un programa de asistencia técnica y científica en países latinoamericanos. Sin embargo, todo ello no hubiera sido posible sin un denodado esfuerzo por parte de Mancini y sus colaboradores más próximos, en gestionar, entrevistar representantes de posibles Instituciones donantes, presentar en múltiples congresos científicos los resultados que se iban obteniendo e incansablemente demostrar que toda donación resultaba en concreciones de calidad. De esta manera, el CIR en sus primeros años logró un equipamiento científico de excelencia, que comprendió dos microscopios electrónicos (uno Siemens Elmiskop y un ZeissM9), dos ultracentrífugas preparativas SPINCO, varias centrífugas refrigeradas, tres ultramicrótomos Porter-Blum, un equipo completo para fotografía y reprografía con un ReprovitLeitz, dos contadores de centelleo para muestras biológicas rotuladas, un analizador de esteroides, tres congeladoras de -20ºC, una ultracongeladora de -76°C, un liofilizadorVirtis, un “Fotomicroscopio”Zeiss, dos microscopios con equipo de fluorescencia, diez microscopios binoculares de investigación, un colector de fracciones LKB, un aparato de inmunoelectroforesis LKB, un radiocromatógrafo, una máquina fabricadora de hielo Scotman, , un criostato Lipshaw, un espectrofotómetro Zeiss para luz visible y para UV, un aparato de Warburg, tres balanzas analíticas Mettler, una cámara de cultivo de células, dos bombas de infusión Harvard, inscriptores, transductores y equipos electrónicos varios. El equipamiento del CIR a principios de 1970 era valuado en más de un millón de dólares estadounidenses.
Locales El CIR ocupó totalmente el piso 10º, con 1.500 metros cuadrados de superficie cubierta, que incluyen el área dedicada a docencia, del lado de la calle Junín (3 salones de trabajos prácticos de histología, uno de embriología y modelos, la secretaría docente, sanitarios y los accesos de estudiantes, con un aula de capacidad para 100 personas). Además, en esa área se ubicaron dos viveros para animales de experimentación, básicamente ratas albinas Wistar y ratones. El resto del piso es dedicado íntegramente a tareas de investigación, contando 12 laboratorios, un cuarto de aparatos y droguero, un cuarto de fotografía, dos cuartos de microscopía electrónica, uno de fotomicrografía y microscopía de fluorescencia, dos cuartos oscuros, una biblioteca, una secretaría y el despacho del profesor. Desde el punto de vista funcional, el CIR contaba con sec-
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ciones de Histología, Patología, Bioquímica, Histoquímica, Inmunología Reproductiva, Neuroendocrinología, Genética, Hormonas Esteroideas, Ultraestructura y Técnicas especiales. En la biblioteca se encontraban 17 colecciones de revistas científicas y aproximadamente 250 libros, a cargo de una bibliotecaria.
Personal En su primera década el CIR contaba con 51 profesionales, sumando investigadores, médicos, bioquímicos, veterinarios y técnicos. Ese número fue fluctuando con el tiempo, de acuerdo con viajes al extranjero, ingresos y egresos de profesionales, sobre todo según acontecimientos externos al propio centro. Además del profesor Titular hubo entre tres y cinco adjuntos, todos con dedicación exclusiva, y aproximadamente 8 jefes de trabajos prácticos con dedicación exclusiva y 6 con dedicación simple. Prácticamente todos los profesionales con dedicación exclusiva pertenecían también al CONICET, como integrantes de la carrera del investigador. Adicionalmente, el CIR contó, en promedio con veinte ayudantes docentes rentados (“ayudantes de segunda”) y aproximadamente una decena de ayudantes honorarios. Los integrantes originales del CIR tuvieron actuación destacada en las siguientes décadas: luego del fallecimiento de Mancini en 1977, fue designado Profesor titular por concurso Oscar Vilar. Más tarde, fueron directores: Alberto J Solari, Livia Lustig y A Seilicovich. Otros destacados miembros fueron: Luciano Debeljuk - emigrado luego a los EEUU-, Elsa Antón, Alicia B Mazzolli, Irene von Lawsewitsch (luego profesora en la Facultad de Veterinaria), Berta Denduchis, Roberto Ponzio, José Hib y Juan Carlos Lavieri. La conexión con la clínica estuvo presente desde el inicio en el pensamiento de Mancini, y por eso se creó a su pedido, un consultorio de Andrología en el Hospital de Clínicas, dependiente de la Facultad de Medicina. No se limitó la conexión a ese consultorio: en realidad casi todos los hospitales de Buenos Aires y de otras ciudades argentinas tomaron al CIR como centro de referencia para el análisis de biopsias testiculares y análisis de semen. La biopsia testicular, en especial, fue un material de elección recibido por el CIR durante cincuenta años.
Temática y logros científicos en el CIR A lo largo de su trayectoria de 45 años ha producido más de un millar de trabajos científicos, que han versado principalmente sobre reproducción masculina humana, pero también sobre otros campos relacionados, tales como enfermedades autoinmunes, reproducción animal, citogenética, neuroendocrinología y varios otros. Los logros iniciales se centraron en el estudio de la histología testicular humana, en niños normales y criptorquídicos, en adultos normales y en varones infértiles de origen diverso. Inicialmente estos estudios fueron principalmente el resultado de una amplia interacción de Roberto Mancini con los médicos del Hospital Ricardo Gutiérrez, comenzando
Dr O Vilar
Alberto J Solari
también con el prestigioso endocrinólogo Enrique Del Castillo y luego con Martín Cullen. La creación, en el Hospital Gutiérrez, de un sector de endocrinología infantil, que se transformó luego en el instituto CEDIE, llevó a una intensa interacción entre los equipos del CEDIE, dirigido por César Bergadá, con el CIR, dirigido por Mancini. Los logros del CIR se centraron inicialmente en la caracterización citológica, embriológica e histoquímica del testículo humano infantil, por ej.: R E Mancini, R Narvaitz y otros: “Origin and development of thegerminativeepithelium and Sertolicells in the human testis”; en: The Anatomical Record, 1960; R E Mancini, O Vilar y otros: “Development of Leydig cells in the normal human testis”; en: American Journal of Anatomy, 1963. Simultáneamente, se publicaban los primeros trabajos que caracterizaron la citología del testículocriptorquídico: R E Mancini, E Rosemberg y otros:”Cryptorchid and scrotal human testis”; en: Journal of Clinical Endocrinol.and Metabolism, 1965. La célula de Sertoli, revalorizada en medicina desde el descubrimiento del síndrome de Del Castillo (o aplasia germinal), fue también analizada: O Vilar y otros: “The Sertolicell as a ´bridge cell´”; en: Experimental Cell Research, 1962. El grupo del CIR, con la colaboración de J M Dellacha, de la Facultad de Bioquímica, introdujo la marcación fluorescente de determinadas proteínas para su localización y flujo: R E Mancini, O Vilar y otros: “Extravascular localization of fluorescentalbumin”; en: Journal Histochem. Cytochem, 1962. Otro aspecto que era investigado era el referente a las enfermedades autoinmunes, al perfilarse la observación que en
el testículo había compartimientos separados por “barreras” que harían factible la presencia de proteínas no detectadas por el sistema inmune: R E Mancini y otros, “Immunological and testicular response in mensensitizedwith human testicular homogenate”; en: The Journal Clinical Endocrinology and Metabolism, 1965. Los efectos de varias drogas (corticoides y antitumorales) sobre la estructura testicular fue objeto de otros trabajos pioneros, así como los efectos y la localización de gonadotrofinas, en especial en los años finales de la década de 1960 y la de 1970. Estos trabajos del CIR se traducen en las referencias internacionales, que en el año 2012, para Mancini eran 1.510 citaciones en Google Académico, y la presencia de sus referencias en los `principales textos de histología humana y en los textos especializados de andrología. En años posteriores se desarrollaron otras temáticas, relacionadas con aspectos neuroendocrinológicos, función epididimaria, moléculas de adhesión, función adenohipofisaria, citogenética animal, cromosomas sexuales y fallas genéticas de la espermatogénesis. En el año 2007 el CIR mutó su nombre a Instituto de Investigaciones en Reproducción (IdiR) y al momento presente (año 2012) aparentemente formará parte de una nueva entidad, el “Instituto de Investigaciones Biomédicas” (Inbiomed). Las contribuciones del CIR al campo general de la reproducción masculina están representadas en las citas internacionales de sus trabajos, el trato fluido de los andrólogos con el personal de este instituto y la colección de biopsias testiculares humanas que guarda este instituto, actualmente cerca de cinco mil biopsias.
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HISTORIA DE LA ANALGESIA EN GRECIA Y ROMA Capítulo IVº
PEDANIO DIOSCÓRIDES Adolfo Héctor Venturini
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Materia Medicinale, Venecia, 1544. Foto A.H.V.
M
édico y farmacólogo griego nacido en Anazarbo (Cilicia, Asia Menor, hoy Turquía), que vivió en el siglo Iº d.C. entre los años 40 y 90 aproximadamente. Está considerado el más célebre farmacólogo y el más notable botánico de la antigüedad. Fue el fundador de la Materia Médica, empírica y predecesora de la farmacología, vigente hasta el siglo XIX. Se desempeñó como cirujano militar del ejército de Nerón y durante sus viajes recogió el material que coleccionó y luego lo dio a conocer en sus publicaciones. Su obra más destacada es Materia Medica o Materia Medicinale escrita en cinco libros, donde menciona el uso terapéutico de muchas sustancias vegetales, animales y minerales. La descripción de las plantas (alrededor de 600) correspondientes a Asia Menor, Grecia, Egipto e Italia, a veces resulta inexacta. Cuestionable sus anotaciones mágicas. En cambio, las observaciones sobre los fármacos son correctas. Importante la mención y preparación de diversos vegetales como analgésicos. Esta obra fue fundamental en la Historia de la Farmacología y sirvió de texto de estudio hasta el siglo XVIII. Los diseños no son originales ya que se agregaron en el siglo VI. Otros libros escritos por Dioscórides: Sui medicamenti semplice (Simplicium medicamentorum o Pharmacorum simplicium) y Curationum Morborum. El ejemplar más antiguo de “Materia Médica” que se encuentra en Milán, Italia, corresponde a una impresión
hecha en Venecia en el año 1516 y fue uno de los libros consultados. A continuación se transcriben y se comentan en forma resumida algunos capítulos de “Materia Medicinale” (Libros II, III y IV), relacionados con el tratamiento del dolor: Libro II, Cap. CXXV. De la lechuga doméstica y selvática “La lechuga doméstica es agradable al estómago, refrescante, hace dormir y acrecienta la leche. Cura las inflamaciones y el herpes zoster. La selvática2 es similar a la doméstica, pero tiene el tallo más largo, las hojas más blancas y mayor sabor amargo. Tiene algunas propiedades similares a las del papávero y algunos mezclan la leche de la lechuga con el opio que se obtiene de los papáveros. Resumiendo, la lechuga selvática es somnífera y facilitando el sueño alivia los dolores”. Libro III, Cap. CLIX. Del cáñamo doméstico Dioscórides luego de hablar de las diversas utilidades del cáñamo3 dice que “el jugo sirve para aliviar los dolores de oído”. 2 - Nombre científico: Lactuca virosa. Nombres populares: Lechuga silvestre, opio de los pobres. 3
- Nombre científico: Cannabis sativa. Nombres populares: hachís, marihuana.
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Libro III, Cap. CLX. Del cáñamo selvático “Su raíz cocida y en forma de emplasto alivia las inflamaciones”.
dedo la lágrima que destile por ella y la pondremos en una escudilla.12 De regreso machacar en un mortero y luego preparar pastillas”.
Libro IV, Cap. LXVI. Del papávero selvático “El papávero selvático, llamado rhea,4 nace en la primavera en los campos. La flor es similar a la anémona selvática, de color rojo y algunas veces blanca. La cocción de cinco o seis cabezas en tres ciatos5 de vino hasta que se consuma a la mitad, dándola de beber sirve para hacer dormir. Las hojas aplastadas junto con los tallos sirven como antiinflamatorio y esparciendo la decocción sobre la cabeza induce suavemente al sueño”.
Libro IV, Cap. LXXI. De la hierba apollinaria o hyoscyamo. Dioscórides escribe que “existen tres especies” y aconseja usar “siempre la blanca13 y si no se la encuentra se puede emplear la roja, dejando la negra14 como la peor de todas”. Del hyoscyamo blanco, Discórides indica “colocar las semillas secas en agua caliente y luego exprimirlas hasta obtener el zumo que es más analgésico que el jugo que sale espontáneamente de la planta. Los zumos extraídos se utilizan mezclados con los colirios que mitigan el dolor, y sirven para los dolores de oído. Mezclado con vino y aplicado en forma de emplasto sirve para el dolor de gota. La raíz cocida en vinagre es útil para el dolor de dientes”.
Libro IV, Cap. LXVII. Del papávero doméstico. “Hay una especie de papaver6 que se siembra en los huertos. La cocción de sus hojas y cabezas inducen al sueño, ya sea localmente o en forma de bebida. Machacando las cabezas y mezclándolas con polenta se hacen emplastos útiles para las inflamaciones y el herpes zoster. Hirviendo las cabezas en agua hasta que la mitad se consume y luego agregando miel y continuando en el fuego hasta que se espese, sirve para quitar totalmente el dolor y aliviar la tos. El opio que se obtiene de él, tomando la cantidad equivalente a un grano de hierbo (obolo),7 alivia el dolor, hace dormir y alivia la tos8, pero, tomando en mayor cantidad daña, lleva al letargo y a la muerte. Mezclado con aceite rosado sirve para el dolor de cabeza. Instilado con aceite de almendras, mirra y azafrán alivia el dolor de oído. El opio es falsificado mezclándolo con glaucio9, goma arábica o el jugo de lechugas salvajes. Diágoras,10 según cuenta Erasístrato11 reprobó el uso del opio en el dolor de oídos y en la inflamación de los ojos porque hace dormir largamente. Algunos machacan las cabezas y las hojas del papaver y luego de extraer el zumo de ellas lo machacan nuevamente, a este zumo se lo llama meconio y es de menor eficacia que el verdadero llamado opio, el cual se lo recolecta de la siguiente manera: luego del rocío cortar ligeramente con un cuchillo la cabeza del papaver sin que penetre hasta dentro, luego recoger con el
Libro IV, Cap. LXXIII. Del solano hortensi.15 Luego de describir esta planta dice que “las hojas aplicadas con flor de harina en forma de emplasto, cura el herpes zoster y sus ampollas. Machacadas solas curan las fístulas de los lagrimales y el dolor de cabeza. Instilado en los oídos les quita el dolor”. Libro IV, Cap. LXXV. Del solano somnífero.16 “La corteza de su raíz bebida con vino provoca un sueño agradable, lo cual no sucede con el opio. El zumo mezclado con otros fármacos hipnóticos, al provocar el sueño, alivia el dolor. Cocido con vino y teniéndolo en la boca alivia el dolor de dientes”. Libro IV, Cap. LXXVIII. De la mandrágora.17 Dioscórides en este capítulo escribe: “Llamada de algunos antimalo y de otros circea,18 porque la raíz es útil para los hechizos, hay dos variedades: una negra, que es la hembra y otra blanca, que es el macho. Algunos cocinan las raíces en vino hasta consumir la tercera parte, dando un ciato19 a los - Método milenario, ya practicado por los sumerios y vigente en la actualidad en el S.E. Asiático.
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- Nombre científico: Papaver rhoeas; Nombre popular: amapola. Familia: Papaveráceas. Su alcaloide principal es la readina. No contiene opio.
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- Un ciato = 45 ml.
- Nombre científico: Papaver somniferum; Nombre popular: Adormidera. Familia: Papaveráceas. Del fruto o cápsula inmaduro se obtiene el opio, como bien dice Dioscórides en este capítulo.
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- Un obolo = 0,72 g.
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- Debido a la codeína que contiene el opio.
9 - Nombre científico: Papaver glaucium. Familia: Papaveráceas, no contiene opio. 10 - Diágora di Melo, siglo V a.C. Poeta y filósofo griego famoso por su radical ateismo. 11 - Erasístrato, 304 ca – 250 ca a.C. Médico griego, importante exponente de la escuela médica alejandrina.
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13 - Nombre científico: Hyoscyamus albus; Nombre popular: Beleño blanco. Familia: Solanáceas.
- Nombre científico: Hyoscyamus níger; Nombre popular: Beleño negro. Familia: Solanáceas.
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15 - Nombre científico: Solanum nigrum. Nombre popular: Hierba mora. Familia: Solanáceas. 16 - Nombre científico: Withania somnifera. Nombre popular: Orovale. Familia: Solanáceas. 17 - Nombre científico: Mandrágora officinarum. Nombre popular: Mandrágora. Familia: Solanáceas. 18 - Por Circe: En la Mitología Griega, célebre ninfa maga hechicera de la isla Ea. Homero habla de ella en la Odisea. 19
- Un ciato = 45 ml.
Libro Pedacio Dioscórides, traducción al castellano del original ilustrada por el Doctor Andrés de Laguna en1566. que no pueden dormir o padecen algún dolor, y a aquellos que se los deben cauterizar o cortar algún miembro para no sentir dolor.20 Los frutos si se huelen provocan sueño, igualmente si son comidos”. Libro IV, Cap. LXXIX. Del acónito.21 Luego de describir la planta Dioscórides manifiesta: “mézclese con la medicina de los ojos, que sirve para aliviar el dolor”.
Pharmacorum simplicium, libri VIII, Schotum (Estrasburgo), 1529. Simplicium medicamentorum, libri VI, Basileae (Basilea), 1532. Materia medicinale, libri V, tradotti lengua italiana Pietro Andrea Matthioli, Venetia (Venecia), 1544. Materia medicinale, Fiorenza (Florencia), 1546, sul fronte 1547.
Libro IV, Cap. LXXX. De la cicuta. 22 “Luego de extraer el zumo de los ramos altos, machacados y exprimidos, se lo deja secar al sol y se hacen pastillas para muchas cosas de medicina. Resulta útil mezclarlo con los colirios que alivian el dolor y aplicado en forma de emplasto cura el herpes zoster y sus ampollas”. Bibliografía antigua de Pedanio Dioscórides De medicinale materia, Venetiis (Venecia), 1516. - Esta es una de las pocas indicaciones terapéuticas de la época, para tratar el dolor quirúrgico. 20
- Nombre científico: Aconitum napellus. Nombre popular: Acónito. Familia: Ranunculáceas.
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- Nombre científico: Conium maculatum. Nombre popular: Cicuta. Familia: Umbelíferas. Los alcaloides de la cicuta (coniína, metilcicutina, etc.) no son venenosos. El problema radica en el estrecho margen entre la dosis terapéutica y la tóxica. 22
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ANHELADO PARADIGMA “DIALISIS PERITONEAL” Acuerdo de CA.DI.ME y la Fundación DPT con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas CONICET. Puntualización de las estrategias para el acceso al tratamiento con Diálisis Peritoneal en la Insuficiencia Renal. ¨ El desafío para los nefrólogos es usar cada una de las terapias con sus mejores ventajas, optimizando la calidad del cuidado y longevidad de la terapia de reemplazo ” Coles GA. - Williams JD. 1998
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a Cámara de Instituciones de Diagnóstico Medico, como actor y protagonista del sector salud en la Argentina, y la Fundación Instituto para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (DPT), reconocen que la salud es un derecho inalienable del ciudadano, que la Constitución Argentina establece y que manda al Estado proteger. Es más, declara que todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano, con las condiciones de requerimiento habitacional necesarias para su crecimiento y evolución. También para que las actividades productivas satisfagan las necesidades de eficiencia sin comprometer a las generaciones futuras. Es el bien público más preciado de la comunidad que genera externalidades superlativas, las cuales van desde la creación de condiciones indispensables para el crecimiento económico hasta las vinculadas con el incremento de la productividad laboral como bien lo expresan la OMS y la OIT. En base a estas convicciones, y dado que son mínimos los avances en nuestro país sobre investigación, seguimiento y desarrollo de esta prestación, CA.DI.ME ha detectado la necesidad de difundir en el país la prestación de Diálisis Peritoneal, entendiendo a la misma como de inicio en el tra-
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tamiento de la gran mayoría de pacientes con insuficiencia renal. Es la primera indicación por excelencia por ser menos agresiva, menos costosa e igual o de mejor eficiencia que la Hemodiálisis y ofrecer una mejor Calidad de Vida. Además no necesita consumo de agua tratada, ni de costosos filtros importados y es menos generadora de residuos patológicos. La Cámara persigue lograr la correcta capacitación del profesional y el paciente, brindando la posibilidad de crecimiento y desarrollo PYME, la oportunidad de armado de protocolos de atención médica, de enfermería, técnicos y de auxiliares y la fabricación con mejoramiento y superación en Argentina de equipos cicladores de Diálisis Peritoneal y sus insumos. Cuenta como aliado estratégico con la Fundación DPT, con su experiencia en llevar adelante iniciativas que sirvan de interfase entre el ámbito académico y el ámbito empresarial, abocada a la formación, investigación, extensión universitaria, transferencia de conocimientos y servicios de asistencia técnica en materia de desarrollo tecnológico, la economía social y el desarrollo productivo local, en base al eje central de "gestión". A partir de las innumerables iniciativas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Na-
ción, orientando la ciencia, la tecnología y la innovación al fortalecimiento de un nuevo modelo productivo que genere mayor inclusión social y mejore la competitividad de la economía Argentina, bajo el paradigma del conocimiento como eje del desarrollo, y en el marco del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -CONICET, a través de su Dirección de Vinculación Tecnológica, la Cámara ha constituido un Grupo de Trabajo integrado por profesionales de gran prestigio en la especialidad, entre los que figuran los investigadores Dres Elvira Arrizurieta y Roberto Barone, del Instituto de investigaciones Medicas Dr. Alfredo Lanari. Este Grupo desarrollo un Documento * que recorre la historia de la diálisis peritoneal, su estado actual en la Argentina y el mundo, las estrategias para su acceso, legislación vigente y aspectos para la formación del Nefrólogo y profesionales actuantes, entre otros considerandos cumplidos en esta primera etapa. Finalmente, para revertir la tendencia actual de prevalencia de la Hemodiálisis es necesario implementar estrategias apropiadas de reembolso para Diálisis Peritoneal, de manera tal de aumentar las inversiones en el entrenamiento de jóvenes becarios nefrólogos y en programas de educación para pacientes y enfermeras especializadas. Para alcanzar estos objetivos debe invertirse en investigación y entrenamiento de personal relacionado con la Diálisis Peritoneal, para tener proyección estratégica y poder cumplir con este anhelado paradigma, estando al nivel de los mejores estándares de tendencia mundial. Desde CA.DI.ME ya estamos trabajando en ello. * Este trabajo está disponible y puede ser solicitado a cadime@cadime.com.ar.
10 MAXIMAS PARA COMENZAR CON DIALISIS PERITONEAL • La DP preserva la función renal residual. El 50% entra en diálisis vía urgencia. Ofrece resultados óptimos en los primeros años de diálisis. Y es el inicio por excelencia. • El derecho a la información del paciente y el consentimiento informado esencial en la elección del tratamiento sustitutivo renal. En España la encuestadora Decide Research&Marketing informa que solo el 21% de los pacientes recibió información completa sobre DP domiciliaria, un 50% ignora el procedimiento y el resto refiere información inadecuada. Del total el 60% no recibió ni folleto o documento explicativo. • El 10 % de los argentinos padece una Enfermedad Renal. Uno de cada 10 no lo sabe. • 4-Mejor Calidad de Vida, Libertad, Autonomía, Independencia e Intimidad. Puede viajar a distancia (vacaciones). • Menor costo para mejor resultado y menor cantidad de medicamentos a prescribir e ingerir (eritropoyetina, vitamina D, hierro, Ca, etc.). Ahorro sustancial en el proceso. • Riesgo nulo de transmisión sanguínea de VIH y/o Hepatitis B y C y/o Contaminación masiva. • La DP condiciona mejor para la espera y trasplante renal. Da ventajas clínicas y funcionales. • En la DP domiciliaria el paciente acude al Centro de Atención 1 vez por mes. Facilitando su vida laboral y personal. Mejor vida Social. Mantiene enlace pasivo permanente y visitas programadas. Recibe los suministros en domicilio. En HD debe trasladarse 12 veces al mes. • No produce cambios Hemodinámicos, no hay sangrado, no hay que Anticoagular, no precisa acceso vascular, no requiere tratamiento de agua, menor inversión de capital, menor superficie ocupada, menor consumo de insumo sobre todo importado, menor cantidad de residuo patológico, menor riesgo de contagio por manipulación, método ideal de elección para niños y personas de edad. Una enfermera cada 25 pacientes, en HD es una cada 5 pacientes. • Sencillez de proceso y fácil de enseñar. Menores limitaciones Dietéticas. Un solo secreto, pulcritud, limpieza y asepsia en el procedimiento.
Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina
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Comentario de
libros
Origen e investigaciones en inmunología ¿Cómo surgió en la Argentina? Federico Pérgola. Buenos Aires: EUBEBA. 2013, 174 pp
Es inusual que el comentarista sea también un protagonista, lo que en este caso, se dio por casualidad o hasta por Serendipity, definida como The gift for discovery by accident and sagacity in pursuit of something else (Medicina (B Aires) 2012; 72: 439) en relación con el capítulo titulado Las llamas de Jáuregui y Lancelotti en pos de una teoría sobre la sífilis. Todo se dio por mi cercanía con un palacete en Belgrano R, pared de por medio con mi propia casa, en la esquina de Sucre y Superí, donde vivía 32 | Médicos & Medicinas
el Dr. Francisco M. Jáuregui. De hecho, inicialmente mi casa era el jardín de dicho palacete. Desde 1953, como vecina, conversaba con el Dr. Jáuregui intrigada por sus relatos sobre el tratamiento de la sífilis. A su muerte y la de sus hijos, la casa se vendió y pasó por distintas manos, como la Casa de la Cultura y recientemente la Casa del Poeta. En el curso de estos cambios llegó a mis manos una caja con recortes de diarios sobre un tratamiento inmunológico de la sífilis. Pasé todo este material al Dr. Federico Pérgola quien en su carácter de historiador se interesó y buscó más y más documentación hasta llegar a escribir dicho capítulo, lo que corresponde a un descubrimiento inesperado. Vale la pena leerlo como ejemplo de un experimento que dio mucho que hablar, que salió tan mal que “debió abortar mucho tiempo antes”. Este es un libro sobre la historia de la inmunología, escrito por un profesor Consulto de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires y especialista en Historia de la Medicina, con gran vocación por el tema, avalada por los 62 libros que tiene en su haber. La documentación es extensa, desde Hipócrates pasando por los distintos próceres que trazaron el camino de la alergia y de la inmunología, con una secuencia de retratos a página completa que incluyen los de Christian Hahnemann, Paracelso, René Laënnec, Louis Pasteur, Élie Metchnikoff, Émile Roux, Paul Ehrlich, Karl Landsteiner, Robert Koch, Frank Macfarlane Burnet -incluyendo comentarios de una visita mía a su Instituto en Australia- Rudolf Virchow, Baruj Benacerraf, Susumi Tonegawa y, ya pasando a los nuestros, César Milstein -Premio Nobel 1984-, Mariano Castex, Alois Bachmann y Alfredo Pavlovsky. Se cuenta detalladamente la creación de la Sociedad Argentina de Inmunología en 1971, con 60 miembros fundadores que hoy son 247: Alois Bachmann fue su primer presidente y yo lo sucedí. Lo inusual, de nuevo, es que este libro, que es de historia, en los dos últimos capítulos penetra en el presente y llega a documentar hasta el estado actual de la inmunología en nuestro país, en base a relatos y bibliografía que intercambiamos con el autor y que él fue complementando. Así mismo, el penúltimo capítulo trata de los trabajos de inmunología oncológica realizados en el Instituto Angel H. Roffo bajo la dirección de las Dras. Rosa Rabinovich
de Pirosky (1900-1995) y de Eugenia Sacerdote de Lustig (1910-2011) en estrecha colaboración conmigo en el Instituto de Investigaciones Hematológicas dirigido por Alfredo Pavlovsky en la Academia Nacional de Medicina. Si bien “20 años no es nada”, los 55 años que duraron nuestros intercambios, nos hacen entrar en el pasado, en la historia. De más actualidad todavía es el último capítulo que describe los experimentos en pleno desarrollo de Gabriel Rabinovich, un joven investigador e inmunólogo multipremiado, que conversó largamente con el autor explicándole sus experimentos con la Galectina-1 en relación con la esclerosis múltiple y con el cáncer. El mérito del autor es haber conseguido adaptar “lo actual” a “lo histórico” y describir un presente que todavía no es historia sino que traza lo que vendrá en el futuro.
La alienación en la ópera Juan Carlos Fustinoni, Buenos Aires, Albora, 2012.
En general, a quienes estamos cercanos a la FM (UBA) el nombre de la familia Fustinoni nos resulta familiar. En esta oportunidad Juan Carlos (uno de los hijos del afamado médico Osvaldo Fustinoni) nos hace llegar un libro que está muy vinculado a uno de los ejes de sus intereses: la música. Ya tiene varios con una temática
Resulta oportuna una cita pertinente: El pasado existe. El porvenir existe también. Lo que no existe es el presente. El presente es un hilito tan sutil que cuando queremos fijarnos ya estamos en el porvenir, y hemos dejado atrás lo pretérito. Azorin (José Martínez Ruiz) (1873-1967) Este libro que tiene tanta documentación podría resultar útil y hasta atractivo para investigadores jóvenes que se limitan a la bibliografía de los últimos dos años, tratando de mantenerse en la cresta de la ola, despreciando un pasado que más de una vez le podría inspirar nuevas ideas. Christiane Dosne Pasqualini
cercana (sobre George Gershwin; Roberto Schumann, Puccini, …). También se entusiasma por la literatura y tiene unos más. En el escrito que nos ocupa, siguen al prólogo y a la introducción, 5 capítulos (La locura; El suicidio; El crimen; El complejo de Edipo; La pasión), más las conclusiones, una bibliografía general y un anexo. La ópera tiene su público (que, en general, no es masivo). Suelen ser auténticos melómanos quienes se interesan por ella; por eso, tal vez el libro no sea para todos. A ello sumamos que, menos aun son los que atienden a la relación música/enfermedad (y/u otras patologías). Segunda limitación. De todos modos, es un texto simpático; muy apropiado para psiquiatras, psicólogos, … Sin que esto implique asegurar que no puede llegar a otro lector, pues es de redacción ágil, no cae en tecnicismos ni pretende dar muestra de una erudición inabarcable. Dice en un pasaje, con buen criterio: “Si se trata de establecer una relación, un nexo, entre la ópera y la locura, chocamos contra un elemento capital: no es sencillo realizar un diagnóstico de trastorno psíquico en un personaje operístico. Solo puede suponerse, establecerse una aproximación. El dramaturgo ve a su personaje con ojos literarios y no científicos, y medir un personaje operístico con criterio científico es entrar en el plano de la probabilidad, de la hipótesis, de la presunción …”. Las 200 páginas de texto, pueden leerse de manera rápida, si se quiere tener una mirada aproximada de su contenido. O, por el contrario, de manera pausada si se busca disfrutar de un buen relato que analiza unas cuantas de las óperas más conocidas. Norma Isabel Sánchez
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FOTOGRAFÍA Y MEDICINA
ORTOPEDIA, FOTOGRAFÍAS Y MAQUINAS DE RAYOS X
Las imágenes nos muestran como la fotografía y la radiografía, devino en auxiliar del médico para el análisis de las diversas patologías. Ellas podían ser incorporadas a las historias clínicas, analizarlas como enseñanzas de casos en el aula, o debatir en congresos de las especialidades médicas. Tal vez, podríamos aventurar que fue el origen de la medicina por imágenes. (Las fotografías pertenecen a la colección FJR). Lic. Francisco J. Rubio
Departamento de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina / UBA
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SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA y DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES MÉDICAS (FM/UBA)
PRIMER CONGRESO IBEROAMERICANO DE HISTORIA DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA En adhesión a los 150 años de la creación de la Biblioteca Central Juan José Montes de Oca (FM/UBA) y los 140 de la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento (SCA)
Viernes 20 y sábado 21 de setiembre de 2013
In memoriam del Prof Emérito Dr Alfredo Patricio Buzzi Presidentes del Congreso Prof Lic Norma Isabel Sánchez Prof Dr Carlos C Castrillón Presidentes honorarios del Congreso Prof Dr Ángel Alonso Prof Dr Federico Pérgola Comité de Honor Dr Eduardo Castro Ing Juan M Cardoni Dra Christiane Dosne Pasqualini Dr Sergio Provenzano Dr Alfredo Torres Comité Asesor Dr Hugo E Biagini Dr Luis A Gold Lic Eduardo Laplagne Dr Manuel L Marti Dr Juan C Stagnaro Dr Jorge R Vanossi Comité Ejecutivo Dr Alberto J Carli Ing Enrique Draier Ing Juan J Sallaber Dr Roberto Soto Dr José L Speroni Dr Adolfo Venturini Comité de Recepción Dr Carlos Azize Sr Agustín García Puga Lic José M Lentino Dr Norberto Sarubinsky Grafin Lic Daniel van Lierde Lic María T Di Vietro
Programa
La inauguración se realizará en la sede de la SCA (Santa Fe 1145, CABA) y las demás actividades en la FM (Paraguay 2155, CABA) Viernes 20 de setiembre 10,00 horas. Palabras inaugurales de los presidentes del Congreso 11,00 horas. Conferencia a cargo de la doctora Marysa Navarro (de EEUU), en la Biblioteca Domingo F Sarmiento de la Sociedad Científica Argentina 14,00 horas. Comienzan las mesas de trabajo 16.00 horas. Visita al Museo de Historia de la Medicina “Vicente Risolía”, a cargo del Dr Adolfo Venturini 16,30 horas. Reinician sus labores las mesas de trabajo 18,30 horas. Reunión en la Biblioteca Juan José Montes de Oca (4º piso de la FM/UBA) Palabras del doctor Roberto Soto y la licenciada María Teresa Di Vietro Visita a las dependencias de la biblioteca 19,00 horas. Conferencia de la doctora Norma Acerbi Cremades (de Córdoba) Sábado 21 de setiembre 10,00 horas. Mesas de trabajo 13,00 horas. Palabras de cierre del copresidente del Congreso Hemos organizado las siguientes mesas de trabajo: (1) Importantes bibliotecas iberoamericanas (o mundiales) especializadas en Historia de la Ciencia y la Tecnología y aspectos conexos (2) Sociología, filosofía e historia de la ciencia y la técnica iberoamericana (3) La ciencia iberoamericana anterior al siglo XX (4) La ciencia iberoamericana de los siglos XX y XXI (5)Temas libres Los trabajos, originales, deberán ajustarse a las consignas abajo detalladas. a.- Los resúmenes se recibirán hasta el 24 de agosto. Con un máximo de 200 palabras. Tipeados a doble espacio; en arial 10. Sin abreviaturas. Con palabras claves. b.- Los escritos definitivos se recibirán hasta el 10 de setiembre de 2013. No deberán superar las 15 carillas, escritas en una sola faz, en tipo de letra arial 11, a doble espacio. Con citas, de pie de página. También a pie de página debe consignarse la bibliografía. Los títulos (en ariel 12) y los subtítulos (en ariel 11), en mayúsculas y negrilla. No usar negrillas en el texto. No usar abreviaturas. En las citas de pie de página (modalidad): 1.- Libros: Apellido del autor, nombres. Título (en cursiva). Lugar, edición, año, p x-xx. 2.- Artículos: Apellido del autor, nombre, “Título del artículo” (entre comillas); en: (revista) xxxxxx (cursiva). Lugar, año, vol xxx, nº xxx, p x-x.
Comunicarse con algunas de estas direcciones: akohnlon@fmed.uba.ar / humanidades@fmed.uba.ar / sociedad@cientifica.org.ar
El legado del Dr. Cesar Milstein Una realidad productiva con desarrollo argentino
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uiso quedarse en el país, pero las circunstancias políticas de aquella época lo obligaron a volver nuevamente a Cambridge. Se lo recibió como titular docente e investigador del laboratorio de biología molecular del Medical Research Council y en 1984 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus trabajos en el desarrollo de los anticuerpos monoclonales. Su hallazgo abrió las puertas de la ciencia médica a un nuevo universo de aplicaciones. Diría Milstein, con la humildad que siempre lo caracterizó: “...el anticuerpo monoclonal es como una aguja en un pajar. Si tenemos un anticuerpo específico contra una sustancia, ese anticuerpo puede funcionar como un imán capaz de ignorar la existencia del pajar y reconocer exclusivamente la aguja. A los ojos de un anticuerpo, el pajar no existe...”. Este descubrimiento no solo abrió un nuevo camino para diversas aplicaciones en diagnóstico y tratamiento médico, sino que fue la piedra fundamental para avanzar en las nuevas técnicas de biología molecular y de la nanotecnología para uso clínico y productivo que hoy es vanguardia en la ciencia médica.
La reciente Ley 26.688 declara de interés nacional la investigación y producción pública de productos médicos entre otros, entendiendo a los mismos como bienes sociales y donde el proceso de sustitución de importaciones cumple un rol estratégico en la salud pública e implica un polo de desarrollo en el empleo de todas nuestras fuerzas científicas, tecnológicas y productivas pertenecientes a este sector. Argentina tiene el potencial para implementar estos emprendimientos con una integración pública - privada, donde unan recursos la Universidad, las organizaciones intermedias, el sector público y el sector empresarial productivo. En un país emergente como el nuestro, con recursos técnicos y científicos de prestigio internacional, no puede tener cabida la dependencia tecnológica y el gasto innecesario. Hoy, la ejecución de proyectos biotecnólogicos para uso clínico es una realidad para toda la línea de reactivos con sello nacional, estratégicos par el diagnóstico y tratamiento en endocrinología, HIV/SIDA y el cáncer. Como en muchos campos de la ciencia, Argentina ha contado con mujeres y hombres prominentes que han dejado un legado a la posteridad. El Dr. Cesar Milstein no abrió una puerta y está en nosotros el transitarlo y convertirlo en bandera.
Son tiempos de integración y de unir recursos. Son tiempos para comprender que la salud es un compromiso de todos. Es tiempo de iniciar una nueva era diagnóstica en productos biotecnológicos argentinos.
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