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Paco Aguado

PACO AGUADO (Periodista y escritor español)

Desde hace siglos el toreo, o la técnica de la moderna tauromaquia, se basa en la mera intuición y en el empirismo de los profesionales que lo han hecho evolucionar a golpes de cornadas y de triunfos. Esa experiencia y esa sabiduría “taurina”, para la que valía perfectamente el cruel dicho de que “la letra con sangre entra”, era guardada celosamente por los toreros, que ni la difundían ni se la transmitían a cualquiera. Les costaba tanto entender la sicología y el comportamiento del toro, tantos años de profesión y de sacrificios, que los viejos maestros escondían a los demás, como un valiosísimo tesoro de exclusivo uso personal, sus conocimientos adquiridos sobre el inquietante material con el que desarrollan su arte.

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El conocimiento profundo del toro -dentro siempre de los límites intuitivos, que no sobre argumentos medianamente científicos- quedaba así reducido a círculos muy selectos y excluyentes, formados por toreros -y no todos- algunos ganaderos inquietos y una minoría de aficionados elegidos que manejaban como arcanos reservados los distintos conceptos. Y, además, nunca pasándolos a negro sobre blanco, en escritos o libros, sino comentándolos verbalmente en tertulias vetadas para el resto de mortales no iniciados.

Es así como, desde aquellas viejas tauromaquias de los toreros de la Ilustración, se ha escrito y se ha investigado muy poco no ya de la ganadería de bravo y de sus distintas sangres -tema sobre el que hay miles de libros en los anaqueles- sino concretamente del comportamiento y de los instintos del toro durante la lidia, de sus motivaciones para la embestida y de las muy variadas formas en que ataca o se defiende en la pelea.

En ese prolongado contexto de secretismos, sale ahora a la luz este estudio de Pancho Miguel Aguirre, un ganadero de afición pero científico de profesión, que ha puesto su mirada en el mítico animal con un renovado espíritu analítico, haciéndose constantes preguntas para entender los cómos y los porqués de una actitud bovina sin parangón en ninguna otra especie de la fauna del planeta. Y de esas preguntas surge, como un potente foco que empieza a poner luz en la penumbra del conocimiento taurino general, esa reveladora teoría del depredador que ya avanzó en obras anteriores y ahora desarrolla extensa y detalladamente en estas páginas.

Y lo cierto es que llega a tiempo, en el momento más oportuno, en este arranque del siglo XXI al que se ha dado en llamar la época de la información y de la globalización. Pues ya que en estos últimos años y a caballo de las nuevas tecnologías hemos logrado que los conocimientos sobre cualquier materia se difundan por todo el mundo de una manera mucho más accesible y democrática, ¿por qué no hacer lo mismo con los viejos secretos de la tauromaquia?

Pero, más que viejos secretos, mejor sería calificar a las aportaciones de Pancho Miguel como nuevas revelaciones, pues sus estudios vienen a aclarar y a clasificar de una manera metódica y bien estructurada el desordenado y nunca reunido bagaje de experiencias de los profesionales. El autor ha conseguido elaborar un texto definitorio y de fácil entendimiento por el lector, ya sea experto o neófito en este campo, hasta el punto de que bien podría recomendarse su uso como guía para los alumnos de las escuelas taurinas o como libro de cabecera para los nuevos o viejos aficionados, pues ambos colectivos entenderán con él más y mejor el comportamiento del admirable toro de lidia.

Es bueno, sí, que se difunda el conocimiento del toreo. Y que nadie tema que con el desarrollo de su teoría el autor vaya a desvelar ningún tipo de “truco” que deba mantenerse sellado, sino más bien al contrario, ya que su intención es la de abrir más concretas vías de conocimiento sin ningún afán excluyente ni excesivamente determinante. Conocer al toro en profundidad es una manera de

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