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MIRADOR
La brecha digital, ¿nuevas soluciones a un viejo problema? Ricard Faura Homedes - Jefe de Servcio de Inclusión y Capacitación Digital de la Generalitat de Catalunya
Pocas cosas positivas nos ha dejado la pandemia que venimos sufriendo desde hace casi dos años, pero una de ellas, sin duda, es la evidencia de que las TIC ya no son un lujo ni un mero producto de consumo. Tener o no tener acceso a las TIC condiciona la calidad de la educación, las posibilidades de acceso y mejora en el mundo laborales, una mejor calidad de vida y de salud y la posibilidad de tener unas relaciones personales y familiares más intensas. Por el contrario, no tener un acceso de calidad a las TIC puede generar diferencias entre la población, diferencias que irán acrecentándose cada vez más entre la población excluida y la usuaria habitual de la tecnología. Es lo que se ha llamado Brecha Digital, fenómeno que existe des de hace muchos años y que ha condicionado el desarrollo social y económico de una parte de la población, condicionados principalmente por su situación social y/o geográfica.
el acceso de calidad a las TIC, tendrá que ser considerado, más pronto que tarde, un derecho universal Podría parecer que este fenómeno ha nacido de la mano de la reciente pandemia y su impactado en todo el planeta. Las largas temporada de confinamiento ha puesto sobre la mesa de responsables políticos, educadores,
sanitarios, dinamizadores sociales, etc., la necesidad de que la tecnología llegue a cualquier persona, tenga la condición social que tenga y viva donde viva. Pero lo que también ha quedado en evidencia la insuficiencia de tener solamente un acceso a las TIC y un uso limitado de ellas. Es necesario un uso y acceso de calidad. Es aquí donde nos tocaría determinar que entendemos por calidad y si esta calidad tiene que estar relacionada con el uso finalista que cada ciudadano necesita y espera de las TIC o, por el contrario, hay que establecer un criterio mínimo y universal, que iguale, de salida, a todo el mundo. Personalmente creo que no podemos clasificar a los ciudadanos por la calidad en el uso y disfrute de las TIC, según su potencial social y cultural. Las TIC nos tienes que igualar, como mínimo de “salida” a todos los ciudadanos. Por todo ella, el acceso de calidad a las TIC, tendrá que ser considerado, más pronto que tarde, un derecho universal. Es bueno que tengamos localizado y, sobre todo, consensuado el problema, ahora hace falta ponerse de acuerdo en cómo actuar para atacarlo y solucionarlo. Las TIC es un fenómeno de alcance mundial, pero los responsables de aplicar inversiones y políticas públicas tienen una visión eminentemente local. Estamos pues delante de la primera gran contradicción, ¿Cómo atacar un problema global desde las diferentes visiones locales?
la administración pública tiene que liderar el proceso, pero necesita la participación del sector privado, del tercer sector y de la sociedad civil La solución nos puede venir de la mano de que estamos hablando de un fenómeno con largo recorrido, y propuestas, reflexión, críticas a la búsqueda de estas soluciones durante todos estos años no han faltado. Repasando viejos documentos he encontrado referencias y estrategias presentadas en diferentes artículos, libros y congresos a finales de los años 90 i a principios de este siglo, donde ya hacía referencias al problema de la brecha