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EVANGELISTA DEL VINO

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MANUFACTURA 4.0

MANUFACTURA 4.0

Por Sheila Ramírez

APASIONADA POR EL CAMBIO

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LYDIA RICHARDS NACIÓ EN PANAMÁ Y ES UNA DE LAS SOMMELIERS MÁS INFLUYENTES EN ESTADOS UNIDOS. SU LABOR A FAVOR DE UNA CULTURA DEL VINO MÁS DEMOCRÁTICA Y LA PROYECCIÓN DEL TALENTO HISPANO SE HACE SENTIR CON FUERZA.

Cuando vivió en París, Lydia Richards tuvo la oportunidad de conocer las regiones vinícolas francesas. Ese sería su primer acercamiento a un mundo que, con el paso de los años, se convirtió en la pasión de su vida.

Después de mudarse a Nueva York en busca de hacerse un espacio en la industria de la moda, profesión que había elegido cuando aún era muy joven, Lydia comenzó a tomar clases de maridaje para despejarse del trabajo. Fue entonces cuando confirmó que quería capacitarse en el tema del vino. Los desafíos no se hicieron esperar. “Me sentía abrumada porque nadie se veía como yo. Éramos pocas mujeres y yo era la única latina. Al principio no me sentía a gusto, pero poco a poco encontré mi comunidad; a personas que también se sintieron ajenas al medio del vino porque parecía ser algo exclusivo de la élite”, confiesa.

Por eso, se propuso acercar a más personas a la cultura del vino de una manera más abierta, franca y sencilla. “Llegó un momento en el que dije tenemos que hacer algo diferente. El vino tiene que evolucionar y llegar a un nuevo consumidor”. Ya con la experiencia de haber trabajado en importantes empresas especializadas, como la minoristas Wine Cellarage, en el 2017 Lydia creó ‘Vino Concierge’, una consultoría de vinos centrada en relaciones públicas bilingües (español e inglés), educación, degustaciones y eventos.

En septiembre de 2020, la sommelier con certificación avanzada de la Wine & Spirit Education Trust (WSET) dio otro paso contundente al fundar, junto con sus colegas Maria Calvert e Ivonne Nill, la plataforma ‘Hispanics in Wine’: una plataforma social dedicada a amplificar las contribuciones hispanas y latinas en el ámbito del vino.

“Ahora lo que tratamos de hacer con la organización, es dar oportunidades de financiación y educación a los latinos que laboran en el sector del vino en Estados Unidos. Muchas personas latinas trabajan en los viñedos y en la producción, pero también son las menos favorecidas. Asimismo, buscamos apoyar a los pequeños importadores y productores”.

El emprendimiento que, el año pasado fue reconocido en la edición estadounidense de Forbes, está construyendo una comunidad entusiasta dispuesta a responder a un mercado que desea vivir nuevas experiencias alrededor del vino.

“Hay mucho que enseñar sobre los vinos hispanos, pero se puede perder información valiosa en la traducción. Así que es súper importante que las marca tengan embajadores que entiendan nuestra cultura latina, que la lleven en la sangre y que transmitan fielmente la historia de cada región vinícola”.

A Lydia Richards la mueve ese entusiasmo por conectar a más personas y el ánimo de familiarizarlas con un universo lleno de sensaciones. “Mi labor es ser una capitana que permita a los consumidores navegar seguros por el mundo del vino”.

Ella sueña con tener en un futuro su propia marca de vino. Mientras tanto, trabaja con esmero para seguir creando sinergia a través de ‘Hispanics in Wine’. “Estoy segura de que, entre más seamos, podremos cambiar el statu quo del vino en Estados Unidos y en Latinoamérica”, concluye Lydia con alegría.

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