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Desmitificando la visibilidad por Brenda Reyna

Con las mismas ganas que siempre tengo de platicar,… hoy por fin , tomare las letras, voz, fuerza e intimidad en mis manos, para hacerles saber… a sabiendas de que por fin me escuchan, que hoy se deja de ser invisible y es que a estas alturas y con 32 años encima, si algo aprendió Brenda es que al pasar inadvertida, tenía opciones para no sentirse sola en aquella soledad que había creado, créanme esta creación no se forzó , al crecer entre más de 100 primos y primas, tíos y tías, parientes y visitas, me educaron y criaron en una familia donde uno no es ninguno, dos son la mitad de uno y cada uno en ese su lugar dejaba de ser unipersonal para formar parte de un todo, digo ,no está mal, al final era para facilitar el reconocimiento nosotros, mi madre, hermano y yo por ejemplo éramos nombrados “los jorges” y justo aquí quiero empezar… al pasar como una prima, sobrina y nieta más, me aislé en ese pensamiento, pensé por largo tiempo que todo lo que hiciera y me gustara no valía la pena, pues a nadie más le importaba, así que asumí que si no era reconocido, plausible o escuchado no era visible, a eso también se le sumaban las mil inseguridades adquiridas y facilitadas por la sociedad, las etapas escolares y mi mamá, no es fácil y no hay ritual, hierba o artilugio que desvanezca ese sentir, pero saben llega un momento donde descubres que no esta tan mal sentir que pasas “desapercibida”.

Se que desapercibida es un término muy subjetivo, no imagino cuantos significantes puede haber de esa palabra, pero no me refiero claro a los brindados por el diccionario sino más bien al universo que cada uno de nosotros tiene como definición de esta palabra y como la adquiere socialmente hablando, en mi caso por ejemplo me refiero a la ausencia de ser apreciada.

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Al pasar de los años y después de que por fin y poco a poco aceptara mis inseguridades y transmutara mis pensamientos, descubrí que me gustaba, ¡extrañamente era todo! o talvez lo extraño es pensar que era extraño, durante mi deambular por esa vida he pasado por todo aquello donde me sea grato ser apreciada y reconocida, pase por lucha grecorromana, futbol, teatro, baile, literatura, masajes y por todas las subculturas, en cada una de ellas sentía que el molde de esa prima, esa

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tía y esa nieta se rompía o tal vez eso creía, pues justo en esa búsqueda me encontré con el gusto de ser vista, aceptada sentirme reconocida y es que en cada una de esas búsquedas, sabía que me miraban, y justo ahí, yo me reconocía y me gustaba , me gustaba y me gusta, que ególatra puede parecer el gusto por la búsqueda de esas miradas de ojos ajenos, llámense de hombre, mujer, maestro o familia, pero es que sé que en realidad en ese gusto encontraba mi autenticidad : en esos otros me buscaba a mi, en esas miradas yo me encontraba.

Recuerdo que cuando tenía 9 años para salvarme del bullying infringido por un niño que se burlaba de mis cachetes a todo volumen entre las calles, llegaba a mi casa y entre llantos me pintaba los labios con mi labial de Avon morado con diamantina, me sentía tan bien las lágrimas se desvanecían porque mis labios grandes en mi cara grande sobresalían y me sentía feliz, era como si esa capa labial me protegiera de cualquier ataque y aprendí que no tenía que disimular lo que a otros no les gustara sino a acentuar lo que querían que invisibilizara. No siempre fueron de reconocimiento o aceptación esas miradas muchas de ellas eran con una ceja levantada como tratando de entender y además haciéndome saber que me veía ridícula y que creen pese a que me llegaba a lastimar me seguia reconociendo; seria ingrato de mi parte no dar relevancia a mi familia, pues justo a ellos debo mi dolencia y empoderamiento, como dualidad, y es que pude readaptar una gran frase que ahora decreto, cuando estaba entre los 15 y era cual silla o mesa sin relevancia para ser vista, platicaban los mayores con aire de esperanza hablando de mí y dando ánimos a mi madre, solo es temporal, etapas “mejor cirquera de chica, que payasa de grande” no saben cuánto me enseñaron y como hasta ahora sigo ocupando esa frase, donde daban por hecho que aquellos gustos serian temporales y yo volvería a lo que todos consideraban “normal” en la familia.

Aun me interrogo en mi cuarto lila lleno de adornos y acomodado sutilmente como si fuera un escenario ¿Brenda crees que eres autentica? -(que difícil hablar de uno cuando estas acostumbrada

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a ser parte de un todo), mi egoísmo responde: espero serlo. ¿y porque lo esperas y que esperas en ello?

Lo espero por mí, porque me siento a salvo siendo honesta, no con los otros si no conmigo, porque sé que al serlo seré vista, y dejare de ser un todo y así no solo yo me veré como individual sino todos a mi alrededor se verán como uno solo porque habrá comparación y no querrán ser como yo.

Y es que es gracioso, pero siempre le ando dando permisos a mi cirquera, mis pasos pequeños se sienten como zancadas, constantemente ando en esa cuerda floja cual funámbulo, que porque ando rapada, que si muy escotada, que si el pelo de colores que si por lo uno o por lo otro, que si ya soy mamá... en fin mis acrobacias son variadas y yo me lo permito.

Aun espero saber ¿cuándo empezare a ser grande? Y ¿Cuándo me molestara parecer payasa?, no tengo una noción precisa de cuando tengo que empezar a actuar como mayor y espero no tenerla nunca, tengo dos hijas y aunque creyeron que con su nacimiento dejaría varias cosas fue lo contrario, ellas me inyectaron de esa sorpresa constante y me alentaron para hacerles shows constantes para su entretenimiento y educación fallo lo de ser mamá para actuar como se debe y no me preocupa.

Brenda: Es un gusto y privilegio tener tu atención, que bueno que te has dado un tiempo, ya respira un poco sé que eres la mujer de las mil cosas, pero qué bueno que te hayas encontrado y estés donde te gusta estar no lo imagine, pero si lo esperaba.

Es bueno que hayas dejado a un lado la idea de sentirte invisible, es bueno que ahora aceptes que la búsqueda de ser vista era la necesidad de saber quién eres en realidad, ser tu misma te va bien, que bonito que te hayas aceptado asi... en tu totalidad.

Se que fue difícil y sé que algunas mañanas aun te es complicado, pero si algo has aprendido en todo este tiempo es justo, el valor de equivocarte siendo tú, aceptando que no debes ser igual a todos y que esa diferencia te ha dado la oportunidad de ser y estar aquí. Agradezco hayas cuidado de nosotras, agradezco sigas pintando de colores tu cabello y les hayas mostrado a las niñas que agradar no es sinónimo de estar y ser feliz y sobre todo que no ser apreciada por los otros te hace perder el valor que tienes, es agradable envejecer sin saber cuándo serás grande...

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Brenda Reyna He aquí a una cirquera, que anda en su constante deambular tratando de encontrarse

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