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Autenticidad y autosabotaje por Elena Nezahualcoyotzi

Muchas veces tengo la sensación de que le doy mil vueltas a las cosas o que me justifico pensando o hablando de manera rebuscada, pero hoy mi intención es transmitir las pocas certezas que siento en la vida y una de ellas es (irónicamente) que no existe una verdad ni algo general para alcanzar la felicidad, incluso que tal vez ni siquiera exista y sea solo un invento para vender cremas, maquillajes, libros, tratamientos para adelgazar, aplicaciones para encontrar el amor y tantas otras cosas para convencernos de que necesitamos a toda costa convertirnos en modelos iguales en vez de aceptar que pueden existir muchas formas de vivir. Como resultado de ese bombardeo constante para intentar convertirme en otra persona, hoy a mis 37 años puedo decir que la mayor parte de mi vida me ha sido difícil aceptar mi propia historia, tan alejada del guión ideal o receta que al parecer no supe como seguir o se presentó en partes y en desorden.

Pero antes de seguir tratando de encontrarle sentido a la vida déjenme intentar presentarles a la que a veces me parece mi caótica, autodestructiva y sin rumbo yo. Elena a veces siente que nació en el planeta o tiempo equivocados. No le gusta maquillarse, peinarse ni nada de esas cosas a las que les llaman “arreglarse”, por supuesto solo en el caso de las mujeres, como si estuviéramos descompuestas por el hecho de nacer con una vagina. Dice esto para que se note que es feminista pero también porque algunas veces odia verse al espejo porque le recuerda un día mas que ya nunca tendrá un cutis terso de revista, un cuerpo 90, 60, 90 y un cuello de envidia que se supone las mujeres para considerarse bonitas deben tener, así que la conclusión lógica a la que llega en esos días malos es que no solo es fea sino horrenda.

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Pareciera que a veces quiere llevar la contra en todo y luego internamente se queja de no caber en ningún lugar y de que está sola en el mundo, pero en el fondo prefiere eso a tener que encajar en moldes que simplemente no le van. Aunque a veces le duele, después recuerda que prefiere pagar los costos sociales a los personales de no sentirse ella misma.

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A veces siente que su vida ha pasado en un parpadeo, no logra recordar cómo han pasado casi 18 años desde que su hija llegó a acompañarla en su familia rota y chiquita pero buena como dice Stitch; cómo logró aprender a vivir sin una mamá aunque rodeada de familia extensa durante la primera mitad de su vida pero sintiéndose completamente sola como si la hubieran dejado crecer como la hierba; cómo pudo por fin independizarse y encontrar un lugar que aunque pequeño a ella le parecía inmenso porque era donde vivía su Ohana; cómo pudo entregar su corazón, para después ver que lo rompieran tantas veces y aún así seguir de pie; encontrar amistades, familia simbólica, colectivos y trabajos que la transformaron de muchas formas pero que en el momento solo pudo interpretar como fracasos al no saber cómo despedirse.

Hasta hace poco creía que encontrar el sentido de la vida era una patraña y que al menos para ella la vida se trataba simplemente de sobrevivir, hoy cree que aunque aún puede haber días que desearía no haber salido de la cama, existen otros que le enseñarán algo de sí misma y que todavía puede encontrar formas de sacar las ideas que inundan su cabeza pero que el miedo hace que sigan atrapadas ahí.

Probablemente con esa presentación tengan más dudas que certezas sobre mi, y de ser así están en el lugar correcto, porque algo más que he llegado a aceptar es que no existe nada seguro que la vida solo es intentar y seguir intentando, sin dejar que el miedo al fracaso te controle; es así como una vez más me encuentro escribiendo.

Escribir me hace sentir totalmente vulnerable, la página en blanco me recuerda uno de mis más grandes fracasos al haber desperdiciado la beca para maestría que tanto había deseado, en una prestigiada institución internacional y sobre el tema que se supone me apasionaba y toda una serie de pérdidas y fracasos que lo propiciaron y se fueron acumulando casi en avalancha, como el fallecimiento de mi abuela, terminar con mi última pareja que creí ahora si era la buena, el trabajo que me generaba miedo pero que sentía había

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logrado llevar a cabo a pesar de todo, la ruptura inesperada y dolorosa con una de las familias simbólicas que me había enseñado tanto y me había permitido viajar y la pérdida de la sensación de libertad con el regreso de mi hija nuevamente a vivir conmigo. Pero 5 años después del derrumbe aquí estoy, una vez más intentando volcarme en letras con la esperanza de seguirme entendiendo y sobre todo para mostrarme como soy sin el miedo de fracasar una vez más o incluso a sabiendas de que puede suceder pero que no depende de mí, ni hay forma de controlarlo pero si de seguir encontrando formas de que eso no me afecte. De permitir que la vulnerabilidad me invada pero no que me destroce o derrumbe de nuevo.

Existen momentos cada vez más fugaces pero muy obscuros donde siento un nudo enorme en la garganta y me desborda el llanto, por la avalancha de pensamientos que se me vienen encima cuando siento que ya la regué y fui incómoda de nuevo, que ni siendo positiva, negativa, ni de ninguna forma logro que me noten, que sepan siquiera que existo. Siento el peso de tener que seguir transitando la vida sola, aceptando que todo fluye, que las personas y los momentos se van, aunque solo aplique en mi caso mientras las demás personas parecieran acumular cada vez más amistades, likes, logros, dinero, parejas y yo, yo solo aumento el vacío, la soledad y las pérdidas. Incluso me he preguntado si el tener un diagnóstico psiquiátrico sería el camino que debo tomar hacia la felicidad, si solo estando medicada podría ver el mundo de manera normal como parece que lo hacen las personas que si son aceptadas y queridas.

Las historias de personajes marginados son mis favoritas, como la del patito feo; aunque sus finales felices me provocan envidia porque encuentran por fin su hogar junto con compañía eterna e incondicional que les entienden, quieren y se quedan para siempre a su lado. Hoy intentando encontrar un punto medio donde no tenga que luchar todo el tiempo contra las que me han parecido injusticias en mi vida intento reescribirla enfocandome en lo que he logrado a través de vivirlas. Tal vez de esa forma encuentro mi propio camino fe-

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liz reinterpretando que el hecho de que el patito feo se diera cuenta que era un cisne y haya encontrado a su familia no es tan literal sino que puede ser una metáfora de mirarse con otros ojos sin importar el color, la belleza o estar solo, lo más importante es que se tenía a sí mismo y podía volverse una hermosa compañía si lograba dejar de compararse y reconocer que él era único y única era su historia.

¿Qué sientes al hablar contigo misma? Me provoca miedo porque en realidad no sé de cuál de mis monstruas hablar; entre la envidia, enojo, frustración, coraje, furia, indignación, comparación entre algunas otras. ¿Por qué les llamas monstruas y no emociones? Creo que les llamo así porque en ocasiones me han hecho daño e incluso me he aislado al hacerles demasiado caso, pero a la vez me gustan porque son diferentes y rechazadas como muchas veces me he sentido, así que me identifico con ellas.

Me gusta que pueden ser únicas y cambiar de forma, me han enseñado y acompañado cuando me he sentido sola. Por muy extraño que suene incluso me han enseñado a sentir, hay ocasiones en que me he sentido vacía cuando no están, como si todos los días fueran iguales y sin sentido. Creo que el tener la capacidad de enojarme por ejemplo me mueve el cuerpo y los pensamientos, en el momento puede ser doloroso, pero después puedo ver las cosas de formas distintas y reírme de las situaciones una vez que han pasado.

En otras ocasiones les sigo teniendo miedo porque es muy fácil que me ayuden a sacar toda la basura que tengo guardada en contra de mi misma, a pesar de eso últimamente estoy tratando de escuchar que me quieren decir o jugar un rato con ellas porque a veces solo son monstruas del pasado que probablemente me extrañen por el largo tiempo que compartimos y si les dejo estar el tiempo que necesitan en lugar de pelearme con ellas se van más rápido y hasta sus visitas son más esporádicas, he llegado a pensar que algunas se han transformado tanto que ahora hasta me empujan a probar situaciones y experiencias nuevas.

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Entonces, ¿con todas te llevas bien? De alguna u otra forma he llegado a entenderlas mejor, pero el idioma que todavía no logro descifrar es el de la envidia porque se presenta sin aviso tanto con personas desconocidas como con aquellas a quienes aprecio. Es como si creyera que el reconocimiento solo lo merecen las personas extraordinarias y que valen en la vida y al presenciarlo en otras personas es como si se prendiera dentro de mí una mecha explosiva de autodestrucción e invalidación. Además, sentir envidia hace que aparezca también la monstrua de la incongruencia que me hace sentir aún peor.

Male o Elena del pasado: No importa cuando leas esto, desafortunadamente esta no es una carta con fórmulas mágicas o pensamientos alentadores de que todo estará mejor. Habrá ocasiones en que todo se pondrá peor mezclado con algunos destellos de esperanza, que pueden darte la idea de que por fin conseguimos todo lo que deseábamos, solo quiero decirte que los disfrutes con todo tu ser, (que de hecho sé que al principio lo hiciste) pero que no te aferres a ellos como tu salvación la única que de algún modo u otro puede salvarte eres tu. Que tal vez sería buena idea hacer las paces con la soledad en lugar de andar buscando amores y familias que al parecer nunca vamos a encontrar o mas bien si, encontraremos varias pero en nuestro caso serán estrellas fugaces de las que insisto no debes aferrarte para evitar que el dolor de perderlas se prolongue y se convierta en sufrimiento crónico.

Lamento decirte también que en lo económico seguimos al día y que tampoco hemos encontrado un trabajo donde “nos aguanten” o que “aguantemos” ni una forma de generar ingresos propios sin depender de nadie pero lo importante es darnos cuenta de todo lo que hemos aprendido en cada uno, porque incluso del más nefasto en el que jamás te imaginas que vas a caer, sobre todo de ese vas a aprender muchas cosas, solo recuerda tener los ojos abiertos para notarlo.

Del estudio mejor ni te cuento para no asustarte o deprimirte pero algo que nunca hemos perdido es el seguir siendo autodidactas y curiosas así que aunque tal

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vez nunca lleguemos a ser maestras y mucho menos doctoras como en varios momentos soñamos, seguro que seguiremos aprendiendo mucho, por favor no lo deseches ni desvalorices solo porque no hemos juntado los plásticos o papeles necesarios para ser consideradas valiosas según la academia, en realidad tal vez ni siquiera era nuestro sueño sino de algunas personas que admiramos y solo queríamos imitarles creyendo que así lograríamos lo que a la distancia nos parecía un mejor camino que el nuestro.

En noticias más alentadoras te cuento que a pesar de que aún hay días que nos sentimos no únicamente solas sino hasta desoladas, al menos la idea de morir es cada vez más esporádica, si no es que muy rara ya, sé que tal vez no parece un gran consuelo sobre todo si lees esto en un momento obscuro pero créeme que lograr que las crisis duren menos y que no se vuelvan caparazones tan pesados que no nos dejan ni levantarnos si que es un logro y sobre todo te vas a sentir bien, si, a pesar de que odiemos esa palabra por ser tan plana e incluso parezca que llama a la mala suerte de que algo terrible suceda al nombrarla.

Te diría también que escuches a todas las personas que te han aconsejado meditar pero sé que no les harás caso, ni tampoco a mi y que simplemente tiene o tenía que suceder a su tiempo y que aunque no será una cura mágica ni mucho menos, increíblemente también ha servido para que el encontrarnos se sienta más cercano, no te garantizo que algún día terminemos de hacerlo pero lo que al menos sí espero es que dejemos de pelearnos y culparnos por las decisiones que hemos tomado en la vida.

Te cuento además, aunque es probable que no me creas, que envejecer (al menos hasta el momento que en realidad es apenas si la vista del inicio) no es tan malo, tal vez hasta sea el ingrediente que nos ayudó a aceptar por ejemplo el lugar en el que nos tocó vivir después del espacio que tanto nos costó tener durante 10 años y en el que disfrutamos, reímos y lloramos pero sobre todo crecimos.

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Y quién sabe tal vez lleguemos a un punto de tranquilidad en el que ya no sentirnos deseadas no signifique la peor tragedia del mundo sino librarnos de muchos problemas y encontrarle por fin el gusto a estar en paz por muy aburrido que te parezca a veces. Que aprendamos a compartir lo que somos, solo por las ganas de hacerlo y no para recibir la aprobación o alabanzas de nadie, sino porque creemos que el mundo sería un lugar mejor si las personas nos mostráramos sin máscaras.

Para la Elena que quiero llegar a ser: Tenía algo de tiempo que no te escribía, ¿recuerdas? Desde aquellos días en que empezamos a encontrar algo de luz en el camino durante la pandemia mundial que hizo que el mundo se detuviera de varias maneras, que nos permitió dejar el trabajo que tanto odiábamos y que a la vez abrió la puerta para adquirir el hábito de la meditación, encontrarnos en el libro Mujeres que corren con los lobos que tanto trabajo nos costó al principio y tomar un taller de monólogo autobiográfico que nos sacudió de distintas maneras. No sé si encontraste todo lo que estabas buscando o si lograste todo lo que alguna vez habías soñado pero de lo que espero si estarlo es que de alguna forma lograste vivir en Oaxaca, que tu y yo sabemos te alegra el corazón y la vida. Ahora caminas por sus calles no solo por unos días sino para despertar al día siguiente en esa hermosa ciudad como siempre deseaste.

Se que te costó despedirnos de varios pedazos de tu corazón que mejor no menciono para no ponerte triste pero sabes que de alguna forma siempre te acompañan, así como lo hizo tu mamá aunque fuera como recuerdo o ausencia durante toda tu vida.

Me da gusto saber que seguiste desprendiendote de más cosas e incluso de varios libros, manuales y hasta cuentos que creíste casi imposible soltar, porque viajar más ligera te ha permitido sentirte mejor y te da la libertad de moverte a donde tu corazón lo necesite. Me encanta la maravillosa forma en que lograste conjuntar las pasiones de tu vida como el feminismo, los cuentos, el reciclaje, algo de psicología, las series, los libros y los juguetes entre otras cosas. Ojalá algún día me

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cuentes cual fue tu secreto o logré yo misma descubrirlo pronto, aunque sería también una gran idea compartirlo de alguna forma para que aquellas que como tu que se han sentido perdidas, se den cuenta que uno de los secretos de la vida tiene que ver con la paciencia, algo que empezamos a desarrollar también por allá de los tiempos del covid y que nos ayudó para manejar la siguientes catástrofes tanto mundiales como personales que nunca faltan pero que ahora enfrentamos de maneras distintas a la de culparnos y encerrarnos en nuestros más grandes miedos.

No sé qué más decirte aparte de que estoy orgullosa de ti, así como eres sin quitarte ni agregarte nada y que si bien parece que nunca nos despediremos de las monstruas, ahora ya no nos hacen daño.

Ahora si me despido con la certeza de que encontraste lo que más necesitabas que era a ti misma, ah y no olvides comerte una rica tlayuda en cuanto puedas por mi. Eres lo más importante para mi aunque a veces pareciera que no era así, que se te olvidaba o no querías darte cuenta. Sé que ahora sí lo haces porque aprendiste a reconocer tu propio valor, sentir empatía por ti misma y tu historia así como lo hiciste con tantas mujeres a las que ayudaste, y ahora por fin lograste hacerlo por ti.

Elena Netzahualcoyotzi Inadaptada crónica, apasionada en busca siempre de nuevas aventuras y la justicia social. Estudió Psicología y la vida la hizo feminista,docente, activista, tallerista y cuenta cuentos, quiere algún día escribirlos también. Le encantan las distopías y la ciencia ficción.

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