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Mi experiencia como candidata

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Cine. The Father

Cine. The Father

POR MARICEL MARTÍNEZ VICENCIO

Abogada

Fui candidata a constituyente por el distrito 7 y he venido trabajando desde hace tiempo porque Chile tenga una Constitución que sea “la casa de todos y todas”, me resulta complejo relatar lo que ha sido este proceso porque surgen muchas vivencias en mi mente y quisiera contar cada una de ellas.

Este proceso no es nuevo, ni menos breve. Todo comenzó en el año 2015 cuando se empezó a hablar de manera clara sobre la necesidad de hacer un cambio constitucional. Participando en cabildos, conversatorios y otras actividades me di cuenta de que había personas que no entendían lo que era una Constitución, existía confusión respecto al tema. A la palestra salían diversos asuntos como el aborto, la pensión de alimentos la pena de muerte, cosas que por supuesto son materia de ley, pero difícilmente podrían ser parte de una nueva Constitución, ya que esta es más general, es el paraguas que nos va a cubrir a todos y todas, y esas ideas se fueron generando y aclarando en diversos conversatorios. Se hizo también hincapié en la importancia de estar informados como ciudadanos sobre el tema para luego poder intervenir. Desde un inicio he considerado que una nueva

Constitución debería ser participativa, de cara a la ciudadanía y no como las anteriores, que fueron redactadas siempre por un grupo de personas, siempre hombres, para hombres y con posturas particulares, de ahí la importancia de que este proceso fuera participativo, colaborativo y de puertas abiertas. Desde octubre de 2019 se comienza a escuchar con mucha más fuerza la exigencia de ponernos a

dialogar acerca de esta nueva Constitución. Entonces volví a participar en los diálogos constituyentes, que más que ser un servicio hacia mis vecinos y vecinas, fue una experiencia de vida. Todo lo anterior me dio la oportunidad de realizar conversatorios con diferentes personas y grupos, cada uno muy diverso. Estuve con las mujeres temporeras, con trabajadores de supermercados, con personas en situación de discapacidad, con mujeres dueñas de casa, grupos deportivos, por lo tanto todos estos diálogos me enriquecieron de manera personal. Y esa experiencia fue la que quedó plasmada también en cada una de las propuestas que estaban en mi programa, producto de escuchar y dialogar con la gente. Proposiciones que llevé a la mesa de mi partido, donde expresé que eran producto de un trabajo de base territorial y no elaboradas en la comodidad de una oficina. En esa instancia fui puesta como ejemplo entre mis propios pares abogados del PPD, ya que la experiencia se comenzó a replicar en otros lugares. También fui invitada a participar junto a chilenos residentes en el extranjero que pertenecen a la Orden, y que se han mostrado particularmente interesados en este proceso. Cuando empezamos a hablar del tema de la paridad, se sentían las voces de algunos hombres cuestionando la idoneidad de las mujeres para ejercer el cargo de constituyentes, y yo me preguntaba ¿tenemos a los hombres más idóneos para el cargo que están representando? Y comenzamos a hablar de paridad, la que he defendido no solamente a nivel político, sino también en el área pública y privada porque creo en la participación equilibrada de hombres y mujeres en las posiciones de poder y en la toma de decisiones en todas las esferas de la vida. Pienso que debemos ser capaces de generar más y mejores espacios para las mujeres, de crear políticas de gobierno que posibiliten derribar estas barreras estructurales de desigualdad que han permitido en Chile feminizar la pobreza a la cual le hemos puesto rostro de mujer.

En mi trabajo en terreno, me he encontrado con mujeres “aperradas” que crían solas a sus hijos, viviendo de lo que a veces el padre les colabora, trabajando en la feria, haciendo labores pequeñas para subsistir, ya que no cuentan con la red de apoyo para dejar a sus hijos al cuidado de alguien que les brinde protección. De las mujeres que más me llamo la atención fue una que tenía cuatro hijos, tres de ellos con un alto grado de discapacidad; ella se encargaba de hacerles todo, bañarlos, vestirlos, mudarlos. También me encontré con el dramático abandono de muchos adultos mayores. En Chile son las mujeres quienes se hacen cargo de

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