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Chile, donde la tierra se acaba

POR XIMENA MUÑOZ MUÑOZ

Profesora de Historia y Geografía Económica, Licenciada en Educación y

MALVA SÁNCHEZ ARAYA

Médica Veterinaria, Magister en Comunicación Social

Una de las teorías que explica el posible origen del nombre Chile es la del jesuita y cronista español Diego de Rosales, quien llegó al país alrededor de 1627 y en su Historia General del Reyno de Chile sostiene que el nombre proviene del término aymara Chilli, cuyo significado es “donde la tierra se acaba”.

Desde los tiempos de la Conquista el país ha sido descrito por distintos cronistas, poetas, soldados y viajeros como una tierra lejana con una naturaleza bravía e indómita.

Don Alonso de Ercilla y Zúñiga, que en 1557 integró la expedición del gobernador García Hurtado de Mendoza, al arribar a lugares como el Archipiélago de Chiloé pasó de ser un soldado conquistador a un descubridor, “Aquí llegó, donde otro no ha llegado”, que se asombra con esta naturaleza inclemente que a la vez brinda grandes oportunidades. Considerado por algunos como el primer geógrafo e historiador de Chile, para Pablo Neruda el “inventor de Chile”, en el poema épico La Araucana describe y hace un mapa literario de esta geografía que está en las antípodas

“¡Cuántas tierras corrí, cuántas naciones/ hacia el helado norte atravesando / Y en las bajas antárticas regiones/ el antípoda ignoto conquistado;/ climas pasé, mudé constelaciones,/ golfos innavegables navegando,/ extendiendo, señor, vuestra corona / hasta la casi austral frígida zona!”. 1 Y el abate Molina, destacado intelectual chileno del siglo XVIII que desarrolló gran parte de su obra científica en Italia, donde se radicó luego de la expulsión de los jesuitas crea en 1776 con el dibujante Giovanni Fabbri el primer mapa de Chile al cual se le nombra con el título Finis Terrae. Ya en el siglo XX Jaime Eyzaguirre en El Conde de la Conquista dice que “Hombres de coraje sin igual habían de ser para morar en este extremo del globo y mantenerse enhiestos…” “para vencer el imposible y montarse

1 De Ercilla y Zúñiga, Alonso. (1569). La Araucana. http://www. ataun.eus › bibliotecagratuita

FINIS TERRAE. PRIMER MAPA DE CHILE DEL ABATE MOLINA

ILUSTRACIÓN VELERO ANTIGUO

ENCICLOPEDIA SALVAT PARA TODOS EDITORIAL SALVAT

sobre la tierra indómita”. 2

Y a propósito de naturaleza indómita, Fernando Alegría comentando el libro Chile o una loca geografía, de Benjamín Subercaseaux, expresa que en esta geografía se aprende la estructura de una tierra que es un puzle, la naturaleza más llena de sorpresas que hemos conocido, donde las montañas se hunden y se levantan en el océano como en los dibujos animados, con un mar con piratas, pescadores y leyendas, con islas misteriosas y selvas espesas.3

Por otra parte, este país es una isla geográfica, en su extremo norte está separado del mundo por un amplio desierto, por el sur mira a la Antártica, por el este se encuentra la cordillera una enorme muralla granítica y por el oeste el mayor océano de la Tierra.

Y al océano de esta tierra lejana también llegaron navegantes de otros continentes.

Con el descubrimiento del Cabo de Hornos en el siglo XVI se abrió una nueva ruta marítima, una nueva vinculación planetaria, que favoreció económicamente al Reyno de Chile. Al principio fueron pocos los veleros que se atrevieron a doblar por el extremo más austral del mundo considerado en ese entonces un lugar próximo a los infiernos. Sus aguas peligrosas hasta hoy constituyen un desafío para la navegación.

A partir de entonces, empezaron a llegar numerosos buques que usaron la vía del Cabo de Hornos para recalar luego en Concepción y Valparaíso y seguir hacia el norte, venían principalmente desde el puerto francés de Saint Maló, centro comercial de la época y célebre por albergar barcos de corsarios. También navegaron por esta ruta famosos piratas ingleses.

2 Eyzaguirre, Jaime. (1951). El Conde de la Conquista. Santiago, Chile, Edit. Jurídica 3 Alegría, Fernando.(1941).Chile o una loca geografía. https:// revista-iberoamericana.pitt.edu › article › view

GABRIEL VENEGAS

ARRIBA, TORRES DEL PAINE. AL LADO, ESCULTURA ALBATROS EN CABO DE HORNOS. ABAJO, VALPARAISO

Fueron muchos los veleros que por allí pasaron y también muchos los que naufragaron.

En memoria de estos navegantes se levanta en el Cabo de Hornos la escultura de un albatros, ave que es el emblema de la Asociación de los CapHorniers antiguos marinos de vela que con el rango de capitán navegaron el cabo más austral del mundo y, junto a él, se encuentra el siguiente poema de Sara Vial: “Soy el albatros que te espera en el final del mundo. Soy el alma olvidada de los marinos muertos que cruzaron el Cabo de Hornos desde todos los mares de la tierra. Pero ellos no murieron en las furiosas olas, hoy vuelan en mis alas, hacia la eternidad, en la última grieta de los vientos antárticos.

Hay cantos de los marinos de Saint-Malo que dicen que llegar a Valparaíso era sinónimo de estar al otro lado del planeta, en tierras lejanas. Valparaíso, un puerto que despierta variadas emociones, es nombrado en canciones marineras nóminas de distintos pueblos y es el héroe en novelas de aventuras.

Este habitar en una “loca geografía”, en un lugar remoto y aislado de los altos centros culturales y comerciales del mundo, han puesto un sello en el carácter del chileno que se ha caracterizado por la sensación de lejanía. Hace unas cuantas décadas viajar fuera de Chile podía demorar meses y entrañar riesgo.

Según algunos historiadores, en el carácter chileno destacan ciertos rasgos positivos, entre otros, la so-

DE DIODE - TRABAJO PROPIO, CC BY-SA 3.0, HTTPS://COMMONS. WIKIMEDIA.ORG/W/INDEX.PHP?CURID=30421519

VISTA AÉREA DE EMBALSE EL YESO. CAJÓN DEL MAIPO

briedad, la sencillez, el estoicismo acompañado de la resiliencia, el amor al suelo, pero también hay rasgos negativos como el fatalismo, la pasividad, el inmediatismo, la inexpresividad.

De sobriedad y sencillez, hasta hace poco, los primeros en dar el ejemplo eran los Presidentes de la República que circulaban por las calles como un ciudadano más y vivían sencillamente. El chileno además tiene un fuerte lazo afectivo con el territorio que habita y el paisaje que marca su diario vivir.

“El hombre americano y chileno se ha definido como esencialmente telúrico”, escribió el historiador Rolando Mellafe en su obra “El acontecer infausto en el carácter chileno”.4

Los terremotos y otros desastres naturales lo han preparado para enfrentarse con estoicismo a las catástrofes y comenzar de nuevo con fuerza. También haciendo referencia a los movimientos telúricos que durante su historia han afectado al país, Ortega y Gasset en el discurso que hizo en la Cámara de Diputados de Chile en 1928 hace una similitud con el mito de Sísifo y dice: “Porque tiene este Chile florido algo de Sísifo, ya que, como él, vive junto a una serranía y, como él, parece condenado a que se venga abajo cien veces lo que con su esfuerzo cien veces creó…” El carácter nacional está conformado por la unión de sus cualidades y defectos y las épocas de mayor auge en la historia de Chile se han dado cuando ambos han estado en equilibrio, cuando la comprensión del aislamiento ha sido desde una perspectiva positiva por sobre la negativa.

Chile tiene una geografía imponente, que desafía no solo al geógrafo, al científico, al artista y al viajero, sino que también a sus propios habitantes, a los que al mismo tiempo ofrece generosas oportunidades. En palabras de Benjamín Subercaseaux “Chilli, donde se acaba la tierra según los aymaras a menos que sea donde comienza”.5

4 Mellafe, Rolando. (1980). El acontecer infausto en el carácter chileno, una proposición de historia de las mentalidades. Stgo. Chile. Atenea 442, 127. 5 Subercaseux, Benjamín. (1940). Chile o una loca geografía. Stgo. Chile. Ediciones Ercilla

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