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Estrategias para una educación dinámica y participativa

  • L. O. KARLA DENISSE CASTELLANOS SALAZAR | Docente

En la actualidad, se observan en el aula estudiantes de todas las edades. Las personas buscan desarrollarse profesionalmente sin importar su edad, o que ya cuenten con una licenciatura o una ingeniería terminada. Existen diversas historias que explican por qué decidieron reintegrarse al ámbito del estudio: la sed por aprender cosas nuevas, el deseo de innovar, o el interés por conocer los avances y tecnologías que ofrecen las nuevas generaciones, ya que todo esto lo aprendemos y absorbemos de los mismos docentes.

En estos últimos años, también se ha observado a docentes impartiendo clases desde una corta edad. Este tema es algo controversial y, personalmente, me he ido acostumbrando a ello con el paso del tiempo. Lo que trato de demostrar es que la edad no define los conocimientos; lo define la práctica, la investigación continua, la actualización constante y la disposición a hacer cosas que otros temen. La pregunta «¿qué tal si me sale mal?» no me detiene. Siento que esto es lo que me define tanto como docente y como optometrista: ser diferente y hacer las cosas de una manera distinta a lo habitual.

Por la cercanía de edades, tal vez mis clases son bien evaluadas por los alumnos. He estado en sus zapatos; sé lo que buscan, lo que quieren aprender y la manera en que les gustaría hacerlo. Hoy en día, si damos una clase solo hablando o presentando las típicas diapositivas, los estudiantes se aburren. Puede que al inicio de la clase presten atención, pero después de 20 o 30 minutos los perdamos, ya que no es un método de aprendizaje actualizado. Todos tenemos diferentes maneras de procesar la información, y en el aula asisten estudiantes con edades, gustos, emociones y maneras de pensar distintas. Por ello, se tiene que implementar un poco de cada uno de los métodos de aprendizaje primordiales.

Primero, el visual: usar presentaciones con imágenes, videos, y algo representativo que se pueda utilizar para mejorar la comprensión del tema. Luego, el método auditivo: estudiantes que aprenden con sonidos, lo que escuchan. Es el estudiante que puede no estar mirando al docente durante la clase, pero absorbe toda la información solo al escuchar. Es el método antiguo y más acostumbrado. Por último, tenemos el método kinestésico, el más moderno y que en la actualidad ha mostrado buenos resultados. Consiste en hacer manualidades o alguna actividad que funcione como retroalimentación del tema.

¿Cómo mejorar el método de enseñanza y aprendizaje en los alumnos dentro del aula? ¿Cómo hacer una clase más amena y divertida?

Utilizando un poco de cada uno de los diferentes métodos de aprendizaje, se puede hacer la clase más dinámica y entretenida. Aquí algunos pasos a seguir:

1. Visual: Usa imágenes, videos y diapositivas como apoyo visual. Estas herramientas ayudan a los estudiantes a visualizar conceptos y mantener su interés en el tema.

2. Auditivo: Explica con tus propias palabras, comparte anécdotas relacionadas con el tema y ofrece recomendaciones basadas en experiencias personales. Este enfoque enriquece el contenido y facilita la comprensión auditiva.

3. Kinestésico: Implementa actividades prácticas y dinámicas interactivas. Una actividad como método de resumen y cierre de la clase puede ser muy o dinámica se puede implementar con el tema visto, ya sea una manualidad, un juego de moda o una actividad que fomente la interacción entre los alumnos.

Fomentar el trabajo en equipo y una rivalidad sana entre los estudiantes puede hacer la clase más divertida y, al mismo tiempo, permitir al docente evaluar si los alumnos han prestado atención, si tienen dudas o si hay algo que se necesita reforzar. De esta manera, se cubren todos los puntos importantes y se garantiza que cualquier alumno pueda aprender de la manera que le sea más eficiente, sin perjudicar a ninguno.

Albert Einstein dijo alguna vez: «El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información». La experiencia es lo que se llevarán los estudiantes al finalizar sus estudios. Recuerdos de clases divertidas y significativas, donde además de recibir nueva información, aprendieron temas que despertaron su interés.

Aprender también puede ser divertido; solo hay que tener buena imaginación, iniciativa y hacerlo
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