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Alcanzar una meta implica primero soñar

Ma. Consuelo Borbolla Escobosa*

La Real Academia de la Lengua define una meta como el fin a que se dirigen las acciones o deseos de alguien; y soñar, como imaginar que son reales cosas que no lo son y desear persistentemente algo, a partir de estas dos definiciones, resulta sencilla la interpretación ¿correcto? Quizá interpretar o enlazar las ideas sea sencillo, pero ¿qué tal llevarlo a la práctica?

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Desde el plano personal, hasta el profesional, implica una serie de características y habilidades que en ocasiones no nos fueron inculcadas, en otros casos, no nos atrevemos a desarrollar y en el último y más triste, no nos creemos capaces siquiera de soñar.

Inicio mi reflexión a partir de una anécdota personal, hace algo así como 30 años conocí la docencia, claro, al amparo de la juventud y las ganas de comerme al mundo, era la actividad complementaria a mi desarrollo profesional, tiempo había y curiosidad también, ¿qué podía hacer falta?; día a día preparaba mis clases y sin apenas darme cuenta, la actividad docente me atrapó, desde hace muchos años consideraba la posibilidad de hacer la maestría, pero siempre había un argumento válido para postergarla, confieso que con los años iban perdiendo fuerza en mi convicción y la posibilidad de hacer la maestría era un sueño que veía posible alcanzar, sí, lo veía posible, alcanzable, los obstáculos sin apenas darme cuenta, se habían desvanecido; así empezó la aventura.

Hoy por hoy, el relato sería inútil si no llevara a un fin práctico, soy docente frente a grupo y sin duda alguna, dentro de los compromisos personales, está el ‘empujar’ a los estudiantes a dar lo mejor de ellos, a explotar sus capacidades y salir de la zona de confort que aparentemente los mantiene ‘en puerto seguro’, se dice fácil, ¿no?

Pues efectivamente, esa es la parte sencilla, estrategias didácticas actualizadas, incorporación de la tecnología a las actividades áulicas y espacios adecuados, sin embargo, soñar… ¿los enseñamos a soñar, a atreverse a salir de esa zona de seguridad y de ese proyecto cuadriculado de vida?, no, definitivamente no lo hacemos.

Ojo, no se trata de que nuestros estudiantes vivan en la fantasía, es cuestión de poner sobre la mesa los objetivos y sueños en un contexto de realidad, qué elementos tenemos para lograrlos, qué oportunidades, obstáculos y áreas de oportunidad, al respecto, Gabriele Oettingen , profesora de Psicología en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Hamburgo, centra su investigación en cómo la gente piensa sobre el futuro, y en el impacto que ello tiene en su cognición, emoción y comportamiento.

Oettingen ha creado varios modelos sobre cómo la gente piensa sobre el futuro y ha investigado la

Oettingen presenta a WOOP como una herramienta de autorregulación destinada a ayudar a que las personas dominen de manera efectiva tanto el desarrollo diario como a largo plazo de sus vidas

influencia del sistema cultural y político en el pensamiento optimista y en el comportamiento. Ella ha diferenciado entre las expectativas de éxito en el futuro y las fantasías de éxito en el futuro, identificando los patrones de cómo estas dos formas de pensar influyen en el esfuerzo real y en el éxito.

Oettingen ha desarrollado la Teoría de la realización de la fantasía, la cual afirma que cuando las personas contrastan sus fantasías acerca de un futuro deseado frente a la realidad actual, se induce una necesidad de actuar que produce la activación y el uso de las expectativas relevantes. Cuando las expectativas son favorables, surge un fuerte compromiso de cumplir las metas, y cuando las expectativas son desfavorables, el compromiso es muy débil.

Sin embargo, cuando la gente sólo fantasea acerca de un futuro deseado, o cuando sólo reflejan la realidad actual, emerge un compromiso moderado que es independiente de las expectativas. En definitiva, esta teoría sostiene que contrastar el futuro con la realidad presente, produce cambios cognitivos, emocionales y conductuales, y que los responsables de dichos efectos son los procesos cognitivos y motivacionales ajenos a la conciencia.

Basándose en el principio psicológico llamado ‘contraste mental’, que implica centrarse en el contraste entre los aspectos positivos de nuestro objetivo y los aspectos negativos de los obstáculos o de la situación actual, Oettingen ha desarrollado diversas estrategias para modificar la conducta, como por ejemplo, la llamada WOOP (Wish, Outcome, Obstacle, Plan). Mediante esta estrategia de entrenamiento, Oettingen afirma que la gente puede encontrar y cumplir sus deseos, además de cambiar sus hábitos.

Oettingen presenta a WOOP como una herramienta de autorregulación destinada a ayudar a que las personas dominen de manera efectiva tanto el desarrollo diario como a largo plazo de sus vidas. (http://tufeestudestino.com/gabriele-oettingen/)

“La solución no es dejar de soñar y de pensar en positivo, más bien, podemos aprovechar al máximo nuestras fantasías enfrentándolas a lo que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ignorar o descuidar: los obstáculos que se interponen en nuestro camino”, afirma Gabriele Oettingen, autor de «Rethinking Positive Thinking» e inventor del método WOOP.

Entiendo que enseñarles a soñar y dimensionar esos sueños en un contexto de realidad no es parte de la labor docente como tal, pero tengo la certeza de que es componente fundamental del compromiso moral de formar nuevas generaciones de profesionales. No podemos, ni como docentes ni como institución, considerar que el dinamismo mundial nos es ajeno, flaco favor hacemos a nuestra comunidad egresando jóvenes incapaces de competir en un panorama internacional, con talentos truncos, esperanzas limitadas y con sueños sin soñar.

La solución no es dejar de soñar y de pensar en positivo, más bien, podemos aprovechar al máximo nuestras fantasías enfrentándolas a lo que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ignorar o descuidar: los obstáculos que se interponen en nuestro camino”

GABRIEL OETTINGEN

*Docente Licenciatura en

Administración y Desarrollo

Empresarial

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