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Las consecuencias de vivir violencia intrafamiliar

PSICOLOGÍA

Monserrat Preciado Contreras*

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De acuerdo a la incidencia delictiva y llamadas de emergncia al 911 del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a mayo de 2021 hubo un porcentaje de 4.32% de llamadas reales reportando violencia familiar.

La violencia familiar es un problema de salud pública que lleva décadas sin una erradicación favorable para las víctimas, e involucra a hombres y mujeres de diversos estratos sociales y edades, también a niños, niñas y adolescentes provocando secuelas en su desarrollo físico y psicológico; de igual manera incluye a los adultos mayores afectando su integridad física, patrimonial, psicológica, emocional y sexual. Debido a esto resulta de gran relevancia hablar más acerca de este tema y revisar las cifras para su atención y prevención (Sánchez, 2021).

Desde hace aproximadamente dos décadas se comenzó a prestar más atención a la violencia familiar, estableciendo políticas públicas para cuidar la integridad física y mental y se realizaron algunas estadísticas, pues estamos hablando de un problema de salud pública con diferentes afectaciones sociales y económicas (Sánchez, 2021).

La violencia familiar es una realidad en nuestro país, sobre todo en el confinamiento provocado por la pandemia del virus Covid-19. Según el SESNSP de enero a marzo de 2020 existieron 3 963 866 llamadas al 911. De las cuales, las de seguridad representaron 60.68%, de tipo médico 14.16%, de asistencia 12.99% y de protección Civil 6.69%.

En 2016 los hallazgos en la ENDIREH destacaron que, en los últimos 12 meses, 10.3% de las mujeres de 15 años o más, fueron víctima de violencia por parte de algún integrante de su familia, sin distinguir al esposo o pareja. Según la gráfica de Tipos de Violencia Familiar de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares muestra que la violencia sexual tiene un 1.10%, la violencia física ocupa un 2.8%, la económica y patrimonial un 3.10% y por último, la emocional un 8.1% siendo este el tipo de violencia con más porcentaje.

Es importante hablar más acerca de la violencia psicológica o emocional, ya que esta es menos reconocida, pero es una de las más frecuentes en México. Incluye gritos, humillaciones, devaluaciones, amenazas, celos, insultos, amenazas de daño, intimidaciones, críticas constantes, posesividad exagerada, abandono, manipulación,

asignación de culpas por todo lo que sucede, aislamiento de familiares y amigos, etc. (García y Cerda, 2010).

La violencia psicológica familiar, tiene un impacto enorme en la salud física y mental de quienes la viven y puede tener consecuencias graves y a veces irreversibles, esto depende también de la severidad del daño provocado y de la duración. Las personas que viven o han vivido en situación de violencia familiar pueden verse afectadas de diferentes maneras, algunas de manera indirecta (niños y niñas siendo testigos de violencia entre sus padres u otros miembros en la familia) o de manera directa (siendo víctima de alguna modalidad de violencia), (García y Cerda, 2010).

Algunas de las consecuencias pueden ocurrir en diferentes áreas, como pueden ser: física, psicológica, conductual y social. Las lesiones físicas pueden ocasionar daño funcional, síntomas físicos, somatizaciones, discapacidad y hasta la muerte; también es muy frecuente la presencia de trastornos crónicos, como síndrome de dolor crónico, síndrome de colon irritable, trastornos gastrointestinales, fibromialgia, desnutrición u obesidad, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, etc.

Varias de las alteraciones psicológicas observadas con frecuencia son: baja autoestima, pesimismo, aislamiento, desesperación, tristeza, sentimientos de ira, miedo, vulnerabilidad y frustración, conducta agresiva y problemas en el funcionamiento global (social, escolar, laboral, etc.) Muchas de las víctimas pueden también presentar trastornos psiquiátricos: del estado de ánimo como depresión o distamia, de ansiedad como trastorno de estrés postraumático, crisis de pánico, ansiedad generalizada, etc., de la ingestión y conducta alimentaria como anorexia y bulimia, sexuales como conductas sexuales inapropiadas para la edad de la niña o niño, disfuciones sexuales, aversión al sexo, etc., del sueño como insomnio y pesadillas, abuso o dependencia al alcohol y otras sustancias, enuresis o encopresis y trastornos de la personalidad (García y Cerda, 2010).

De acuerdo a lo observado, a lo largo de este artículo, la violencia familiar no es algo que debe ser tomado a la ligera ya que puede resultar desfavorable para la víctima. Si estás viviendo violencia familiar de cualquier tipo es importante actuar cuanto antes para evitar las posibles consecuencias de este maltrato. Recuerda que no estás solo (a).

*Alumna de 9o. cuatrimestre de la Licenciatura en Psicología

Bibliografía:

García, L. y Cerda, B. (2010). Violencia familiar. Instituto Na-

cional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñíz. http://www.inprf.gob.

mx/transparencia/archivos/pdfs/violencia_familiar_2012.pdf

Gómez, C. y Sánchez, M. (2020). Violencia familiar en tiempos de Co-

vid. Mirada legislativa No. 187, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la

República, Ciudad México, 31p. http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bits-

tream/handle/123456789/4891/ML_187.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Sánchez, M. (2021). Violencia familiar: legislación nacional y políticas públicas.

Cuaderno de investigación No. 77, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República,

Ciudad México. http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/

handle/123456789/5339/CI_77.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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