Moldea tu
inteligencia cultural. Por Nancy Bravo
“La gota abre la piedra no por su fuerza, sino por su constancia.” Hace 18 años que resido en Alemania y, haciendo una retrospectiva de los cambios que he ido viviendo en mi trayectoria, los podría bien comparar con la metáfora de la montaña y el río.
Empezando por el entorno, todo parecía tan raro, tan diferente y extraño. De pronto, bajé a 8 msnm, rodeada de lagos, puentes, contemplando el río Elba en el puerto y los verdes bosques.
Yo vengo del Altiplano Mexicano, la ciudad en donde crecí está situada a 2,700 msnm, rodeada por una cordillera montañosa y tiene el imponente volcán inactivo, el Xinantécatl o Nevado de Toluca, como muchos lo conocen, por su cráter blanco copo de nieve en invierno. Esa fue mi realidad durante 25 años.
Es decir, mi vida se modificaba de golpe. Cambié el volcán Xinantécatl y las montañas, por el río Elba y, además, mi esposo es velerista desde pequeño, así que pasé del elemento tierra al elemento agua. De un momento a otro, surcar ríos y mares en un velero, no era lo mío. Al inicio me resistí, la pasaba mal, me mareaba, no le encontraba atractivo. Pero, cuando decidí dejarme ayudar y guiar, empecé a ver las bellezas naturales, a divertirme, a fluir y a ser, otra vez, yo.
Cuando decidí emigrar a la ciudad portuaria de Hamburgo, Alemania, no me preparé para el cambio, porque desconocía que era vital para mi nueva etapa.
La clave fue darme cuenta, de que debía gestionar adecuadamente mi inteligencia cultural, es decir, así como la montaña tan enorme, sólida, majestuosa
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