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MANUAL BÁSICO DE HISTORIA DEL ARTE que sirve en las habitaciones privadas de los monarcas, o el de aposentador de palacio, que le permite llevar la llave maestra con la que abre todas las puertas del palacio. Pero su máxima aspiración es recibir el hábito como Caballero de la Orden de Santiago, rango con el que el rey premia los servicios de guerra pero que hace extensivo en 1659 a Velázquez, después de que éste se esforzara en proclamar el carácter intelectual y, por tanto, noble de la pintura, que es su profesión. Esta batalla, ganada ya en el Renacimiento italiano, no se ha llevado a cabo en la España del siglo XVII, en la que un pintor aún se considera un simple artesano, por lo que depende del gremio y tiene que pagar un impuesto por sus obras. En este contexto, el logro de Velázquez adquiere enorme importancia, porque el medio con el que demuestra el carácter superior de la pintura y, por tanto, la mayor reputación social del artista es su propia obra. Con ella amplía las posibilidades del realismo, pues su objetivo no es pintar las cosas como son sino como se ven (Las Meninas). Esta nueva concepción de la pintura y el estilo que implica repercuten directamente en la segunda mitad del siglo XVII español, tanto en el ámbito cortesano, con Alonso Cano (1601-1667), Juan Carreño de Miranda (1614-1685), Francisco de Herrera del Mozo (16271685) y Claudio Coello (1642-1693), como en el sevillano, con Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) y Juan Valdés Leal (1622-1690). Pero, por encima de estas influencias, lo importante es que Velázquez se convierte en referente de la técnica pictórica moderna sobre la que, después del Romanticismo, se apoyan los impresionistas y, a partir de éstos, los artistas contemporáneos.
Aunque con vínculos muy fuertes con lo flamenco, las circunstancias históricas de Holanda en el siglo XVII motivan que en lo artístico sea peculiar respecto a otros centros europeos. Lo que hoy denominamos Holanda formaba entonces parte de las Siete Provincias Unidas, que se apartan formalmente de España en 1581, cuando las dos zonas de los Países Bajos se separan, lo que implica que Flandes dependa de la Corona española. La independencia de Holanda no se reconoce tácitamente hasta 1609, cuando comienza un período de paz con España que dura hasta 1621 con la Tregua de los Doce Años, momento en que se reanuda la guerra. Pero, desde un punto de vista jurídico, las provincias septentrionales no se desvinculan oficialmente de las meridionales y de España hasta 1648 (Tratado de Münster). A esto se llega porque, en un principio, las ricas ciudades holandesas ven peligrar sus antiguos privilegios ante el control ejercido por Felipe II, quien emprende una dura campaña contra los muchos protestantes allí establecidos. El resultado es una lucha por la libertad en todos los sentidos, que hace a Holanda única en la Europa del siglo XVII, tanto en lo que se refiere a la política y a la religión como a la economía y al pensamiento. Mientras Francia, España y Flandes se rigen por el absolutismo monárquico e Italia se somete a la autoridad del papado, la República de Holanda desarrolla un sistema democrático, mucho más efectivo que, por ejemplo, el veneciano. Los príncipes de Orange gobiernan hasta 1653, aunque con sus poderes muy limitados, pues establecen una fuerza militar, pero
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3.6. Holanda
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