Bótox: aplicaciones y resultados La búsqueda de una apariencia más juvenil ha crecido significativamente, aumentando la demanda de tratamientos estéticos como el uso de toxina botulínica tipo A -popularmente conocida como bótox- para contrarrestar los signos del envejecimiento.
Una de las alteraciones más reconocidas asociadas al envejecimiento facial es el desarrollo de las llamadas arrugas, que pueden dividirse en estáticas o dinámicas. Estas últimas son producidas por contracciones repetitivas de los músculos faciales y también por el envejecimiento del tegumento o de la dermis. Este envejecimiento que lleva a la formación
de los diferentes tipos de arrugas es generado por dos factores: en primer lugar, el denominado envejecimiento endógeno que está signado en nuestra información genética; y, en segundo lugar, el envejecimiento exógeno derivado de factores externos como exposición a rayos UV, consumo de alcohol y tabaco, entre otros.
Desde un punto de vista estadístico, el tratamiento estético global más elegido por el público es el uso de toxina botulínica, cuya inyección puede considerarse una opción terapéutica en varias situaciones debido a los múltiples usos que tiene hoy en día. Esta toxina es una de las herramientas más usadas dentro de la medicina estética y su aplicación
# 32 • JUNIO 2021 • Pág 21
Por Franciele Cominetti y Daniel Murillo, directores de Clínica Murillo