DE TODO CORAZÓN. Antología narrativa 2021-2022

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Medusa El aire se impregna de muerte y brisa marina, el sabor metálico de la sangre se combina con el salado aire del mar tempestuoso y el sudor que cubre las pieles desgastadas de los sobrevivientes, produciendo un aroma asquerosamente agradable, los alaridos de auxilio son ahogados por los gritos del océano, igual que como los más afortunados se ahogaron entre las olas del mar, la madera húmeda y ardiente se adhiere a la piel casi quemada por el sol, dejando una punzante sensación de dolor, a la derecha solo hay mar, a la izquierda hay muerte en forma de viseras rojas, a las espaldas los bramidos del mar, y de frente hay un grupo de esqueléticos hombres, si aún se les puede llamar así, viviendo el infierno marino, muertos en vida, cubiertos de sangre propia y ajena, el ardiente sol deforma sus rasgos, dando lugar a horribles rostros, que seguramente son solo la sombra de las deformadas caras que en realidad poseen, la boca tiene un sabor a cobre, producto de la sangre carmesí que sale de las grietas en la lengua y labios, la sed es brevemente saciada por el líquido rojo, pero pronto vuelve a azotar, al igual que el hambre está azotando por días, en la barca no hay espacio para más personas, igual que en el ambiente no hay espacio para la moral.

UVALLE MINJAREZ CARLOS EMILIO Animal pequeño Había una vez perro muy pequeño el cual tenía de nombre “chingaderita”. chingaderita era un perro feliz. Chingaderita vivía muy a gusto, pero un día se salió de su casa y se perdió. Podía apreciar este inmenso mundo con tecnologías hechas para embonar con partes del cuerpo humano. Un día Chingaderita seguía paseándose por las calles, cuando de repente vio a un perro más grande que se lo averiguo y lo mato destripándolo y desmembrándolo en una escena abominable digna de una película de guinea pig. Chingaderita murió y no hay nada que podamos hacer para que vuelva, está en la inexistencia y ahora es mucho menos que una Chingaderita, simplemente se volvió nada, desapareció y eso nos espera a todos nosotros independiente de que ganemos mucho dinero o cumplamos todas nuestras metas, porque así como a nosotros no nos importa la vida de chingaderita, al universo no le importa nuestras vidas y para este no somos más que... chingaderitas.

Ofelio el Dios del Apocalipsis Ofelio se encontraba tranquilamente con su pareja estando a punto de perpetuar el beso del payaso con ella. hasta que de manera espontánea Ofelio comenzó a oler un olor desagradable que no parecía ser la sangre que caracteriza este acto. Él podía percibir claramente un olor a suadero en la vagina de la dama. Pero como él había comido suadero, teorizo que se trataba de su propio aliento. En ese instante Rofoldo

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