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FE / Impacto – El 5 de mayo suele verse como un festejo mexicano y latino, aunque los que aprovechan la fiesta para brindar son más bien los anglosajones. En este 2020 esta celebración tiene un sabor más agridulce. Campesinos, trabajadores en la ganadería, y empacadoras, empleados de gasolineras, supermercados, lavanderías, repartidores de comidas a domicilio o mecánicos, la comunidad latina sigue trabajando y así este país sigue funcionando en su peor momento, con más de un millón de personas contagiadas por el coronavirus y 68.000 fallecidas. Sin embargo, el Gobierno de Donald Trump les niega papeles y ayuda. La agencia EFE se dio a la tarea de testimoniar como los latinos siguen al pie del cañón en estos duros momentos y, ante el creciente desempleo, dan “gracias a Dios” por seguir con salud, poder alimentar a sus familias y, muy importante para ellos, “servir a la comunidad”. Actualmente viven en EE.UU. unos 60 millones de latinos y son ya cerca del 20 % de la población. Un estudio del “Pew Research Center” asegura que 27,5 millones de los trabajadores en el país son latinos y, según su director de Migración Global, Mark Hugo López, “son los que tienen empleos que corren más riesgo de perderse que los de otros grupos de estadounidenses, pero no de manera abrumadora”. Cientos de miles de ellos,
Del 7 al 13 de mayo de 2020
NACIONALES
La salvadoreña Claudia Ramírez hace entregas de comida en Columbia, Maryland (EE. UU). EFE/ Edwin Ramírez.
dos los latinos venimos a este país a cumplir nuestros sueños y nuestras metas (...) con la confianza de Dios vamos a seguir adelante”. Con estudios superiores de Administración de Empresas, Claudia lleva dos años en Estados Unidos y dice que procura mantener su mente “despejada de preocupaciones”.
Nancy Cruz, de 55 años y originaria de República Dominicana, mientras dobla ropa en ‘Graham Laundromat’, el negocio familiar en el que trabaja en Brooklyn, Nueva York (EE.UU.). EFE/ Alba Vigaray.
Imagine un 5 de mayo del 2020 sin latinos
LOS LATINOS QUE PERMITEN QUE ESTADOS UNIDOS FUNCIONE EN ÉPOCA DE PANDEMIA como los denominados “dreamers” y beneficiarios del DACA (inmigrantes que llegaron de pequeños sin documentación en regla), son trabajadores de infraestructuras “esenciales”, como reconoce el Departamento de Seguridad Nacional: “Son necesarios para mantener los servicios y las funciones de los que dependen los estadounidenses a diario y poder operar de manera resistente durante la respuesta a la pandemia del COVID-19”. Los trabajadores latinos dicen que a veces se sienten más
“desechables que esenciales”, luchan por conseguir sus “sueños” en un país al que aman, pero sin olvidar sus raíces. Estas son algunas historias que representan a millones de trabajadores de la comunidad latina que trasmiten sus experiencias y sentimientos en estos duros momentos: CLAUDIA GARCÍA: “Mientras hay vida, hay esperanza”. Otro de los servicios esenciales y que forma parte de la cultura de
EE. UU. es el “delivery”, la entrega de comidas a domicilio. Bien lo sabe Claudia García, salvadoreña, 42 años. Reparte comidas a domicilio con DoorDash, un servicio similar al de Uber Eats, y en el que calcula que, en su zona de Maryland, más del 30 % de los repartidores son latinos. Claudia está satisfecha por poder seguir trabajando -tiene jornadas de hasta 10 horas-, cumplir con sus compromisos y seguir ayudando a su familia tras perder su empleo de recepcionista. “To-
ABRAHAM BELLO: MECÁNICO Y REVERENDO Abraham Bello es un mecánico peculiar. Este mexicano de Acapulco, de 47 años, lleva 23 en Estados Unidos. Tiene un pequeño taller en Harrison, en el condado neoyorquino de Westchester, y a pocos metros, en la vecina Abraham Bello trabaja en su taller en Harrison, Nueva York. (EE. UU). EFE/ Carles Escola.
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localidad de Mamaroneck, es pastor de la iglesia pentecostal Betel Casa de Dios. Por el día arregla autos y algunas tardes y fines de semana da la oración a su congregación. Ahora por Internet debido al coronavirus. Al decretarse el estado de alarma optó por cerrar un par de semanas, pero ya hace días que volvió a dar citas progra-
madas: “No es por necesidad, sino porque personas en trabajos esenciales deben arreglar sus carros”. Mecánicos como él permiten que médicos, personal de supermercados o transportistas, muchos de ellos latinos también, puedan seguir trabajando para mantener en pie un país del que él se siente “orgulloso”.
FAMILIA TAVERAS: Golpeada por el Covid-19 Ismael Taveras, su hermano Julio y su cuñada Nancy Cruz tienen una lavandería en el este de Williamsburg, en Brooklyn. Los tres dominicanos tuvieron el COVID-19 e incluso Julio, de 67 años y desde hace 10 residente legal en EE. UU., tuvo que ser ingresado en el hospital durante casi dos semanas. Nancy, de 55 años, se preocupa mucho de que todos respeten las normas de distancia social y no se acumule la gente: “Nosotros los hispanos no seguimos las normas, les mandé estar a seis pies y no quieren. Los americanos sí, pero los hispanos no respetan la ley. Y si la policía pasa y nos ve nos puede cerrar...”. A ntes abrían de siete de la mañana a once de la noche. Ahora, la mitad del tiempo, “Estamos a un 50 % de ingresos y hay días que mucho menos, ya que por la noche era cuando hacíamos el grueso”, lamenta Ismael, que está estudiando solicitar ayuda del Gobierno por los altos costes de las facturas de luz, agua y gas. HILDA MORALES: “En vez de esenciales nos sentimos desechables” Hilda trabaja en una empresa que empaqueta platos de comida para grandes superficies y restaurantes desde hace 20 años, cuando llegó a Vernon (California), una de las poblaciones con menos habitantes del país, “Estamos decepcionados: en vez de esenciales, nos sentimos desechables”, dice Morales al recordar que uno de sus compañeros murió recientemente víctima del coronavirus.