Jugando a ser diferentes, o el inicio de la resistencia “Si te das cuenta que eres esclavo, no aceptes las descripciones de lo real que te dan tus amos; no operes dentro de los límites de su universo moral”. Richard Rorty La reflexividad inherente a la condición humana marca el desarrollo de las sociedades, que generan ideologías dominantes, así como procesos de resistencia individual y colectiva. Con la complejidad y desgaste que implica, a lo largo de la historia siempre han existido personas que se inconforman y cuestionan el orden social y cultural establecido, cuando no impuesto. La resistencia es la puesta en práctica de una ética y política abierta al futuro, abre la visión a un mundo más justo que rechaza la instalación de la “normalidad” y las zonas de confort, y las identidades únicas y cerradas a cualquier cambio, que no han hecho más que limitar los mundos posibles. A final de cuentas sin la desviación a las normas, no sería posible el progreso de ninguna sociedad. RELATO ADICIONAL
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El alemán Nils Pickert asegura que a su hijo siempre le ha gustado usar faldas y vestidos, por lo que después de unos años optó por ayudarlo y vestir como él.
“A mi hijo de cinco años de edad, le gusta llevar vestidos, por lo que decidí cambiarme de domicilio a uno no tan tradicional y que él vistiera como quisiera” mencionó Pickert. El pequeño se fue quedando sin amigos y su padre se atrevió a ser su compañero de faldas para que no se sintiera solo. “Yo no quiero prohibirle nada a mi hijo, desde muy pequeño le gustaba usar vestidos y yo no soy nadie para prohibírselo” aseguró Pickert. Después de un tiempo el niño ha logrado adaptarse a su nueva vida y está muy orgulloso de su padre. “Después de tantas burlas de sus compañeros anteriores, le quise dar una nueva vida. Mi hijo estaba muerto de risa de que yo tenga vestidos también”, dice Pickert.
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