joyas de galicia
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texto: s. fraga fotografía: alicia d. sanisidro
Tras el escritorio de su despacho en la factoría principal del Grupo Calvo en Galicia, Luciano Calvo (Carballo, 1948) tiene una estantería en la que se combinan fotos familiares y piezas de productos históricos de la firma conservera que capitanea. Es una buena muestra de cómo se mezclan en su historia vital familia y empresa: nació sobre la pequeña fábrica que fue el germen de lo que ahora es una multinacional con presencia en 65 países, una flota propia de barcos factoría y transportes y cientos de trabajadores.
Luciano Calvo: «La empresa familiar es más ágil a la hora de tomar decisiones» English translation on page 93
Usted conoció los primeros tiempos de Calvo, la transformación de una pequeña empresa familiar en una compañía internacional. ¿Qué recuerda de aquellos primeros tiempos en los que su padre encabezaba el proyecto? La empresa que fundó mi padre en el año 40 era, hasta mediados de los 50, una empresa prácticamente artesanal. En verano se dedicaba al pescado y en invierno, como no lo había, compraba habas y las distribuía por España y Cuba. Era ya un negocio importante que daba muchos puestos de trabajo. A mediados de los cincuenta mi padre inventó una empacadora de conservas que nos dio el impulso definitivo. Es la misma máquina que tienen ahora presidiendo la entrada de este edificio industrial. Fue muy importante. Ayudó a democratizar el consumo del atún en lata pequeña y redonda. Antes ibas a la tienda, te lo cortaban y te lo daban en papel de estraza. Con esto se amplió mucho el consumo. Usted y sus hermanos estuvieron implicados en la empresa casi desde niños, ¿no es así? Pues sí, encima de la fábrica estaba nuestra casa y la vivíamos intensamente, aunque estudiábamos en internados fuera de Carballo.
Había que echar una mano, entonces. Sí, de pequeños siempre estábamos alrededor de los trabajadores y ayudábamos en lo que podíamos. ¿Le habría gustado haberse dedicado a otra cosa? Pues no. Desde pequeño me gustó y fui dirigido. En mi caso particular estudié Económicas y después de acabar la carrera me incorporé al negocio. Lo decía sobre todo porque al ser una empresa familiar parecía inevitable ese paso. Bueno, sí. En el caso de mis hermanos mayores, José Luis y Chicha, al acabar el bachiller ya se quedaron en la fábrica para dirigirla, y el tercer hermano, Manolo, ya fallecido, estudió Químicas y se estableció en Madrid, y se dedicó a la publicidad, pero también ayudó mucho al negocio: fue la persona que nos hizo salir en televisión e impulsó la famosa campaña de «Claro, Calvo». Luego llevó la división de flota pesquera y fue el impulsor de esta faceta de negocio tan importante. Se les conoce por muchas de las innovaciones de las que ya ha hablado: la empacadora, la publicidad… ¿Cuál cree que fue el principal avance que permitió situar a Calvo donde hoy está?