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AMARILO

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SMURFIT KAPPA

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AMARILO, una apuesta por construcción de país

La empresa colombiana, que en 2020 cumplió 27 años, se ha enfocado en una propuesta de urbanismo integral cuyo motor ha sido la innovación desde aspectos ambientales, sociales y tecnológicos.

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Dejar legado ha sido uno de los principios claves que ha acompañado a Amarilo a lo largo de sus 27 años. Desde que la idea se constituyó en 1993, como Inmobiliaria Mazuera, el compromiso ha sido crear hogares, construir ciudades y generar comunidades teniendo en cuenta tres pilares básicos: productos y procesos de alta calidad sin importar el sector, atención a los detalles y excelente servicio al cliente.

Luego de estudiar en la Universidad de La Florida y de pasar una larga temporada en Estados Unidos, Roberto Moreno, presidente de la empresa y quien ha liderado cerca de 70.500 unidades de vivienda, trajo a Colombia a principios de los noventa el concepto americano de comercialización de proyectos, lo cual constituyó un hito en el mercado inmobiliario.

Grandes salas de ventas con planos proyectados e iluminación, folletos impresos con toda la información acerca de la obra y parques de ventas de conjuntos residenciales, en los que, además de visitar el apartamento modelo, se podían encontrar áreas de fnanciación, créditos, subsidios, fducias y plazoleta de comidas fueron

iniciativas inéditas para un país que nunca había visto tal despliegue en la comercialización de proyectos. Sin duda, Amarilo marcó una tendencia en el sector constructor en Colombia, pues también fue la primera empresa del gremio en tener página web.

En septiembre de 2004, Mazuera cambió de marca a Amarilo. El nombre surgió de una convocatoria en la que participaron el publicista Claudio Arango, quien diseñó el logo de Juan Valdez —la marca de café colombiano más reconocida en el mundo—; Vicente Carvajal, que manejó el cambio de imagen de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB, y Juan Gallo, quien había diseñado el cambio de almacenes Ley y Pomona, dos de las más reconocidas cadenas de supermercados en el país.

La propuesta de Juan Gallo fue la ganadora de la convocatoria. En el libro que conmemoró los 20 años de la empresa, Roberto Moreno recuerda por qué se escogió el cuadrado para la marca: “Hay una esencia de lo que hacemos: crear espacios para la gente”. El color amarillo fue elegido por lo que representa: es el centro de la bandera de Colombia, es el oro, la alegría, el sol.

El camino de Amarilo inició con un proyecto de vivienda en Ciudad Tunal, en Bogotá, y fue liderado por el Banco Central Hipotecario. Se localizó en terrenos que bordean el parque El Tunal, que durante un fn de semana puede albergar cerca de 50.000 personas, y comprendió la construcción de apartamentos con una dotación comunal que incluía centros de salud y educativos, una iglesia y un centro comercial —uno de los primeros esbozos de lo que sería el concepto de ‘ciudades dentro de ciudades’—. El diseño urbano se basó en un sistema de piezas articulables que permitieron la delimitación de las distintas agrupaciones de edifcios que conformaban la ciudadela.

Otras dos construcciones que marcaron el inicio de la compañía fueron Hacienda El Cedro y Balcones de Contador, ambas en Bogotá. De ellas sobresalen la infuencia de la tendencia estadounidense de las townhouses (casas adosadas que comparten muros) y el trabajo colaborativo entre inversionistas, comercializadores, inmobiliarias y constructores.

Años después, en 1996, la constructora empezó a explorar otros segmentos inmobiliarios diferentes a los residenciales, como centros comerciales, logísticos y empresariales. Uno de sus proyectos destacados fue el centro comercial Hayuelos, en Bogotá, que se vendió completamente seis meses antes de la inauguración.

Aún en esta diversifcación, siempre han sido evidentes tres valores corporativos de Amarilo, que funcionan como columna vertebral, como base estructural y como conexión con las comunidades. Primero: la integridad, que implica que la compañía actúe en todo momento de manera recta e intachable, con honradez, respeto y transparencia frente a los grupos de interés. Segundo: el compromiso, que está relacionado, principalmente, con la conciencia que tiene Amarilo frente al desarrollo socioeconómico de las comunidades. Y, por último pero no menos importante, la sostenibilidad, por medio de la cual busca trascender, traducida principalmente en relaciones perdurables, basadas en la confanza y el equilibrio en todos los ámbitos: económicos, sociales y ambientales.

Ciudades dentro de ciudades

En 2005, de la mano de Rafael Obregón, empieza una de las apuestas más importantes de Amarilo: la construcción de ciudades dentro de ciudades. Es decir, proyectos integrales que, además de ofrecer buena infraestructura, permitan a los ciudadanos estar conectados con actividades cotidianas como ir al trabajo, estudiar y tener espacios de recreación.

“Creemos que no se trata solamente de llegar a construir dentro de un barrio un proyecto. Va más allá y es más lo que queremos lograr. Cuando construimos ciudades dentro de ciudades, estamos creando urbanismo ambiental y socialmente sostenible”, afrma Fernando Araque, gerente de desarrollo de Amarilo.

El concepto va más allá de la organización territorial de los proyectos. Las ciudades dentro de ciudades implican un acompañamiento social para que las familias se empoderen y se apropien del lugar en el que viven. De esa forma, se logra crear comunidad alrededor de las construcciones. Algunos referentes de este concepto dentro del portafolio de la compañía son Ciudad Verde, en Soacha; Hacienda Rosablanca, en Villavicencio, y Hacienda Casablanca, en Madrid, en donde se han enfocado en brindar mejor calidad de vida a sus habitantes.

Apuestas por la sostenibilidad

Hasta hace 20 años, se hablaba de sostenibilidad como un valor agregado en las organizaciones. Hoy, es un elemento inherente a Amarilo. Hace parte de su ADN. Por eso trabaja desde diferentes frentes no solo para tener buenas prácticas empresariales, sino para aportar en la construcción de país de forma integral, desde el punto de vista económico, social y ambiental.

La compañía ha sido consciente de la escasez de recursos naturales, el cambio climático, la falta de ética y transparencia, la infuencia de las redes sociales y las expectativas de grupos de interés. Justamente, estos elementos infuyen en la perdurabilidad de las organizaciones, su reputación, posicionamiento y desempeño fnanciero. Por tal razón, la sostenibilidad se convirtió en uno de los valores corporativos fundamentales y está integrada en el día a día, desde las decisiones que se toman en la alta dirección, hasta los procesos y operaciones.

Según el informe de Tendencias de Sostenibilidad 2019 de la consultora Deloitte, hay nueve tendencias claves en materia de desarrollo sostenible. Algunas de ellas, contempladas desde el trabajo de Amarilo, son: proyectos sociales, cambio climático y science based targets, innovación, fnanzas sostenibles y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En materia de esta última tendencia, la constructora participó en el diagnóstico de 21 empresas en Colombia y su relación con el Desarrollo Sostenible, como parte de la iniciativa Unidos por los ODS. Esto permitió sentar una línea de base sobre la contribución a las metas de los ODS y, a partir de ahí, defnir una estrategia para su fortalecimiento.

La apuesta de Amarilo no solo pretende dar valor agregado a sus compradores e inversionistas. También busca demostrar que va más allá de hacer edifcios: “Amarilo no se queda solamente en la construcción y ladrillos, nuestra apuesta también se enfoca en el fortalecimiento del tejido social. Así es como construimos ciudades más incluyentes”, comenta Claudia Fonseca, directora de comunidades de la empresa.

Desde el ámbito social, el eje principal es el Programa de Acompañamiento Social (PAS), que desde su implementación —hace más de 16 años— fomenta la creación de vínculos, la sana convivencia y el bienestar de la comunidad en la que están ubicados sus proyectos. A través de módulos, se explica a la gente temas de propiedad horizontal, se desarrolla un manual y comité de convivencia y se acompaña al consejo de administración.

Un aspecto fundamental dentro de estas formaciones es el trabajo con la población infantil y juvenil. En el caso de los niños, se hacen actividades de sensibilización en temas ambientales para que se conviertan en defensores de la naturaleza y en el caso de los jóvenes y adultos, se impulsan programas de liderazgo que benefcien a la comunidad, talleres formativos en temas como cultura ciudadana, deportes, políticas de buen vecino y manejo ambiental, en conjunto con la Fundación Origen y Corporación Responder.

Según datos acumulados al año 2019, el PAS se ha realizado a residentes o propietarios de 79 mil unidades de viviendas con aproximadamente 311 mil personas. También, ha desarrollado 4.623 actividades y, por ejemplo, desde el fútbol ha logrado dejar huella en cerca de 3.200 jóvenes. Uno de los programas más exitosos ha sido la Escuela de Gestores Comunitarios, que se dedica a la formación de líderes de las agrupaciones sociales. Por ejemplo, en la Agrupación Hacienda Casablanca, en Madrid (Cundinamarca), los gra-

Ciudad Verde

duados de la primera escuela han sido los líderes de la segunda promoción y de los procesos sociales de su comunidad.

“Queremos que la gente entienda nuestro interés por crear una colectividad dentro de la agrupación y que sea consciente de sus benefcios y de que nació como respuesta a sus necesidades”, cuenta José Vicente Ardila, presidente de la Agrupación Hacienda Casablanca y egresado de la primera escuela de gestores comunitarios.

Efciencia en recursos y materiales

La compañía también está comprometida con la optimización y el uso responsable de los recursos naturales. Es por eso que sus actividades están alineadas con la economía circular y con el objetivo de reducir las entradas y salidas de materiales, impactando positivamente en el medioambiente. Lo anterior no solo en las obras, sino también en salas de ventas y la sede administrativa.

Según el Informe de Sostenibilidad de la empresa, en 2018 se entregó el 75 por ciento de los residuos metálicos generados al proveedor de acero, con el fn de reciclar y reincorporarlo como materia prima. Más del 70 por ciento del acero utilizado en las obras fue material reciclado, siguiendo estrictamente con los protocolos de calidad.

Por el lado de los proveedores, de la mano de aliados expertos en temas de impacto ambiental, se ha venido trabajando en una serie de capacitaciones porque varios son pequeñas y medianas empresas que aún no tienen sufciente formación sobre sostenibilidad. Se tocan temas como la importancia de la construcción sostenible o cómo se puede aumentar la competitividad.

Edifcio Corporativo

hacer más efcientes procesos como planifcación, desarrollo, documentación y la obra en sí. Por ejemplo, en esta última, al momento de enviar los entregables y modelos, ya no se pierde tiempo en leer información varias veces porque cuentan con modelos 3D de los que se sacan cifras y se evalúan costos.

A lo largo de estos 27 años, además de reinventarse, Amarilo ha tenido mente abierta para idear diversas formas de construcción de país. Los esfuerzos no se han quedado cortos. Por el contrario, los proyectos a gran escala han sido su obsesión, con el fn de mejorar la calidad de vida de los colombianos. Su trabajo ha hecho que se diversifquen los productos inmobiliarios y que se le apueste, cada vez más, a Viviendas de Interés Social (VIS). Amarilo es una empresa resiliente, lo que ha logrado convertirla en un buen ciudadano corporativo.

LHH global ha venido intensifcando su propuesta de valor y servicios alrededor de acompañar procesos de transformación y cambio, fortaleciendo las capacidades de los líderes, los equipos y las personas, que es donde siempre ha estado involucrado y ha desarrollado su experiencia. De otra parte, la responsabilidad social es uno de los elementos que hacen presencia permanente en la operación de esta compañía, ya que genera a diario una contribución real, al ayudar a cientos de personas en su proceso de reubicación laboral en un nuevo empleo o en la independencia laboral, con el impacto que esto tiene en familias, el crecimiento y la prosperidad. Sin duda, el talento humano es parte vital en la operación de la frma, en cuanto buscan impactar la vida de las personas, el clima, la cultura organizacional de los clientes, así como también procuran –al interior de la compañía– asegurarse de que cada persona cumpla con sus sueños y anhelos profesionales e incluso los personales.

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