e d uc ati o n
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edu c a c i Ón
The Literary Canon in Schools
Let’s Foster Reading! Ronald Godoy, Stockton, CA
El Canon Literario en las Escuelas
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ecientemente, vi una entrevista a Jorge Luis Borges donde él manifestaba que decía a sus estudiantes de literatura inglesa que, si no les gustaba alguno de los libros asignados, que lo dejaran y que leyeran otro con el que sí conecten. Que, para escoger, había libros de sobra. Ese comentario me hizo reflexionar acerca del canon literario que se impone en las escuelas. Uno de los libros que más he disfrutado leer, ha sido, sin duda, el quijote de Cervantes. Sin embargo, recuerdo claramente que mi primer acercamiento a la obra fue en la escuela secundaria, en una clase de lengua y literatura. No fue poca mi sorpresa al ver el intimidante volumen del libro. Y es que, con catorce o quince años de edad, no solamente fue eso lo que actuó como disuasivo para apreciar las aventuras del ingenioso hidalgo, sino que también el lenguaje era bastante complejo para un adolescente. Me fue imposible leer los pocos capítulos asignados sin sentir que era tedioso. Ni hablar de La Celestina, El Lazarillo de Tormes, y el Cantar del Mío Cid, lecturas de una riqueza literaria enorme, pero lo suficientemente sofisticadas para desencantar a un adolescente del gusto por la lectura. Es indiscutible que existen obras literarias que representan el núcleo de un idioma y una cultura en sí. Clasificarlas por el valor cultural, artístico, y lingüístico que aportan es necesario para poder preservar aquel reflejo de las sociedades fundacionales que sostienen nuestro mundo moderno. Pero, es importante tomar en cuenta que la lectura es un hábito que ha venido perdiéndose en el tiempo, reemplazado por otras formas de arte y otros medios como el cine y la televisión, que ofrecen una experiencia distinta, pero, muchas veces, superficial y simplificada en comparación de los libros. No es
¡Motivemos la Lectura!
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ecently, I saw an interview of the Argentinian writer, Jorge Luis Borges, where he stated that he once told his English literature students that, if they did not like one of the books assigned for the class, to leave it and read another with which they do connect; that there were plenty of books to choose from. That comment made me reflect on the literary canon that is imposed in schools. One of the books that I have enjoyed congruente enseñar la literatura sin promover su continuidad, y promover su continuidad implica acercarla a los intereses y la realidad de los estudiantes para que estos desarrollen un amor por ella. Promover el hábito de la lectura es asegurar la continuidad de esta. Cultivar un hábito requiere abordarlo de forma efectiva, y es allí donde el rol de los continúa a la vuelta educadores
the most reading was, without a doubt, Cervantes’s Don Quixote. However, I clearly remember that my first approach to the book was in high school, in a language and literature class. I was surprised when I saw the intimidating size of the book. Because, at fourteen or fifteen years old, not only was the size of the book what acted as a deterrent to appreciate the adventures of the ingenious gentleman, don Quixote, but also the language was quite complex for a teenager. It was impossible for me to read the few assigned chapters without feeling that it was tedious. Not to mention La Celestina, El Lazarillo de Tormes, and El Cantar del Mio Cid, readings of enormous literary value, but sophisticated enough to disenchant a teenager from the taste for reading. It is indisputable that there are literary works that represent the core of a language and a culture itself. Classifying them by the cultural, artistic, and linguistic value that they possess is necessary to be able to preserve the manifestations of the foundational societies that sustain our modern world. But, it is important to take into account that reading is a habit that has been lost over time, replaced by other forms of art and other media, such as film and television, which offer a different experience but, many times, superficial and simplified. compared to books. It is not congruent to teach literature without promoting its continuity, and promoting its continuity implies bringing it closer to the interests and reality of the students so that they develop a love for it. Promoting the habit of reading is ensuring the continuity of literature. Cultivating a habit requires addressing it effectively, and that is where the role of educators play a critical part in the preservation of the habit of reading in our societies. Traditionally, language and literacontinued on next page ture courses have AUGUST 2020 Joaquín 5